Arena y adobe que tardan en desaparecer
La llegada de inmigrantes permite aumentar el censo de Cobos de Segovia, una localidad de setenta habitantes con varias calles todavía sin pavimentar
Texto y fotografías de Isabel Jimeno.
Aunque pequeño, con poco más de setenta habitantes, la ubicación junto a otros núcleos más poblados permite a Cobos de Segovia ganarse un hueco en el recorrido por la provincia de Segovia, marcar un punto en la ruta de los claustros y obligar a una pequeña parada en el viaje.
Y es que sin tiendas y un bar del Ayuntamiento, el turismo despierta en Cobos de Segovia. La actividad hostelera funciona «porque, por ejemplo en Marugán, que está cerca, hay más de mil chalés que demandan un sitio para comer», destaca el propietario del único restaurante del pueblo, ubicado en lo que un día fue un palacio del Obispado.
Con una población que, al igual que en la mayor parte de los pueblos castellanos, vive de la agricultura y la ganadería, las industrias también han abierto una brecha en el mercado laboral de Cobos de Segovia e incluso demandan mano de obra de fuera. «Hay para quedarse a vivir», afirma el alcalde, Juan José Burgos Cabrero.
La producción de embutidos, además de suponer una fuente de ingresos para los trabajadores, también lleva el nombre del pueblo por la geografía española. «La gente viene a comprar y ve el pueblo, sino, no vendrían», advierte el regidor.
Monumentos
En esa visita al pueblo se puede contemplar la ermita de San Gregorio, ahora de particulares, la Veracruz y, en lo alto, presidiendo el pueblo, la iglesia parroquial, un bonito templo junto al que todavía permanecen algunas cruces del viacrucis.
Un viejo potro de errar, del que ahora solo son testigos los cuatro pilares de granito recuerdan la tradición ganadera de Cobos de Segovia. Los tiempos, los usos y las costumbres han ido cambiando con el tiempo, esos útiles han quedado en desuso y ahora adornan las calles del pueblo, que todavía conserva bancos de granito a las puertas de las casas, algunas todavía de adobe.
Y es que uno de los problemas del pueblo es que muchas de sus viviendas están aún más envejecidas que su población. «La mitad de las casas están caídas y no las venden. Vas andando y ves una buena y otra mala», lamenta el alcalde de Cobos de Segovia, que encuentra en la parálisis del mercado inmobiliario un freno al crecimiento del municipio, que, poco a poco va mejorando sus instalaciones. Terminar la construcción de una pista polideportiva para atender la demanda de los vecinos que habitualmente están allí o los casi doscientos habitantes que hay en vacaciones o los días de fiesta –el primer domingo de septiembre en honor de la Virgen de los Remedios– es uno de los proyectos municipales.
Más apoyo
Con calles que todavía son caminos de arena, Juan José Burgos apunta el arreglo de las vías como otro de los objetivos del Ayuntamiento de Cobos de Segovia para que el pueblo siga mejorando. Aunque sin lograr fijar población, la vida se va apagando poco a poco. «Si los jubilados siguen haciendo las tierras, los demás no se quedan porque no pueden trabajar», critica uno de los habitantes de Cobo de Segovia. Por su parte, el regidor reclama mayor apoyo para que los jóvenes se queden en los pueblos. «¿A ver quién da la ayuda para que los pueblos se mantengan?». |