Pajarejos

Baja la población y el agua escasea

Pajarejos mira con pesimismo al futuro y sueña con nuevas construcciones que den vida al pueblo

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Sin apenas tiempo para haberse recuperado de las fiestas en honor de Santo Domigo de Guzmán, el 8 de agosto, ya se avecinan las de la Natividad de Nuestra Señora, justo un mes depués. Pero ahora ya casi no hay fiesta y en las de septiembre ni siquiera hay orquesta. Apenas queda gente en Pajarejos, un pequeño pueblo del Nordeste segoviano con buena parte de su población envejecida. «Va bajando. Hay muchos mayores y, entre medias, algún joven que se va», lamenta el alcalde, Antonio López Jimeno, que asume con resignación las cartas que les depara el futuro que ahora manejan en sus manos. «Parece que no pasa el tiempo, pero sí», advierte el regidor, consciente de la numerosa población mayor que engrosa el censo. «Nos gustaría que hubiera más gente, pero milagros no se pueden hacer», apunta Antonio López, que no se atreve a apuntar una posible estrategia que ayude a mitigar la sangría poblacional que azota el medio rural, y más en la comarca segoviana más despoblada.

Con un Ayuntamiento pequeño y reducidos recursos económicos, el alcalde solo ve en la iniciativa privada la única posibilidad para revitalizar la vida en Pajarejos. «Está ocurriendo en muchos pueblos, y pequeños, de la zona, pero a todos no nos puede tocar a la vez. Eso o que la gente viva 120 años», bromea el regidor. La construcción de casas de segunda residencia que ayuden a mantener el pueblo en pie con el paso de los años es una alternativa y, de hecho, hay gente interesada en comprar viejas viviendas, pero no se venden.

La «tranquilidad» que reina en las calles de la localidad es uno de los mayores atractivos de Pajarejos que hace fijar su mirada en el pueblo a gente de fuera, aunque no muchos. «De aquí a dos años a lo mejor no soy tan pesimista, pero ahora mismo la gente quiere ir donde hay mucha gente y a Pajarejos, sin bar ni nada, la gente no quiere venir», apunta.
Una tranquilidad a la que sus vecinos ya se han habituado. «Llevamos muchos años sin bar y la gente no está acostumbrada a ir», comenta Antonio López. «Poco a poco se van perdido las costumbres y la gente se conforma con lo que hay».

Falta de agua

Este año, la persistente sequía ha llegado para alterar la tranquila y relajada vida de los vecinos de Pajarejos, que incluso han necesitado la llegada de un par de cisternas semanales cargadas de agua para abastecer a la población en momentos puntuales, durante la quincena de agosto, cuando la población se duplica. «Estamos mirando la posibilidad de hacer otro sondeo», señala el alcalde, que una vez superada la falta de suministro hace años con la renovación de las tuberías, ahora vive con preocupación la fuerte sequía que azota toda la geografía española.

Aunque ese aumento de población ha agudizado los problemas de abastecimiento, la llegada de más gente al pueblo es recibida con alegría por los vecinos. «Es agradable, porque puedes hablar con alguien», apunta Antonio López. Y es que durante el invierno «la vida es un poco aburrida. Tiene un bar el Ayuntamiento y no tiene ni dependiente ni clientes. Cada uno en su casa», lamenta Cristóbal, uno de los mayores del lugar, que añora los tiempos en los que, cuando él era joven, había más gente.

En familia y entre amigos

Pajarejos celebra el 8 y 9 de agosto las fiestas de Santo Domingo de Guzmán sin demasiada gente

Isabel Jimeno.

Resiste a la tendencia de trasladar
las fiestas al fin de semana para facilitar la asistencia de gente. Pajarejos se resiste a esta costumbre y continúa celebrando las fiestas de Santo Domingo de Guzmán el día de su festividad, el 8 de agosto. Caiga cuando caiga, en lunes, jueves o domingo, los festejos comienzan el 8 del próximo mes y duran un día más.

Dos jornadas diferentes, pero que aún así, no significan un presencia masiva de personas en la localidad, aunque los escasos cuarenta habitantes de Pajarejos sí se ven incrementar algo más con la llegada de los hijos y nietos del pueblo para tan señalada fecha.

La Eucaristía en el interior de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán marca el inicio de los festejos en los que no puede faltar la procesión. Cuando finaliza la misa, las campanas anuncian que el santo sale a la calle portado sobre sus andas, mientras los cofrades llevan el estandarte, el pendón y el bastón de la cofradía durante el recorrido por las calles de Pajarejos, siempre acompañados por el sonido de la dulzaina y el tamboril, que con sus jotas hacen bailar a los vecinos delante de la imagen de Santo Domingo de Guzmán.

Subasta
Tras el recorrido, de nuevo regreso a la iglesia. Pero antes de entrar se debe cumplir con la tradición de subastar los palos de las andas sobre las que ha procesionado Santo Domingo de Guzmán para ver quiénes contarán con el honor de devolver al patrón al trono en el que permanecerá el resto del año. Y el alcalde es el encargado de dirigir la puja para entregar cada uno de los cuatro palos al mejor postor.
Y antes de comer un rico cordero asado en familia, un rato para compartir con los amigos en el vermú. Ya por la tarde y antes de que la música de la orquesta comience a sonar, unas horas tranquilas. Y es que la jornada vespertina ya no es como antes, cuando las carreras de sacos, de bicicletas, el concurso de romper botijos con los ojos cerrados o el tiro de soga hacían pasar un rato divertido a niños y adultos.

Con el paso de los años esas actividades se han ido quedando por el camino y ahora solo un castillo hinchable sirve de entretenimiento para los más pequeños, mientras los mayores deciden pasar un rato en casa en familia, dar un paseo o echar una partida a las cartas.

Y después de una tarde de saltos, una chocolatada hace que los pequeños recuperen fuerzas antes de la velada nocturna. Y también un chocolate calentito con bizcochos cocinado en la hoguera que se hace en la plaza sirve para poner punto y aparte a las fiestas el día 9, después de la verbena.

También en septiembre
Antes de que acabe el verano, llegan otras fiestas, las de Nuestra Señora de la Natividad. Antes eran las mayores, pero ahora se han quedado solo en un día especial. Aún más familiares que las de Santo Domingo de Guzmán, las de septiembre se reducen a misa y procesión con música para bailar, porque por la noche no hay orquesta. Eso sí, una comida que ofrece el Ayuntamiento sirve para reunir a los vecinos en un día de fiesta, en un día diferente.

Aunque no es oficial, la procesión del Corpus también se celebra de forma especial con los altares que se ponen en la puertas de las casas y las calles salpicadas de flores para que pase el Santísimo en un día en el que Pajarejos recupera otra vez esa actividad que la emigración le arrebató.

Recuerdos de fiesta y trabajo

Pajarejos aprovechaba fiestas como San Juan y San Pedro para contratar a los ‘agosteros’

Isabel Jimeno.

Los campos de labor cubren buena parte del término de Pajarejos. Como durante siglos, continúan siendo el medio de sustento para sus habitantes. Los pocos que aún viven y trabajan en este pequeño pueblo del nordeste segoviano con buena parte de su población ya jubilada siguen vinculados a la agricultura.
Es verano y eso significa época de tarea en el campo, por lo que las calles del pueblo aparecen casi vacías. Es el momento de recoger el fruto de lo sembrado, de recolectar el grano y recoger la paja. Pero algo ha cambiado en esa tarea que se lleva repitiendo desde hace siglos.

Los medios han evolucionado y eso ayuda a aliviar las largas jornadas de labor al sol, algo que no olvidan los mayores, quienes no olvidan aquellos tiempos en los que «se hacía todo a mano», comenta Santiago, un veterano que por unos días ha vuelto a su localidad natal.

Aunque durante años no trabajó fuera, Santiago no olvida sus años de infancia y juventud en Pajarejos, donde disfrutó de sus fiestas y trabajó, al igual que otros muchos, como ‘agostero’ en los campos de labor.

A otros pueblos

Julio, agosto y septiembre. Casi tres meses de siega y trilla para obtener y limpiar el grano que requería numerosa mano de obra que no siempre estaba disponible en el pueblo, por lo que también gentes de fuera llegaban a Pajarejos, para trabajar en estas labores que recuerda Santiago.

Pero eso ya ha desaparecido. Hace más de treinta años que los ‘agosteros’ no llegan a Pajarejos para la cosecha, y con su ellos se fueron también fechas señaladas en rojo en el calendario. Y es que, aunque las fiestas mayores (Santo Domingo de Guzmán y Nuestra Señora de la Natividad) se mantienen, otras celebraciones menores cayeron en el olvido. Entre ellas, San Juan y San Pedro, justo unos días antes de comenzar la siega.

Dos días de fiesta que las gentes de Pajarejos aprovechaban para contratar a los ‘agosteros’. E incluso iban a otros pueblos como Ayllón a contratar allí a esos obreros que durante algo más de dos meses trabajaban e incrementaban el número de gente que había en Pajarejos.

Un templo centenario

La iglesia de Pajarejos fue construida en el siglo XII y aún conserva un ábside románico con capiteles decorados

ELENA RUBIO ARAGONESES

Todavía resuenan por las calles de Pajarejos la gaita y el tamboril tras celebrarse, hace menos de una semana, las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán. Unas fechas en las que los hijos y los nietos del pueblo regresan a la localidad para disfrutar de unos festejos cada vez más familiares donde no ha faltado la misa y la procesión con el patrón.

A este santo está dedicada la iglesia del pueblo, la de Santo Domingo de Guzmán. Se trata de un templo centenario construido en el siglo XII, mantenido y reformado con devoción por los vecinos del pueblo durante generaciones. El elemento más interesante de su arquitectura es el ábside románico en el que se abren tres arcos de medio punto con capiteles decorados.

El edificio presenta planta de una sola nave, rematada con cabecera formada por tramo recto y ábside semicircular. Sobre el muro oeste de la nave se alza la espadaña, construida en sillería. En el lado sur, tiene un pórtico cegado construido con una cubierta de madera que apoya sobre zapatas, columnas y basas de piedra y la entrada al pórtico se hace a través de un arco con grandes dovelas, característica del siglo XV o XVI.

Retablos gemelos

Ya en el interior del templo, hacia la cabecera, se pueden contemplar dos retablos gemelos neoclásicos, mismo estilo que también se observa en el retablo mayor. Está construido en tres calles separadas por columnas policromadas imitando mármol y capiteles corintios dorados. Un retablo en el que destaca la imagen de Santo Domingo de Guzmán, que podría datar del siglo XVI. En su mano derecha sostiene el bordón con cruz florenzada, emblema de la Orden de Predicadores, mientras que en la izquierda podría haber tenido una azucena.

Pero en la iglesia de Pajarejos no sólo es interesante mirar al frente o los lados, sino que también hay que echar un vistazo al techo ya que en la zona de la cabecera se puede contemplar un magnífico artesonado de ocho planos que convergen en uno central. Aunque hoy en día se encuentra bastante deteriorado.

Y una vez fuera de la iglesia, el visitante debería de contemplar un primitivo reloj de sol a una altura de un metro y medio del suelo. Está situado en la esquina derecha de la fachada sur, cerca del cartel con información del templo. Allí se puede apreciar lo que los expertos denominan como esfera de misa. Se trata de un círculo cortado en sentido vertical por una llaga entre dos sillares. En el lado izquierdo se encuentran grabadas un par de líneas horarias. A pesar de la antigüedad de este reloj, la esfera se encuentra muy bien tallada en la piedra.

Robledal centenario

Otro de los lugares para disfrutar en Pajarejos es de la zona conocida como 'La Mata', es decir, un centenario robledal que se conserva junto a la pradera. Por este lugar de cuento los vecinos de Pajareros disfrutan dando paseos o se deleitan con hermosas vistas del entorno si llegan hasta el lugar denominado 'Encimero de la Mata'.

No es el único sitio por el que pasear ya que la localidad tiene diferentes caminos que recorrer. Precisamente los responsables municipales han decidido acondicionar el que conduce a Cedillo de la Torre con los 6.549 euros procedentes del Fondo Estatal de Inversión Local, el conocido como Plan E.

El regreso de la alegría

La localidad volvió a ver sus calles llenas en la fiesta del pasado domingo

MÓNICA RICO

Iglesia parroquial dedicada a Santo Domingo de Guzmán. :: M. R.

La de Pajarejos es una situación muy habitual en la provincia. Un municipio pequeño, con pocos habitantes y con la sombra de la despoblación sobre sus tejados. Menos de medio centenar de habitantes conviven en el municipio, aunque esta cifra apenas supera la docena si acudimos al municipio un día de invierno.

Por ello parece que la tranquilidad es uno de los principales atractivos del municipio. Sin embargo la escasez de servicios afecta al crecimiento del municipio, que mira con ansia la expansión que se produce en otros cercanos, como la vecina Grajera, donde también muchos han encontrado la ansiada paz y tranquilidad de un pueblo, aunque con las ventajas de tener muchos servicios sin tener que trasladarse en vehículos.

Calles vacías, donde es casi imposible encontrar gente por las plazas, son la tónica habitual durante los meses de más frío. Sin embargo, esta situación sufre un pequeño vuelco en verano y en especial durante estos días, ya que el pasado domingo la localidad acogió la celebración de sus fiestas mayores, dedicadas a Santo Domingo de Guzmán.

La coincidencia de la fecha de celebración con domingo ha hecho que muchos se animaran especialmente a regresar al pueblo este fin de semana. Porque la fiesta de Santo Domingo de Guzmán en Pajarejos aún se celebra el día del patrón, sin importar si el 8 de agosto es lunes, jueves o domingo. En años en los que la festividad supone un día de diario, siguen siendo muchos los que disfrutan de los actos festivos, pero siempre el fin de semana atrae a muchos más hijos del pueblo, que acuden hasta el municipio a desconectar, divertirse y, a la vez, mantener algunas de las tradiciones que estas fechas mandan.

El pistoletazo de salida de las fiestas, como siempre, lo marcó la tradicional eucaristía, que se celebra en el interior de la iglesia parroquial, cuya advocación, como no podía ser de otra forma, corresponde a Santo Domingo de Guzmán.

A continuación se celebra la procesión, en la que se traslada al Santo en andas por las calles del municipio. En ella no faltan los bailes tradicionales y la música de las dulzainas. Junto a decenas de vecinos, los cofrades son los portadores del estandarte, el pendón y el bastón de la cofradía existente en la localidad, en honor al Santo.

Tras los bailes, el Santo regresa de nuevo al templo, pero no entrará sin cumplir la tradicional subasta de las andas. El alcalde dirige la puja y aquellos afortunados serán quienes devuelvan al patrón hasta el trono, en el que permanecerá hasta el próximo 8 de agosto.

Parajes por descubrir

La escasez de vecinos del municipio, el envejecimiento de la poca población y la falta de nuevos habitantes convierten a Pajarejos en un municipio con bellos parajes que para muchos están aún por descubrir.

Entre ellos, sin duda, destaca el lugar denominado 'La Mata', un bello bosque de robles centenarios, que muestra su diversidad de colores en las distintas épocas del año, marcando de este modo parte del paisaje de Pajarejos.

Las zonas verdes también destacan en el municipio y contrastan con los paisajes de campiña que también nos encontramos en su término y en los alrededores. El pequeño arroyo que atraviesa la localidad hace que los árboles permanezcan verdes durante mucho más tiempo, gracias a las aguas que los riegan.
Las choperas denominadas 'Del Proncal' y 'Del Plantío' son dos de estos lugares. Invitan al paseo, especialmente durante el verano, gracias al frescor del arroyo y la sombra que producen con su abundante espesura.

Continuando el paseo, aunque ya por paisaje más de campiña, el visitante también puede encontrar antiguos palomares todavía en buen estado, aunque ya en desuso. En el municipio destacan la iglesia, el antiguo abrevadero y la pila de lavar.