Grajera

Grajera: come, trota, juega y vuela

Las posibilidades de ocio no paran de aumentar en Grajera, un pueblo de poco más de cien habitantes

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

La tranquilidad vuelve de nuevo a Grajera después de las fiestas de San Vitores, durante el fin de semana. Aunque la calma solo es relativa. Los proyectos de urbanización que se agolpan en el Ayuntamiento vuelven a moverse por el despacho. Y es que la construcción ha entrado en una espiral de crecimiento que tiene previsto alcanzar las 549 nuevas viviendas en tan solo cinco años. Una importante cifra si se tiene en cuenta que ahora las casas no llegan al centenar.

La mayoría serán de segunda residencia, pero otras también ayudarán a que el censo mantenga su tendencia al alza, que ha permitido a Grajera pasar de los 86 habitantes hace tres años a los 122 que hay en la actualidad. A esta buena noticia se une también la destacada presencia de niños, con casi una treintena de menores en el padrón.

«La verdad es que el pueblo tiene bastantes expectativas», advierte el alcalde, quien ha presenciado cómo el municipio ha experimentado un positivo cambio «gracias a que hace un tiempo tres o cuatro creímos en las posibilidades que el pueblo podía tener de ocio, de servicios de Madrid». En este sentido, apunta que se empezaron a crear servicios, lo que ha atraído los fines de semana a bastantes madrileños. Esta circunstancia ha provocado que se haya hecho bastante hospedaje de casas rurales, apartamentos, hostales, añade. «Los fines de semana hace falta mano de obra, que se ha ubicado en el pueblo, se han hecho su casa y es lo que ha hecho crecer el censo y el número de niños».

Continuar explotando las posibilidades turísticas y de ocio de la localidad, a un paso de la N-I, la autovía hacia Madrid, el principal mercado de Grajera, es la ventana hacia el futuro que se le abre y que el municipio ha sabido explotar muy bien, pese a que apenas han hecho publicidad para dar a conocer el complejo de ocio que tiene. «Creo que la zona puede vivir de los 6 millones de consumidores que tenemos a una hora. ¿Y qué les puedes ofrecer? Descanso, ocio. Y todo lo que se encauce en esa dirección tiene éxito», subraya el regidor.

Y es que las posibilidades de diversión son muchas en Grajera. Jugar al golf en un campo de nueve hoyos, paseos a caballo por el entorno, rutas en ‘quad’, jugar al ‘paint-ball’, comer en un restaurante y hasta montar en globo son las alternativas que ofrece el municipio, con cien plazas hoteleras.

Piscina, bolera y muralla

A esas atractivas actividades el Ayuntamiento, junto con la iniciativa privada, añadirá otras como una piscina con olas de 1.200 metros, otra cubierta con ‘spa’ y gimnasio, canchas de padel y fútbol sala en un nuevo complejo deportivo junto al campo de golf. Un centro de ocio nocturno con discoteca, cine y bolera completa la amplia oferta de ocio en un pueblo de poco más de un centenar habitantes.

Para que no falta de nada, al patrimonio del municipio se ha añadido una muralla de 160 metros de longitud en la que se escribirán refranes castellanos en los arcos. Una curiosa construcción junto a la laguna que se quiere recuperar para uso deportivo.

Pilar de actividad

La asociación cultural La Picota se encarga de organizar la semana cultural, las fiestas y un cotillón en Nochevieja

Isabel Jimeno.

Toma su nombre de uno de los elementos más representativos del pueblo, aunque también con un triste recuerdo de ser el lugar en el que hace años se ajusticiaba a la gente. Ahora la picota, ubicada en los aledaños de la iglesia de San Vitores, ha prestado su nombre a la asociación cultural que se encarga de hacer más amena las vida de los habitantes de Grajera.

Comenzó a funcionar en 1987 y aglutina incluso a más socios que habitantes tiene este pequeño pueblo que ronda el centenar de cesados, casi los mismos que asociados a La Picota.
Como cada año, el verano es uno de los puntos fuertes de la actividad de la agrupación, encargada de organizar la semana cultural, previa a las fiestas de San Vitores, en torno al 26 de agosto. Como aperitivo, unos días antes, del 15 al 20 del próximo mes, llegan los concursos de tute, de mus, de bolos para las señoras y hasta de golf, pues desde hace tres años el municipio cuenta con un campo de nueve hoyos que ha despertado la afición por este deporte entre su vecinos. Una excursión también suele formar parte de la oferta lúdica durante estas jornadas estivales.

Pero, sin duda, una de las actividades más curiosas es la marcha rodante. Provistos de los más curiosos artilugios sobre ruedas, vecinos e hijos del pueblo se disponen a dar dos paseos por Grajera con sus bicicletas, carritos de bebés o incluso una bicicleta en miniatura de diez centímetros. Todo vale mientras tenga ruedas para participar en esta curiosa iniciativa que como premio no podía ofrecer otra cosa que no fuese algo rodante y entre los participantes se sortea una bicicleta.

Tras la semana cultural, llega uno de los platos fuertes del año en Grajera, las fiestas en honor de San Vitores. Y la asociación cultural La Picota vuelve a ser la encargada de su organización, con la ayuda económica del Ayuntamiento y de empresarios de la localidad y de la zona. Orquestas, competiciones deportivas y misa y procesión con bailes en honor al santo no faltan en estos días de finales de agosto.
Cotillón

Otra de las actividades estrella puesta en marcha por la asociación llega en invierno. Los vecinos se reúnen para despedir el año y recibir el nuevo ejercicio en el cotillón que organiza el colectivo desde hace unos catorce años con gran éxito de participación, pues llega a congregar a cerca de noventa personas. Niños y mayores, gente de todas las edades, se dan cita en Nochevieja en el restaurante de la localidad para degustar la cena, tomar las uvas y participar de la fiesta posterior en la que no faltan los bailes y los disfraces.

La amplia oferta turística atrae a decenas de visitantes a Grajera Isabel Jimeno.   Varias personas practican golf en el campo de Grajera, mientras otras (al fondo) realizan una ruta a caballo.   También para quienes se acercan a pasar unos días a Grajera hay muchas actividades por hacer, y cada año más. Y es que desde que hace dos decenios los empresarios locales comenzaron a promover iniciativas turísticas, la oferta ha ido en continuo aumento. Las excursiones a caballo por el entorno fueron una de las primeras alternativas. Con los años a ellas se han ido uniendo otras como rutas en ‘quad’, ‘paint-ball’, campo de golf, tiro con arco, un museo etnológico o un parque acrobático, la última incorporación, que permite saltar de árbol en árbol o practicar tirolina. Paralelamente, a esta amplia gama de actividades lúdicas ha surgido una extensa oferta hostelera con más de un centenar de plazas de hospedaje que se llenan todos los fines de semana e incluso algunos son insuficientes para atender la demanda y deben derivarse las solicitudes hacia otros alojamientos del entorno. La variada oferta, el fácil y rápido acceso desde Madrid –el principal mercado– desde la próxima Nacional I y el alojamiento son parte de la clave del éxito del sector turístico en este pequeño pueblo de escasos cien habitantes, pero con una intensa actividad empresarial. Una actividad que, aunque con algún trastorno para la vida diaria de algunos vecinos, también ha generado una dinámica de crecimiento económico y poblacional en Grajera, que en pocos años ha pasado de los ochenta habitantes a algo más de un centenar, además con un importante número de niños. Con el 90% de la economía dependiente del sector servicios y del turismo, las empresas ofrecen bastante trabajo y la mano de obra no sólo llega a su empleo, sino que también decide fijar su residencia den Grajera. Precisamente la construcción, con tantas viviendas en proyecto como ya edificadas, es otro de los sectores con más movimiento en este pequeño, pero dinámico municipio que a finales de este año sumará a su oferta una sala de cine, discoteca y bolera, promovidas por particulares, aunque, con otras iniciativas, con apoyo municipal.

Testigo de muchas vidas

La asociación cultural La Picota se encarga de organizar la semana cultural, las fiestas y un cotillón en Nochevieja

Isabel Jimeno.

Ahora es uno de los símbolos del pueblo, uno de los lugares emblemáticos de Grajera. De hecho, da su nombre a la asociación cultural La Picota, llamada así en recuerdo al viejo pilar de piedra que aún se conserva. Muchos años han pasado por él, pero sigue mostrando una imagen similar a la que le vio nacer hace varios siglos. Ahora su nombre es sinónimo de alegría y actividades lúdicas, las que se encarga de promover la asociación cultural que lleva su nombre, pero no siempre fue así.

Y es que la Picota es el nombre del viejo rollo de ajusticiar que en tiempos de la Inquisición se usó para impartir justicia. Fue el papa Gregorio IX quien, en el año 1231, instituyó este figura que en España quedó definitivamente abolida en 1843, tras un primer intento fallido de las Cortes de Cádiz en 1812. Seis siglos de ajusticiamientos y condenas a muerte. De inquisidores famosos como Tomás de Torquemada, que pasó a la historia por ejecutar a miles de supuestos herejes.

Entre los métodos utilizados, los viejos rollos en los que se impartía justicia pública ante quienes quisieran acudir a presenciar la ejecución de la condena. Y la de Grajera fue una de esas picotas que cumplió con su primigenia misión. Hoy eso solo queda en el recuerdo transmitido de generación en generación y el rollo es uno valioso testigo mudo de la Historia de este pueblo segoviano.

La iglesia

Un elemento destacado del patrimonio, uno de los mejores conservados de la provincia de Segovia en esta categoría, que le hizo merecedor de ser declarado Bien de Interés Cultural, al igual que la iglesia de San Vitores. Y es además de ser un templo barroco en el que destacan su pila bautismal de traza románica, varios retablos barrocos y una custodia de sol fabricada en 1768, en el pasado tuvo otros fines.
A tan solo unos metros de la picota, lo que hoy es un bello templo a cuya sombra  pasan largos ratos de conversación jóvenes y mayores, siglos atrás fue un recinto penitenciario, pues la torre de la iglesia es anterior al resto del edificio. Construida en el siglo XIII, en sus primeros tiempos, la torre ejerció las veces de cárcel en la que los reos cumplían condena o esperaban el momento de ser ajusticiados en el rollo, otro de los símbolos de este pequeño pueblo hoy conocido, sobre todo, por la variada oferta turística y de ocio y la intensa actividad urbanística que se desarrollas, con decenas de viviendas nuevas y otras muchas en construcción.

En plena expansión

En los últimos años Grajera ha multiplicado su oferta residencial, además de ofrecer numerosas posibilidades de ocio

ELENA RUBIO ARAGONESES

En el límite este de la Mancomunidad de Las Pedrizas, en plena campiña, se levanta la localidad de Grajera. Un pueblo por el que atraviesa el arroyo Seco, creciendo a su paso los chopos que aprovechan la humedad del suelo. Precisamente el entorno idílico que posee el pueblo a los pies de la sierra, unido a la escasa distancia que se encuentra de Madrid a través de la A-1, ha provocado que en los últimos años se haya producido una continúa expansión convirtiéndose en «el pueblo más emergente de toda la comarca», tal y como señala el alcalde de Grajera, Juan Manuel Barrio.

Una de las claves de esa expansión es la gran oferta turística que ofrece el municipio, haciendo que se respire vida por los cuatro costados. Y es que en pocas localidades se puede encontrar una gran diversidad de ocio y tiempo libre como en Grajera. Se puede practicar golf en un campo de nueve hoyos, hacer tiro con arco, se pueden hacer rutas en piragua o dar paseos a caballo. Pero además, también hay un parque acrobático, pistas deportivas, discoteca, una bolera y un centro de ocio infantil. También cuenta con una guardería y un supermercado. Todos estos servicios han provocado que la localidad cuente con un buen número de turistas que acuden a las 120 plazas de hospedaje que se encuentran repartidas en varias casas rurales.

A otros muchos les ha gustado tanto la localidad que decidieron comprar una casa en el pueblo para poder disfrutar de esta calidad de vida «Llega el matrimonio y da igual que vengan con los hijos o con los padres mayores. Eso de aparcar el coche y no tener que moverlo les parece increíble», puntualiza Barrio. Una fama que se ha ido extendiendo poco a poco en los últimos años, sobre todo, entre muchos ciudadanos de Madrid a quienes se lo han comentado familiares o amigos. Y es que un grupo de personas sí pensó hace unos años que Grajera podía evolucionar y convertirse en lo que es hoy en día: un pueblo en el que se ven numerosas grúas que levantan varias promociones de viviendas. En la actualidad, se están construyendo veinte viviendas de protección oficial que se entregarán dentro de un año. Para estas construcciones se han recibido treinta y siete peticiones, por lo que desde el Ayuntamiento tienen pensado construir otras veinte más para que nadie se quede sin casa. La construcción de estos pisos también ha provocado que el censo municipal haya crecido, pasando de 155 habitantes en diciembre del año pasado a los 223 habitantes de este verano.

La encargada de construir las viviendas de protección oficial es la Empresa Municipal de Vivienda. Entre sus proyectos futuros también se encuentra la construcción de una piscina, que se pueda utilizar tanto en invierno como en verano, así como un polideportivo.

Empleo

Todas estas actividades de ocio han generado en el pueblo la creación de cincuenta empleos fijos, quizás el logro que más orgullo reporta a los responsables municipales ya que «los jóvenes terminan la carrera y se quedan en el pueblo a trabajar», comenta Barrio.

También se han creado dos empleos con los 25.305 euros procedentes del Plan E. El dinero se ha empleado en instalar aparatos para que los mayores puedan hacer ejercicios biosaludables y en cerrar los contenedores de la localidad con restos de reciclajes de hierros.

En proceso de crecimiento

Nuevas viviendas, mejoras y más servicios consiguen aumentar la población

Parque de la localidad y, al fondo, algunas viviendas.. :: M. RICO

MÓNICA RICO

Es un caso atípico, ya que Grajera es uno de los pocos municipios que se salvan de la despoblación del medio rural. De hecho, el número de habitantes no para de aumentar año tras año, hasta situarse estos días en 247 y con esperanzas de llegar a finales del año con la cifra de 260. Y eso si hablamos únicamente de los empadronados, ya que con vivienda permanente en el municipio los vecinos se contabilizan en 400, a los que hay que sumar aquellos que tienen una vivienda en la localidad, a la que acuden los fines de semana y durante el verano.

El Ayuntamiento no es ajeno a este crecimiento. De hecho, es en buena parte el 'culpable' de esta situación, que se da en muy pocos lugares de toda la provincia. Gracias a la puesta en marcha de numerosos servicios habituales y de ocio, son muchos los que han optado por Grajera como lugar de residencia habitual.

A pesar de que la vivienda es uno de los principales problemas para el crecimiento y desarrollo de los municipios, en la localidad no se da este caso. Se acaban de concluir una veintena de viviendas de protección oficial, que ahora mismo están en período de adjudicación, y se han recibido más solicitudes que hogares oferta la empresa municipal de la vivienda.
Esta es una de las principales apuestas del equipo de Gobierno municipal y el alcalde del municipio, Juan Manuel Barrio Águeda, lo recomienda para todas las localidades, por pequeñas que sean, ya que «es la manera de prestar un servicio más directo, de que los vecinos tengan la empresa justo al lado de casa y a la vez, de alguna manera, damos más trabajo y se obtienen unos beneficios».

Además de este importante proyecto, tampoco se olvida el resto del municipio y este año se ha llevado a cabo la ordenación y ornato de los accesos al pueblo. Además, han invertido todo el plan de sostenibilidad en la plantación de 375 árboles que se han situado en todas las calles y plazas del municipio.

También se ha terminado la red de gasificación en el municipio, por lo que el servicio ahora llega a todas las viviendas cuyos propietarios lo han solicitado.

Finalmente, en estos momentos se está realizando la renovación de las aceras del municipio, que se están rectificando y realizando las nuevas en un material como es la pizarra descompuesta.

Sin embargo, al igual que el crecimiento no para, los proyectos no se detienen y ya se está trabajando en la redacción de los planes de construcción de una piscina municipal tipo playa, pistas de pádel y una multipista deportiva para distintas actividades, obras que se pretenden comenzar en los próximos meses.

Pero esto es sólo una pequeña parte de un gran proyecto que tiene como destino final la construcción de una piscina climatizada con spa y gimnasio, aunque sin fecha definida, porque, a pesar de que el Ayuntamiento no está endeudado, como en otros lugares, los ingresos disminuyen, por lo que no es un proyecto básico a corto plazo.

Amplia oferta

Otra de las cuestiones que llama la atención en el municipio es la amplia oferta de ocio y cultural que ofrece. Desde campo de golf hasta deportes multiaventura, pasando por distintos paquetes turísticos y más de un centenar de plazas hoteleras con más del 80% de ocupación a lo largo del año, son parte de las oportunidades que ofrece Grajera.

Además de la iglesia parroquial, dedicada a San Vítores, es de destacar picota o rollo jurisdiccional, que aún se mantiene en pie. Se trata del lugar donde hace años se impartía justicia y recibían sus penas los maleantes, que allí quedaban expuestos a la vergüenza y el escarnio ante sus vecinos. La justicia en Grajera era impartida por un concejo, que también administraba el territorio. Se hacía junto a la picota, cuya verticalidad significaba seguridad, firmeza y poder.