Espirdo

Grúas y chalés rodean las casas de pueblo

Los proyectos para construir un millar de viviendas en un par de años harán crecer notablemente el censo de Espirdo

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Calle de Espirdo, con una grúa de construcción en el fondo.

Día a día, el censo de población de Espirdo crece y crece. Hace unos dos años que se adentró en una espiral de crecimiento ahora difícil de controlar. De los poco más de trescientos habitantes que tenía el municipio –integrado por los núcleos de Espirdo, Tizneros y La Higuera– hace algo más de dos años, el padrón se ha estirado ahora hasta las seiscientas personas, que no supone el tope a las importantes previsiones de crecimiento.

En mayor o menor medida, los tres pueblos viven una época de construcción de numerosas edificaciones, que hacen prever un notable incremento de vecinos en tan solo un par de años. «El volumen de construcción es incalculable. Se están construyendo más de seiscientas viviendas y también hay proyectos para informar en el Ayuntamiento para otras seiscientas o más. En un periodo de un año y medio se entregarán más de mil viviendas, muchas de primera residencia», advierte el alcalde, Luciano Sanz Sastre.

Y es que el paisaje de lo que antes era un pequeño pueblo está cambiando mucho. Las grúas y las hileras de chalés adosados se suceden y rodean lo que hasta hace poco era el casco urbano de las localidades, ahora prácticamente inapreciable entre bloques y bloques de ladrillos.

Ese crecimiento también trae aparejado «una serie de problemas que antes no teníamos», apunta el regidor. «Ahora nos quedamos cortos en cuanto a infraestructuras, nos ha pillado un poco fuera de juego. Viene mucha gente joven a vivir y necesitan espacios de ocio, culturales, deportivos y estamos ya en ello», añade Luciano Sanz Sastre, consciente de que las necesidades de Espirdo, y también las posibilidades de acometer proyectos, han cambiado mucho en los últimos meses.
Incrementar las instalaciones deportivas y los espacios de ocio figura ahora en los proyectos a corto plazo, al igual que la construcción de un colegio. El viejo cerró hace años y ahora los niños deben ir a Torrecaballeros, «que le tenemos colapsado entre Espirdo y Tizneros. Como mucho, creo que el colegio de Torrecaballeros solo podrá soportar los alumnos de nuestro municipio un año más, porque en cuanto se entreguen todas las viviendas que están en marcha, necesitaremos un centro para nosotros solo», comenta el regidor.

Ocio y deporte

El objetivo es dotar al municipio de las infraestructuras y servicios necesarios que sirvan de aliciente «para que la gente se quede el mayor tiempo posible en el pueblo y encaje con la vida del resto. O se hacen proyectos de este tipo, o la gente no viene más que a dormir, y es una pena porque desaparece el ambiente de pueblo, pasa de ser una piña y de conocerse todo el mundo a que haya gente que ni conoces», advierte Luciano Sanz Sastre, consciente de que la actual situación se encamina a hacer de Espirdo, un municipio cercano a la capital, «un pueblo dormitorio».

A la vez, el Ayuntamiento, que recibió el aluvión de nuevas promociones «en fuera de juego», ya se plantea «hacer un plan estratégico, que es donde podemos contemplar hacia dónde queremos que vaya, porque si no, es imprevisible, porque el crecimiento está siendo muy grande», comenta el alcalde.
Con todos los camiones con material de construcción que diariamente llegan hasta Espirdo, el tráfico de vehículos pesados se ha visto aún más incrementado. Y es que la riqueza arcillera de las laderas que rodean el municipio permiten a Espirdo presumir de las mejores minas de arcilla del país. Un lujo que también tiene su lado negativo. Aunque la actividad laboral es importante, el paso de camiones por la travesía que cruza el pueblo supone un grave peligro que el Ayuntamiento quiere solucionar con la creación de una variante. Un ambicioso proyecto para el que reclama la ayuda de otras instituciones. Y es que el importante crecimiento de población que está experimentando la localidad hace que ahora se deban incrementar aún más las medidas de precaución para mantener a salvo a unos habitantes que crecen día a día.

Juntos todo el año

Asociaciones y Ayuntamiento colaboran en la organización de fiestas y actividades culturales

Isabel Jimeno.

Obras para la construcción de viviendas en la entrada de la localidad de Encinillas. / Isabel Jimeno

Asociaciones y Ayuntamiento colaboran y trabajan de forma conjunta para organizar actividades en todo el municipio. Espirdo y las pedanías de La Higuera y Tizneros registran así una intensa actividad a lo largo de todo el año, aunque de manera más intensa con motivo de las fiestas mayores que cada uno de los núcleos celebra.

La asociación Parrales en Espirdo, Las Lastras en La Higuera y los vecinos que forman la comisión para organizar las fiestas en Tizneros son una parte importante en la vida cultual y de ocio del municipio, que trata de ofertar actividades similares en los tres pueblos.

Verbenas, gigantes y cabezudos, hinchables y encierros ecológicos forman parte de un programa especialmente diseñado para los más pequeños, un colectivo cada vez más numeroso en este municipio cercano a la capital que en los últimos años está experimentando un importante crecimiento demográfico. Prueba de ello son los setenta niños –una cifra impensable hace muy poco– que este verano se apuntaron al campamento urbano que organizó el Ayuntamiento.

Además de en las fiestas y en los días previos, las asociaciones, al igual que el Consistorio del municipio, ponen en marcha otras actividades a lo largo del año. Aeróbic, manualidades para niños y mayores o proyecciones de cine tratan de dinamizar la vida de los vecinos, que también tienen una cita con la degustación de los productos que se organiza en febrero en Espirdo o la fiesta de la trilla y la siega que en verano recuerda en La Higuera los antiguos trabajos del campo.

Romería

Como antes, también siguen celebrando en Espirdo una de las fechas más importantes: la romería de la Virgen de Veladíez. Un fin de semana de mayo en el que es ineludible la visita a la ermita situada a unos kilómetros, en un cerro desde el que se divisa el pueblo.

Las jotas acompañan a la imagen en la procesión matinal que sube desde el pueblo hasta la ermita, donde se celebra la misa y antes también la comida. Ahora el almuerzo tiene lugar en el pueblo, pero por la tarde de nuevo regresan hasta el templo situado junto al yacimiento arqueológico para celebrar la romería con la Virgen de Veladíez por el entorno de bellos paisajes que también esconde bajo tierra restos de época visigoda.

Labores de antes

La Higuera, un anejo de Espirdo, recuerda en verano las faenas del campo en la Fiesta de la Siega

Isabel Jimeno.

Varios vecinos almuerzan en el campo después de la siega. / EL NORTE

Poco tiene que ver la actual imagen de Encinillas con la de hace tan solo un par de años. Hace poco se empezó a intuir lo que hoy es una realidad: el crecimiento de esta pequeña localidad a la que la capital comienza a devolver las personas que un día le arrebató. No son los mismos, pero la cercanía a Segovia que entonces jugó en contra del censo, ahora se alía con la pequeña población para recuperar habitantes.

Y lo hace poco a poco, porque los nuevos vecinos comienzan a llegar y a empadronarse con cuentagotas, pero el ambiente se intuye bien diferente al de hace tan solo unos ejercicios.

Los planos se convirtieron en realidad y las nuevas viviendas dibujan una imagen muy diferente a la de hace tan solo unos años y, según parece, seguirá cambiando con el paso del tiempo. El viejo casco urbano se ha quedado pequeño para los esperanzadores planes de crecimiento de Encinillas.
Mientras, el viejo casco urbano y sus gentes continúan con el quehacer cotidiano de sus escasas calles y muchas fachadas de piedra que dan un toque especial a esta localidad segoviana.

Otro rincón especial, la ribera del arroyo San Medel, rodeado por la frondosa vegetación que marca el cauce que pasa a escasos metros de las casas.

Esa rutina cotidiana que comienza a cambiar con la llegada de nuevos vecinos y la incesante actividad en la construcción se rompe del todo en verano y épocas de vacaciones como las pasadas hace unos días, cuando muchos regresan al lugar del que se fueron y Encinillas multiplica su población.

Pero, sobre todo, el ambiente es diferente con motivo de las fiestas. Aunque el frío suele ser un compañero de las celebraciones, en Encinillas no renuncian a celebrar en la fecha que manda el calendario sus patrones: San Vicente Mártir, el 22 de enero, y la Virgen el Rosario, el primer fin de semana de octubre, el de las fiestas mayores de Encinillas.

Labores de antes

En Espirdo se aúna la modernidad de nuevas construcciones con la calidad de vida de un pueblo tradicional

ELENA RUBIO ARAGONESES

Durante los últimos años Espirdo, y sus núcleos agregados de La Higuera y Tizneros, han visto como sus calles han experimentado un cambio radical por el empuje de las construcciones de numerosos pisos y chalés. Y es que los pocos kilómetros que distan desde estas localidades a la ciudad han animado a muchos a trasladarse a vivir a estos pueblos.

Pero no todo son nuevas construcciones y urbanizaciones, ya que la historia de esta localidad se remonta a hace siglos. En concreto, a la época visigoda porque hace décadas se descubrió en el pueblo una necrópolis en la que se hallaron más de cincuenta sepulturas y numerosos restos arqueológicos. Un camposanto que se localizaba junto a la ermita románica de Veladíez, un templo que pudo pertenecer a un despoblado hoy desaparecido.

Situada junto a la actual carretera de unión con La Lastrilla y Segovia, de este templo es digno de destacar la portada ubicada en la fachada meridional en la que se conservan algunos canecillos y unos fantásticos capiteles. No es el único monumento religioso destacado de Espirdo ya que dentro del pueblo se sitúa la iglesia dedicada a San Pedro Apóstol. Exteriormente, su elemento más destacado es su torre mientras que en su interior llama la atención un pequeño altar en el que se encuentra la Virgen de Espirdo, que podría tener un origen románico.

De origen medieval también es la iglesia de Santo Tomás, que se encuentra en La Higuera. Conserva una espléndida portada románica donde sobresalen sus capiteles figurados y cuya decoración se inspira en el maestro del Monasterio de Santo Domingo de Silos. En esta localidad también se puede contemplar un potro de herrar y un yugo que fueron restaurados en el año 2000. En Tizneros, el monumento más destacado es la iglesia de San Juan Bautista.

Nombres curiosos

Muchas veces los nombres de las diferentes localidades dan datos y pistas del pasado de estos municipios. En el caso de Espirdo, y sus núcleos agregados, dan pie incluso a leyendas. En el caso de La Higuera hay una tradición oral en el que se relata la historia de dos hermanas, Santa Rita y Santa Quitería, casadas con dos hermanos que bebían en exceso y pegaban a sus esposas. Estas maldecían las viñas que había en la zona y se lamentaban de que no pudieran ser cambiadas por otro cultivo. Un día Dios escuchó sus plegarias y en una ocasión les preguntó si querían convertir las viñas en cualquier otra cosa. Una de las hermanas respondió que en higos y la otra que en brevas. De esta manera, los deseos de las dos hermanas fueron concedidos ya que la higuera produce los dos frutos: los higos y las brevas.

Realidad o ficción de lo que sí que existe documentación es del siglo XIII en el que ya se menciona a la localidad como 'La Figuera', por la presencia de este árbol en la zona.

El nombre de Espirdo también ha ido variando a lo largo de la historia ya que en el siglo XI se conocía a la localidad como 'Spiritu', en alusión a la advocación de la iglesia. Dos siglos después, la denominación cambió hasta convertirse en 'Spiritu de Rubiales', por estar cerca del despoblado de Rubiales, hasta que en el siglo XVI se mencionaba a la localidad con el nombre actual. En el caso de Tizneros, se cree que el nombre puede hacer alusión a alguna carbonera que existiera en la zona.