Arcones

Pista internacional de despegue

Arcones proyecta un polígono industrial para fijar habitantes en un pueblo cuya media de edad se sitúa en los 75 años

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Inglés, francés, español, e italiano se entremezclan en las voces que suenan por las calles de Arcones. La celebración de una nueva edición del Campeonato de España de Vuelo Libre en la localidad, durante la segunda quincena de julio, ha atraído a un centenar de pilotos llegados de todas las partes del mundo, desde España hasta Australia, a la rampa de las Berrocosas, la única natural de Europa y con gran acogida entre quienes practican ala delta o parapente, que ya están pensando en pedir la organización en Arcones de un campeonato del mundo.

Además de un atractivo deportivo, la competición también supuso la llegada de un buen número de foráneos, que junto a los veraneantes que durante el estío multiplican casi por diez los 280 habitantes de Arcones, desbordaron las posibilidades de acogida de la localidad. «El problema es la infraestructura porque había inscritos cien pilotos que no vienen solos, traen a sus familias», apunta la alcaldesa, Pilar Sanz del Hoyo. «Viene muy bien –añade– porque en veinte kilómetros a la redonda no había ni una plaza hostelera libre». «Tienes presupuesto para doscientas personas y tienes que hacer infraestructura para dos mil».

Precisamente mejorar las infraestructuras es uno de los objetivos del Ayuntamiento. «Gastas todos los planes provinciales en saneamiento, abastecimiento y pavimentación, pero no se nota. El problema es que al estar en barrios, el dinero no te cunde nada. Si queremos que venga gente a vivir, las infraestructuras son imprescindibles», comenta.

Y es que la amenaza de la despoblación pesa demasiado en Arcones, cuya media de edad se sitúa en los 75 años. «La gente aguanta muchísimo –apunta la regidora–. Los de ochenta están estupendos, tienen una naturaleza tremenda». Esa elevada media hace que una de las prioridades se centre en la búsqueda de iniciativas que ayuden a atraer nuevos residentes.

Entre esas alternativas, el Ayuntamiento trabaja ya en la construcción de un polígono industrial en un terreno municipal junto a la N-110 que cuando se redactaron las normas urbanísticas en el 2003 se dejó para este fin y ya se ha celebrado un concurso de iniciativas económicas para planificar la distribución de las parcelas, principalmente para pequeñas y medianas empresas. Aunque la alcaldesa reconoce que seguir adelante con el proyecto «es muy difícil» por la falta de recursos económicos. «Urbanizar un polígono industrial es carísimo y estamos esperando a ver si sale alguna subvención para ello o, si no, intentar que alguna empresa se hiciera cargo». «Por la despoblación, pensamos que el polígono es fundamental. Aquí no hay paro, pero nuestra idea es que venga gente a trabajar y vivir aquí».
Turismo y danzas

El sector turístico, que tienen en la riqueza medioambiental, que incluso atesora especies autóctonas de flora y fauna, uno de sus principales activos es insuficiente «porque solo proporciona empleo estacional».
El peligro de la despoblación se ve de manera más aguda en los barrios. Los más afortunados son Castillejo y Huerta, con unas cuarenta personas censadas. Algo menos tienen La Mata y Arconcillo y el peor parado es Colladillo, con dos familias residiendo en un «barrio que prácticamente llegó a despoblarse en los años setenta. Solo había un señor y se repobló con gente de fuera».

Es en uno de los barrios, Castillejo, donde se encuentra la imagen de la Virgen de La Lastra, que el 15 de agosto se baja a la iglesia de Arcones para regresar de nuevo en procesión el domingo más próximo al 8 de septiembre acompañada por las danzas que hace treinta años, gracias al ‘Tío Juan’, se recuperaron.

Tripudos de paja

Los quintos son los protagonistas el domingo de Carnaval en la corrida con vaquillas de madera

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Los quintos como antes se conocía a quienes cumplían los 18 años y ‘entraban en quintas’ para ir a cumplir con el servicio militar, ya no existen como tal, pero todavía se les sigue conociendo como quintos a aquellos que cumplen la mayoría de edad y ellos son los encargados de cumplir con muchas de las tradiciones que se conservan en los pueblos. Este es el caso de Arcones, donde los quintos eran y son los protagonistas y encargados de organizar la fiesta de carnaval.

El domingo antes de la Cuaresma, estos jóvenes se erigen en protagonistas de la tradición heredada de hace muchos, muchos años. Las vaquillas de madera que algunas familias conservan de sus antepasados salen de los corrales para correr por la plaza, engalanadas con los pañuelos y flores con los que las madres de los quintos las visten. Y ellos, los quintos y algunos amigos, portan a los astados de madera en la corrida de toros de por la tarde.

Los ‘tripudos’ son el blanco de sus envestidas. Con sus trajes confeccionados con tela de saco y rellenos de paja, con la cara cubierta con una caja de cartón, los ‘tripudos’, como así se conoce a los quintos que lucen este disfraz, tientan a las vaquillas mientras el resto del pueblo contempla el espectáculo que finaliza cuando el juez de paz lanza un disparo al aire que simula la muerte del astado. Una bota de vino llena de limonada es la supuesta sangre de la vaquilla que corre entre el público para que todos la degusten antes de pasar a comer la merienda en la Casa Consistorial.

Caramelos

Un carro tirado por un burro que lanza entre el público caramelos, globos con agua o cargados de harina forma también parte de la fiesta en Arcones, donde la afición por las vaquillas siempre existió, aunque desde hace ya bastantes años se mantiene con animales de madera.
Lo que no ha perdurado son las coplillas que las chicas, vestidas con el traje de serrana, cantaban por las calles durante el Carnaval, la fiesta en la que los quintos son los encargados de mantener la tradición para que todos disfruten.

Entre los mejores de Europa

Arcones posee un monte de centenarias sabinas de gran porte y belleza

ELENA RUBIO ARAGONESES

Arcones está situado a los pies de los Montes Carpetanos, nombre que recibe la parte norte de la alineación montañosa principal de la Sierra de Guadarrama y que conforma el límite entre la provincia de Segovia y la de Madrid. Ambas provincias están comunicadas por el conocido como 'Puerto de Arcones' o de 'Las Berrocosas', un camino sinuoso y empinado de gran belleza desde donde son muchos los que se lanzan en parapente y ala delta. No es raro que elijan este lugar valorado como una de las mejores zonas del continente por las características de sus vientos y corrientes. A estas condiciones meteorológicas se suman las vistas que se obtienen desde el aire, sobre todo por la zona de las Peñas Berrocosas, donde se tiene una vista privilegiada de ambas provincias.

Desde el aire también se puede contemplar una importante 'mancha verde' de terreno porque en el término municipal crecen desde robles pasando por fresnos, acebos y sabinas. Precisamente en Arcones se localiza un extraordinario monte de centenarias sabinas de gran porte y belleza. Arranca en la zona conocida como Matandrino y llega hasta la cañada Real, lindera con la parte norte de La Dehesa. Una Dehesa que es propiedad comunal del municipio, situada a unos dos kilómetros del pueblo y cercada con piedra berroqueña. Al llegar a La Dehesa se cruza la Cañada Real Soriana Occidental.

Pero no es el único encanto que posee el municipio, donde también se puede disfrutar de cuevas, como la de La Tejera; la de San Frutos, en la cual se cree que se resguardó el santo cuando fue perseguido; así como la de Longaniza o Pepón, recorrida por un río hecho que añade peligrosidad a la visita de esta cavidad por el caudal que puede llevar dependiendo de la época del año.

San Miguel, el románico

De piedra también es el principal monumento de Arcones, la iglesia parroquial de San Miguel. Es un templo románico del siglo XIII que conserva la cabecera de triple ábside semicircular, la torre y una pila bautismal de esta época. Pero la iglesia de San Miguel guarda la sorpresa de un cuarto ábside, una anomalía que se explica porque servía de capilla de cierre al atrio. Tiene, por tanto, una cabecera compleja en cuyo ábside hay una ventana flanqueada por dos columnas rematadas en capiteles con motivos vegetales.

Pero no es el único edificio religioso que se puede ver en la localidad ya que también se puede visitar la ermita de San Roque, que está situada al sur del pueblo, junto al cementerio. Su planta es cuadrada y sus muros de mampostería, exceptuando las esquinas que están formadas por cadenas de sillares. Su puerta de acceso está orientada al sur y se caracteriza por estar adintelada y recercada de sillares. A esta ermita hay que sumar también la de Nuestra Señora de La Lastra. Es una construcción sencilla que se localiza en la zona conocida como la Berrocosa. Se cree que en este lugar pudo haber una población ya que se han encontrado diversos restos de asentamiento.

En Colladillo también se puede ver la ermita románica de San Bartolomé y en la Huerta la de Santa Cristina. No es lo único que merece la pena destacar de estos núcleos ya que también merece la pena fijarse en las cercas de piedra de Arconcillos o el pilón de la calle de la Fuente de Colladillo.