Bernuy de Porreros

Un pueblo de crecimiento sostenible

Bernuy de Porreros quiere extrapolar a las nuevas construcciones el proyecto de la Ciudad Bioclimática

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Bernuy de Porreros se convertirá en el primer pueblo de España en albergar una ciudad bioclimática. Un proyecto que, tras meses trámites, ha encarrilado la recta final definitiva para su construcción y a finales del próximo año tiene previsto entregar las llaves de las primeras casas.

267 viviendas ecológicas que han alentado un proyecto aún más ambicioso con el que el Ayuntamiento quiere extender al resto del pueblo un «crecimiento sostenido en todos los sentidos, no solo en población y construcción», advierte el alcalde, Rafael de las Heras Gómez. «Estamos preparando una modificación de las normas urbanísticas para adaptarlas a la nueva ley y lo que queremos de nuestro municipio. Vamos a obligar a todas las nuevas promociones a que se implanten necesariamente placas solares, tanto de energía térmica como fotovoltaica; vamos a obligar a que se recojan todas las aguas pluviales de los canalones y colocar más masa arbórea porque es vital para que una zona sea más habitable», apunta el regidor. «De alguna forma, lo que estamos haciendo es extrapolar el proyecto de la ciudad bioclimática a la vida del pueblo. Que sea sostenible cien por cien es muy difícil, pero, por lo menos, lo vamos a intentar», explica Rafael de las Heras Gómez.

Y es que el Consistorio, ambicioso en sus pretensiones y consciente del crecimiento poblacional que podrá experimentar Bernuy de Porreros en los próximos años, tiene claro que la construcción debe ser armónica y sostenible, pero no descarta y importante despegue del censo. «Bernuy en cinco o seis años estará en cinco mil habitantes, sin ninguna duda», destaca el regidor, quien señala que en el casco urbano se están construyendo unas cuatrocientas viviendas, a las que hay que añadir las de la ciudad bioclimática y las próximas edificaciones en tres planes parciales que se están tramitando.
Y en esa preocupación por el medio ambiente y el desarrollo sostenible, el Consistorio de Bernuy de Porreros incluye su proyecto para compostar en la localidad la materia orgánica que se genera, «lo que significa que vamos a reciclar el 40% ó 50% de los residuos del pueblo», destaca Rafael de las Heras, quien apunta que para hacer posible la iniciativa se llevará a cabo una campaña de sensibilización y se dotará a los vecinos de cubos para la recogida selectiva.

La idea para instalar una planta depuradora que permita reutilizar el agua para el riego de calles y jardines a través de una tercera red de canalizaciones, sobre todo en las partes nuevas del pueblo, y que suponga un ahorro del preciado elemento es otro de los proyectos en los que trabaja el Ayuntamiento para contribuir a ese desarrollo sostenible. «Así se optimizan los recursos tremendamente. En Bernuy tenemos mucho agua, pero eso no es motivo para que lo malgastemos», advierte el regidor.
Fomentar el uso del transporte público que evite el incesante trasiego de vehículos entre Bernuy de Porreros y la cercana capital es otra de las metas, y para ello el Ayuntamiento estudia implantar un servicio entre ambos núcleos adecuado a las demandas de los vecinos. «Ahora mismo somos quinientos, pero estamos creciendo y cada vez será más necesario y, si la gente lo tiene desde el principio, será más fácil que se mentalice para utilizarlo», destaca Rafael de las Heras.

Tradiciones

Pero en Bernuy de Porreros no solo miran al futuro. No se olvidan de las tradiciones que, gracias a la figura de ‘El Zorra’, se van pasando de generación en generación. Entre ellas, el enérgico paloteo de los danzantes, que se preparan para honrar a San Antonio, la fiesta más íntima, la del pueblo, frente a la multitudinaria de Santiago, que congrega a miles de jóvenes en las estrechas calles de municipio en las noches del viernes y el sábado del último fin de semana de julio. La procesión de La Soledad el Viernes Santo, a oscuras y en un silencio roto por los versos de Lope de Vega que solteros y casados cantan por las calles del pueblo es otro de esos legados que los bernuy porretanos han heredado de sus ancestros y que, pese al previsible importante crecimiento de población, no quieren olvidar.

Silencio y penumbra

Algunos vecinos de Bernuy de Porreros se visten de penitentes descalzos y con cadenas en la procesión de Viernes Santo

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Cae la noche y la oscuridad inunda las calles. Las farolas se apagan y la penumbra pasea entre las casas de Bernuy de Porreros. Es el momento para que comience la procesión de Viernes Santo, una de las citas más emotivas y espectaculares que se celebran en el pueblo. Sobre las nueve y media de la tarde-noche, cuando la luz del sol se despide, los pasos salen del templo. Junto a ellos, los vecinos que presencian y participan en ella.

Antes solo hombres, pero desde hace unos años también mujeres, caminan como penitentes. Ataviados con un sayo, descalzos, encadenados y portando una pesada cruz recorren las calles de Bernuy de Porreros. Imitando así la pasión de Jesús el Nazareno, cada uno cumple con su particular promesa.
Una arraigada tradición que incluso hace que algunas familias tengan su propia cruz, que guardan durante todo el año en la iglesia. Cada año, un miembro de la familia la porta en la procesión del Viernes Santo.

Junto a los penitentes, también caminan los cirineos, cuya misión es alumbrarles con una vela por las calles en penumbra y respetuoso silencio de Bernuy de Porreros.

Además de penitentes y cirineos, la procesión tiene unas características especiales que se siguen manteniendo, al contrario que otras actividades de Semana Santa que se han perdido, como el Vía Crucis matinal que recorría las catorce cruces del Vía Crucis, interpretando distintos cánticos entre estación y estación.

Las canciones que no se han perdido son las de la procesión de tan señalado día, otra parte más de la tradición que rodea a este emotivo día en Bernuy de Porreros.

Cánticos

Los mozos encabezan el cortejo. Después, los jueces de las hermandades, que preceden a los penitentes cargados con sus cruces. Tras ellos, la Virgen de la Soledad y el sacerdote. Por último los casados cierran la procesión durante la que solo los cánticos de los integrantes del cortejo interrumpen el clima de silencio y respeto que invade las calles del pueblo.

Estrofas del ‘Romancero espiritual’ de Lope de Vega sirven de guión a los cánticos que interpretan. Comienzan los solteros con una estrofa y, después, contestan los casados. Así sucesivamente hasta que finaliza el recorrido con el sermón de la Soledad y el canto de la Salve, que pone punto y final a las celebraciones de este día importante. Un día importante que antaño también era en el que las jóvenes del Santo Cristo cantaban ‘Las Siete Palabras’ y ellos velaban durante toda la noche al Santísimo en la iglesia. Hoy eso ha desaparecido, pero la procesión sigue siendo una de las tradiciones más arraigadas y características de Bernuy de Porreros.

Época de tradiciones

Cuaresma y Semana Santa centraban numerosas tradiciones ya perdidas de Bernuy de Porreros

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Iglesia románica de Santiago Apóstol, encajonada entre las casas de Bernuy de Porreros. / I. JIMENO

La procesión de Viernes Santo es una de las tradiciones más arraigadas y vistosas que se conservan en Bernuy de Porreros, pero la actividad en torno a Semana Santa fue mucho más intensa años atrás, cuando desde Carnaval a Domingo de Resurrección se sucedían los actos costumbristas transmitidos de generación en generación por los bernuy porretanos.

Desde los pequeños hasta los mayores. Todos eran en parte protagonistas de la tradición que mandaba que los niños se disfrazasen con capas y sombreros y la cara pintada con tizón y las niñas, con el traje típico el martes Carnaval, el día en que las caretas ocultaban la identidad de los vecinos, prestos a hacer bromas en una jornada en la que no faltaba el baile en el salón y la vaquilla que los mozos hacían con un armazón, tapado con sacos y rematado con cuernos y rabo, para perseguir y asustar a mozas y niños.

Cánticos

Después, miércoles de ceniza. Empezaba la Cuaresma, una época de recogimiento que no impedía momentos más alegres en Bernuy de Porreros como el cántico de piezas como ‘Primer domingo de Cuaresma’, ‘Domingo de Ramos’, ‘El arado’ o ‘La baraja’; y la celebración de la Sierra de las Viejas, el jueves a mitad de la Cuaresma. La víspera, los niños con gorro militar y la niñas con una pañoleta, salían a pedir por las casas cantando diferentes canciones para que los vecinos les diesen huevos, patatas o tocino que servían de base para la merienda del día posterior.

Junto a la fiestas más paganas, las celebraciones religiosas también eran importantes como el calvario por la tarde de todos los viernes de Cuaresma y el cántico del miserere por la noche; las tinieblas las tres noches anteriores al Jueves Santo, en las que el sacerdote y el sacristán leían partes de la Biblia y apagaban las velas de la iglesia de Santiago Apóstol hasta que el templo quedaba a oscuras, en tinieblas, o los cantos que los domingos del periodo cuaresmal entonaban, en parejas, cuatro jóvenes, conocidas como las chicas del Santo Cristo.

Usos, tradiciones y costumbres que se han ido perdiendo con el tiempo, pero que se guardan en la memoria de los mayores de Bernuy de Porreros que tantas veces las recrearon.

Una joya encajonada

La iglesia de Bernuy de Porreros es un referente del románico, aunque pasa desapercibida al estar rodeada de viviendas

Elena Rubio Aragoneses

Bernuy de Porreros está situado a menos de diez kilómetros de la capital y tiene su origen en la Edad Media. De aquella época es el monumento más importante de la localidad y por el que, sin lugar a dudas, merece la pena acercarse a este pueblo para contemplarlo. Se trata de la iglesia dedicada a Santiago Apóstol. A pesar de ser una de las joyas del románico, a muchos les puede pasar desapercibida ya que se encuentra encajonada entre las casas de su alrededor.

Sin embargo, una vez delante de ella se puede apreciar su bello pórtico del mediodía, en cuyos capiteles se pueden ver perfectamente labrados motivos vegetales, aves, grifos y centauros. A este pórtico le acompaña una sencilla puerta de ingreso, así como toda una buena corona de canecillos. El templo ha sido recientemente restaurado gracias a la Junta de Castilla y León. Se han invertido más de 545.000 euros.

Aunque hace años, este templo dedicado a Santiago Apóstol no era el único que había dentro del término municipal ya que a Bernuy de Porreros también pertenecía el despoblado de San Medel. Se encontraba situado cerca de la actual autovía Segovia-Valladolid. Es precisamente desde esta carretera desde la que aún hoy se pueden observar las ruinas de su iglesia, de la que aún conserva su espadaña.

Entornos naturales

Bernuy de Porreros también posee unos buenos entornos por los que practicar senderismo. Unos caminos rurales que llegan a Espirdo o La Lastrilla y que permiten conocer un poco más los alrededores del pueblo. Además en el municipio también se puede disfrutar de los denominados 'Soto de Arriba y de abajo', unas zonas verdes en las que es muy agradable estar, sobre todo, en los meses estivales.

Precisamente por los parajes de Bernuy de Porreros hay numerosas fuentes y manantiales. Una de las más conocida es la 'Fuente de los caños'. Tiene un gran pilón y dos caños y, junto a ella, se encuentra el lavadero de piedra caliza que ha sido restaurado en los últimos años. Los vecinos de este pueblo aseguran que el agua de esta fuente es agradable todo el año ya que en verano sale fresca y en invierno no es tan fría como el ambiente exterior. También está la 'fuente de los pájaros', de la que se dice que tiene propiedades curativas, sobre todo, para afecciones oculares. Está situada en un entorno que los vecinos de Bernuy tienen gran aprecio, el Soto de Arriba.

En otro paraje que cuenta con gran amplitud y que ha sido adaptado como zona de recreo se encuentra la fuente del Moro, de la que se llevó el agua al pueblo en 1942. El agua se repartió en cuatro fuentes: una en la tejera, otra detrás de la casa del médico, otra en la plazuela de la Tía Bernardina y la última en la carretera de Segovia. Y por último, otro de los manantiales del pueblo es 'Fuente Rubiales', que se encuentra en un entorno que se ha acondicionado para uso y disfrute de sus habitantes.