Barbolla

Más viviendas para seguir creciendo

La construcción de casas no para en Barbolla, un pueblo rejuvenecido que desea explotar sus posibilidades turísticas

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

EL final a los problemas de abastecimiento hace casi dos decenios que ahogaba el desarrollo del pueblo y la construcción de doce viviendas de protección oficial hace algo más de diez años marcó un punto de inflexión en el devenir de Barbolla. Tras una caída en picado del censo arrastrada por la emigración que azotó al medio rural en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, la localidad comenzó a repuntar hace algo menos de un lustro.

Lejos está la cifra del millar de habitantes, pero Barbolla, enmarcada en la zona más deprimida y despoblada de la provincia, el nordeste, puede presumir de haber aumentado su población en un 25% en tan solo cuatro años. Pasar de doscientos a doscientos cincuenta habitantes en pocos ejercicios es un todo un motivo de orgullo que, además de mantener muy vivas las esperanzas de futuro, alienta las posibilidades de seguir creciendo.

«Después de construir las viviendas de protección oficial, la gente se animó y construyeron otras treinta para jóvenes y de segunda residencia y luego muchos se han venido a vivir», recuerda el alcalde, Basilio del Olmo Alonso. Esos primeros pasos son solo la punta del iceberg de un mercado inmobiliario que se mueve con fluidez en Barbolla de la mano de la iniciativa privada y siempre con el apoyo y las mayores facilidades por parte del Ayuntamiento «para que empiecen y no se echen para atrás». Una treintena de nuevas casas en proyecto a punto de comenzar a levantarse y otras cuarenta que van por muy buen camino son solo parte de los proyectos inminentes de edificación que hay en la localidad.

Tan importante como la incesante construcción es el asentamiento de jóvenes en Barbolla, que puede presumir de un rejuvenecido padrón. Igual ocurre en la pedanía de El Olmo, donde la mayoría de sus doce habitantes tampoco son mayores.

Favorecer la edificación que aliente el asentamiento de población figura en los objetivos municipales, entre los que también se encuentra la construcción de un centro de día y, después, una residencia de ancianos. Dos servicios cada vez con mayor demanda, aunque su elevado coste aparca su ejecución durante unos años.

Lo que sí se quiere seguir impulsando son las posibilidades turísticas del municipio, rodeado de árboles y con atractivos con la iglesia de Nuestra Señora la Virgen de Soña o el templo de la Natividad, en El Olmo, una de las joyas del románico con restos de otras tendencias arquitectónicas que ha sido restaurada en parte pese a la escasa actividad que registra, con poco más de dos cultos al año.

Próximo a la Nacional I, a una hora en coche de Madrid, «un gran mercado que sale todos los fines de semana e incluso durante la semana», Barbolla quiere aprovechar el tirón de este sector para que, junto con la explotación de la agricultura, se configure
en una economía de futuro sostenible.

Triple en verano

El atractivo de Barbolla queda patente durante el verano, cuando su población se triplica. Un motivo de alegría, pero que también genera complicaciones. «A la hora de hacer por ejemplo un depósito tienen en cuenta los 250 habitantes y dan según esa cifra, pero aquí hay setecientas personas y las infraestructuras se te quedan pequeñas. Se debería plantear la financiación a los municipios porque tenemos que atender a esa población», reclama Basilio del Olmo, que también destaca que «estamos encantados de que vengan y de que sigan haciéndolo».

Varias fiestas en una

Barbolla celebra este fin de semana Santa María Magdalena y la fiesta de la Mancomunidad de la Pedriza

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Plaza e iglesia de la localidad de Barbolla.

Barbolla se prepara para un día especial y es que mañana es día de fiesta. Es 22 de julio y los barbollanos están prestos a festejar Santa María Magdalena. Este año coincide en sábado, pero da lo mismo el día de la semana, pues en la localidad siempre hacen del 22 de julio un día de fiesta al que, en otras ocasiones, también se suma alguno más del fin de semana.

Pero no tendrán que esperar a mañana para que el ambiente de fiesta se note en las calles de Barbolla. Ya esta noche comienzan las actividades con un plato fuerte, la actuación y animación de la velada por parte de la orquesta La Huella, que servirá de aperitivo para el día grande que comienza con la misa y la procesión a ritmo de incesante y prolongado baile por las calles del pueblo.

Y como novedad, este año las fiestas contarán mañana con un atractivo más, pues una de las pruebas de la media docena de leguas organizadas por la Diputación Provincial llega mañana a Barbolla. Con gran cantidad de participantes inscritos el ambiente deportivo y festivo ya está asegurado por la tarde.
Mucha gente habrá también hoy y mañana por la noche. Como todos los años por estas fechas, las calles de Barbolla se volverán a llenar de coches y de gente prestos a disfrutar de las primeras fiestas del verano.

Cambio de fecha
Pero no siempre han sido el 22 de julio los festejos en honor de Santa María Magdalena, por la que los barbollanos sienten especial devoción. No estaban dispuestos a perder un día de trabajo y su coincidencia con plena época de siega, una de las temporadas que más trabajo requería por parte de los agricultores, motivó su traslado al mes de mayo, a antes de que comenzase la cosecha para luego no tener que parar en las labores del campo. La introducción de la maquinaria aligeró la tarea y hace 23 años el Ayuntamiento decidió, con buena acogida por parte de los habitantes del municipio, volver a trasladar la fiesta a su fecha original, que se ha convertido en la más multitudinaria de las que se celebran.

Además del aliciente deportivo, este año las de la Magdalena también tendrán otro atractivo más y es que este año Barbolla es el encargado de organizar fiesta de la Mancomunidad de la Pedriza. Cada año, uno de los 11 pueblos que integran el colectivo es el encargado y anfitrión de los festejos y quien fija la fecha. Y Barbolla ha optado por el 23 de julio, el día posterior la Santa María Magdalena para así prolongar el ambiente festivo con misa, recepción de autoridades de los distintos municipio, comida y alguna actuación por la tarde que pone punto y seguido a las fiestas, hasta que en septiembre llegan las otras. Muchos hijos del pueblo regresan a Barbolla para las fiestas de Nuestra Señora de Soña

Gran devoción
Septiembre comienza en Barbolla cargado de fiestas. El primer fin de semana se celebran en la pedanía de El Olmo en honor de la Natividad de la Virgen y ocho días después se trasladan a Barbolla en honor de la patrona, Nuestra Señora de Soña. Aunque con algo menos de ambiente que las de julio, estas son las fiestas mayores y quizá las que más gustan a los vecinos. El pregón da el pistoletazo de salida a las fiestas en las que no faltan los juegos infantiles, de pelota y las verbenas.

Colaboración ciudadana
Pero si hay algo especial en estas fiestas son los actos religiosos. Y es que muchas personas que un día salieron del pueblo regresan hasta Barbolla el segundo domingo de septiembre para asistir a la misa y la procesión en honor de la patrona. Entre esos hijos del pueblo que un día al año regresan a sus orígenes también les hay incluso que ya no tienen casa ni familia en el pueblo, pero continúan acudiendo a las fiestas mayores de su pueblo, con un carácter más familiar y entrañable que las que hoy comienzan y para los barbollanos más importantes.

Es en torno a estas fiestas cuando se celebra también la semana cultural. El Ayuntamiento y la asociación de amas de casa Virgen de Soña son los encargados de preparar los juegos, conferencias, actuaciones, coloquios y una gran comida como punto y final.

Además, el colectivo de amas de casa, integrado por un centenar de mujeres, también pone en marcha su propia fiesta el primer fin de semana de julio. Ellas la organizan y ellas disfrutan de la misa, la procesión y la comida, aunque por la noche también dan cabida en la celebración al resto del pueblo en el baile.

Enlace con vino y bollos

Los vecinos de Barbolla recuerdan la tradición perdida de ofrecer la 'rebanada', un pan dulce que el padre de la novia que se iba a casar daba a los niños del pueblo

Texto de Isabel Jimeno.

Las bodas de ahora ya no son como las de antes, en las que casi solo la familia participaba en ese momento tan especial. La manera de celebrar un enlace matrimonial ha cambiado y los nuevos usos han acabado con viejas tradiciones.

Precisamente con estos acontecimientos está relacionada una de esas costumbres que los barbollanos guardan con grato recuerdo de su época infantil.

Aunque en Barbolla presumen de que a los segadores que llegaban de otros puntos del país les gustaba trabajar en este pueblo porque «decían que se comía muy bien», recuerdan, eran años de escasez. Quizá por eso, cualquier regalo en forma de alimento era muy bien acogido.

Y las bodas eran uno de esos momentos más esperados por los niños de este pueblo del nordeste de la provincia de Segovia. Los dulces no abundaban y disfrutar de un goloso bollo era todo un acontecimiento. Quizá por eso, es una de las tradiciones que más gratos recuerdos traen a quienes sobrepasan la barrera de los cuarenta. Y es que hace más de treinta años que un barbollano ofreció la última «rebanada», pues así se conocía a este momento.

Para los mayores

Días antes del enlace, el padre de la novia cumplía con la tradición de encargar al panadero un buen número de esos bollos dulces para luego repartirlos entre los niños del pueblo, que no se perdían el momento de ir a casa de ese vecinos a recoger tan suculento presente.

Y si el padre de la novia era el encargado de endulzar el día a los más pequeños, el del novio debía atender a los mayores, cumpliendo con el ritual de ofrecerles un trago de vino para celebrar un momento tan feliz para las familia, pero que gracias a esta tradición ya perdida permitía disfrutar de él a todo el pueblo de Barbolla.

Más viviendas, más habitantes

Barbolla promueve la construcción de doce casas de protección para incentivar el asentamiento de población

ISABEL JIMENO | BARBOLLA

Casa Consistorial de Barbolla, en la plaza delmunicipio segoviano. / ISABEL JIMENO

La justicia junto al templo

En Barbolla todavía se puede contemplar una 'picota' o rollo jurisdiccional al lado de la iglesia

ELENA RUBIO

Barbolla se extiende por una campiña en la que prosperan los cultivos de cereal, girasol y otros productos de secano. Próximo a las casas de Barbolla discurre el río de la Hoz, interrumpiendo la amplia planicie cerealista que lo rodea. Pronto se llega a la plaza de la localidad donde en uno de sus extremos se sitúa el Ayuntamiento y en el otro, la iglesia de Nuestra Señora de Soña.
Un pequeño muro rodea el edificio que fue construido a principios del siglo XVI y que está formado por una única nave. Su portada es renacentista y sobre el gran arco de medio punto de la puerta de ingreso se abre una hornacina con la imagen de María Magdalena.

En su interior, la cabecera está cubierta con una gran bóveda de crucería en forma de trébol, una solución arquitectónica típica del siglo XVII y en el tramo de la nave más cercano a la cabecera se localizan dos retablos barrocos fechados en 1776.

El del lado norte cuenta con tres calles. En la hornacina central se sitúa una imagen de María Magdalena del siglo XVI y encima un lienzo de la Virgen de la Soledad con los puñales de los Siete Dolores. En las calles laterales se sitúan tablas con representaciones de Santo Domingo de Guzmán y San Juan Bautista.

El retablo del lado sur, también de tres calles, estuvo dedicado a la Pasión. El Cristo crucificado fue sustituido por una imagen barroca de la Magdalena. El retablo mayor es barroco y en el centro se encuentra la patrona. Junto a ella las imágenes de San José y San Roque. En los extremos hay dos lienzos dedicados a San Lorenzo y a San Vicente.

'Picota' de maleantes

Otra vez fuera del templo es necesario detenerse en la columna de piedra que está junto a la iglesia. Se trata del rollo jurisdiccional o 'picota', lugar donde se juzgaba y condenaba a ladrones y maleantes. Es el símbolo de que Barbolla ejerció su propia jurisdicción en su territorio.

Y antes de dejar atrás a un lado la iglesia y la picota es bueno echar un último vistazo ya que en la fachada sur de la iglesia, sobre el tejado de la sacristía, se localiza un reloj de sol cuyos espacios son simétricos respecto a la línea de las doce.

No es el único reloj de sol que se puede ver en Barbolla ya que hay otro en una casa particular. Se encuentra grabado en una piedra caliza y las líneas horarias han sido repintadas en blanco para resaltarlas. Los números horarios van desde las seis de la mañana y hasta las seis de la tarde y están situados en una franja que rodea el reloj por tres de sus lados. Este reloj podría haber sido construido a la par que el escudo situado en la fachada de esta casa, que es de 1701. La vivienda se localiza en la carretera que conduce a El Olmo.

Precisamente este núcleo es dependiente de Barbolla. Entre sus calles sobresale la iglesia de Nuestra Señora del Olmo. Es una iglesia románica de una sola nave con ábside semicircular con tres pequeños ventanales. Aunque lo más destacado es su bella puerta de ingreso con arquivolta polilobulada. También son destacados los canecillos de la cornisa. En el interior hay un retablo mayor barroco con pinturas sobre tabla que podrían corresponder al maestro de Duruelo.

Conservar y modernizar

El Ayuntamiento trabaja en la redacción de las Normas Urbanísticas

Plaza Mayor de la localidad segoviana de Barbolla, con la torre de la iglesia al fondo. :: M. RICO

MÓNICA RICO

La compatibilización del crecimiento de un pueblo con la esencia y el sabor de antes, con la naturaleza, los paisajes, el medio ambiente y la modernización, no es tarea fácil; pero es lo que se pretende realizar en Barbolla, donde en estos momentos se encuentra en marcha ya la redacción de unas nuevas Normas Urbanísticas, uno de los principales proyectos puestos en marcha por el equipo de Gobierno municipal actual, encabezado por el alcalde, Basilio del Olmo.

El regidor lleva ya 27 años en la vida política local, tan solo un par de ellos como concejal, y el resto al frente de un municipio como Barbolla. Aún así, afirma que la Corporación presente cuenta con muchas ganas de trabajar. Sobre su persona asevera que la ilusión no se pierde, por lo que sigue luchando día a día por dotar de más servicios a una localidad con pocos recursos, que trata de conservar y modernizar, compatibilizar las tradiciones con las nuevas incorporaciones.
En esta línea van enfocados los principales proyectos en los que trabaja el Ayuntamiento, como es la urbanización de un área para la construcción de nuevas viviendas, la creación de zonas ajardinadas y el acondicionamiento de una calle que se encuentra en muy mal estado. A todo ello hay que sumarle el día a día, las pequeñas obras y las mejoras en los servicios que todo municipio debe realizar para ofrecer la mejor calidad de vida posible a sus habitantes.

Pero sin duda alguna, el proyecto estrella de este mandato, y en el que ya se lleva trabajando varios años, es la redacción de las Normas Urbanísticas de cara a posibles nuevas construcciones dentro del ámbito privado. El documento pretende ampliar el suelo urbano y habilitar el dotacional también para la posible creación, por ejemplo, de instalaciones deportivas, además de conseguir superficie industrial que posibilite la implantación de empresas, teniendo en cuenta el enclave privilegiado del municipio, muy próximo a la A-1 que comunica Burgos con Madrid. De hecho parte del trazado de la autovía transcurre por el término municipal de Barbolla. Y a tan solo una hora de la capital española.

A pesar de que en estos momentos la demanda de suelo industrial y residencial no es muy grande, el alcalde asegura que hay que estar preparados, porque la llamada puede llegar en cualquier momento. «En los pueblos pequeños muchas veces hay demanda de suelo si lo ven», afirma Del Olmo, por lo que destaca la importancia de la aprobación de las normas lo antes posible, ya que también puede servir para fijar población.

Crecimiento

La localidad se halla entre esos términos privilegiados que de momento no pierden habitantes, sino que se mantiene e incluso «está creciendo un poquito», según el regidor. Barbolla espera sobrepasar la cifra de los 250 vecinos este año. Además, cada curso se levantan nuevas viviendas o se rehabilitan otras; y en los últimos meses han entrado tres proyectos nuevos en las oficinas municipales para el estudio de las pertinentes licencias de obras, lo que supone otra buena noticia para el municipio.

Además, existe un convenio firmado con la Junta de Castilla y León para la construcción de doce Viviendas de Protección Oficial (VPO), cuya edificación se espera que comience en breve. Ayudas y subvenciones como estas son las que impulsan la población, ya que, según afirma el alcalde, hay mucha dependencia de los recursos ajenos, porque con los propios apenas se cubre el presupuesto ordinario.

Sin embargo, Del Olmo sí lamenta la falta de trabajo, ya que la localidad ha basado su economía y su riqueza durante siglos en la agricultura y la ganadería, sectores que tampoco están atravesando uno de sus mejores momentos.