Navas de San Antonio

Una ermita en lo alto del monte

Navas de San Antonio confía en crecer gracias a la revisión de normas y la demanda de suelo industrial en el municipio

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

En lo alto, en medio de un idílico paisaje, entre árboles y verdes pastos, las ermita de San Antonio se alza esbelta y lo hará aún más cuando las obras de acondicionamiento y mejora del entorno del bello templo se lleven a cabo el próximo año gracias a la colaboración del Ayuntamiento, la cofradía de San Antonio y el Proder Segovia-Sur. Un ambicioso proyecto dotado con más de 260.000 euros con el que se trata de mejorar uno de los lugares emblemáticos de Navas de San Antonio.

El asfaltado de los algo más de tres kilómetros de camino que suben desde el pueblo hasta la ermita ha sido un importante paso que, además de acondicionar el acceso a uno de los rincones preferidos de los naveros, también ha posibilitado contar con un lugar de paseo y mejorar el trayecto de los ganaderos hacia los montes en busca del ganado vacuno, uno de los principales pilares de la economía en la localidad.

Concluir la obra de ampliación del colegio, a punto de cerrar hace un decenio por falta de niños y que ahora contará con más unidades, es otro de los proyectos que en breve concluirán. A la vez, el Ayuntamiento debe hacer frente a imprevistos como «el alumbrado público, que se nos ha venido abajo porque los cables son de hace veinte años y cuando llueve o hay humedad nos quedamos a oscuras», advierte el alcalde, Luis Miguel Pérez Ayuso.

Solucionar el problema de abastecimiento es otra de las metas de Navas de San Antonio, que reclama una actuación comarcal para paliar la escasez del preciado elemento. «Ya hemos tenido varias reuniones y se han aprobado cosas en los plenos para pedir agua porque la vertiente sur de la sierra de Guadarrama está abasteciendo a tres o cuatro millones de personas en Madrid y ¿por qué en la vertiente norte, en la provincia de Segovia, que tiene menos de doscientos mil habitantes, la mayoría estamos usando el subsuelo? Hay que plantearse recoger las aguas de la sierra con algún proyecto grande en el que entremos estos pueblos», apunta Luis Miguel Pérez, en alusión a El Espinar, Vegas de Matute, Zarzuela del Monte, Villacastín y Navas de San Antonio, el que tiene mayores problemas de agua, sobre todo durante tres meses que tiene que recibir el líquido desde Vegas de Matute.

Y ese incremento del caudal será más necesario cuando las previsiones de crecimiento tanto demográfico como industrial se hagan realidad. Junto a la N-VI e incluido en el área de influencia de Madrid, la demanda de terreno urbanizable se nota en Navas de San Antonio, que hace algo más de un año aprobó las normas urbanísticas «y ahora empezaremos a coger el fruto». «Aunque sea de fin de semana, el pueblo va a crecer muchísimo. Las perspectivas del Ayuntamiento es que se hagan alrededor de trescientas viviendas unifamiliares en tres o cuatro años», señala el regidor.

Empresas

A esas buenas perspectivas de construcción se une la demanda de suelo industrial. «En el 2006 se van a instalar empresas en Navas de San Antonio y va a haber puestos de trabajo para mujeres», subraya el alcalde, quien confía en que la buena ubicación del municipio ayudará al progreso. «El pueblo está bien enclavado y aunque la carretera sea un peligro, también tiene sus ventajas. Es un sitio precioso que se ha quedado atrás. Lo que estamos haciendo tenía que haberse hecho hace quince o veinte años. Estamos entre Villacastín y El Espinar, que han subido, y Navas de San Antonio ¿por qué no?», lamenta Luis Miguel Pérez Ayuso, quien ve en el paulatino crecimiento demográfico y las mejoras de las infraestructuras dos alicientes para hacer que Navas de San Antonio supere los poco más de trescientos habitantes que ahora tiene.

Los quintos y las 'Manolas'

Navas de San Antonio celebra una romería el 13 de junio y otra fiesta en octubre en honor al santo que da nombre a la localidad

Isabel Jimeno.

Forma parte del nombre del pueblo y quizá por eso la fiesta en su honor es una de las más arraigadas e importantes en Navas de San Antonio. Da lo mismo que sea martes, jueves o domingo, el 13 de junio es un día de fiesta en el pueblo, o más bien en la ermita de San Antonio, a unos kilómetros del pueblo. Los puestos rodean el templo al que el goteo de gente se sucede durante todo la jornada para celebrar el día grande.

Los mayordomos, elegidos entre los cofrades de San Antonio la víspera por la noche tras la novena, son los encargados de organizar los actos religiosos. El cetro que portan les distingue del resto durante la procesión por el bello entorno que rodea a la ermita que los vecinos cuidan con esmero. La inversión ha sido importante para rehabilitar el templo y ahora ya piensan en adecentar el entorno.

Y la subasta del día de la fiesta supone un ingreso importante. Pujan por el estandarte, por bajar y subir del trono a San Antonio y por los cordones de la carroza en la que pasea.

Pero la fiesta va más allá de los actos litúrgicos y del 13 de junio. Las fiestas se prolongan más días para que todos puedan disfrutar de las celebraciones en honor del patrón, al que se vuelve a visitar el domingo posterior al 13 de junio con motivo de la Octava de San Antonio. Y entre uno y otro día, juegos, verbenas y día de toros con los quintos como protagonistas.

Aunque los quintos, aquellos que entraban en quintas para ir a la mili, desaparecieron, en Navas de San Antonio tienen todavía un papel en las fiestas. Se estrenan en su labor en Semana Santa, el Sábado de Gloria, cuando los nuevos quintos cumplen con la tradición de pintar y dar nombre a un toro. Y el domingo de Resurrección son ellos quienes portan en andas al Resucitado. Un día importante para los mozos del pueblo, que antes era aún más especial, pues suponía su puesta de largo, el día en que estrenaban su primer traje.

Pintar y lidiar un toro

Y si empiezan pintando un toro, al mundo de la tauromaquia está ligada su función en las fiestas de San Antonio. Ellos, junto a los toreros y acompañados de las conocidas como 'Manolas' -hermanas o familiares que llevan las banderillas-, lidian los astados de los festejos mayores en honor del patrón, pero no los únicos.

Y es que ahora el segundo domingo de octubre y antes cuando acababa la cosecha, los vecinos de Navas de San Antonio se une en la ermita para dar gracias al patrón con otra fiesta en la que, aunque en menor número, no faltan los puestos en la romería, con misa, procesión, subastas y bailes en honor a San Antonio.

Más que parte del nombre

Navas de San Antonio cambió su denominación como prueba de su devoción por el santo

Isabel Jimeno.

La ermita de San Antonio en la localidad. / I. J.

A él están dedicadas unas de las fiestas más importantes, en torno a las que gira buena parte de la tradición más arraigada, y es que la devoción por el religioso franciscano de origen portugués es tal que incluso la localidad varió su original nombre y pasó a integrar a San Antonio en su denominación, pues hasta el siglo XVI este municipio segoviano era conocido Las Navas de Zarzuela, pero la gran devoción que a partir del siglo XVII se despertó hacia la ermita San Antonio de Padua motivó que desde entonces el pueblo adquiriese su actual nombre: Navas de San Antonio.

Como la de otros lugares, la ermita de San Antonio está rodeada por la leyenda que la tradición oral se ha encargado de transmitir. La historia se remonta centurias atrás. Cuentan que todo se inició en el siglo XV, cuando el santo de origen luso se le apareció hasta en tres ocasiones a un niño del pueblo, pidiéndole que los vecinos levantaran un templo que llevara su nombre.

Pero los lugareños no creyeron el milagroso suceso que relataba el muchacho hasta que éste, presto a demostrar que no mentía y que en realidad había presenciado las apariciones de San Antonio, le pidió que demostrarse su poder resucitando a una mujer a punto de ser enterrada. La petición se hizo realidad y con ella comenzó la devoción por el franciscano, primero con la edificación de un templo en su honor. Cuenta que el primero se levantó hacia el año 1455 en un cerro, a unos kilómetros del pueblo, por eso también al santo se le conoce como San Antonio del Cerro.

Desde entonces, los feligreses no sólo han mostrado su devoción por San Antonio en las tres fiestas que allí se celebran en su honor (el 13 de junio, al domingo siguiente y el segundo domingo de octubre), sino que también colaboran económicamente para que el templo luzca siempre lo mejor posible. En los últimos años, una reforma ha conseguido que su imagen siga tan bella como fue alumbrada en el siglo XVIII.

Nuevo templo

Y es que aunque el primitivo templo se edificó tras el milagroso acontecimiento ocurrido mediado el siglo XV, los vecinos decidieron levantar uno mejor tiempo después, coincidiendo con el gran fervor que por San Antonio se despertó. Así, desde 1729 el gran santuario de San Antonio decora el paraje natural en el que se localiza con su bella traza rematada por una espadaña campanario sobre la puerta de acceso.

Un gran inmueble ricamente ornamentado que prueba la devoción que desde hace centurias los vecinos de Navas de San Antonio sienten por el religioso franciscano de origen luso que, según cuentan, se apareció a un niño allá por el siglo XV.