Mozoncillo

Muchas fiestas por tradición

La romería de Nuestra Señora de Rodelga reúne a los vecinos de Mozoncillo en la ermita de la patrona el martes de Pentecostés

Isabel Jimeno.

Los tractores y las máquinas de trabajo que diariamente recorren el camino para trabajar en los numerosos campos de labor de los que salen ricas hortalizas y en las que se siembran las primeras plantas de fresa que en octubre son trasplantadas a las tierras de Huelva para que el producto llegue a su maduración en estos días dejan paso a los coches. El trasiego de vehículos no cesa de camino a la ermita de Nuestra Señora de Rodelga, a unos kilómetros de Mozoncillo, para celebrar una de las fiestas más significativas del municipio. De hecho, la iniciativa para trasladar al fin de semana una fiesta que siempre se festeja el martes de Pentecostés no contó con el respaldo de los vecinos, que en el referéndum convocado hace unos años decidieron mantener la fecha que marca la tradición.

Una tradición que comienza a festejarse el domingo en el pueblo. El lunes, primera subida a la ermita para celebrar la ofrenda floral ataviados con el traje típico y demostración de bailes tradicionales por parte de los grupos locales. Por la noche, los vecinos se encargan de cumplir con el ritual de encender dos hogueras, una junto a la ermita y otra en el casco urbano, para iniciar una larga noche de fiesta tras la cena entre amigos en unas fiestas en la que la devoción religiosa comparte protagonismo con el ocio.
Y el martes es el día grande. El día en el que la patrona, Nuestra Señora de Rodelga, baja de su trono para subirse en la carroza en la que recorre el entorno de la ermita en una procesión de más de una hora mientras los danzantes bailan delante de la Virgen, antes de regresar por unas horas al interior del templo mientras vecinos y foráneos se reúnen a comer. Por la tarde, después de rezar la novena, la imagen regresa a su trono mientras el sonido de la música, los puestos y las barras de bar entretienen hasta la media noche el ambiente festivo junto a la ermita.

Un templo que vive otro día importante en Rodelguilla, el último fin de semana de septiembre, una fiesta que los dos mayordomos mayores y los dos menores –cargos que cambian en la festividad de Santa Lucía– se encargan de organizar. Y entre una y otra, muchas fechas marcadas en rojo para celebrar en Mozoncillo. Con las primeras horas del 24 de junio la hoguera se enciende con motivo de San Juan y ya en agosto llegan las fiestas mayores de Mozoncillo, las de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. Las que más gente congregan en el municipio en torno a sus verbenas, charangas, novilladas, rejoneo y encierros urbanos y por el campo, siempre acompañados con el colorido y alegría especial de las peñas.

Tierras vitalicias

Mozoncillo mantiene desde el siglo XVII los fetosines, que suponene el usufructo de 16 obradas

Isabel Jimeno.

Muy extendida durante años por numerosos pueblos, hoy son solo unos pocos los que mantienen la figura del fetosín, la tradicional forma agrícola de explotación del terreno. Y Mozoncillo es uno de esos pueblos donde se mantiene la tradición gracias a los terrenos que, según dicen, fueron donados por María Vela a los vecinos, que son los propietarios de las tierras, mientras que el Ayuntamiento se encarga exclusivamente de su gestión y adjudicación según los cánones que rigen desde el siglo XVII.
Pilar fundamental de una economía eminentemente agrícola aún hoy, pero mucho más modernizada que hace años, lo que permite a Mozoncillo ser un referente agrícola, sobre todo en la producción y manipulado hortícola e incluso en la producción de las plantas de fresas que después se llevan a las cálidas tierras andaluzas para que den sus frutos.

San Antonio
El día de San Antón, el 17 de enero, sigue siendo una fecha clave para los fetosines. Ese día, como antaño, los vecinos se reúnen en el Ayuntamiento y se hace pública la lista con los nombres y el orden de quienes pueden acceder a los fetosines, que se adjudican definitivamente el 30 de agosto siempre que haya habido alguna baja, lo que implica la muerte del adjudicatario y también de la mujer, ya que el usufructo también le beneficia a ella.

Y es que el uso vitalicio de estas tierras estaba garantizado hasta la muerte del adjudicatario e incluso la de su mujer. Solo entonces, el siguiente en la lista, es decir, el de mayor antigüedad residiendo en Mozoncillo, comenzaba a disfrutar de este privilegio restringido a unos cuantos ya que hay menos fetosines que vecinos con derecho.

Varones, mayores de edad y empadronados y residentes en el municipio, sin ausentarse de él más de un año y un día, son los requisitos que deben cumplirse para poder disfrutar y contribuir a mantener esta figura tan arraigada en Mozoncillo.

Las ordenanzas municipales establecen estas normas y también la renta anual que debe otorgar cada beneficiario, cuyo impago supone la pérdida del derecho de explotación adquirido.

Antiguamente había menos fetosines. 36 en 1721, aunque posteriormente, y tras diversos pleitos, se fue aumentando su número hasta las 110 que hay actualmente y de las que disfrutan otros tantos vecinos.
Además, las ordenanzas y la tradición mandan que un año se cultive la ‘hoja de Rodelga’ y al siguiente la ‘hoja de Pradillo’, y así sucesivamente ya que la adjudicación del fetosín implica el disfrute de dos ‘hojas’ que en total suman 16 obradas (6,4 hectáreas) de terreno para cultivar de manera vitalicia, como desde hace siglos vienen haciendo los vecinos de Mozoncillo.

Mejoras sociales

Mozoncillo inaugurará en breve el polideportivo cubierto, demandado durante años en este pueblo con una importante actividad hortícola

Isabel Jimeno.

Variados y grandes proyectos tiene el Ayuntamiento de Fuentepelayo. Aprovechando los mimbres que posee e impulsado por los emprendedores y activos fontepelanyenses, el municipio trabaja en poner en marcha iniciativas que aseguren un próspero futuro. Entre las actuaciones, la «prioritaria» es el polígono industrial en el que lleva trabajando desde hace meses y que ya ha dado a conocer a instituciones y empresas tanto de Segovia como de Valladolid y Madrid para ver las necesidades que presentan y su interés por situarse en esta localidad segoviana de Tierra de Pinares.
Aunque en otoño se valorarán las solicitudes, ya hay algunas entidades interesadas en afincarse allí y, sobre todo, empresarios locales que buscan un nuevo emplazamiento o ampliar sus instalaciones. De hecho, los propios empresarios son unos de los principales impulsores de este proyecto que ocupará cerca de medio millón de metros cuadrados entre Fuentepelayo y Navalmanzando, en una zona próxima a la futura autovía Segovia-Valladolid dotada de todos los servicios.
Un polígono que llevará aparejada la creación de puestos de trabajo, la mejor fórmula para asegurar el futuro de un pueblo que ya cuenta con una amplia oferta laboral. Y eso se nota en el crecimiento demográfico, ayudado en parte también por la llegada de población extranjera.

Una guardería
Con trabajo para hombres y mujeres, una de las necesidades era contar con una guardería y desde el pasado octubre, tras meses de lucha, abrió el centro infantil para niños de 0 a 3 años en uno de los edificios del colegio. «Estamos muy satisfechos porque no sólo presta servicio a Fuentepelayo, si no también a la zona», destaca el alcalde, Lorenzo Tejedor. Un proyecto con «planes muy ambiciosos» que pretende ofertar educación bilingüe desde la más temprana edad y que además también ofrece servicio de comedor para niños hasta 6 años y actividades extraescolares, iniciativas muy bien acogidas por los padres en los primeros meses de funcionamiento.
Otro de los puntos de la actuación del Ayuntamiento es «consolidar» las seis ferias temáticas que se celebran a lo largo del año. A la tradicional feria de maquinaria agrícola y ganadera y multisectorial de El Ángel a comienzos de marzo, en los últimos años se han unido otras pequeñas ferias como la del caballo, los automóviles de ocasión, la de agroalimentación o la de mascotas, que también son todo un éxito de expositores y público.
Recuperar y acondicionar la travesía del paseo de Los Álamos, adecuar zonas naturales, ampliar la residencia de ancianos o concluir la renovación de redes de abastecimiento son otros de los proyectos en los que trabaja el Ayuntamiento, mientras, en colaboración con los empresarios las trece asociaciones que funcionan, se sigue potenciando la actividad económica, cultural y deportiva de Fuentepelayo.

Motor de una comarca

La horticultura es la base de la economía de Mozoncillo, donde hace décadas existió una importante fábrica de achicoria

ELENA RUBIO ARAGONESES

Las primeras noticias que se tienen de Mozoncillo se remontan al siglo XIII, cuando se conoce la localidad como 'Moçonciello'. Etimológicamente significa 'pequeño montecillo', aunque algunos estudiosos creen que su nombre indica el lugar del que llegaron sus repobladores medievales y que no fue otro que Monzón de Campos, en Palencia.

Hoy son muchos los que acuden hasta este pueblo para trabajar en el campo, pero no en los campos de cereales sino en los viveros de fresas donde nace la planta que luego se trasladará hasta el sur de España. También en esta localidad se trabaja con las hortalizas, donde se realiza una primera transformación del producto antes de que vaya a parar a los grandes mercados nacionales.

Y es que desde siglos en Mozoncillo siempre ha existido un motor industrial. Ya en el siglo XVIII se documentan dos molinos harineros en el río Pirón. Uno era propiedad del Mayorazgo de la Marquesa de Quintanar y el otro era propiedad del conde de Alcolea. Hoy se pueden contemplar las ruinas de ambos. Uno se encuentra en el camino que parte del kilómetro doce de la carretera de Mozoncillo a Fuentepelayo. Allí está el denominado Molino del Lago. Fue abandonado en la década de los años sesenta del siglo pasado. Las ruinas del otro molino, el de Carracuéllar, se localizan siguiendo la cañada de Carracuéllar al río Pirón. Esta edificación está más deteriorada, ya que se abandonó algunos años antes que el Molino del Lago.
Pero en Mozoncillo también quedan las ruinas de una fábrica de productos resineros y dos fábricas de achicoria. Quizás la más importante fue la que se localizaba en la calle La Ronda, la conocida como fabrica de achicoria La Asunción.

Ocupaba una manzana completa en donde se situaban los secaderos, la serrería, la zona de tueste, molido y envasado, los colgadizos para proteger la mercancía y todo se distribuía en torno a un gran patio central. En esta industria trabajaron treinta personas fijas todo el año y entre ciento treinta y ciento cuarenta eventuales en la temporada alta, de noviembre a febrero. Llegó a vender hasta cuarenta vagones de achicoria.

Tres ermitas

Pero el patrimonio industrial no es el único que puede verse en Mozoncillo ya que en esta localidad hay tres ermitas: la de San Roque, la del Humilladero y la de Nuestra Señora de Rodelga. En ésta última se encuentran dos imágenes de la patrona de la localidad, una tallada en el siglo XIV y otra de mayor tamaño y más moderna. Los vecinos del pueblo realizaron hace casi tres semanas la romería de la Virgen de Rodelga, el martes de Pentecostés. Los jóvenes ofrecieron vistosos paloteos delante de la Virgen, donde no faltó la denominada danza del arco que consiste en que los danzantes sujetan un arco engalanado con pañuelos de Manila y flores por donde pasa la imagen de la Virgen.

Dentro del pueblo también se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, de la que existen libros de cuentas desde 1537. Se construyó en el siglo XVI aunque todo parece indicar que el templo se levantó sobre otro anterior del que todavía permanecen la cabecera y los arcos fajones del presbiterio.

Tan antigua como el pueblo

La patrona, la Virgen de Rodelga, tiene tanta historia como Mozoncillo

MÓNICA RICO | SEGOVIA.

Torre de la iglesia de San Juan Bautista. :: MÓNICA RICO

Los vecinos de la localidad muestran una gran devoción por su patrona, una Virgen que es única y cuya advocación apenas es conocida más allá de las fronteras comarcales o provinciales, lo que no hace sino que se le tenga aún más cariño y respeto. Se trata de la Virgen de Rodelga, que posee ermita propia y a la que la localidad le dedica dos fiestas, la de Nuestra Señora de Rodelga, que se celebra el martes de Pentecostés, y la fiesta de 'Rodelguilla', una celebración menor que se desarrolla a finales de septiembre.

La Virgen de Rodelga, patrona del municipio, y su historia o leyenda, es casi tan antigua como el propio pueblo, o por lo menos tanto como los escritos o documentos antiguos que han llegado hasta nuestros días. Sin embargo, pese a la tradición popular y las fuentes históricas, el origen de la imagen no está claro.

Según la narración oral popular, la imagen salió de la iglesia parroquial durante la invasión árabe, para ser enterrada en los pagos denominados 'Rodelga' (de ahí su nombre posterior), con el fin de que los musulmanes no la encontraran ni profanaran.

Fue tras la reconquista, cuando parece que un labrador, al preparar las tierras para la labor, encontró la imagen, más concretamente en el lugar denominado 'el pocillo'.

El regreso de la imagen a la vida de los vecinos de Mozoncillo fue en el siglo XIII, y de entonces también data la ermita en la que actualmente se venera a la patrona y que es el centro de los actos litúrgicos en honor a la imagen.

Misterio

Una imagen que, por otra parte, también está rodeada de misterio, pues nada se sabe de qué pasó con la Virgen primitiva, encontrada en el siglo XIII. En la actualidad la ermita guarda dos imágenes de Nuestra Señora, pero ninguna de ellas es anterior a la construcción de su templo. La imagen central es de mayor tamaño y utilizada para procesionar. Es gótica y de madera policromada. En un principio se pensó que la imagen original podía ser la más pequeña, sin embargo, los estudios determinaron que es incluso posterior a la Virgen de mayor tamaño, ya que los expertos la han fechado en el siglo XVI.

Sin embargo, estas curiosidades no impiden a los vecinos sentir y mostrar su devoción y vivir la tradición y la fiesta, que comienza a festejarse incluso durante el fin de semana anterior a la romería.

El lunes antes de la festividad, los vecinos acuden por primera vez a la ermita donde realizan una ofrenda floral. Por la noche también se mantiene la tradición de encender sendas hogueras junto a la ermita y en el municipio.

El día más esperado es el martes de Pentecostés, cuando se celebra la procesión en carroza de la imagen, que recorre el entorno de la ermita. después de numerosas celebraciones, comida campestre y la novena, ya por la tarde, la imagen regresa a su trono.

Tierra para todos

Si de tradiciones hablamos, en Mozoncillo aún se mantiene una que fue muy popular en toda la provincia y que, como derecho consuetudinario, con el paso del tiempo se ha ido perdiendo. Se trata de los fetosines, una figura para la explotación de las fincas pertenecientes a los vecinos, que ha estado en vigor desde el siglo XVII.
Los fetosines se dividen en lotes o suertes para uso y disfrute de los vecinos. Como éstos son más que los fetosines de propiedad, cada año se realiza la adjudicación vitalicia de los mismos. Para optar a ellos se debe ser vecino del municipio y hasta el año pasado únicamente los hombres podían ostentar su propiedad. Las mujeres obtenían su usufructo en caso de enviudar. Ahora se otorga un sólo fetosín por núcleo familiar, que le corresponde al mayor de la vivienda, independientemente de su sexo.
Al tratarse de una figura que se adjudica de forma vitalicia, los derechos sobre el fetosín únicamente se anulan por fallecimiento o por pérdida de vecindad. En tal caso, al siguiente año el fetosín se adjudicará a otro vecino con derecho.