Casla

Una ventana a la sierra

A los pies del Guadarrama, Casla goza de un gran atractivo que propicia la construcción de segundas residencias

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Sesde el porche del Ayuntamiento, la mirada se pierde con la sierra pegada a las narices. El verde paisaje que estos días comienza a ceder terreno al amarillo que anuncia que el otoño ha llegado domina el paraje. A los pies del Guadarrama, Casla es uno de esos pueblos que goza de un privilegiado entorno. Con la mirada perdida entre los árboles, la mente se queda en blanco, pero el incesante ruido de los vehículos que atraviesan el pueblo por la carretera que cruza el término hace despertar del sueño.
La N-110 que un día sirvió para dar vida al pueblo ahora, con el aumento del tráfico de vehículos que no cesan de cruzar la travesía, se ha convertido en un problema. «Antes la carretera era una ventaja, pero ahora resulta un inconveniente porque pasan muchos coches», apunta el alcalde, Carlos Municio Sanfabio, que recuerda su deseo de que se construya una variante que evite el trasiego de vehículos por el casco urbano.

Pero si hay un asunto que verdaderamente preocupa a los casliegos es la escasez de agua. «Para que el pueblo se desarrolle necesitamos que el tema del agua se solucione, porque este año le hemos tenido muy complicado», advierte Carlos Municio. Y es que la fuerte sequía llegó a plantear la necesidad de realizar cortes e incluso recurrir a las cisternas, pero las medidas adoptadas –captación de más agua de los manantiales y el uso limitado– y las precipitaciones que ayudaron a llenar el depósito hicieron que finalmente los vecinos pudiesen disfrutar del preciado elemento sin problemas.
Pero en el pueblo saben que la solución es puntual y el Ayuntamiento ya estudia la posibilidad de construir un sondeo que «garantice tener agua para el consumo, porque si se hacen otras veinte o veinticinco casas en los próximos años, estamos sin agua y vamos a tener que llegar a las cisternas, seguro».

Construcción

Y es que la construcción marcha a buen ritmo en Casla –desde 1990 se han construido cincuenta en un nuevo barrio, además de las edificadas en el interior el pueblo– y el Ayuntamiento baraja la posibilidad de urbanizar nuevas parcelas con las que cubrir la demanda existente.

Aunque el alcalde también lamenta que muchas de las peticiones son para segundas residencias, que no ayudan a mantener el censo del pueblo, un logro que, en el último decenio, se ha conseguido gracias a las parejas que se han establecido en el municipio y a la llegada de inmigrantes. «Por lo menos los jóvenes no han ido a menos», advierte el regidor, que, feliz, apunta que en los últimos diez años se ha duplicado el número de niños.

Pero, sin duda, Casla, con un precioso entorno y conocido internacionalmente por el concurso de poesía que organiza la asociación cultural La Colodra, es un pueblo de veraneo. «¡Uff! La población crece más o menos dependiendo de la época. Un fin de semana normal, se dobla; y en verano hemos llegado a tener novecientas personas, contadas casa por casa», apunta Carlos Municio, confiando en que en los próximos años, la población no sufra un gran descenso.

Procesión tras procesión

La Virgen de la Estrella procesiona en cuatro ocasiones por las calles de Casla durante las cuatro jornadas de las fiestas mayores

ISABEL JIMENO. CASLA

Tan solo pasa cuatro días lejos de su morada habitual. La Virgen de la Estrella únicamente se hospeda cuatro jornadas en la iglesia de San Pedro, pero son cuatro días muy intensos en los que la patrona pasea una y otra vez por las engalanadas calles de Casla. Son los días grandes, en honor de la Virgen de la Estrella, que volverán a tener lugar en breve, durante el segundo fin de semana de septiembre.
La patrona de Casla se prepara para las honras. Saca su traje de gala para procesionar entre el fervor de los casliegos. Primero el sábado por la tarde. La música de la dulzaina y el tamboril acompaña a la primera de las romerías, la que traslada la imagen de la virgen desde la ermita de Nuestra Señora de la Estrella hasta la iglesia. Allí descansa tan solo unas horas. Tras el reposo nocturno que los vecinos aprovechan para la fiesta, la patrona recorre las calles de la localidad en otra procesión. Casi sin tregua, de nuevo por la tarde hora de procesionar otra vez y de la subasta de los objetos donados por los casliegos a su patrona.

Un pequeño respiro el lunes y de nuevo el martes, momento de procesionar. Se prepara la despedida. La Virgen de la Estrella debe regresar de nuevo a su templo, a la morada en la que permanecerá el resto del año subida en su trono. Es el momento del hasta luego y la patrona recorre otra vez el camino que el sábado anterior la llevo hasta la iglesia.

La procesión es casi el punto y final de las fiestas mayores de Casla, pero no de las únicas que celebra esta localidad serrana con la Virgen de la Estrella como protagonista.

El último fin de semana de mayo, los casliegos celebran la fiesta de Las Flores, aprovechada también para que los niños hagan la Primera Comunión. Por la tarde, la patrona de Casla sale durante un rato y pasea junto a su templo al son de la dulzaina y el tamboril que continúa amenizando la tarde, en la que tampoco faltan la limonada y los bizcochos que ofrece la cofradía.

San Pedro, el 29 de junio, aunque ya sin mucha actividad, y San Isidro, el 15 de mayo, son otras de las fechas marcadas en rojo en el calendario de festejos religiosos y lúdicos de los casliegos.

Reyes y carnaval

La noche de Reyes Magos, en la que Casla se transforma en un pequeño Belén con Cabalgata de Sus Majestades y representación de un belén viviente por parte de los vecinos en las calles del pueblo incluídos; y el domingo de carnaval, cuando la vaquilla de madera vuelve a hacer correr por la plaza a los disfrazados, también son fechas importantes y motivo de celebración para los casliegos.

La Virgen del Estepar

La transmisión oral de Casla cuenta que Nuestra Señora de la Estrella se apareció a un pastor en el lugar donde está la ermita

ISABEL JIMENO. CASLA

Pasaban mucho tiempo en el campo. Cuidando de sus rebaños, los pastores estaban horas y días entre bosques, praderas y cuevas. Y fueron muchos quienes vieron alterada la rutina de su trabajo por las milagrosas apariciones que, según las leyendas que pasan de generación en generación, les permitieron encontrar las imágenes de vírgenes ocultas en recónditos rincones para salvarlas de la destrucción durante las diversas invasiones que sufrió la Península Ibérica en los convulsos siglos pasados.

Aunque sin muchos datos, la de la Virgen de la Estrella, en Casla, también es una de esas historias de aparición a un pastor mientras cuidaba de su rebaño.

No se sabe con exactitud cuándo ocurrió, pero todo apunta a que fue entre el siglo XI, una vez que los árabes fueron expulsados de Castilla, y antes del XVI, pues de esa fecha se conservan documentos de que ya existía la ermita dedicada en este pueblo serrano a la Virgen de la Estrella.

Primer nombre

Pero no siempre se llamó así la patrona de los casliegos. En un principio se la conoció como Nuestra Señora del Estepar, nombre directamente relacionado con la estepa en la que tuvo lugar la milagrosa aparición a un pastor. Y así se la conoció hacia aproximadamente el año 1665, cuando pasó a llamarse Nuestra Señora de la Estrella. Con un nombre o con otro, lo cierto es que la devoción por esta virgen es grande en Casla y a ella están dedicadas las fiestas principales de este municipio serrano.

El sábado posterior al 8 de septiembre (este año, precisamente, la fecha coincide), acuden a la ermita en la que se encuentra casi todo el año para conducirla en romería hasta la iglesia, en la que permanece cuatro intensos días. Y es que el domingo participa en una procesión por las calles del pueblo, que vuelve a recorrer unas horas después.

Ya el martes, Nuestra Señora de la Estrella regresa al templo en el que está casi todo el año. Ese que construyeron para su veneración después de la milagrosa aparición. Y es que, según dicen, la ermita se construyó en ese lugar porque cada vez que el pastor que encontró la imagen y los vecinos del pueblo trataban de llevarla a otro lugar, esta desaparecía y volvía al lugar en el que, tras años escondida, salió el anonimato.

Por eso, la ermita de la Virgen de la Estrella, entre los árboles, a unos metros de las casas, sigue siendo uno de los rincones más atractivos y emblemáticos de Casla, al que no falta la visita de los casliegos no solo en las fiestas, sino durante todo el año.

Salvadora de tormentas

A la Virgen de la Estrella, patrona de la localidad, se le atribuyen varios milagros

MÓNICA RICO

Fuente dedicada a la Virgen de la Estrella. :: M. RICO

En un municipio con toda su historia ligada a la trashumancia y el pastoreo, (la cañada real soriana occidental y la segoviana pasan por su término), es lógico que un pastor fuera el protagonista de la leyenda que se ha transmitido de generación en generación entre los vecinos y que narra cómo apareció la imagen de la Virgen de la Estrella, cuya festividad se acaba de celebrar en la localidad.

Lo cierto es que son pocos datos los que existen en torno a la aparición de la imagen y cómo nació su devoción, únicamente lo que se ha transmitido a través de la narración oral, pues parece ser que un incendio en el archivo parroquial destruyó numerosos documentos, entre ellos algunos que podían hacer referencia a estas cuestiones.

Sin embargo, tal y como cuentan en el municipio, sí se sabe que la imagen de lo que hoy es la Virgen de la Estrella, fue descubierta por un pastor que se encontraba en el campo con su ganado. La talla se encontraba en una estepa, por lo que en un principio se veneró bajo la advocación de Nuestra Señora del Estepar.
El pastor, tras encontrar la imagen, la intenta llevar consigo, pero en el momento en el que traspasa los límites del término municipal de Casla, la imagen desaparece. Asombrado e incrédulo, el pastor regresó nuevamente al lugar primitivo del hallazgo, donde volvió a encontrar la imagen, tal y como estaba la primera vez que lo vio. Al parecer, el pastor intentó llevarse la imagen en varias ocasiones, de distintos modos y maneras, pero con el mismo resultado en todos los casos: la Virgen volvía a su lugar primitivo, por lo que finalmente permaneció allí y tiempo después comenzó a construirse una ermita en el lugar, con el fin de resguardar a la Virgen.

Se desconoce el momento exacto de esta aparición y el comienzo de la devoción por la imagen, aunque algunos expertos lo sitúan después del siglo XI, cuando los árabes ya habían abandonado esta zona de la sierra, ya que se supone que la imagen se ocultó para no ser robada o quemada durante la invasión mozárabe. Lo que sí se sabe con exactitud es que la ermita ya existía en el siglo XVI, pues existen noticias y documentos que así lo atestiguan.

Como, según cuenta la leyenda, la imagen de la Virgen apareció en un arbusto de estepa cercana a Casla, en un primer momento se la veneró bajo el nombre de Nuestra Señora del Estepar. Sin embargo, aunque se desconoce por qué, alrededor del año 1665 se cambió el nombre a la talla, pasando a venerarse como
Nuestra Señora de la Estrella.

Desde entonces, son numerosos los milagros que se le atribuyen a la Virgen patrona de Casla. Uno de ellos ocurrió en el año 1885, e incluso existe un cuadro que se guarda en la ermita de Nuestra Señora de la Estrella, que hace referencia a este suceso. Según cuentan fue un día de gran tormenta, cuando tres vecinos se vieron sorprendidos por la misma. Ante la llegada de fuertes lluvias, truenos y relámpagos, invocaron en su recuerdo a la Virgen de la Estrella. En breves momentos un rayo caía junto a ellos, sin dañar a ninguno de los tres paseantes.

Otro milagro está fechado en el año 1950 y fue también durante una gran tormenta, en la que un rayo alcanzó a tres mujeres, quienes sanaron de sus graves heridas, gracias a la intercesión de la Virgen.

Son sólo dos ejemplos por los cuales los vecinos de Casla sienten una gran devoción a su patrona, a la que veneran cada año, el sábado posterior al 8 de septiembre, cuando la trasladan en procesión hasta la iglesia del pueblo, donde permanecerá hasta el martes siguiente, día en el que nuevamente se lleva la imagen en procesión hasta su ermita, lugar que ocupará el resto del año.

Durante estas fechas no faltan las actividades lúdicas y de ocio en Casla, pero tampoco las religiosas que siempre giran en torno a su Virgen de la Estrella.