Sotosalbos

Patrimonio y paisaje, un enlace perfecto

Piedra, madera y teja árabe componen las bases sobre las que Sotosalbos asienta su especial encanto

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Entre los huecos que la caída de las hojas deja, entre el verde que permanece inalterable y los tonos ocres que cada vez ocupan un mayor espacio, se asoma la torre de la iglesia de Sotosalbos. El templo románico ocupa un sitio de privilegio en la localidad. «La iglesia vale mucho. Es el emblema del pueblo», subraya el alcalde, Pedro Jimeno Jimeno.

Uno de los rincones más queridos del pueblo y que tampoco el visitante pasa por alto es la coqueta iglesia de San Miguel, elegida para un sin fin de enlaces. «Hay entre veinticinco y cuarenta bodas al año», advierte del alcalde, quien pone así de relieve el gran atractivo que constituye el templo. Pero también supone algún que otro inconveniente para los vecinos del pueblo, por lo que el Ayuntamiento ha prohibido el aparcamiento en la plaza para evitar mayores molestias.

En ese paseo a pie, las calles de Sotosalbos despliegan todo su esplendor. El mismo que le ha permitido ganarse un nombre dentro de los puntos turísticos de la provincia y el sector hostelero constituye uno de los pilares de la economía local. Las piedras que se confunden con las rocas sobre las que se asienta el pueblo y asoman en algunos puntos sirvieron hace años para construir las casas y todavía hoy se siguen usando. Junto a ellas, la madera y la teja árabe son los cimientos sobre los que se asientan el encanto del municipio, con ese aroma a pueblo de ayer, pero con las infraestructuras del presente.

Y es que sin normas urbanísticas propias que lo regulen, las nuevas construcciones respetan la tradición y contribuyen así a no distorsionar uno de los encantos de Sotosalbos. «Lo que más llama la atención es la fisonomía del pueblo, ya que lo que era el pueblo de toda la vida y las nuevas casas tienen el mismo estilo. Todo lo que se amplía es igual a lo que hay. Es lo que tenemos y queremos seguir teniendo», advierte el regidor, consciente de que las piedras y maderas que marcan el camino, junto con el arbolado entorno a los pies del Guadarrama, forman parte de ese conjunto de cosas que atraen cada fin de semana a decenas de personas hasta el pueblo.

Atraer población

Desde el viernes por la tarde hasta el domingo, Sotosalbos experimenta un radical cambio y olvida la tranquilidad que, con sus escasos vecinos, respira el resto de la semana. «En invierno baja bastante la población, ese es el problema. Pero solo a diario, los fines de semana, no, la gente vuelve otra vez», destaca el Pedro Jimeno Jimeno. Con 125 censados, pero menos gente viviendo a diario en la localidad, uno de los objetivos es intentar aumentar la población estable con nuevos jóvenes que lleguen a este pueblo a menos de veinte kilómetros de la capital y contribuyan rebajar la elevada media de edad de la población, a la vez que los que ya están no se vayan.

Viejas y nuevas celebraciones

Sotosalbos celebra desde hace un decenio una nueva fiesta, la de la Magdalena, a principios de agosto

Isabel Jimeno.

Fue con el párroco Pablo Sanz Casado, hace ya casi diez años, cuando las fiestas en honor de María Magdalena irrumpieron en el calendario de celebraciones de Sotosalbos. Próximas al día de su festividad, el 22 de julio, las fiestas comienzan en esta localidad serrana el primer fin de semana de agosto.

Son nuevas en comparación con las ancestrales celebraciones en honor del patrón, San Miguel Arcángel, y la patrona, la Virgen de la Sierra, pero ya han cuajado perfectamente entre vecinos y visitantes que por estas fechas multiplican su presencia en el pueblo.

Son las más nuevas, pero también las que mayor actividad concentran. Aquella incipiente celebración ha ido en aumento año tras año hasta alcanzar cuatro o cinco días de fiesta, precedidos por la semana cultural, en la que la asociación El Acebo juega un importante papel para organizar las actividades.
Cine de verano durante las cinco jornadas previas a la fiesta, actuaciones, orquestas y comidas y cenas se suceden durante estos días del año en los que más gente y más acción hay en Sotosalbos.

No acaparan tantas actuaciones, pero entre los vecinos siguen siendo fechas muy importantes, en las que quienes residen fuera del pueblo procuran volver a Sotosalbos.

Hace tan solo unos días que pasó la fiesta del patrón, San Miguel Arcángel, una modesta celebración que en el municipio siguen conservando. Y es que la creación de una nueva fiesta en verano no ha supuesto dejar en el olvido aquellas fiestas que siempre se han celebrado en Sotosalbos.

Virgen de la sierra

La otra fecha señalada tiene lugar a los cuarenta días de la Pascua, momento en el que se honra a la patrona de la localidad. La Virgen de la Sierra vive su día grande y pasea por las calles al son de la dulzaina y el tamboril. La puja por los palos de las andas y por devolver al trono en el que descansará el resto del año a la virgen son una muestra más del fervor y devoción que sienten en Sotosalbos por su patrona.

Cita literaria

La romería de Malangosto recrea el encuentro entre el Arcipreste de Hita y la Chata en su viaje hacia Sotosalbos

Isabel Jimeno.

Romería al puerto de Malangosto. / ELENA RUBIO

«Pasando yo una mañana / el puerto de Malangosto / asaltome una serrana / tan pronto asomé mi rostro. / Desgraciado, ¿dónde andas? / ¿qué buscas o qué demandas? / por aqueste puerto angosto? / Contesté yo a sus preguntas / me voy para Sotos Albos». Así comienza el ‘Libro de Buen Amor’ y así se puede leer en un monolito de piedra junto a la iglesia de Sotosalbos. Y es que esta localidad serrana tiene muy presente esos versos que la hicieron famosa y que llevan su nombre por el mundo gracias a una de las obras cumbre de la literatura española. Han pasado más de seiscientos años desde que en el siglo XIV, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, plasmase en su libro sus andanzas por tierras de la sierra de Guadarrama, pero esta pieza clave de las letras hispánicas sigue estando muy viva. De ello se encargan las decenas de romeros que cada año participan en la romería del puerto de Malangosto. Un día más de fiesta para los pueblos del entorno y, sobre todo, para Sotosalbos

El primer domingo de agosto, desde hace 38 años, cientos de personas ascienden por la sierra de Guadarrama para escenificar aquel encuentro entre el Arcipreste de Hita y la serrana La Chata que Juan Ruiz narró en ‘El Libro de Buen Amor’.

A 2.002 metros

Es una de las escenas que tienen lugar en la fuente de El Mojón, a 2.002 metros de altitud del mar, en la romería más alta de Europa, que sirve para unir junto a la cruz a gentes de las provincias de Segovia y Madrid. El puerto de Malangosto recupera por un día el trasiego de gentes que durante años, hasta el siglo XVIII, tuvo este paso natural y punto de comunicación entre ambas Castillas vigilado por arqueros y ballesteros que vivían en Sotosalbos.

El calor de agosto no impide que cada primer domingo de agosto, a pie, en coche, en moto, en bicicleta o a caballo, romeros de todas las edades suban hasta el chozo de La Chata. Desde allí, a mediodía, parte la procesión a ritmo de jota con la imagen del Cristo de la Sierra hasta llegar a la cruz que corona el puerto. A un lado, Segovia; al otro, Madrid, y sus gentes unidas por la romería de Malangosto. La eucaristía, la suelta de palomas, la entrega de diplomas al mayoral y la serrana mayor y la comida animan la jornada en la sierra en la que se recrea aquel encuentro entre la serrana y el Arcipreste de Hita en su camino hacia Sotosalbos.

Impresionante atrio

El pórtico de la iglesia de Sotosalbos conserva uno de los más bellos ejemplos del románico de la región

ELENA RUBIO ARAGONESES

Sotosalbos es un pequeño y recoleto pueblo que se encuentra al pie de la sierra rodeado de robles y dehesas. Un lugar que se eligió con mucho acierto en la época de la repoblación en el año 1116 cuando estos páramos fueron donados por el Concejo de Segovia a la diócesis. Unos antepasados que no tardaron en levantar en el caserío un templo dedicado a San Miguel y que a día de hoy sigue siendo uno de los mejores ejemplos del románico de la región donde se combinan elementos de gran sencillez con otros elaborados y relacionados con una etapa de plena madurez del estilo.

La sencillez de este templo se localiza en la nave única de traza simple y cabecera rectangular, con una decoración en las cornisas donde predominan los elementos geométricos apoyados en canecillos de aspecto primitivo.

Pero la evolución y perfección del románico está plasmada en el pórtico que se sitúa al mediodía. Se accede por dos puertas decoradas con zig-zag, una situada en el lado oriental y otra en el meridional. A los lados de esta última se abren dos arquerías, una de cuatro arcos y otra de tres, con unos capiteles que recogen representaciones que muestran una lucha entre el bien y el mal así como la necesidad del hombre para encontrar la salvación. De esta manera se puede contemplar desde Sansón luchando con el león pasando por la Adoración de los Reyes Magos, hasta temas de aves, actos eróticos representando la tentación o diferentes seres mostruosos.

Destacada es también la torre de esta iglesia, un elemento poco habitual en el románico rural. Hay teorías que explican que su realización responde a que Sotosalbos era un lugar importante en el momento de su construcción. Tiene dos cuerpos, el superior con arcos ciegos agrupados dos a dos en cada lado. Las trazas arquitectónicas son limpias y de buena factura, reduciendo la decoración a los pequeños capiteles de las columnas. La esbeltez de los arcos y las columnas adosadas a las esquinas sugieren que la construcción de la torre pueda ser contemporánea a la del pórtico, aunque es posible que quedara inacabada según el aspecto que presenta la parte del segundo cuerpo.

En la actualidad, la iglesia brilla con todo su esplendor ya que se han finalizado las dos fases de restauración que han sido acometidas por la Junta de Castilla y León por un importe cercano a los 500.000 euros.

Nuevo escudo

Después de tres años de trabajos, Sotosalbos cuenta ya con su propio escudo. En la parte superior izquierda se puede ver una imagen de la Virgen de la Sierra, la patrona del pueblo. En el lado derecho, una oveja con un árbol sobre un fondo blanco que representa el paso de la Cañada Real Soriana Occidental y el nombre del pueblo, 'sotos blancos'. En la parte de abajo del escudo se puede contemplar un libro abierto por la mitad, haciendo referencia a 'El Libro del Buen Amor'. El Arcipreste de Hita se dirigía hacia este pueblo cuando tuvo lugar su encuentro con la serrana llamada 'La Chata' en el puerto de Malangosto.