Torrecaballeros

Un lugar para comer y dormir

Torrecaballeros centra su actuación en solucionar el problema de abastecimiento y controlar la construcción

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

La carretera separaba hasta hace unos años los núcleos de Torrecaballeros y La Aldehuela. Pero la expansión urbanística les ha terminado por fundir. Los restaurantes en los que el cordero es la estrella y que ocupan lo que un día fue lugar de paso y parada del ganado por la Cañada Real Soriana Occidental servían de vínculo entre ambos pueblos y ahora se difuminan entre las casas.

Algo más alejado, Cabanillas del Monte todavía ha escapado al ‘boom’ de la construcción por el alfoz de Segovia y sus calles, muchas todavía de barro y arena, conservan ese sabor a pueblo entre cuarenta vecinos que sus hermanos han perdido para convertirse en localidades dormitorio.

Un hecho contra el que ahora Torrecaballeros quiere luchar en la medida de lo posible. Limitar la construcción en el amplio terreno urbanizable para evitar la densificación de viviendas y alentar proyectos que ayuden a que sus vecinos permanezcan cada vez más tiempo en el municipio es uno de los retos. El proyecto para habilitar un polígono industrial que ayude a asentar población es una de las iniciativas en el punto de mira, pero por ahora «no hay nada definitivo», ante la prioridad de velar por un urbanismo ordenado y con las dotaciones adecuadas. «Los edificios se construyen y se quedan ahí y quieres que estén lo mejor posible», advierte el alcalde, Serafín Sanz Sanz. Y es que el elevado precio del suelo, que se «ha multiplicado un 300% en los cuatro o cinco últimos años», no ha frenado la construcción y las grúas y los palés de ladrillos rodean un viejo casco urbano que ha quedado oculto tras las nuevas viviendas.

La construcción de una guardería es otro de los retos municipales para atender a una población en constante crecimiento. Pero no todos los que llegan a Torrecaballeros se empadronan, por lo que conseguir que sus vecinos se censen es una de las luchas del Ayuntamiento para dar los servicios de acuerdo a la población real. Y es que aunque el censo, en constante aumento, se eleva a 860 personas, frente a las 580 que había hace dos años, «creemos que hay unas trescientas más viviendo».
Esa diferencia entre los empadronados y los habitantes reales ha sido uno de los problemas que ha impedido a Torrecaballeros optar a una subvención de la Junta de Castilla y León para construir una guardería, un servicio cada vez más demandado.

Gastronomía

Y la fama de la gastronomía de Torrecaballeros y las segundas residencias hacen que la gente que está en el municipio se dispare y «hay días puntuales en los que llegamos a ser cuatro mil personas», advierte el regidor.

Y es notable incremento de gente hace que los servicios básicos tengan una mayor demanda. De ahí la preocupación del Ayuntamiento por solucionar el histórico problema de abastecimiento de agua. La presa construida hace unos años en Santo Domingo de Pirón para abastecer a varios núcleos es suficiente, pero el crecimiento de población en la zona hace prever que será insuficiente en breve, al igual que las conducciones, que además de viejas y deterioradas, ya se han quedado pequeñas.
Pero el problema del agua, aunque este verano de especial sequía como el pasado no se ha notado demasiado, no ha surgido en los últimos años. Los 375 habitantes que había hace diez años también lo sufrieron, de ahí que la inversión para solucionar un problema importante sea grande, ya que las previsiones de expansión por el alfoz de Segovia son optimistas y Torrecaballeros se encuentra en esa estela de crecimiento.

Ardiente participación

Las peñas se encargan de organizar algunas de las actividades de la fiestas de Torrecaballeros, como la quema del muñeco

Isabel Jimeno.

Son días muy especiales, para el disfrute de todos y por eso casi todos también participan en su organización. La colaboración entre el Ayuntamiento y las peñas es fundamental y constante en la organización de las fiestas mayores de Torrecaballeros. Durante el verano, las reuniones son constantes para elaborar el programa y repartir el trabajo.

El Consistorio se ocupa de la contratación y de costear los costes de las orquestas, mientras las peñas se encargan de buena parte del resto de actividades.

De hecho, en la inauguración de las fiestas de la Natividad de la Virgen, el primer fin de semana de septiembre, las peñas son las protagonistas, pero además tienen un intenso trabajo para hacer disfrutar al resto de los vecinos y visitantes que estos días llenan el pueblo.

Para inaugurar las fiestas, la orquesta y el ‘pincho’ popular consistente en una parrillada popular que cada año se encargan de elaborar y repartir dos peñas. Al día siguiente, también estos colectivos de amigos tienen un cometido especial. Además de la sardinada y la elección de la reina y el rey de las fiestas, el viernes reserva un hueco para una de las actividades más curiosas de las fiestas de Torrecaballeros.
Semanas antes se elige a la peña que deberá llevarlo a cabo y no podrá desvelar el secreto hasta el momento marcado en el programa. Es la hora de la quema del muñeco. Un acto divertido, pero también cargado con una cierta dosis de crítica y denuncia. Es la manera que los vecinos tienen de expresar sus disconformidad o hartazgo con alguna situación o personaje.

Durante el verano, la peña elegida debe realizar el muñeco con aquella situación o personaje que por su excesiva aparición en los medios haya resultado más pesado. A medio camino entre la parodia y la crítica, se realiza el muñeco que el viernes de las fiestas será quemado con petardos delante del resto del pueblo.

‘ El Koala’, autor de la famosa canción ‘Opá’, y Julián Muñoz e Isabel Pantoja son algunos de los últimos personajes que se han quemado en la hoguera de las fiestas de Torrecaballeros.

Competiciones deportivas, campeonatos y actividades infantiles tampoco faltan en el programa de las celebraciones en honor de la Natividad de la Virgen que se celebran de manera conjunta en Torrecaballeros y el barrio de La Aldehuela.

Junto a las actividades más lúdicas, otros de los momentos especiales son las procesiones al ritmo de jota, a las que vecinos e hijos del pueblo no faltan para festejar los días grandes de Torrecaballeros.

La historia del ovino

Referente antes por su esquileo, Torrecaballeros sigue vinculado al ovino por su gastronomíao

Isabel Jimeno.

Interior del Esquileo de Cabanillas del Monte, anejo de Torrecaballeros. / DE TORRE

A lo largo de su historia, por diferentes motivos dependiendo de la época, el ganado ovino siempre ha estado ligado a la vida de Torrecaballeros.

Asentado junto a la Cañada Real Soria Occidental, conocida como Cañada de la Vera de Sierra a su paso por tierras segovianas, la localidad era un punto de paso obligado de las ovejas en tiempos en los que la trashumancia era obligada para buscar mejores pastos para el ganado y ésta debía hacerse caminando.

La industria de la lana adquirió gran relevancia en la economía segoviana merced, en parte, a que aquí se construyeron un buen número de esquileos. Una auténtica actividad industrial en la que miles de ovejas eran desprovistas de su lana. Los esquiladores trataban kilos y kilos de vellones en esas factorías tan importantes en la historia de la provincia de Segovia hoy casi desaparecidas.

Sin embargo, entre todas ellas hay una que ha superado estoicamente el paso del tiempo y ha entrado en el siglo XXI declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Es la de Cabanillas del Monte, la casa de esquileo ubicada en la pedanía de Torrecaballeros con el mismo nombre que logró la catalogación como bien protegido en 1997. Y es que, además de por la importancia en la historia de Segovia, en general, y del municipio, en particular, este esquileo llama la atención por el buen estado de conservación en el que se encuentra.

De propiedad privada y utilizado en ocasiones para celebración de acontecimientos, en él aún se puede pasear por la casa noble, el rancho o sala de esquileo donde las ovejas eran desprovistas de sus vellones de cara al verano; el bache, así llamado al lugar donde se introducía a la res antes de ser esquilada para facilitar el trabajo al esquilador; los encerraderos, es decir, los espacios en los que se guardaba al ganado para ser marcado y separado; las lonjas donde se almacenaba la lana y el resto del inmueble en el que trascurría la vida en el esquileo.

Fiesta

Hoy, eso ha desaparecido, pero una vez al año, la fiesta del esquileo de Cabanillas del Monte permite recordar cómo era ese viejo oficio hoy casi desaparecido en el que los esquiladores movían con soltura las tijeras para esquilar.

La trashumancia y el paso de ganado ya no son importantes en la economía local de Torrecaballeros, pero el ovino sigue siendo importante. Ahora en otra faceta. La de los exquisitos corderos asados que la reputada actividad hostelera sirve en los platos de los cientos de comensales que cada semana se acercan hasta los numerosos restaurantes de la localidad. El buen hacer de los restauradores ha permitido situar a la localidad como uno de los puntos de parada obligada para degustar este producto del ovino, tan vinculado a lo largo de la historia a Torrecaballeros.

Doble actividad

En Torrecaballeros se han dedicado durante siglos a la agricultura y la ganadería, con el esquileo como oficio destacado

Elena Rubio Aragoneses

Hoy en día, Torrecaballeros es un importante enclave hostelero donde a diario, y sobre todo los fines de semana, acuden numerosos turistas a disfrutar las excelencias de la cocina que se realiza en sus numerosos establecimientos o a comprar productos en alguna de sus tiendas.

Pero Torrecaballeros es mucho más que un lugar donde comer un buen asado o vivir cerca de la capital, sino que es una localidad que acumula un importante pasado, sobre todo vinculado, al mundo del campo. Los vecinos de Torrecaballeros han tenido durante siglos una actividad principalmente agrícola. En 1347, el rey Alfonso XI les autorizó a roturar los montes por los que pasa la cañada, respetando siempre los mojones que marcaban el ancho de ésta. De aquí el origen de un sinfín de pleitos y conflictos entre vecinos y mesteños que durarían hasta el siglo XIX. Y es que el paso de la Cañada Real Soriana Occidental ha sido uno de los factores que marcaba la vida de los vecinos del pueblo durante determinados meses. El paso de los rebaños que volvían de pasar el invierno en Extremadura se producía en el mes de mayo, la época del esquileo. Torrecaballeros tuvo uno de los ranchos de esquileo más grandes de la provincia. Podía atender a unas 42.000 cabezas por temporada, aunque de este inmueble tan sólo sobrevivió el edificio de la pellejería, actualmente incorporado al complejo hostelero del Rancho de la Aldehüela.

Un oficio que tiene todavía un recuerdo vivo gracias al rancho de esquileo de Cabanillas del Monte. El encerradero es pequeño, comparado con el de otros esquileos, aunque cuando estaba en pleno funcionamiento podía acoger a más de 15.000 cabezas. Además, se usaba complementariamente el Rancho de la Marquesa.

Cerrando una forma de 'L' con la nave del rancho y sus dependencias auxiliares, se levanta el edificio de la vivienda, la 'casa de los señores', en cuyo interior destaca una escalera imperial. Incluso se hizo un oratorio con grandes portones que daban al rancho y desde donde el capellán oficiaba la misa de los domingos a la que asistían los trabajadores.

Las causas de que este centro perdure hay que buscarlas en sus dimensiones reducidas y en el empeño de sus dueños de mantener formas de vida ya pasadas. En la actualidad, el esquileo es privado y en su interior se han celebrado diferentes acontecimientos.

En cuanto al patrimonio religioso, el monumento más destacado de Torrecaballeros es la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari. De su pasado románico conserva un arco de medio punto en cuyos capiteles se puede contemplar el tema de las sirenas-pájaro y una escena de siega. En el muro meridional se abre una sencilla y bella portada románica con una arquivolta en zig-zag, que es de similar traza a la del templo de Sotosalbos y la iglesia del monasterio cisterciense de Santa María de la Sierra. En Cabanillas se encuentra la parroquia de San Miguel. Es un templo humilde, pero muy acogedor. De su origen románico conserva la cabecera semicircular y el primer cuerpo de la torre.

Polígono y guardería

Los responsables del Ayuntamiento trabajan intensamente en proyectos muy interesantes para mejorar el municipio. Uno de ellos es la creación de un polígono industrial de 230.000 metros cuadrados. La semana pasada presentaron a los propietarios de los terrenos el avance del plan parcial. A partir de ahora se abrirá un período de exposición pública. Otra de las iniciativas es la construcción de una guardería.

Este año el municipio también ha recibido subvenciones de otras administraciones. De esta manera, los 177.519 euros del Plan E y los 100.000 euros de los Planes Provinciales se han dedicado a realizar mejoras en las zonas deportivas; mientras que los 85.000 euros del Plan Extraordinario se destinarán a un edificio de usos múltiples.

Albergará seis espacios diferentes donde se pretende ubicar una biblioteca, la escuela de música o una sala de ordenadores.