Arevalillo de Cega

Cinco niños entre una reducida población

La llegada del invierno hace que tan solo siete familias permanezcan viviendo en Arevalillo de Cega

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

El verano ha pasado, las fiestas de Nuestra Señora del Rosario han acabado y la población ha experimentado un drástico bajón que el invierno agudizará aún más. Arevalillo de Cega se prepara para la monotonía y soledad invernal. Sus 45 censados se reducen a la mitad de personas viviendo durante la época más cruda en este pequeño pueblo segoviano. «En invierno se quedan solo siete casas abiertas», lamenta el alcalde, Valentín Martín Pastor.

Y con el éxodo de gente, el bar que hay en el centro social también baja el cierre hasta el próximo verano. «No abre ni los fines de semana porque somos cuatro y, si viene uno, los demás no vienen», comenta Valentín Martín Pastor. «En invierno casi cada uno se queda en su casa. No somos ni para echar una partida porque lo mismo viene uno y otro no», comenta el regidor. «Esto es muy aburrido», añade.
En el lado positivo de estas exiguas cifras de población, Arevalillo de Cega puede presumir de contar con cinco menores de edad entre las escasas veinte personas que se quedan en el municipio durante los meses más fríos. «Por lo menos hay niños–destaca el regidor–. Tenemos tres casas que son jóvenes. Se nota porque por lo menos se ve gente por las calles y se oye algún ruido».

Durante el día, cada uno sigue a su tarea. Por la mañana, las calles se silencian con la partida de los niños hacia el colegio de Turégano o al instituto a Cantalejo, los mayores. Mientras, los adultos permanecen ocupados en su quehacer cotidiano y los viernes tienen casi una cita obligada en el mercado de la localidad briquera. «Los viernes hay un buen mercado en Cantalejo y vamos porque, quieras que no, se pasa la mañana», apunta el regidor.

Precisamente la mejora de las estrechas y sinuosas carreteras de acceso al pueblo es una de las demandas de Arevalillo de Cega, que también está a la espera de un nuevo clorador para el abundante agua que sale de la perforación realizada hace unos años y que suministra «un agua buena, pero sin clorar».

Cuevas

La iglesia de San Mamés es uno de los atractivos del pueblo, que también cuenta con cuevas en la roca, aunque no están adecuadas para la visita. «En la cueva del Jaspe, hace treinta años, entraron unos chicos que estaban de pastores a verla y, como tiene varias bocas de entrada, no sabían salir», recuerda Felipe, uno de los vecinos de Arevalillo de Cega. Su mala conservación y la mano del hombre que entró a llevarse las estalagtitas han impedido la explotación turística de la cavidad.

Días grandes, días de gentío

El descenso de población en Arevalillo de Cega ha hecho variar la importancia de las fiestas

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Primer domingo de octubre. Mucho más que un domingo cualquiera. Solo un día, pero un día diferente, uno de fiesta, y fiesta grande en Arevalillo de Cega. Pero ahora ya no es así. La Virgen del Rosario fue poco a poco perdiendo importancia, a medida que descendía la población, y desde hace un decenio se ha quedado tan solo en un domingo diferente en el que todavía se conservan algunas tradiciones.
Ya no hay tanta fiesta, pero la música volvió a sonar hace unos días en las calles de Arevalillo de Cega durante la procesión con la patrona, por la que los vecinos sienten una especial devoción que hace posible que se mantenga la tradición de subastar los palos de las andas para portar a la imagen y el estandarte que encabeza el paseo por las calles de la localidad.

También un día diferente al resto es el 15 de mayo. Como pueblo agrícola y ganadero, Arevalillo de Cega conserva las celebraciones en honor a San Isidro, que sale en procesión por las calles de la localidad y bendecir los campos para conseguir una buena cosecha. Una merienda a base de cordero asado para todos que ofrece el Ayuntamiento y la Cámara Agraria completa las actividades del festivo día.

Pero muy distinto al resto es el último fin de semana de agosto, cuando con motivo del patrón, Arevalillo de Cega vive sus días grandes. Cinco jornadas cargadas de actividades culturales, competiciones, celebraciones religiosas y verbenas nocturnas.

Además del Ayuntamiento, la asociación cultural Arevalillo Vivo se encarga de organizar el programa de actividades. Y es que el colectivo, integrado en su mayor parte por gente que reside fuera del pueblo, limita a esta época el grueso de su actuación, dirigida especialmente a los pequeños, que durante estos días disfrutan de los talleres y juegos infantiles.

También los mayores tienen competiciones de frontenis, mus, brisca, tute o chito. Baile de disfraces, chocolatada, teatro, misa y procesión con el patrón, además de verbenas las noches del sábado y el domingo animan los días grandes en Arevalillo de Cega, que concluyen con una chuletada para todos.

Puntos de atracción

Cuentan en Arevalillo de Cega que durante la invasión francesa sus gentes escondían la comida en la cueva del Tocino

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Una persona pasea por una calle de Arevalillo de Cega. / I. JIMENO

El actual asentamiento en el que se localiza Arevalillo de Cega, como buena parte de la provincia de Segovia, se remonta a época de la reconquista cristiana, en torno a los siglos XI y XII, pero ya anteriormente hubo humanos poblando estas tierras a caballo entre la sierra de Guadarrama y la llanura segoviana. Y en este pequeño pueblo se han encontrado vestigios que lo demuestran. Restos arqueológicos localizados en algunas de las cuevas que salpican su término prueban que hace tres mil años ya hubo humanos viviendo por estos lares.

Asentado junto a la ribera del río Cega que cede su nombre al pueblo, Arevalillo disfruta de unos paisajes en los que se combinan la vegetación de ribera con los campos de cereales. Y en ese entorno, dos lugares emblemáticos para las gentes del pueblo y con cierta importancia para ayudar a dilucidar la historia de la provincia.

Se trata de las cuevas del Jaspe y del Tocino, enclavadas en la cuenca del río Cega, cobijo de los antepasados que aquí pasaron sus días y que dejaron en ellas huellas de su paso por aquí.

La cueva del Guarda y, sobre todo, la del Tocino, es una de las grutas más emblemáticas que narran la historia de Arevalillo de Cega. Y es que dicen en este pueblo segoviano con menos de medio centenar de habitantes censados que en esta cavidad abierta en un farallón calcáreo, tras el despoblado de Bañuelos, los vecinos escondían los jamones de tocino de los cerdos para que no los requisasen los soldados franceses.

Era una improvisada despensa y escondite en una pequeña cueva allá en tiempos de la invasión francesa, a principios del siglo XIX, que por este curioso uso pasó a llamarse cueva del Tocino.

La riqueza en jaspe hace que con el nombre de esta roca sedimentaria se conozca a esta cavidad con grandes cámaras, adornada con numerosas estalactitas y estalagmitas entre las que se encontraron restos de cerámica campaniforme de la cultura del Calcolítico, conservadas ahora en el Museo Provincial de Segovia.

Y es que el paso continuado de los hombres por aquí ha deteriorado en buena parte este rincón de Arevalillo de Cega, un agujero con gran atractivo en el que no pocos se han querido adentrar.

Pero no es fácil recorrer su trazado, pues cuentan que hace años, unos pastores que cuidaban las ovejas por la zona se aventuraron a pasear por la cueva del Jaspe, pero sólo tras un largo rato, mucho miedo y bastantes rezos lograron salir de esta cueva del Jaspe, uno de los rincones que esconde el entorno de Arevalillo de Cega.

Construcciones de piedra

Pasear por las calles de Arevalillo de Cega es descubrir viviendas, parques y cercas tradicional

ELENA RUBIO ARAGONESES

Arevalillo de Cega es uno de los pueblos más pequeños de la provincia donde no llegan a los cuarenta habitantes censados. Muchos de los hijos de la localidad se han ido de nuevo a las grandes ciudades donde tienen su lugar de trabajo y poco a poco se han cerrado muchas de las casas hasta el verano que viene.

Una tranquilidad que se respira por sus calles en esta época del año ya que es difícil encontrarse con algún vecino y mucho menos, jóvenes jugando en el frontón de la localidad situado junto al Ayuntamiento. Una casa Consistorial que se encuentra construida en piedra, al igual que otras muchas construcciones recientes que los vecinos han decidido forrar de piedra respetando la arquitectura tradicional de la localidad. En el pueblo también hay cercas y sitios de recreo construidos de este material pétreo lo que hace que la localidad posee parte de su tradición inalterable.

De piedra es también el monumento más destacado del pueblo, la iglesia parroquial dedicada a San Mamés. Aunque data del siglo XVIII, el templo está construido sobre un templo románico. Es precisamente en el interior donde se encuentra una cabecera de este estilo, aunque está parcialmente tapada por su retablo mayor en el que se encuentran las imágenes de San Mamés, San Sebastián y el Niño de la Bola.

En el exterior, a la izquierda del muro principal, el visitante que acuda a Arevalillo de Cega también debe de fijarse en un pequeño reloj de sol grabado en una piedra. Precisamente ha sido el paso del tiempo el peor enemigo de este reloj que en estos momentos se encuentra bastante deteriorado.

Aunque no es lo único que está en mal estado en la iglesia. Los habitantes del pueblo se quejan de que el tejado está bastante deteriorado y aseguran que alguna parte puede hundirse en cualquier momento. «Sería una lástima que se cayera pero es que está muy deteriorado y no hay dinero para arreglarlo. A nosotros la iglesia nos sirve de lugar de encuentro», aseguran dos vecinos.

Y es que en municipios pequeños, los presupuestos municipales son muy reducidos y no dan para acometer muchos proyectos si no se cuenta con el respaldo de las Administraciones. Este año a la localidad le han concedido dos subvenciones procedentes tanto del Gobierno Central como de la Diputación Provincial. En el primero de los casos, la partida presupuestaria procede del Fondo Estatal de Inversión Local, correspondiendo al pueblo 6.903 euros que han destinado a la colocación de varios puntos de luz de alumbrado público en la calle Puebla.
La otra subvención procede de la Institución Provincial ya que ha incluido a Arevalillo de Cega dentro del reparto de ayudas del último Plan Extraordinario. En total, se invertirán 30.000 euros para pavimentar calles, sufragando la Diputación 21.000 euros y el resto el Ayuntamiento del pueblo.

Lo que también necesitaría una mejora es un antiguo molino situado en el Camino de las Cañadas. Probablemente fue construido en el siglo XVIII aunque se abandonó en la década de los sesenta del siglo pasado. Una infraestructura de la que ya se tienen noticias hace más de doscientos años ya que se sabe que molía con dos piedras produciendo «a este concejo tres mil doscientos ochenta reales, incluidos los mil seiscientos del útil del molinero».