Carrascal del Río

Un rico potencial turístico por explotar

Carrascal del Río confía en sus atractivos medioambientales para incentivar la llegada de nuevos habitantes

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Hoy es un día grande en Carrascal del Río. Como buena parte de la provincia, la festividad de Nuestra Señora y San Roque está marcada en rojo en el calendario carrascaleño. Pero si hay una fiesta que destaca con nombre propio es la de San Frutos, el 25 de octubre. No en vano, la romería con el santo eremita por el paraje único del Parque Natural de las Hoces del Duratón es cita ineludible para mucho romeros, que puntualmente acuden a la cita. En Carrascal del Río quieren dejar bien claro que la ermita de santo pajarero pertenece a su término municipal y es el Ayuntamiento el encargado de organizar los actos.«Nos toca en el alma que digan que la ermita de San Frutos es de Sepúlveda», exclama el regidor, David Moneo, en nombre de sus vecinos.

Y es que aunque pequeño (219 habitantes, menos de diez en la pedanía de Burgomillodo), Carrascal del Río tiene muchos atractivos que hacen del turismo un sector importante, pero aún sin explotar al cien por cien. Posibilidad de pescar en el coto del río Duratón y hacer piragüismo en las aguas de uno de los ríos más importantes de la provincia por un idílico paisaje son algunos de los atractivos que ofrece el pueblo, en el que el turismo rural es todo un éxito. Aún así, el regidor está convencido de que «todavía se puede desarrollar más».

Y es que la inclusión en el Parque Natural de las Hoces del Duratón supone un activo importante para el pueblo del que, poco a poco, sus vecinos comienzan a ser conscientes. «Es todavía incipiente. La gente ya se va dando cuenta de las posibilidades que ofrece», advierte David Moneo, que confía en un nuevo empujón al sector turístico para permitir que el censo continúe creciendo, como ya lo ha hecho en los últimos años.

Junto a la ermita de San Frutos, alejada del pueblo y del ruido de los coches, que deben quedarse aparcados unos metros antes, se puede sentir el vértigo de asomarse a unos pronunciados cortados que los buitres han aprovechado para instalar su casa. Aunque el cauce que recorre el pueblo junto al casco urbano es el mismo que el del Parque Natural, las laderas que se ven desde el pueblo nada tienen que ver con las del espacio protegido.

Residencia de ancianos
Pero en Carrascal de Río no solo centran su atención en el potencial turístico que atesoran gracias el privilegiado enclave en el que se encuentran y del que degustar el bacalao al estilo de Carrascal es un atractivo más que intenten potenciar y recuperar. Mejorar los servicios del pueblo es otra de las preocupaciones municipales. Entre ellas, David Moneo destaca poder terminar la residencia de ancianos comenzada a construir hace un lustro y para cuya conclusión el regidor reclama apoyo. «La demanda existe por la población mayor que hay», advierte el regidor, que también destaca que el centro generará puestos de trabajo. Un factor importante para conseguir el ansiado incremento de población.

Devoción natural

Carrascal de Río organiza cada 25 de octubre la romería de San Frutos en la ermita de las Hoces

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Es una cuestión de justicia, de aclarar dudas y también de orgullo. Está alejada del casco urbano, pero esta enclavada en el término de Carrascal del Río, por lo que los vecinos defienden su propiedad. «La disfrutamos todos, pero es nuestra», subraya el alcalde, David Moneo, algo cansado, como muchos carrascaleños, de oir cómo adjudican la ermita de San Frutos a otros municipios.

Y es el Ayuntamiento de Carrascal del Río quien organiza y paga la multitudinaria fiesta que cada 25 de octubre se repite junto al templo del santo eremita, en uno de los parajes más bellos de la provincia. Asomada al vertiginoso cortado del Duratón, la ermita se convierte ese día en un lugar de peregrinación para muchos devotos llegados de los más diversos puntos de la provincia prestos a compartir las tradiciones y leyendas que rodean a la fiesta en honor del santo pajarero.

Y el frío que suele acompañar a la otoñal fiesta no es impedimento para que cientos de personas se dispongan a disfrutar de un bonito día en un paraje protegido que no necesita excusas para ser visitado.
Llevar un ramillete de perejil o cruzar agachados por debajo del gran sillar del altar norte son algunas de las tradiciones que rodean al 25 de octubre, una fecha también muy especial para los carrascaleños, que desde hace unos años han recuperado la tradición de ir andando hasta la ermita. Unas dos horas de camino para luego disfrutar de la romería, la multitudinaria procesión y el Parque Natural de las Hoces del Duratón, vigilado por el sigiloso vuelo de los buitres.

Y por la noche, la fiesta se traslada al anejo de Burgomillodo. Un pequeño núcleo asentado junto al pantano al que da nombre con tan solo tres familias, pero con mucho reclamo turístico.

Otras fiestas

Otra de las fiestas importantes en Carrascal es la de Santa Águeda, donde las mujeres toman el protagonismo. El 15 de mayo son los agricultores quienes organizan las actividades de San Isidro, entre las que destaca la chuletada regada con vino que ofrecen junto al río. Y en agosto, por Nuestra Señora y San Roque, llegan las fiestas grandes, en las que la colaboración de las peñas es fundamental para hacer estos días más divertidos. Antes de las fiestas, como aperitivo, el campeonato de fútbol sala que comenzó a organizarse hace unos años y que cada vez cuenta con mayor acogida.

La asociación cultural Hoces del Duratón y el centro San Blas son los encargados de mantener la actividad el resto del año en este pueblo al que los turistas arriban sin cesar.

Entre truchas y cangrejos

El bacalao con tomate es uno de los platos estrella de la gastronomía de Carrascal del Río, un pueblo con gran atractivo turístico enclavado en el Parque de las Hoces del Duratón

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Sigiloso, el agua serpentea por el sinuoso cauce marcado con el paso de los años. Recorre el bello paisaje dibujado a lo largo del tiempo. Escarpadas paredes marcan el cauce del Duratón. A su paso junto a las casas ofrece una bella estampa, aunque es a unos kilómetros, donde uno de los principales ríos de la provincia muestra su mejor y más sorprendente cara, la que le hizo merecedor de convertirse en Parque Natural. Las Hoces, refugio de rapaces, otras aves, mamíferos y peces es el mayor atractivo de Carrascal del Río.

Siempre fue aprovechado por sus gentes, pero con el despegue del turismo rural, el río supone un atractivo y un valor a explotar en este pequeño pueblo segoviano en el que este sector cada vez es más importante.

Disfrutar del paisaje, descansar en un entorno idílico son algunas de las posibilidades que ofrece el Duratón, empleado también para hacer deporte por los amantes del piragüismo.

La pesca en sus ricas aguas trucheras sigue siendo uno de los atractivos que ofrece el Duratón. Y es que los amantes de este arte sienten especial predilección por Carrascal del Río, donde ya los ancestros tenían una fuente para encontrar alimento. Ya lo dice Pascual Madoz en la descripción del pueblo que hace a mediados del siglo XIX en ‘Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España’, donde cuenta que los carrascaleños pescaban barbos.

Aunque los cangrejos también abundaban antaño en las aguas del Duratón, la especialidad de la gastronomía de Carrascal del Río no está ligada a estas. Las pastas y dulces artesanales forman parte de su oferta culinaria con el típico cordero asado de la zona. Y entre esos, platos se cuela otro que poco tiene que ver con lo que se produce en la localidad. Con un río, pero sin un mar que bañe sus tierras, un pez de agua salada se ha convertido en el plato estrella. Curiosamente, el bacalao con tomate es la estrella de los fogones de Carrascal del Río.

La complicación de la belleza

El hermoso paisaje de Carrascal del Río dificulta el acceso a las nuevas tecnologías

Isabel Jimeno

Enclavado en el Parque Natural de las Hoces del Duratón, Carrascal del Río tiene en el turismo uno de los valores a explotar y, de hecho, los establecimientos vinculados al sector van en aumento, a la vez que el Ayuntamiento trata de dar a conocer los encantos del pueblo que van más allá de este bello rincón de la provincia de Segovia y de la ermita de San Frutos que los carrascaleños no se cansan de reivindicar como suya.
Rutas por parajes naturales, cortados de rocas... surcan este municipio anclado en el valle del Duratón. Un bonito paisaje que también tiene sus inconvenientes que se traducen en 'deficiencias muy grandes' como disponer de cobertura de móvil limitada o no tener posibilidad de TDT. Al menos, desde hace sólo unos días ya dispone de acceso a Internet a través de ADSL.
El fin a una carencia que la alcaldesa, María del Henar de Pablo, confía en que ponga fin al freno que hasta ahora ha supuesto para el asentamiento de gente joven.. «Dos familias intentaron venir, pero como no había ADSL, no lo hicieron», lamenta la regidora. «Si no subimos, por lo menos que no baje», pide María Henar de Pablo, satisfecha, al menos en parte, de ver cómo en los últimos años el censo se mantiene estable.
Pero la labor no va a ser fácil. Aunque el colegio de Infantil y Primaria todavía se mantiene abierto con una decena de niños, «el problema es que no vienen más por detrás. Lo primero es concienciar a la gente de que se puede vivir bastante bien en los pueblos», subraya la alcaldesa.
La oferta de ocio es amplia, sobre todo para los más pequeños. Cursos de informática que se quieren comenzar a impartir, escuelas deportivas, talleres de ocio y tiempo libre, excursiones y actividades relacionadas con la naturaleza forman parte de la cartera de alternativas de que disponen los niños de Carrascal del Río y que el Ayuntamiento quiere incrementar con el proyecto del frontón cubierto.
Es una de las iniciativas en las que trabaja el Consistorio, mientras renueva la red de abastecimiento y trata de obtener financiación para arreglar la Casa Consistorial, «porque hay goteras», sin olvidar «la gran asignatura pendiente»: la residencia de ancianos. Hace doce años que se iniciaron las obras y la falta de dinero ha impedido concluir un proyecto que sí tiene demanda entre la población mayor.

La ermita sobre el Duratón

La romería a San Frutos ofrece leyendas, salud y paisajes incomparables

MÓNICA RICO | SEGOVIA

Fachada del Ayuntamiento de Carrascal y, al fondo, torre de la iglesia parroquial del pueblo. :: MÓNICA RICO

Cuenta la leyenda que un hombre segoviano, Frutos, se retiró a meditar a las Hoces del río Duratón, tras repartir sus posesiones entre los más necesitados. Por su sencillez, humildad y milagros, se le proclamó Santo, por su amor a los pájaros se le apodó 'pajarero' y allí donde pasó sus años de meditación se le alzó una ermita, la de San Frutos del Duratón, donde cada año, el 25 de octubre, se celebra una gran romería en su honor.

En este enclave privilegiado, el silencio únicamente interrumpido habitualmente por el vuelo de las aves, cada 25 de octubre se va rompiendo por el murmullo de las primeras personas que empiezan a llegar al templo. A lo lejos se comienza a escuchar el sonido de las dulzainas, que como en toda fiesta segoviana que se precie, no pueden faltar a la celebración. Finalmente el jolgorio y la algarabía se hacen patentes y se mantienen durante todo el día.

Cientos de personas acuden a esta cita, especialmente desde la localidad de Carrascal del Río y de su pedanía Burgomillodo, término al que pertenece el lugar donde se encuentra situada la ermita, pero también de toda la comarca. Como manda la tradición, muchos de ellos acuden con un ramillete de perejil. Además, ya en el templo también hay que cumplir otro mandado. Bajo el altar existe un sillar, que es conocido popularmente como 'la piedra del santo'. Pues bien, según la leyenda, quien da una vuelta y pasa agachado bajo este sillar, le desaparecen los dolores. Otras versiones dicen que quien completa la vuelta se casa. También se cuenta que con tres vueltas seguidas bajo el estrecho paso, se cura la hernia. Leyenda o tradición, cada 25 de octubre son muchos los que no dudan ni un minuto y se encaminan hacia este lugar del templo con el afán de pedir salud.

Aunque la fecha especial es el 25 de octubre, a lo largo de todo el año y especialmente en primavera y verano, son miles los visitantes que se acercan hasta Carrascal del Río para poder disfrutar de la cada vez más diversificada oferta turística que ofrece, donde destaca el patrimonio representado por la ermita de San Frutos y la naturaleza, marcada por el parque natural de las Hoces del Duratón y todo su entorno.

Y aunque en verano lo que apetece sea disfrutar de un baño o una estancia junto al río, la localidad ofrece varias sendas guiadas por los alrededores, que pueden mostrar aspectos ocultos de un entorno único en la provincia, que cada vez más gentes se animan a descubrir.

Naturaleza por sendas

Así, muchos son los que se adentran por la senda de Burgomillodo a San Frutos, una ruta que discurre por una zona de reserva del Parque Natural de las Hoces, por lo que para su realización entre enero y julio es necesario solicitar un permiso especial.

Sin embargo, existen otras variantes que se pueden realizar durante todo el año y que ofrecerán muestras de naturaleza, flora, fauna y ecosistemas únicos. Así nos encontramos con la senda de la Vega, que discurre paralela al río Duratón, desde el área recreativa del municipio hasta la presa de Burgomillodo. En su recorrido se encuentra un molino, pequeñas presas y disfrutar de la vegetación de ribera y zona de pinares.
Una segunda ruta transcurre por el valle del arroyo Valdehorno, por el fondo con muros rocosos en los que nidifica una colonia de buitre leonado. Al final de la misma se encuentra la llamada Fuente Pascuala, donde el viajero podrá refrescarse y descansar.

Otro de los valles del municipio, el del arroyo Horcajo, es el protagonista de la senda del Mirador de las Duernas. En este caso ofrece contrastes entre las tierras de cultivo y la zona de monte cubierta de sabinas. A lo largo de este camino también se pueden observar algunos ejemplares de buitre leonado.

Burgomillodo

Conocido popularmente como 'El Burguillo', este pequeño pueblo de apenas una decena de habitantes depende como pedanía de la localidad de Carrascal del Río, aunque hace años tuvo Ayuntamiento propio. Cuenta con un embalse, al que presta su nombre y una presa, bajo la cual se construyó una central hidroeléctrica. En su término se encuentra también una explotación minera de donde se extrae feldespato potásico. El turismo rural ha sabido hacerse un hueco en este pequeño municipio y son miles las personas que cada año visitan sus paisajes y sus rincones.