Veganzones

Junto al río y el pinar

Las maltrechas arcas municipales requieren la colaboración de los vecinos para celebrar este fin de semana las fiestas en honor de la Virgen de la Piedra

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

La colaboración de los vecinos hará de nuevo posible que en unos días Veganzones se vista de fiesta. Este fin de semana, los actos en honor de la Virgen de la Piedra, una celebración veraniega surgida hace algo menos de dos décadas para animar la vida de los veganzonenses y sufragada durante años por el Ayuntamiento, ahora requiere la colaboración económica de sus habitantes.

Y es que una sentencia condenando al Consistorio a pagar 180.000 euros por un accidente mortal al atropellar a un zorro ha dejado muy maltrechas las arcas municipales, lamenta el alcalde de la localidad, José Antonio Hernando de Frutos, pues la condena supone casi el cien por cien del presupuesto anual del Veganzones.

Este palo a las arcas municipales ha hecho que los proyectos municipales se vean frenados. «Nos ha hecho polvo», exclama el alcalde. Aunque desde el Ayuntamiento no están dispuestos a que el pueblo, que acomete una fase de la necesaria renovación de redes, no continúe evolucionando y trabajan en la construcción de una piscina municipal y «lo que vaya saliendo», apunta el regidor.

Otra de las ilusiones es potenciar las actividades culturales y las otras fiestas, las de Santa Águeda, patrona del pueblo, que siempre se han festejado, pero a las que ahora se trata de dar una dimensión especial.

Pero si hay una dura batalla que librar es la de la despoblación. La construcción de ocho casas en cooperativa es un paso para contener la caída de habitantes ante la preferencia de los jóvenes de emigrar hacia las ciudades. Por ahora Veganzones, con otro movimiento migratorio, el de los extranjeros, logra mantener el padrón. Y es que los foráneos censados suponen más del 15% de los 330 habitantes del municipio.

En este sentido, José Antonio Hernando de Frutos apunta la necesidad de elaborar un estudio que establezca las pautas para asentar habitantes, a la vez que las instituciones prestan su ayuda para alcanzar esta meta. «Deben ayudarnos, sobre todo a los pueblos pequeños porque no tenemos recursos», reclaman el regidor.

Paisajes y monumentos
Y es que ya ni siquiera uno de los jugosos ingresos que hace años tenía el pueblo ahora reporta dinero. Aunque la industria del manipulado de la madera sigue siendo importante en el pueblo, la resina de sus extensos pinares da poco rendimiento en un pueblo, que, como en muchos otros, se dedica a la agricultura y la ganadería. Unos pilares económicos que, una vez que los campos de cereal se han segado, ceden el protagonismo a los girasoles. Justo antes de alcanzar su madurez, adornan de una manera especial con su llamativo amarillo los alrededores del pueblo.

Las lagunas, con la rica fauna que allí vive, y el río Cega que surca el término son otros de los paisajes que cautivan la mirada al pasar por Veganzones, donde también destacan la Casa Consistorial, la iglesia de Santa Águeda y el monumento a Cristo Rey, junto al que los que los vendedores ambulantes que suplen la carencia de tiendas despachan su género a los clientes, mucho más numerosos durante el estío.

Incansables danzantes

Los hombres de Veganzones danzaban y paloteaban durante horas en la fiesta del Corpus

Isabel Jimeno.

El grupo de danzantes de Veganzones, en el año 1933. / El Norte

La colaboración de los vecinos hará de nuevo posible que en unos días Veganzones se vista de fiesta. Este fin de semana, los actos en honor de la Virgen de la Piedra, una celebración veraniega surgida hace algo menos de dos décadas para animar la vida de los veganzonenses y sufragada durante años por el Ayuntamiento, ahora requiere la colaboración económica de sus habitantes.

Y es que una sentencia condenando al Consistorio a pagar 180.000 euros por un accidente mortal al atropellar a un zorro ha dejado muy maltrechas las arcas municipales, lamenta el alcalde de la localidad, José Antonio Hernando de Frutos, pues la condena supone casi el cien por cien del presupuesto anual del Veganzones.

Este palo a las arcas municipales ha hecho que los proyectos municipales se vean frenados. «Nos ha hecho polvo», exclama el alcalde. Aunque desde el Ayuntamiento no están dispuestos a que el pueblo, que acomete una fase de la necesaria renovación de redes, no continúe evolucionando y trabajan en la construcción de una piscina municipal y «lo que vaya saliendo», apunta el regidor.

Otra de las ilusiones es potenciar las actividades culturales y las otras fiestas, las de Santa Águeda, patrona del pueblo, que siempre se han festejado, pero a las que ahora se trata de dar una dimensión especial.

Pero si hay una dura batalla que librar es la de la despoblación. La construcción de ocho casas en cooperativa es un paso para contener la caída de habitantes ante la preferencia de los jóvenes de emigrar hacia las ciudades. Por ahora Veganzones, con otro movimiento migratorio, el de los extranjeros, logra mantener el padrón. Y es que los foráneos censados suponen más del 15% de los 330 habitantes del municipio.

En este sentido, José Antonio Hernando de Frutos apunta la necesidad de elaborar un estudio que establezca las pautas para asentar habitantes, a la vez que las instituciones prestan su ayuda para alcanzar esta meta. «Deben ayudarnos, sobre todo a los pueblos pequeños porque no tenemos recursos», reclaman el regidor.

Paisajes y monumentos
Y es que ya ni siquiera uno de los jugosos ingresos que hace años tenía el pueblo ahora reporta dinero. Aunque la industria del manipulado de la madera sigue siendo importante en el pueblo, la resina de sus extensos pinares da poco rendimiento en un pueblo, que, como en muchos otros, se dedica a la agricultura y la ganadería. Unos pilares económicos que, una vez que los campos de cereal se han segado, ceden el protagonismo a los girasoles. Justo antes de alcanzar su madurez, adornan de una manera especial con su llamativo amarillo los alrededores del pueblo.

Las lagunas, con la rica fauna que allí vive, y el río Cega que surca el término son otros de los paisajes que cautivan la mirada al pasar por Veganzones, donde también destacan la Casa Consistorial, la iglesia de Santa Águeda y el monumento a Cristo Rey, junto al que los que los vendedores ambulantes que suplen la carencia de tiendas despachan su género a los clientes, mucho más numerosos durante el estío.

Siempre especial

La fiesta de Santa Águeda ha sido desde hace años importante en Veganzones, donde la mártir siciliana es la patrona de la parroquia de la localidads

Isabel Jimeno.

Los palos volvieron a sonar hace unos días por las calles de Veganzones. Fue la fiesta del Corpus y con ella las danzas regresaron para animar las calles de la localidad, aunque ya no es como antes. El empeño de unos cuantos contribuye a mantener viva esta tradición, pese a que la fiesta ha perdido parte de la belleza y el atractivo que tenía antaño. Los altares distribuidos por el pueblo siguen adornando Veganzones para que los danzantes se muevan con soltura ejecutando delante de ellos piezas del paloteo, algunas características y únicas de la localidad.

La fiesta no es tan vistosa como antaño, cuando la música y los palotes sonaban desde primera hora el día del Corpus, antes celebrado el jueves, y en la Octava. Desde que se trasladó la fiesta, ya solo hay un día, el domingo.

Si el Corpus es un día señalado, también lo son San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, y la Virgen de la Piedra, la fiesta mayor de Veganzones, que se celebra a principios de agosto.

Como en otros pueblos, también hay un día muy importante en este municipio, pero con un motivo especial. Son muchas las localidades que en los últimos años se han unido a la recuperación de la celebración de Santa Águeda. En Veganzones, aunque con variaciones a lo largo del tiempo, nunca se ha perdido. La de Zamarramala es la más conocida de la provincia, pero en Veganzones el 5 de febrero siempre fue un día de fiesta. No en vano, la mártir siciliana es la patrona de la iglesia parroquial y su nombre lo llevan muchas mujeres del pueblo.

Hace años era una de las más importantes. Era la única de esa fría época en el entorno, por lo que vecinos de pueblos cercanos iban para participar en la fiesta, que continúa manteniendo la misa y la procesión. Además, desde hace unos años, las quintas se atavían con el traje típico de segoviana para sacar a Santa Águeda.

Lugares para el ocio

El municipio de Veganzones está pendiente de concluir la última fase de la piscina municipal

Isabel Jimeno.

El de Veganzones es uno de esos casos que pone claramente de manifiesto cómo la llegada de inmigrantes contribuya a mantener la vida del pueblo. Se nota, sobre todo, en la escuela, que continúa con dos aulas abiertas en buena parte debido a los niños de otros países, que suponen cerca de la mitad de la docena de escolares del centro. «Si no, probablemente, el colegio hubiera cerrado», advierte el alcalde, Juan Carlos Hernando de Frutos.
Además, la llegada de familias procedentes de otros lugares del mundo, que supone más del 18% de los habitantes, permite que el padrón se mantenga en los últimos años relativamente estable por debajo de los trescientos habitantes.
La oferta de puestos de trabajo en la ganadería y en la industria maderera que tanta tradición ha tenido en este pueblo enclavado junto al pinar, en la ribera del río Cega, es un reclamo para la llegada de gente. Aún así, la actividad vinculada al monte ya no es lo que antaño, cuando generaba importantes ingresos a las arcas municipales.
Esa reducción de los rendimientos forestales, unida a los escasos ingresos derivados de la construcción y a la multa que debió pagar el Ayuntamiento por un mortal accidente en el término municipal hace unos años, apenas dejan margen de maniobra para pensar en grandes proyectos de futuro para seguir mejorando las condiciones de vida en Veganzones.
Aún así, el Ayuntamiento no renuncia a llevar a cabo nuevos proyectos. «Nunca puedes decir ya he terminado», advierte Juan Carlos Hernando. Entre las iniciativas en marcha, mejorar las redes de abastecimiento y saneamiento, las pavimentaciones de las calles y concluir la tercera fase de la construcción de la piscina municipal. Pero todo con calma, al ritmo que llegan las subvenciones, pues los recursos municipales están bajo mínimos.
Aunque la población infantil y juvenil de veganzonenses es escasa, otra de las iniciativas es remodelar el viejo salón baile para "poder darle más uso" y no utilizarlo sólo durante las frías fiestas de Santa Águeda en febrero, las celebraciones pequeñas de Veganzones. La idea es contar con un lugar de ocio y poner juegos para que «los chicos puedan estar allí», apunta el alcalde.
También para atender, sobre todo, las demandas de la población más joven, el Consistorio sigue reclamando la llegada de la conexión ADSL a Internet, aunque por el momento cuenta con acceso a través de Iberbanda. "Llega a muy pocos hogares y la batalla es para que tenga acceso todo el mundo", reclama el regidor, a la vez que se queja de las malas condiciones en que también llega la señal de televisión a Veganzones.

La prosperidad de la independencia

Veganzones compró a Felipe II su propia jurisdicción para que la localidad no se entregase a ningún señor

ELENA RUBIO ARAGONESES

Veganzones se halla situado en el centro de la provincia, marcando la frontera norte con el término judicial de Segovia. A principios del siglo XII estas tierras eran posesión de la Diócesis segoviana porque la reina Doña Urraca las había donado a la Iglesia, junto con las de Caballar y Turégano.

Por aquel entonces se conocía a esta localidad como 'Vega de Infançones', nombre que quiere decir 'Vega de Infanzones'. Los infanzones eran los nobles de menor categoría, colaboradores directos de los magnates en la repoblación o altos nobles encargados por el soberano.

La figura del infanzón era la que ostentaba el derecho especial de admitir repobladores, pues en aquella época faltaba gente. Cada repoblador hacía lo que estaba en su mano para que no abandonaran sus tierras. Ese derecho era en realidad una invitación del rey para que esta clase social se rodease de labradores.

La importancia de precisar que la localidad era de infanzones radica en que también había villas libres, cuyos habitantes eran pequeños propietarios, dueños plenamente de sus destinos y con la esperanza de ser algún día caballeros.

Tuvieron que pasar cuatro siglos para que el término pasase a ser villa de relango, según recoge un documento fechado en 1615 y que se conserva en el Ayuntamiento. En ese escrito se explica que el concejo de Veganzones compró a Felipe II su propia jurisdicción, abandonando el señorío episcopal y pasando a ser, como reza el texto, «villa de sí y sobre sí», sin que ya pudiera ser entregada a ningún otro señor.

Patrimonio arquitectónico

Los nuevos aires de independencia local trajeron la prosperidad al lugar y el pueblo encargó al famoso arquitecto Pedro de Brizuela la construcción de la nueva iglesia parroquial de Santa Águeda, cuyas obras se terminaron en el año 1630.

El templo tiene planta de cruz latina y su espléndida arquitectura es de clara influencia herreriana. Destaca su chapitelada torre. En el exterior, en la fachada sur de la iglesia de Veganzones, se mantiene a duras penas la cara de un reloj de sol. Las líneas horarias ya están muy poco marcadas en la piedra y apenas se distinguen. No obstante, sí que se puede observar que el reloj fue corregido en su trazado original, ya que están dobladas las horas de las siete y ocho de la mañana así como las de las tres, cuatro y cinco de la tarde.

Delante de la fachada principal de la iglesia se exhibe un pináculo con un monumento a Cristo Rey, obra del escultor de Aguilafuente, Florentino Trapero. Pero éstos no son los únicos monumentos religiosos del pueblo.

En el lado derecho de la carretera que conduce desde Veganzones a Cantalejo se encuentra la ermita del Santo Cristo del Humilladero. Es un edificio de planta rectangular que fue edificado en 1732, dato que se conoce porque hay una inscripción sobre la ventana de poniente.

En el muro norte existe otra ventana de amplias dimensiones en forma de arco de medio punto, protegida por una reja, desde la que se divisa un retablo barroco con la imagen del Cristo que da nombre a la ermita. En uno de los sillares de esa ventana existe una inscripción que dice: 'Concedió el señor Obispo de Segovia 40 días de indulgencias a los que rezaren en esta ermita'. En la fachada oriental hay una puerta muy decorada que da paso al cementerio.

La villa de por sí y sobre sí

Un privilegio real dio la independencia a la localidad, tras el pago vecinal

MÓNICA RICO | SEGOVIA

Vista de la torre de la iglesia de Santa Águeda desde la calle de Eleuterio Adrados.:: MÓNICA RICO

Desde siempre, el esfuerzo de los vecinos de Veganzones ha sido de importancia, incluso histórica, y gracias a sus gentes se obtuvieron riquezas para emprender importantes proyectos o campañas. Hoy estos proyectos se centran en la recién inaugurada piscina municipal, hace tan sólo unos días, y en la pista de pádel. Dos iniciativas con las que el Consistorio de la localidad ha intentado dotar a los vecinos de mejores servicios para su ocio y tiempo libre, pero a su vez para mejorar su salud y bienestar. Porque la mejora de las infraestructuras deportivas ha sido y continúa siendo uno de los caballos de batalla en esta legislatura.

La historia también nos cuenta cómo el municipio ha trabajado siempre por sus intereses, desde su pertenencia a obispados y Reyes hasta su lucha por su independencia. Una de las primeras referencias que existen del municipio nos traslada al año 1122, cuando la reina Doña Urraca donó al Señorío del obispo las villas de Turégano y Caballar, dentro de cuyos términos se poblará el actual Veganzones, que en aquella época aparece nombrado como Vega de Infançones.

La jurisdicción obispal y la posibilidad de pertenecer a un señor particular, que no trabajara por el bien de los vecinos, llevó a éstos a pagar su propia independencia para no depender de nadie. Esto ocurrió en el año 1579, pero hasta el año siguiente no se entregó a la villa su propia jurisdicción, aunque el privilegio no se firmó hasta casi cuarenta años después.

En el Ayuntamiento aún se conserva el documento, fechado en el año 1615, ya en el reinado de Felipe III, en el que se constata que el concejo de Veganzones compró en tiempos del rey Felipe II, su propia jurisdicción.

«Y os hago villa de por sí y sobre sí y lo seáis y os llaméis e intituléis assí», reza el propio privilegio, una cita que los vecinos de Veganzones tienen siempre muy presente. De esta forma la localidad abandonó el señorío episcopal y pasó a ser villa de realengo, sin que ya pudiera ser entregada a ningún otro señor.

Una nueva época de prosperidad e independencia comenzó tras la firma de este documento. De hecho son los propios vecinos quienes encargan al entonces famoso vecino Pedro de Brizuela, la construcción de la nueva iglesia parroquial, dedicada a Santa Águeda y cuyas obras concluyeron en el año 1630.

Nueva y vieja tradición

No tan antigua como la independencia del propio municipio, pero sí muy vistosa, es la tradición del paloteo en la localidad, que por unos años estuvo a punto de perderse. La labor realizada por Marciano Cuesta, quien recogió en una monografía lo más importante del folklore propio del municipio, y por Lucas Adrados, quien se ha encargado de dirigir al grupo y enseñar cada uno de sus pasos, han conseguido que las raíces del municipio no se pierdan. Porque «el paloteo de Veganzones es propio del pueblo», según señalan algunos de sus vecinos.

Las fiestas de la Virgen de la Piedra del año pasado fueron el escenario perfecto para dar a conocer a vecinos y foráneos la riqueza del folklore local, donde a través de un bonito festival, acompañados de dulzaina y tamboril, los danzantes realizaron los paloteos propios de la localidad, bailando temas como la Salve a San Antonio, el Tío Tío, las Moritas, Los Pajaritos ó El Barquillero, sin olvidar la jota propia del municipio 'La Cruz' y otras como la de Torreadrada ó La Melitona, danzas populares para dejar constancia de una parte de la riqueza cultural de Veganzones.

Otra tradición en la localidad es la celebración de la Octava del Señor, el domingo siguiente al Corpus Christi. La villa se engalana para el paso de la procesión. Arcos y altares se cubren de ramas y flores, mientras los vecinos recorren el municipio acompañados por el grupo de danzas, que en cada una de sus paradas realiza un paloteo.

EL NOMBRE

En el año 1122 aparecen referencias de la localidad. Entonces se nombra como Vega de Infançones. Al parecer el término Infanzones hace referencia a los que pudieron ser sus primitivos repobladores, representantes de un estamento bajo de la nobleza, que posiblemente ocuparon el lugar por presura o escalio. Los términos derivaron al actual Veganzones.