Roda de Eresma

S.O.S: un nuevo depósito

Las casas ubicadas en lo alto del pueblo ya tienen problemas de abastecimiento por la falta de presión y Roda de Eresma vive con preocupación la llegada del verano

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Los vecinos de Roda de Eresma acuden con preocupación al grifo y, a medida que el calor se incrementa, el miedo aumenta. Su ubicación en un ladera, junto al arroyo Roda, y un depósito soterrado que ya se ha quedado pequeño y no tiene suficiente presión es una de las principales preocupaciones en el municipio, y más ahora que el número de viviendas ha aumentado y en breve lo hará más, sobre todo en las partes más altas del pueblo, las que más problemas tienen de abastecimiento.

« Tenemos un problema con el depósito grandísimo porque como es un pueblo que está situado en ladera, el depósito se ha quedado pequeño y a las partes de arriba del pueblo no llega el agua y estamos luchando con la Junta de Castilla y León y con la Diputación para que nos den una subvención para hacer uno nuevo porque, si no, nos vamos a tener que estar con cubas como estuvimos hace años. Este verano tendremos problemas seguramente», advierte el alcalde, Rubén Muñoz de Frutos. «Al estar situado en ladera, el depósito se ha quedado ya en cota cero y en muchas viviendas de las nuevas, en la planta de arriba, no tienen agua y en algunas incluso ya en la de abajo. En las que estaban hechas les cae un hilito de agua en la planta de arriba porque no hay presión al haberse quedado el depósito a cota cero. Y meter una bomba de presión en el depósito tampoco sería rentable, hay que hacer uno nuevo... Vamos a empezar a tener que traer agua con las cubas porque, aunque hay agua, falta presión y caudal del depósito».

Aunque los problemas de suministro se van a hacer más patentes este año con la llegada de nuevos vecinos a la primera remesa de casas de nueva construcción, que ya están habitadas, el incremento del censo se acoge con agrado en Roda de Eresma, uno de los pueblos que, pese a ser pequeño, ha experimentado uno de los mayores índices de crecimiento de la provincia. «Hace tres años estábamos en 99 habitantes y ahora somos 150», subraya el alcalde.

Pero Rubén Muñoz espera que este sea solo el primer repunte demográfico y el Ayuntamiento ya trabaja en la elaboración de las normas urbanísticas «para crear suelo para viviendas y aprovechar el tirón de la vivienda y de la autovía». Y es que a «cinco minutos de Segovia en coche», con la futura autovía a Valladolid pegada al pueblo y un buen servicio de transporte público tanto hacia la capital como hacia Valladolid cada hora, Roda de Eresma cuenta con el perfecto caldo de cultivo para crecer y dar carpetazo a la desaparición a la que parecía condenado hace unos años.

La iglesia y las naves

Iniciar la inminente restauración de la iglesia, «porque se está cayendo la bóveda», una vez que finalicen las fiestas de San Antonio de Padua, el próximo fin de semana, es otro de los proyectos municipales. La misma iglesia que recibirá un lavado de cara y que ha dado la vuelta a España como un ejemplo de impacto ambiental por las naves ganaderas que tiene a sus pies. Ahora, esas instalaciones van desapareciendo, poco a poco, como lo hicieron otras muchas ubicadas en el centro del pueblo, y su conversión en casas parece inminente gracias al ‘boom’ inmobiliario que ha llegado a Roda de Eresma. Sus jóvenes se van y llegan otros de fuera, con los que crece la población infantil, que incluso hace soñar con la posible reapertura del colegio, cerrado hace dos decenios.

Cohetes y ramas

Un mayordomo es el encargado de organizar cada año en junio la fiesta de San Antonio

Isabel Jimeno.

El sonido de un cohete anuncia que en diez minutos comenzará la novena de San Antonio y con la fiesta del patrón, Roda de Eresma recupera cada año en torno al 13 de junio una de sus más arraigadas tradiciones. El mayordomo, elegido cada año por edad entre los varones del pueblo –hasta hace unos años el honor de la mayordomía llegaba según el orden de matrimonio y a dos hombres– es la figura en torno a la que gira la fiesta, pues él es el encargado de todos los preparativos, que comienzan a ver la luz nueve días antes de la gran cita, cuando se inicia la novena que cada día anuncia el sonido de un cohete.
El reparto de rosquillas un par de días antes indica que la fiesta cada vez está más cerca. El mayordomo también es el encargado de comprar y repartir los dulces que hasta hace unos años permitían degustar el exquisito producto que una vecina de la cercana localidad de Valseca elaboraba. Pero el fallecimiento de la repostera ha puesto fin a la receta de la que el mayordomo de San Antonio acercaba hasta Roda de Eresma catorce ramas de doce rosquillas, que ahora trae de Turégano.

Pero es en la madrugada del viernes para amanecer el sábado cuando se intensifican los actos en honor a San Antonio. El sonido de la dulzaina y el tamboril marca el inicio de la fiesta, que los jóvenes del pueblo continúan cuando la música se silencia. Es el momento de acudir al paraje de ‘Las Praderas Nuevas’ o de ‘Los Álamos Altos’ a cortar las tres ramas de chopo o álamo que marca la tradición. Uno de los jóvenes se sube hasta la copa y con su pericia y un hacha corta las tres ramas que entre todos suben hasta el pueblo para colocarlas una a la puerta del Ayuntamiento, otra en la del mayordomo y otra junto a la entrada a la iglesia; a las que hasta hace unos años también se sumaba otra de mayores dimensiones que colocaban en la plaza de Roda de Eresma.

Amanece el sábado y llega el día grande, que comienza con la misa; aunque los actos más emotivos tienen lugar por la tarde, de nuevo marcada por el sonido de los cohetes que los hijos del mayordomo o algún familiar, siempre varón, venden mientras la novena para que con su sonido acompañen a la imagen de San Antonio en su recorrido por las calles del pueblo, arropado también por los danzantes que no paran de bailar a ritmo de la tradicional jota y los niños nacidos entre fiesta y fiesta –aunque también otros algo mayores- que se suben a las andas para besar al santo.

Caramelos y refresco

De regreso a la iglesia, un alto en el camino en la plaza, donde la mujer y la familia del mayordomo lanzan caramelos, para emprender de nuevo la subida hasta la iglesia. Y antes de entrar de nuevo en el templo, otra parada en el porche para subastar los barnos de las andas. Dentro de la iglesia, una nueva puja concederá al mejor postor el honor de ubicar a San Antonio en el trono en el que permanecerá el resto del año.

Subastas –las de los barnos y la que concede el privilegio de devolver al santo a su trono-, la venta de los cohetes y el dinero que ofrecen los rodenses por guiar a San Antonio sobre las andas durante la procesión sirven para pagar la fiesta del año siguiente. Y es que San Antonio es uno de esos festejos que sufragan entre los vecinos, a los que para concluir la jornada el mayordomo ofrece un refresco al son de los siempre presentes dulzaina y el tamboril.

En torno al Puente Canto

Restos arqueológicos confirman la existencia de Roda de Eresma desde la época

Isabel Jimeno.

A algo más de un kilómetro de las casas se encuentra uno de los lugares más emblemáticos de Roda de Eresma. Y ahí permanece desde hace siglos. Y es que hasta aproximadamente el siglo III se remonta el conocido como Puente Canto.

Construido en época de los romanos, tiene la impronta de su genial ingeniería. Sillares de granito forman el puente sobre el arroyo San Medel, en muchas ocasiones innecesario para cruzar el cauce que se seca.
No sólo al siglo III se remonta la historia de Roda de Eresma, donde se ha localizado incluso una necrópolis de la misma época. Al menos hasta la época paleolítica se retrotrae la evolución de esta localidad segoviana. Y es que algunos útiles de piedra encontrados en sus tierras confirman la presencia humana en estos terrenos hace cientos de años.

Diferentes vestigios hallados confirman la existencia de viejos asentamientos prehistóricos en la zona en la que hoy se enclava Roda de Eresma. Es en la parte del término que limita con la vecina Encinillas donde se localizan la mayor parte de los yacimientos arqueológicos encontrados que ayudan a conocer un poco más el pasado de Roda de Eresma, enclavado en lo que ya se conocía como un lugar importante de paso, algo que quedó reflejado en su nombre.
De la marquesa

Hoy en día, también es un lugar de paso. Ubicado en la CL-601, al pie de la futura autovía Segovia-Valladolid, en los últimos años Roda de Eresma ha conseguido ser algo más que un lugar de paso. Su cercanía a la capital también ha contribuido para revitalizar el pueblo, que ve cómo el censo aumenta y la construcción de nuevas viviendas crece a buen ritmo en torno al inicial casco urbano.
Junto a ellas, los vecinos y el pueblo de siempre. Con sus tradiciones y sus lugares emblemáticos, como el Puente Canto, ubicado en la conocida como zona de los prados, cuyos terrenos eran propiedad de la Marquesa de la Serna, quien los vendió a los vecinos a principios de la década de los cuarenta del pasado siglo.

Un extenso terreno llano, junto al cauce del arroyo San Medel, que dividió en 53 partes de 4 obradas para los compradores y de 5 para los renteros. Además, con cada parte, llamada cuarto, también dio dos árboles si eran buenos o tres si eran de peor calidad en el paraje de las Praderas Nuevas, también en las proximidades del conocido Puente Canto, un lugar emblemático para los rodenses.

Situación para el cambio

Roda de Eresma prepara las normas urbanísticas para definir terreno urbanizable e industrial que atienda la demanda existente

Isabel Jimeno.

Roda de Eresma vive la cara y la cruz de la conversión de la CL-601 en autovía. Mientras, por un lado, la nueva infraestructura se está dejando notar en aspectos positivos como la mejora de las comunicaciones y el crecimiento del pueblo gracias a la llegada de nuevos vecinos; por otro, también sufre inconvenientes como tener que soportar los ruidos y el polvo que genera una planta de aglomerado puesta en funcionamiento en el municipio para las obras de asfaltado de la nueva carretera o que el autobús ya no se vea obligado a atravesar el casco urbano y muchos servicios no paren.

Lo cierto es que lo que hasta hace unos años era un pequeño pueblo que sufría con dureza los efectos de la despoblación, desde hace un tiempo cercano, aunque aún sólo ronda los doscientos habitantes, puede presumir de ser uno de los municipios de la provincia de Segovia con un porcentaje de crecimiento demográfico más elevado. De los escasos cien vecinos de hace un lustro ha pasado a más de doscientos en la actualidad, y eso que aún hay quien ha llegado nuevo y todavía no se ha empadronado en Roda de Eresma.

Y las previsiones de futuro «son buenas», advierte el alcalde, Rubén Muñoz de Frutos, quien advierte de que, pese a la crisis inmobiliaria, todavía «hay mucha gente que viene a preguntar por terrenos». El precio más barato y la cercanía a la capital favorecen la construcción, aunque ya hay poco terreno edificable. Por este motivo y para definir por dónde debe crecer el pueblo, las vías, las zonas verdes, los equipamientos... el Ayuntamiento está preparando las normas urbanísticas.

Un documento en el que también se establecerá una zona industrial, porque hay demanda de este tipo de suelo. «Es todo una madeja», explica el regidor. «No queremos que sea simplemente un pueblo dormitorio, queremos que también se creen industrias», advierte Rubén Muñoz, quien siente un «un orgullo grandísimo» al ver cómo el pueblo que hasta hace unos años iba para abajo «vuelve a resurgir».

Autobuses

Más gente que requiere más servicios, como el nuevo depósito con mucha más capacidad. Y para poder acoger actividades culturales y lúdicas y como almacén, el Consistorio quiere construir un salón multiusos.

Otro de los proyectos en los que está trabajando es el arreglo de la travesía, una vez que los vehículos que circulan por la CL-601 ya no deben pasar por el casco urbano desde que el pasado mes de diciembre se abrió la variante. En el pueblo se respira más tranquilidad y menos peligro para cruzar de un lado a otro, pero también lamentan que el cambio de trazado haya motivado que buena parte de los autobuses que cubren la línea entre Segovia y Valladolid ya no paren en Roda de Eresma, como lo hacían hasta hace unos meses, por lo que el Ayuntamiento se plantea incluso la posibilidad de denunciar a la empresa por incumplimiento de contrato. «Ya no tiene excusa de que no pueden entrar y salir», se queja al regidor.

Otro de los caballos de batalla es la planta de aglomerado puesta en marcha hace unos meses a escasos metros de las casas. Desde el Ayuntamiento denuncian que no han pedido permisos para instalarse y ni siquiera han comunicado que iban a iniciar la actividad en el municipio. «A través del servicio jurídico de la Diputación estamos barajando incluso la posibilidad de paralizarla temporalmente», advierte el alcalde, quien dice contar con el apoyo de todo el pueblo cansado ya del polvo que genera y el ruido «infernal» que sufren desde que comienza a funcionar a las cinco de la mañana.

En Roda de Eresma no están dispuestos a que su privilegiada situación, próxima a Segovia, al pie de la futura autovía, se vea perjudicada por estos inconvenientes.

Con vestigios romanos

En territorio de Roda de Eresma se encuentran una necrópolis y un puente del siglo III después de Cristo

Elena Rubio Aragoneses

Roda de Eresma se encuentra a apenas catorce kilómetros de la capital, junto a la autovía Segovia-Valladolid. Precisamente su ubicación, al lado de carretera, ha supuesto que se la denomine con su nombre actual ya que antiguamente se llamaba 'roda'al camino carretero o de rueda. La palabra procede del latín 'rota' y equivale a la voz moderna de ruta. Es decir, que todos los pueblos que se denominan Roda, Roa o Rueda deben su nombre a estar situados junto a un camino importante. Hasta el siglo XIX se la conocía simplemente como Roda, después se le agregó el apellido 'de Eresma' por su cercanía a este río.

Por estas tierras han pasado numerosas culturas desde el Paleolítico Inferior de los cuales ha llegado a nuestros días un bifaz que hoy se puede contemplar en el Museo de Segovia. Este objeto de industria lítica no es la única pieza arqueológica que ha aparecido porque de la época romana se conserva una necrópolis excavada hace décadas por el arqueólogo Antonio Molinero. En este yacimiento se encontraron varios vasos de vidrio, algunos de los cuales fueron importados desde el Rhin, posiblemente como resultado del comercio de cereales.

En la necrópolis también se han encontrado dos aras o piedras que formaban parte de la cubierta de una sepultura y que hoy también se pueden ver en el Museo de Segovia. Son de piedra caliza clara, una de ellas coronada por una moldura que ciñe el frente y los costados. En la parte superior hay grabadas cuatro palmeras con trazos esquemáticos. La traducción del texto grabado quiere decir 'Consagrado a los dioses Manes. A Sabina, de setenta años. Su marido Suave a su esposa piadosísima. Que la tierra te sea leve'.

La otra piedra encontrada es similar, aunque con algunas variantes. Está coronada por tres 'foci' rectangulares en vez de palmeras. En ésta el texto está casi borrado, aunque por el contrario se pueden observar numerosos símbolos como tres ruedas de cuatro radios o dos tejos, árboles con claro simbolismo funerario para algunas culturas. Ambas piedras son del siglo III después de Cristo. De la misma época que la necrópolis es el conocido como Puente Canto. Construido sobre sillares de granito se localiza a algo más de un kilómetro de las casas, sobre el arroyo San Medel.

En la Edad Media sus pobladores levantaron una iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción que presentaba algunos elementos románicos como la puerta septentrional con dos arquivoltas sencillas sobre jambas. En su interior destacan tres retablos sufragados por los habitantes en los siglos XVII y XVIII.

Expolio

Para pesar de los vecinos este templo fue noticia en el 2005: los amigos de lo ajeno robaron dos columnas de madera policromada que se encontraban en el altar mayor de San Antonio de Padua. Por suerte, se recuperaron a los pocos días en Palencia tras una operación policial.

Según se recoge en el Diccionario de Madoz de 1845, en el pueblo también había una ermita, la de Nuestra Señora de San Andrés. En esa radiografía de la provincia del siglo XIX se explica que era propiedad de la localidad y se sostenía gracias a las contribuciones de los fieles. Sin embargo, según se cuenta en el pueblo, el templo empezó a arruinarse y los habitantes no tenían dinero para su reparación. Por este motivo, la autoridad eclesiástica la enajenó y hoy es una vivienda particular.