Duruelo

Urbanizaciones para seguir creciendo

Duruelo acusa la falta de servicios para atender a la población que llega cada fin de semana

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

La gente joven está empezando a quedarse», apunta Tomás Sanz Casla, esperanzado con el futuro de Duruelo ahora que ve que las ciudades comienzan a pagar el tributo que un día se cobraron con la emigración que agudizó la despoblación del medio rural.

Aunque todavía hay quien se resiste a pasar todo el año en el pueblo, y el regidor apunta la carencia de transporte público diario como uno de los frenos para el mayor asentamiento de población, sobre todo mayores. «Estoy seguro de que contaría con gran cantidad de personas que se empadronarían aquí con tal de que se diera ese servicio», señala Tomás Sanz Casla, dispuesto a luchar todo lo posible para contar con este servicio que les enlace con otros autobuses de núcleos cercanos como Cerezo de Abajo o Sepúlveda, mejor comunicados. «Antes había un coche que pasaba todos los días, pero como no había público ha dejado de pasar, la concesión la debe de tener porque si llamas, viene».

Mejorar la asistencia sanitaria de la zona es otra de las demandas de Duruelo, que trata de ponerse al día con las necesidades de una población que durante los fines de semana, la vacaciones y el verano se multiplica. Y es que los cerca de 150 chalés construidos en la urbanización Montes los Cortos, que surgió hace casi dos décadas, y las nuevas viviendas que se edificarán en las trescientas parcelas de la urbanización Villa de Sotomilla han desbordado las previsiones de crecimiento.

Aunque la mayoría de las viviendas se utilizan como segunda residencia, lo cierto es que los bares no dan abasto, la tienda de ultramarinos se queda pequeña y se echan en falta otros comercios. «En un fin de semana estamos desfasados en cuanto a servicios. Son un problemón. Son los que ha habido estos años de atrás sin esperar esta avalancha y para mí es una preocupación», apunta el regidor.

Y es que está seguro de que el sector servicios puede ser importante en el futuro de este pueblo que también cuenta con un escuela taurina. «La idea es que con las urbanizaciones, Duruelo tiene que seguir creciendo. Va a haber una afluencia de público que necesita unos servicios».

Esas urbanizaciones también han llevado más actividad a la pedanía de Los Cortos (con una docena de vecinos), de camino hacia la urbanización Monte Los Cortos, por lo que el Ayuntamiento espera poder desviar el tráfico fuera del pueblo y evitar la peligrosa curva de la travesía.

Buena ubicación

La excelente ubicación hace que también el turismo ofrezca buenas salidas de futuro. «El sitio es muy estratégico, estamos a 105 kilómetros de Madrid, a una hora en coche. Estamos ubicados muy céntricos, muy cerca de La Pinilla, de Riaza, de Sepúlveda, de las Hoces del Duratón, de la Hoces del Riaza. Estamos en el centro», apunta el alcalde como una de las claves del éxito de la construcción en Duruelo.

«Creo que el turismo va a ser muy importante. En Pedraza, en Sepúlveda, en Riaza... ya no cabe la gente y está demostrado que cualquiera que pone algo en un pueblecito pequeño está lleno. Preveo que aquí, si somos capaces de dotar al pueblo de más servicios con una carnicería, una panadería..., mucha gente se quedará más tiempo a vivir», apunta esperanzado.

Trabajo y diversión

Diversos colectivos de Duruelo promueven actividades y se encargan de mantener sus locales y la iglesia del municipio

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Cada grupo tiene su colectivo y cada colectivo atiende a un grupo, a él dedica sus esfuerzos y actividades para hacer de la vida en Duruelo una estancia más entretenida. Mujeres, mayores y jóvenes están agrupados en otros tantos colectivos que trabajan durante todo el año. Y trabajan de verdad, porque además de promover actividades de ocio, también se afanan en mantener los locales en los que operan.
La Cofradía de Santa Águeda es la que agrupa a las durolenses, que durante todo el año se ocupan de atender la iglesia para que el templo de la Natividad de Nuestra Señora luzca su mejor cara. Pero no solo se unen para trabajar, las féminas también se reúnen para celebrar su fiesta, la de las mujeres, la que da nombre a la cofradía. El domingo más próximo a la festividad de la mártir siciliana, las durolenses sacan del armario manteos, mandiles, corpiños y mantones para ataviarse como sus antepasadas lo hacían para las grandes celebraciones.

Nombran a su alcaldesa y, por un día, el regidor de Duruelo, le entrega el bastón de mando. Pero la fiesta comienza la noche anterior, en la que las mujeres ya se reúnen para compartir un chocolate con el que ir caldeando el día de fiesta. Misa y procesión no faltan este primer domingo de febrero en el que el sonido de la dulzaina y el tamboril llena con sus jotas las calles de Duruelo momentos antes de la comida que las durolenses comparten con motivo de su gran día.

También los mayores son un colectivo activo. Hace casi una década que se constituyó la asociación de jubilados Las Flores, con cerca de un centenar de socios. El local cedido por el Ayuntamiento en la Casa Consistorial sirve de centro de operaciones. Talleres de manualidades, de memoria y gimnasia se suceden durante el curso en estas instalaciones en las que nunca faltan los mayores, el grupo más numeroso de vecinos en Duruelo, que acuden aquí a diario a charlar con los vecinos, ver la televisión o echar unas manos a las cartas.

Y los jóvenes también promueven sus actividades. Heredera de ADA (Asociación Durolense Agrupativa), fundada hace más de treinta años, ahora la asociación recreativa y cultural Aurora aglutina a los más jóvenes del lugar, aunque entre los más de setenta socios cabe gente de todas las edades, aunque los más pequeños son quienes se mueven de forma más activa. Además de colaborar con el Ayuntamiento en la organización de las fiestas, celebrar una cena anual o programar excursiones, lo más importante es la unidad que se promueve entre los jóvenes, que también cuentan con un local municipal en el que se reúnen a jugar o ver películas.

De otros lugares

Buena parte de los habitantes de Duruelo proceden del cercano pueblo de Fresneda de Sepúlveda

Texto de Isabel Jimeno.

Muchas y de muy diferentes procedencias han sido las gentes que a lo largo de la historia han pasado por tierras de Duruelo. Restos de cerámicas y algunas monedas prueban la presencia de gente ya en época romana, en los primeros siglos de la era actual, aunque la inestabilidad de aquellos tiempos motivó que la presencia de hombres no fuera estable, sobre todo al tratarse de una zona fronteriza de continuos enfrentamientos.

No fue hasta el conocido como Fuero de Sepúlveda, otorgado en el año 1076 por el rey Alfonso VI y renovado en épocas posteriores, cuando la concesión de privilegios a esta zona permitió el asentamiento definitivo. Ya en ese documento se menciona la existencia de Duruelo, por donde llegaron a pasar hasta 27 repobladores en época de la repoblación castellana, tras la expulsión de los árabes.
Didacur Rodríz y Dominicus Gomiz son los nombres de algunas de esas personas que afianzaron el asentamiento de la localidad, allá por el siglo XI.

Mucho tiempo ha pasado desde entonces y muchas personas han nacido en Duruelo. Aunque curiosamente, muchos de los habitantes que hoy hay en el pueblo no descienden de aquí, sino que lo hacen de la vecina localidad de Fresneda de Sepúlveda, hoy integrada en el término de Sotillo. Conocida como La Fresneda, al igual que otros pueblo, poco a poco fue perdiendo habitantes y, aunque aún hoy mantiene a un reducido número de personas en sus casas, la mayor parte emigraron.
En busca de compañía, algunos de quienes no partieron hacia otros lugares más lejanos decidieron cambiar de residencia y asentarse en Duruelo.

Dos urbanizaciones

Y no sólo del vecino pueblo proceden los actuales durolenses, también de otros lugares más lejanos llegan las gentes a este pueblo, en busca de tranquilidad.

A unos cien kilómetros de Madrid, a un paso de la carretera N-1, muy cerca de la monumental Sepúlveda, cercano a la estación de esquí de La Pinilla y próximo al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, Duruelo se ha convertido desde hace tiempo en un lugar apetecido por los foráneos para instalar en él su segunda residencia, en la que muchos llegan a pasar la mitad del año. Prueba de ello son las dos urbanizaciones con cerca de seiscientas parcelas que existen en el municipio, una de ellas surgida hace más de veinte años.

Sin transporte público

Duruelo reclama la puesta en servicio de autobuses regulares y acceso de banda ancha a Internet

Texto y fotografías de Isabel Jimeno

Contar con un sistema de transporte público regular. Ésta era hace años y sigue siendo hoy en día la principal demanda de Duruelo, que ve cómo los autobuses hacia Madrid y Segovia pasan con frecuencia a tan sólo cinco kilómetros, por la A-I, pero recorrer esa distancia en un servicio público es imposible. Un autobús que pasan algún día a la semana si se solicita previamente el servicio es el único medio posible de salir del pueblo sin utilizar el vehículo privado. «Estamos viendo la posibilidad de que al menos uno o dos días a la semana pasara un autobús», reclama el alcalde, Tomás Sanz Casla, quien critica que en pleno siglo XXI todavía padezcan esta situación. «Es tercermundista y una verdadera pena», lamenta el regidor, quien considera que «sería importantísimo para el crecimiento de la población» contar con este servicio por el que llevan luchando desde hace tiempo.
Y es que, según apunta el alcalde, si hubiera un mejor medio de transporte mucha gente que pasa temporadas en el pueblo se empadronaría e incluso se quedaría a vivir más tiempo en Duruelo, a cien kilómetros de Madrid.
Al menos la inminente puesta en marcha del servicio de transporte a la demanda que conectará la localidad con Sepúlveda, donde se encuentra el centro médico al que pertenecen, abre una ventana a la esperanza para mejorar esta situación si pueden enlazar con los servicios hacia otros destinos como Madrid y Segovia.
Además del transporte público, hay otra cosa «primordial» por la que lucha el Ayuntamiento de Duruelo: conseguir acceso a Internet de banda ancha. «Ponerse a trabajar aquí en Internet es eternizarse», lamenta el regidor.
Mejoras
En otros aspectos, la localidad va mejorando. En el Ayuntamiento cuenta con una nueva biblioteca y salón de actos, las plazas y el entorno de iglesia se han mejorado y dispone de una variada cartera de instalaciones deportivas que incluyen frontón, pista polideportiva, campo de fútbol y vestuarios que sirven a la vez de centro multiusos. De hecho, durante el verano aquí se celebran los talleres para niños. Aunque, «afortunadamente», todavía hay pequeños habitualmente en Duruelo, en verano el número aumenta y una veintena pasan en los talleres las jornadas estivales.
Y el Ayuntamiento quiere incrementar la oferta de ocio con la construcción de un centro cultural en las viejas escuelas, en tan mal estado por el desuso que una ya ha sido derruida y la otra correrá la misma suerte en breve.
En los proyectos para mejorar la imagen del pueblo también figura acondicionar la travesía, arreglar la plaza y, poco a poco, ir eliminando las ruinas. Un trabajo que, a la vez que mejora el aspecto de Duruelo trata de ofrecer una alternativa para construir viviendas en el casco urbano de la localidad. Y es que hay demanda, pero existen verdaderas dificultades para encontrar terreno urbanizable. Por eso, uno de los proyectos que baraja el Consistorio es construir una pequeña promoción de viviendas sociales «para que los jóvenes puedan quedarse».
Aunque algunos viven habitualmente en el pueblo, otros llegan los fines de semana, cuando Duruelo multiplica sustancialmente su población. De hecho, entre las dos urbanizaciones y el viejo casco existe unas quinientas viviendas, apenas un centenar de ellas en el pueblo, de las que habitualmente el 80% están deshabitadas, lamenta el alcalde.
Pero la situación cambia en verano, cuando este pueblo en el que la construcción se ha intensificado en los últimos años multiplica su gente. Aunque poco, esa actividad ha permitido incluso aumentar el padrón de Duruelo.