Santa Marta del Cerro

Los hombres se quedan, pero las mujeres no

Santa Marta del Cerro ha logrado en los últimos años mantener su población y ve en el turismo una salid

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Son dificultades, la población lleva unos años que se mantiene, aunque la tendencia, como en muchos pueblos de la provincia, es a la baja. Después del drástico descenso que experimentó al comienzo de la segunda mitad del siglo pasado, ahora el censo se ha logrado estabilizar en torno a los sesenta habitantes, aunque el alcalde, José Morato Burgos, añora aquellos años en los que en Santa Marta del Cerro vivían más de doscientas personas, una cifra impensable en estos momentos.

La agricultura y la ganadería fueron durante años los pilares de la economía en el municipio, pero la necesidad de menor mano de obra obliga a la emigración, sobre todo de las mujeres. «Hay ocho o diez jóvenes varones, porque las mujeres no se quedan, se tienen que ir a buscar la vida por ahí, los hombres se quedan trabajando en la agricultura, la construcción...», lamenta el regidor. «Sin que se queden las mujeres –añade–, es muy difícil asentar población».

La búsqueda de otro pilar económico que acompañe a los tradicionales medios de vida se torna imprescindible, y, ante la ausencia de grandes empresas tanto en el pueblo como en la zona, José Morato Burgos apunta el turismo como una tabla de salvación. La casa rural puesta en marcha hace unos años cuelga el cartel de completo casi todos los fines de semana, por eso el alcalde cree que la puesta en marcha de más negocios ayudaría.

«Creo que la agricultura y la ganadería no tienen unas expectativas muy claras porque con las máquinas se hace con poca gente. Es posible que hubiera que enfocar el desarrollo del pueblo hacia el turismo porque estamos cerca de Madrid, a ocho kilómetros de la autovía Madrid-Burgos», apunta el alcalde.

Mejorar la carretera

Precisamente mejorar el acceso al pueblo desde la carretera que conduce a la A-I es una de las demandas de Santa Marta del Cerro, pendiente de la terminación de la renovación de la red de abastecimiento y una vez que las obras de rehabilitación de la iglesia están tocando a su fin. «Antes siempre que me preguntaban por las necesidades, decía la iglesia, pero ya no. Después de doce años peleando, se ha conseguido arreglarla», comenta José Morato, que durante sus más de tres decenios al frente del Ayuntamiento ha visto como, a medida que el pueblo perdía población mejoraba en servicios tan básicos como el asfaltado, inexistente hace años, alumbrado o acometida de agua a las casas para poder dejar de usar las tres fuentes que abastecían a los vecinos de Santa Marta del Cerro.

Ahora, los proyectos y las ilusiones miran al futuro con el fomento del turismo como una tabla de salvación. Los restos de las tumbas del siglo VIII y IX excavadas en la roca del cerro de la ermita de San Cristóbal son uno de los atractivos del pueblo que todavía no se ha promocionado demasiado. Su tranquilidad, cercanía a una vía de alta densidad, y la gran masa arbórea son algunos de los ingredientes que ofrece Santa Marta del Cerro para que el sector turístico sirva de reclamo para conseguir la ansiada meta de frenar la caída del padrón.

Hilera de danzantes

Los vecinos de Santa Marta del Cerro acompañan con sus bailes a la Virgen de Arahuetes durante la procesión de las fiestas

Isabel Jimeno.

Los más jóvenes ya no tienen tanta afición como los mayores, pero las danzas delante de la virgen no faltan durante la procesión. Y es que es este momento uno de los más bonitos y emotivos de las fiestas en honor de la Virgen de Arahuetes, que se celebran el fin de semana posterior al 8 de septiembre.
El sábado es un día destacado en cuanto a presencia de gente y al que se reserva la mejor orquesta que anima la velada en Santa Marta del Cerro, pero el más importante es el domingo, cuando tras la Eucaristía comienza la procesión.

Sobre sus andas, la Virgen de Arahuetes sale de la iglesia para recorrer las calles del pueblo arropada por el fervor y la devoción de los vecinos. Los constantes bailes delante de la imagen es la mejor manera que habitantes y foráneos de Santa Marta del Cerro tienen de demostrar su devoción por la patrona.
Las danzas no faltan durante el recorrido. «Lo mismo hay hasta sesenta parejas bailando a la vez», destaca José Morato Burgos, el alcalde de municipio. Y es que la afición por el baile siempre ha estado muy viva en este pequeño pueblo, aunque lo cierto es que los más jóvenes ya no lo practican tanto como sus ancestros, sobre todo los varones.

Las chicas sí que mantienen la afición e incluso contaron con un grupo de danzas, ya extinguido, pero que continúa bailando durante la procesión. Sin embargo, entre los hombres son los mayores de cincuenta quienes más lo practica.

« Me da mucha pena ver que ya no se baila tanto como antes porque yo bailé y dancé. Parece que les da vergüenza», lamenta José Morato, quien todavía recuerda aquellos tiempos en los que junto al resto de jóvenes danzaban sin parar.

Paloteos

Y es que además de bailan, también paloteaban casi cualquier cosa. «Adaptábamos muchos bailes al paloteo», apunta José Morato, quien recuerda que, con muchos ensayos, lograban hacer que sus movimientos y golpear de los palos encajasen a la perfección con músicas que no se habían compuesto para el paloteo. Pero su afición y un gran esfuerzo les permitía exhibirse danzando incluso con piezas como ‘La raspa’.

Hoy esos bailes, que antes también se ejecutaban en las otras fiestas (las de San Sebastián, el 20 de enero, y el Sagrado Corazón de Jesús) han quedado casi exclusivamente en el recuerdo de los más mayores, los que no dudan en bailar delante de la Virgen de Arahuetes cada vez que la melodía de la jota comienza a salir de la dulzaina. También las más jóvenes se encargan de fomentar el baile tradicional entre las nuevas generaciones, aunque los veteranos echan en falta que los chicos de menos edad continúen con la afición y tradición que siempre ha existido en Santa Marta del Cerro por las danzas.

Larga noche de fiesta

Los jóvenes de Santa Marta del Cerro eran los encargados de contratar la música el día de San Sebastián

Isabel Jimeno.

En unos días llegarán las fiestas mayores de Santa Marta del Cerro. La Virgen de Arahuetes sigue siendo el reclamo para que muchos hijos del pueblo regresen a disfrutar de las actividades, las verbenas nocturnas y las danzas durante la procesión en honor de la patrona, uno de los momentos más esperados. Las celebraciones en honor de la imagen que un día presidió el templo del ya despoblado asentamiento de Arahuetes son las más significativas de este municipio.

Y es que aunque hay otros días que todavía siguen siendo especiales, sobre todo para su medio centenar de habitantes, ya apenas se diferencian del resto de las jornadas. Aún así, el último domingo de abril se celebra el Sagrado Corazón de Jesús. Junto a esta, otra de las fechas importante en Santa Marta del Cerro era el 20 de enero. «¿Se decía que San Sebastián no tenía noche!», exclama Andrés, quien añora aquellos tiempos de juventud en los que el 20 de enero era un día muy intenso en el pueblo.

Toda la noche pasaban de fiesta, "pero ya se ha ido perdiendo", lamenta. Ahora la celebración se traslada al fin de semana más próximo. «Ahora si llega un acontecimiento, no hay gente para sacar las insignias», apostilla este vecino de Santa Marta del Cerro.

Aunque ya no es como antes, siguen celebrando San Sebastián, pero ya de una manera más familiar. No falta la misa en su honor y una comida en familia más especial a la de otros días.

Pero ya no hay música que indique que Santa Marta del Cerro está de fiesta, uno de los ingredientes esenciales de hace años. La preparación comenzaba la víspera, cuando los jóvenes del municipio iban al vecino pueblo de Duruelo a «ajustar» la música. Y no era tarea fácil, pues, en más de una ocasión, las intensas nevadas que caían en el frío enero complicaban el trayecto para contratar a los dulzaineros y para que éstos llegasen al día siguiente a la localidad.

Aún así, no solían faltar la dulzaina y el tamboril en un local del Ayuntamiento para que, sobre todo, los jóvenes disfrutasen por la tarde y por la noche del día de San Sebastián, una fecha que durante años fue importante en Santa Marta del Cerro.Próximo pueblo: Ventosilla y Tejadilla

Una devoción muy especial

Los vecinos veneran a la Virgen de Arahuetes con danzas durante la procesión

MÓNICA RICO

Iglesia parroquial dedicada a Santa Marta, de estilo románico del siglo XIII. :: MÓNICA RICO

Llegado agosto, la población de Santa Marta del Cerro se multiplica. Y a excepción de las familias con niños en edad escolar, muchos son los que se resisten a irse hasta que no pasa el 14 de septiembre, es decir, la fecha de ayer, un día que los vecinos e hijos del municipio tienen en el calendario en rojo, pues se celebra una de sus fiestas principales, en honor de la Virgen de Arahuetes.

Según cuentan en el municipio, esta imagen llegó al municipio procedente de la ermita que existió en lo que hoy es el despoblado de Arahuetes. De esa ermita aún se pueden encontrar restos en el término de Santa Marta. Al igual que la ermita de San Cristóbal, también hoy perteneciente al municipio, pero en cuyo entorno se situaba otro núcleo de población, el de San Cristóbal del Enebral, del que toma nombre la ermita, dedicada a dicho Santo. Dos despoblados más, los de Santiago de Duruelo y Cabrerizos (que se unió al municipio en el año 1846), se encontraban en lo que hoy es término municipal de Santa Marta del Cerro. También en Cabrerizos se han encontrado restos, aunque no de una ermita, sino de tumbas antropomorfas excavadas en la roca, que nos hablan de un poblado asentado siglos atrás y a la vez nos llevan a conocer una pequeña parte de la gran y larga historia de esta zona.

En torno a la imagen de la Virgen de Arahuetes, por la que los vecinos de Santa Marta sienten gran devoción, existe una pequeña leyenda que cuenta cómo ésta apareció en los prados de la localidad, junto a la carretera que va desde el municipio de Prádena hasta Sepúlveda. Aunque su origen es desconocido, se dice que la imagen se escondió en este lugar para evitar que fuera quemada o robada durante la invasión musulmana. Años después unos vecinos la encontraron mientras realizaban labores propias de la agricultura y la ganadería.

Desde entonces, la imagen se honra con gran devoción. En la actualidad, incluso en Santa Marta del Cerro se celebra en su honor una de las procesiones más pintorescas de toda la provincia, que destaca por las danzas tradicionales que los vecinos bailan frente a la imagen en uno de los momentos de la procesión y siempre en parejas. Esta tradición, que se mantiene «desde siempre» según recuerdan algunos vecinos, ha variado con el tiempo, pues hace años los danzantes eran los componentes del grupo local de paloteo, que estaba formado únicamente por hombres.

Al disolverse el grupo, el testigo lo tomaron los propios vecinos, aunque ya no únicamente los hombres, sino todos aquellos que quieren mostrar su devoción por la Virgen que, con mayor o menor experiencia, le dedican sus danzas a la imagen.

Otras fiestas

Las celebraciones en Santa Marta del Cerro no se ciñen únicamente a la Virgen de Arahuetes, ya que en el municipio se celebran dos fiestas más, aunque con menos vecinos en el municipio. Se trata del Sagrado Corazón de Jesús, festividad que festejan el último domingo de abril y San Sebastián, el 20 de enero.
Esta última hace años era la fiesta principal del municipio. De hecho entre los más mayores se recuerda cómo se contaba que San Sebastián no tenía noche, pues los jóvenes pasaban todas las horas nocturnas bailando al son de las dulzainas y tamboriles y disfrutando.

La despoblación hizo que la fiesta fuera perdiendo importancia, pero, aunque ya no es como antes, en el municipio los vecinos siguen celebrando la fiesta del patrón.

Porque aunque en el último medio siglo la población ha descendido, en los últimos diez años las cifras se van manteniendo. Junto a la base económica tradicional de la agricultura y la ganadería, el turismo rural va ganado peso y en el municipio funcionan desde hace años varios establecimientos de este tipo, que han supuesto más vida los fines de semana y en verano y una nueva oportunidad de vida.