Urueñas

Una residencia para dar servicio y generar trabajo

Urueñas espera que pequeñas iniciativas empresariales y la construcción de viviendas de protección oficial alienten a los jóvenes para establecerse en el pueblo

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

A mediodía, la alegría comienza a despertar en Urueñas. Los jóvenes que por la noche han prolongado su estancia en la calle, salen de nuevo. Es el ritual que se repite prácticamente a diario durante el verano, cuando la población juvenil e infantil se multiplica sustancialmente. Y es que las trescientas casas que están habitables se abren, lo que supone un importante incremento de gente en Urueñas.

Entre ratos de ocio y diversión en el parque o en los juegos del centro cultural, los niños también tienen tiempo para preparar los bailes que exhibirán durante las fiestas en honor del Dulce Nombre de María, el segundo fin de semana de septiembre.

Aunque ahora tan solo tiene 140 habitantes, Urueñas puede presumir de ser «la capital de la Pedriza», según apunta el alcalde, Eusebio Blanco Guijarro, que recuerda que hace medio siglo la población alcanzó su punto más álgido hasta alcanzar casi los ochocientos habitantes.

Mucho ha bajado el padrón desde entonces, pero Urueñas todavía se erige como uno de los pueblos más grandes de la zona, solo superado por la vecina Sepúlveda y casi a la par con Navares de Enmedio. Esa peculiar capitalidad y la conservación de ciertos servicios como tienda, bar y panaderías hacen que Urueñas siga siendo un punto de referencia para los vecinos de otros pueblos de la zona.

Y, aunque como en la mayor parte de los pueblos segovianos, la población ha descendido, el municipio tiene la suerte de haber logrado mantener el censo en los últimos años e incluso incrementarlo ligeramente gracias a que «se han quedado algunos jóvenes en el pueblo y eso da vida en todos los aspectos», destaca el regidor, que echa en falta la instalación de pequeñas empresas que ayuden a asentar habitantes y confía en que de nuevo se vuelva a abrir un restaurante, un aliciente más para ir a Urueñas, aunque solo sea de visita.

Además, el proyecto para la construcción de doce viviendas de protección oficial también pretende ser un aliciente para asentar jóvenes que ayuden a mantener el pueblo.

Dar un servicio a los mayores de este y otros pueblos a la vez que genera puestos de trabajo es el objetivo de la residencia de ancianos con 26 plazas que en unos días abrirá sus puertas en un viejo convento que fue donado al Ayuntamiento y ha sido rehabilitado para atender la creciente demanda de este tipo de servicios.

«Siempre positivo y optimista», Eusebio Blanco Guijarro cree que «el pueblo irá a más» y sueña con que el turismo sea una vía hacia el futuro para Urueñas, que, como otros pueblos de la zona, también presume de ofrecer «buenos corderos por el pasto de las pedrizas, por la lastra».

Reto: el turismo

Cerca de puntos turísticos por excelencia como Sepúlveda y las Hoces del Duratón, que cada mes atraen a cientos de turistas, el alcalde espera que algún emprendedor dé el salto e instale algún alojamiento de turismo rural que sirva para promocionar el pueblo y contener la caída de censo en el medio rural.

Multitudinario colectivo

Concursos, bailes, conferencias y excursiones amenizan la semana cultural que organiza desde 1987 la asociación Amigos de Urueñas

Isabel Jimeno.

Comienzan las vacaciones veraniegas y eso se nota en las calles de Urueñas, con más gente que el resto del año. Más personas y también más actividad, que tendrá como punto álgido las fiestas del Dulce Nombre de María, el segundo fin de semana de septiembre.

De viernes a domingo las peñas llenan de colorido las calles del pueblo y participan de forma activa para que la alegría y la acción no falten. Precisamente el recorrido por los locales en la inauguración de las peñas, regada por los vasos de limonada, es una de las actividades iniciales de estos días en los que lo lúdico y lo religioso tienen cabida y se conjugan en el programa con orquestas por la noche, misa y procesión a mediodía y competiciones de bolos, mus, brisca y pelota por las tardes.

Pero antes de que lleguen esos días importantes, el ambiente se va caldeando con la semana cultural que desde 1987 organiza la asociación Amigos de Urueñas, constituida un año antes. Casi veinte años de competiciones variadas, charlas, excursiones a otros lugares y parajes pintorescos del pueblo tienen cabida en una semana que con el tiempo se ha transformado en diez días de gran acción en torno al 15 de agosto, cuando más gente hay en el pueblo.

Y es que si el censo apenas supera la barrera de los cien habitantes, la agrupación cultural cuenta con más de cuatrocientos socios. Orquesta una noche con barra de bar incluida para recaudar fondos y la actuación del grupo de danzas Enebro también se cuelan en estos diez días.

Precisamente el grupo Enebro, que también sube al escenario en las fiestas del Dulce Nombre de María, es una de las creaciones de la asociación cultural. En el verano de 1988 y 1989 se dieron los primeros pasos de lo que posteriormente se constituyó como grupo gracias al trabajo de Petri Sanz. Hoy son Mónica e Isabel las profesoras que cada verano enseñan las danzas a los urueñenses, distribuidos en tres grupos, según la edad.

Poesía y revista

El recital poético, el cine de verano, la cena de hermandad y el karaoke son otras de las aportaciones de la asociación cultural Amigos de Urueñas para hacer más entretenida la vida de los urueñenses.
Y para dar cuenta de todo lo que se organiza, de las costumbres de antes, de los proyectos y curiosidades, en agosto de 1998 salió a la luz el primer número de la revista ‘Cotorrillos’, puesta en marcha también por la asociación cultural, que da cabida a los vecinos para que a través de esta publicación expresen sus comentarios e inquietudes.

Campanas y remate

Los mozos de Urueñas llenan de ramas la puerta de la ermita del Santo Cristo del Humilladero la noche anterior a la fiesta

Isabel Jimeno.

Los mozos ponen las ramas en la ermita

La devoción de los urueñeneses por el Santo Cristo del Humilladero viene de lejos y aún hoy se mantiene. De hecho, fueron los propios vecinos quienes impulsaron la creación del Humilladero, pues cuentan que fue un devoto, Ruy Díez Álvarez, cuyo escudo aparece en la puerta, quien en 1635 corrió con los gastos de construir el pequeño templo para oración y refugio de los peregrinos. Y han sido los devotos quienes, en años venideros, han costeado las remodelaciones del pequeño templo por el que siempre en Urueñas se ha sentido y se siente algo especial.

Aunque en el pasado fue más numerosa, pues la mayoría de los matrimonios de la localidad pertenecían a la misma, todavía se mantiene la Cofradía de la Vera Cruz del Santo Cristo del Humilladero, encargada, entre otras cosas, de atender la ermita y subir la imagen a iglesia en Semana Santa.

Pero el momento cumbre en la localidad llega durante el día de la fiesta, que también se encarga de impulsar la cofradía. El descenso de población ha motivado que varíe de fecha y el día grande en honor del Santo Cristo del Humilladero ya no es el 6 de junio, sino el fin de semana más próximo, pero eso no ha acabado con la devoción y los rituales que siempre rodean a esta arraigada celebración.

Fiesta y alegría

De nuevo, un año más, el primer fin de semana del mes de junio ha sido motivo de fiesta y alegría en Urueñas. Es el momento de cumplir con la tradición. Así, los mozos del pueblo volvieron a enramar la entrada del templo, adornado con rosas y flores que ellas se encargan de buscar y colocar para que luzca bonita en la fiesta grande.

El sonido de la campana se encarga de anunciar también que Urueñas despertará al día siguiente de fiesta, con la misa en honor del Santo Cristo en una ermita repleta de fieles.

También lo lúdico tiene cabida en la celebración y el tradicional aperitivo, en casa de los vecinos o en la taberna, es un ingrediente más de la jornada. Es el momento para que los devotos depositen en la ermita sus presentes. Conejos, garbanzos, corderos, pastas, huevos y pollos figuran entre los donativos que los urueñenses ofrecen para ser sorteados en el típico remate que pone fin a la celebración religiosa después de la procesión por las calles del pueblo.

Ritual

Todo un ritual, el del remate, que comienza con la subasta de los palos de las andas sobre las que ha procesionado el Santo Cristo para ver quiénes tendrán el honor de introducirle de nuevo en el templo, colocarle en el altar y en el trono. Después, momento de la puja por los presentes que ofrecen los devotos, con la que la cofradía obtiene recursos económicos para atender las necesidades de la ermita del Santo Cristo del Humilladero, por la que los urueñenses siempre han demostrado un especial cariño.

Fortuna joven

Urueñas quiere mejorar las instalaciones deportivas y arreglar el consultorio médico

Isabel Jimeno.

Urueñas puede sentirse afortunado. Con algo más de cien habitantes, ve cómo algunos de sus jóvenes se quedan en el pueblo y, aunque hace años cerró el colegio, aún hay niños que llenan con sus voces las calles de esta localidad del norte del mapa de la provincia de Segovia. Con las dificultades que atenazan al medio rural, la población se va manteniendo y los jóvenes son un pilar fundamental.
A ellos precisamente va dirigido uno de los proyectos que quiere acometer el Ayuntamiento. La afición por el fútbol sala está en auge en Urueñas, sus chicos compiten contra otros equipos en la liga Interpueblos y por eso uno de los objetivos municipales es arreglar las instalaciones que «están un poco deficientes», admite el alcalde, Eusebio Blanco, que baraja las posibilidades para financiar éste y otros proyectos.
Y es que a la escasez de recursos económicos que padecen los pueblos hay que añadir la «mala situación económica» que sufre el Ayuntamiento de Urueñas tras el importante desembolso económico que supuso la construcción de la residencia de ancianos y centro de día municipales hace algo más de dos años. Aunque recibió ayuda de la Junta, la aportación del Consistorio y de los propios vecinos fue fundamental para poner en marcha esta instalación que da un servicio importante y genera vida en el pueblo con los puestos de trabajo creados y la afluencia de gente para ver a sus mayores.

Urueñas también mantiene servicios como tienda, bar o panadería y cuenta con autobuses diarios a Madrid, algunos días a Segovia y conexión con Sepúlveda, que se verá incrementada con la puesta en marcha del transporte a la demanda. Entre los déficits figura la mala cobertura de telefonía móvil.
Mejorar el parque a través de la ayuda de la Junta en compensación por la cesión de agua que hará a otros pueblos vecinos es otra iniciativa en marcha. Y es que Urueñas, nombre de origen vascuence, hace alusión precisamente a esta abundancia de aguas subterráneas que posee y que servirán para paliar los problemas que padecen otras localidades cercanas. Arreglar el consultorio médico y continuar pavimentando calles, porque «en un pueblo no se termina», advierte Eusebio Blanco, son otros de los proyectos en los que trabaja el Ayuntamiento.

El zarragón y los remates

Un municipio lleno de tradiciones que los vecinos tratan de mantener

MÓNICA RICO | URUEÑAS

Monumento al arado, situado en el área recreativa de La Pedriza. :: M. RICO

El pastoreo y las labores del campo han marcado durante siglos la vida de los habitantes de la localidad. Con el fin de que la memoria de estos oficios no se pierda, tanto desde el Ayuntamiento de la localidad como desde la Asociación Cultural Amigos de Urueñas, con la colaboración de los vecinos, se realizan importantes actos y actividades, que consiguen enseñar a los más pequeños cómo eran las antiguas labores y a los más mayores recordar otros tiempos.

Uno de los últimos ejemplos es la instalación de un monumento en homenaje al arado instalado en la zona recreativa de La Pedriza. Realizado en metal representa una yunta de machos con yugo y arado romano, conducida por un hombre en actitud de arar.

También en este lugar existe un monolito y un dolmen, en referencia al Ochavo de la Pedriza, del cual la localidad es sede.

Este área recreativa está especialmente preparado para el descanso, el ocio y los momentos de esparcimiento de los vecinos y en los últimos tiempos se ha visto embellecido gracias a la iniciativa municipal. Sin embargo, el proyecto de arreglo de esta zona es mucho más ambicioso y además de su acondicionamiento se espera poder realizar mejoras en la pavimentación, instalar nuevas farolas e incluso colocar nuevos monumentos, que dieran la bienvenida a la localidad a los viajeros.
Continuando con la tradición y los antiguos oficios del municipio, nos encontramos con los pastores y una figura que en los últimos años se trata de recuperar. Es el zarragón, un personaje de tradición navideña, en concreto hace su aparición durante la misa del gallo que se celebra en la Nochebuena.

En los últimos años se ha procurado mantener viva su figura, desaparecida durante varias Navidades.

El Zarragón es una figura legendaria relacionada con el pastoreo de ovejas. Como tal su atuendo es similar al de los antiguos pastores, con pellejos de cordero, zurrón y gorro acabado en punta. Se completa con una zambomba con la que hace señales a los ocho pastorcillos que le acompañan en sus labores durante la eucaristía.

Sin embargo la labor del personaje comienza en la fiesta de la Inmaculada, cuando el Zarragón reúne a quienes actuarán como pastores, para ensayar los cánticos (antiguos villancicos) y los rituales del cargo. Además hace años, unos días antes de la Nochebuena, salían a pedir el aguinaldo por las distintas viviendas del pueblo.

En la jornada de Nochebuena, en el camino hacia el templo, los figurados pastores se colocan cencerros que hacen sonar para anunciar su llegada. Ya durante la misa, mientras los vecinos cantan los antiguos villancicos, el zarragón, seguido de los pastores, da varias vueltas a la iglesia haciendo sonar sus cencerros.

Tras finalizar la eucaristía comienza la adoración al Niño, que abre el zarragón, al que siguen los pastores y a continuación el resto de los vecinos.

Santo Cristo

En el municipio aún se mantienen muchas otras tradiciones, algunas de ellas relacionadas con los antiguos oficios y otras, como son las que nos ocupan, simplemente ligadas a la devoción que los vecinos de Urueñas sienten por el Santo Cristo que veneran en la ermita del Humilladero.

La fiesta se celebra el sábado más próximo al 6 de junio y la noche antes, los mozos del municipio se encargan de engalanar la entrada al pequeño templo mediante la realización de una enramada que decora toda su puerta, mientras las mozas buscan rosas y flores para adornar la labor de los jóvenes.

Durante estas fiestas también se celebra lo que los vecinos denominan popularmente 'los remates', que consiste en la subasta primero de las andas para tener el honor de introducir la imagen del Cristo al templo, y después de las ofrendas que se le han realizado.