Fuente el Olmo de Íscar

El árbol de las mentiras

‘El pino de las apuestas’ de Fuente el Olmo figura en el catálogo de especies de singular importancia

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

‘El pino de las apuestas o de las dos Gachas’, en un pinar de Fuente el Olmo de Íscar. / Isabel Jimeno

Está junto a otros ejemplares de su misma especie, en el pinar ubicado a la salida de Fuente el Olmo de Íscar hacia Fresneda de Cuéllar, pero es fácilmente identificable. Aunque convive con sus iguales, es bastante diferente. Muchos años han pasado desde que comenzó a brotar y ahora se erige como un árbol que la Junta de Castilla y León ha incluido entre los dieciséis de la provincia de Segovia merecedores de figurar en el catálogo de especímenes vegetales de singular importancia, elaborado con el fin de protegerles de la destrucción, marcado o daño, además de contar con una extensión alrededor también protegida.

Y ‘El pino de las apuestas o de las dos Gachas’ se encuentra entre esos árboles legendarios de distintas variedades como cedros, sabinas, pinos o sequoias que merecen un especial cuidado para su conservación.

Aún así, el paso del tiempo no perdona y hace poco «se ha caído una rama que es como un árbol», apunta el alcalde, Demetrio Herrero, para explicar las grandes dimensiones de un árbol conocido también entre los fuenteelolmeros como ‘El pino de las mentiras’.
Y es que las apuestas que al final no se sufragan se han sucedido durante años para intentar averiguar las dimensiones del grandioso tronco, cuyo irregular diámetro oscila entre los 150 y 170 centímetros, además de contar con una considerable altura y una gran copa.

« Si se ponen cinco personas, solo sobra el brazo de una para abrazarle», destaca Demetrio Herrero respecto al ejemplar sobre el que durante años han girado numerosas apuestas que nunca se han pagado. «Se hacen muchas apuestas sobre la medida. Se apuesta un cordero y se va a comprobarlo, pero luego no se paga, se queda todo en agua de borrajas», destaca el regidor sobre este espectacular pino negral de sinuosas formas.

Muchas historias y apuestas ha vivido el legendario ‘pino de las dos Gachas’ que aguanta estoicamente el paso del tiempo y que gracias a la nueva protección podrán seguir disfrutando los fuenteelolmeros durante otros muchos años.
 

Pinos reales

Fuente el Olmo de Íscar surtió a la Corte con los frutos extraídos de su abundante pinar

Isabel Jimeno.

En plena comarca de Tierra de Pinares, en una de las zonas con mayor producción de piñones, el pinar es una parte fundamental de Fuente el Olmo de Íscar. Si en su nombre queda constancia de la abundancia de olmos en la zona en el momento de su fundación, ahora los pinos son un elemento destacado del paisaje de este pueblo segoviano.
Ya desde antaño lo fueron y han influido incluso en su vida cotidiana y economía. De hecho, en su descripción del pueblo, a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz destaca en ‘Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España’, que en Fuente el Olmo de Íscar el pinar, de ejemplares albares y negrales, era tan grande que incluso circunvalaba el pueblo.

Años de trabajo y cuidado permiten disfrutar de esta gran masa forestal en la que, por sus características y larga vida, destaca un ejemplar. ‘El pino de las apuestas o de las dos gachas’, como se conoce en el pueblo al centenario ejemplar que destaca entre el resto de sus iguales por sus grandes dimensiones y que, además de formar parte de la historia del pueblo y figurar en múltiples apuestas sobre su envergadura, tiene el privilegio de figurar entre los ejemplares protegidos por la Junta de Castilla y León por ser especie de singular importancia.

Piñeros

Sus gentes supieron explotarlo y, además de la agricultura y la ganadería típicas de aquella época y aún muy importantes en la economía local, la industria relacionada con el pinar fue muy destacada. Aún hoy, los recursos del pinar sirven de fuente de ingresos, entre otros, a los piñeros, que como en otros pueblos de la zona, desde mediados de noviembre a mediados de marzo, hacen caer las piñas de los árboles para extraer los piñones.

Pero además de pinos albares, de los que se obtienen las piñas de piñones, antes también eran muy importante la extensión de los negrales, los ideales para la producción de resina, que incluso permitió que durante años hubiese una fábrica de pez.

Hasta diversos puntos de la península e incluso a la Corte llegaban los productos obtenidos de los pinos de Fuente el Olmo de Íscar allá por el siglo XIX. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, y aunque la actividad industrial relacionada con este recurso natural ha variado, el pinar sigue formando parte de la vida y costumbres de los fuentelolmeros, que durante el mes de septiembre celebran la conocida como cisquera, una tradición que manda meter las piñas verdes en barrujo y asarlas.

El cruce de la esperanza

Fuente el Olmo de Íscar confía en que las buenas comunicaciones ayuden a frenar la pérdida de población

Isabel Jimeno.

Es uno de los síntomas inequívocos de que la evolución demográfica del pueblo es negativa. Pasar de tener un Ayuntamiento con cinco concejales a ser Concejo Abierto en el que tan sólo se elige al alcalde y el resto de los vecinos mayores de edad tienen voz y voto en los plenos o asambleas, aunque puedan delegar el voto, es una realidad que evidencia el declive poblacional. Fuente el Olmo de Íscar fue uno de esos pueblos que en las últimas elecciones tuvo que hacer frente a esta cruda realidad: el pueblo ha bajado de los cien habitantes.

Aunque todavía hay siete niños que cada mañana esperan al autobús para ir al colegio y otros tres que van al instituto, lo cierto es que la mayoría de los habitantes de este pueblo segoviano son mayores y cada vez menos. «Es el miedo que tenemos», advierte el alcalde, Argimiro Alonso Alonso, consciente de lo difícil que es lucha contra la despoblación del medio rural.

Y es que del algo más de un centenar de casas que hay en Fuente el Olmo de Íscar, a diario tan sólo están habitadas un 35%, el resto se llenan en verano, vacaciones, fines de semana o puentes como el que acaba de pasar. Esos días, la vida que respira este pueblo no se limita al constante trasiego de vehículos por este nudo de carreteras que aquí confluyen. La población puede llegar a multiplicarse por seis en momentos puntuales como las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, en torno al 15 de agosto, desde hace veinte años las celebraciones mayores de la localidad.

Pero no siempre fue así. Antes, las más importantes eras las que tenían lugar en honor del patrón, San Cristóbal, que debido a la coincidencia con una de las épocas de mayor trabajo en el campo se trasladaron a noviembre hace más de un siglo e incluso durante años siguieron siendo las más destacadas. Pero el descenso de población motivó que las celebraciones grandes se trasladasen al verano. Este año, por primera vez en más de cien años, Fuente el Olmo de Íscar recuperará en torno al 10 de julio las fiestas de San Cristóbal, aprovechando la mayor presencia de gente.

Un incremento de habitantes que obliga a dar mayores servicios. Uno de los más importantes es el agua, por lo que el Ayuntamiento quiere cambiar la red de abastecimiento con más de medio siglo de antigüedad y con unas pérdidas en torno al 35% ó 40%. Además, ya tienen la concesión para abastecerse de la cercana presa de la Mancomunidad del Río Eresma porque el pozo del que se surtían hasta ahora ha comenzado a tener niveles elevados de arsénico. Esperan que para el verano, coincidiendo con el repunte de población, la conexión esté acabada.

Proyectos

Arreglar el frontón que existe junto al bonito parque decorado con viejos aperos de labranza, el auténtico foco de actividad durante el verano; mejorar la cobertura de telefonía móvil, por el momento muy deficiente, y arreglar los caminos rurales tanto para los agricultores como para mejorar la conexión con pueblos cercanos son algunos de los proyectos en los que trabaja en Ayuntamiento de Fuente el Olmo de Íscar, siempre con las limitaciones de un reducido presupuesto que depende en buen parte de las aportaciones de otras administraciones pues los rendimientos de la madera, las piñas y la resina del monte público que llega casi hasta las casas ya no aportan los beneficios de antaño.

Todo con el objetivo de que «el pueblo no desaparezca», subraya Argimiro Alonso, quien confía en que las buenas comunicaciones y las numerosas carreteras que atraviesan el pueblo ayuden a que no siga menguando el censo de Fuente el Olmo de Íscar.

Un ejemplo de unión vecinal

Los habitantes de Fuente el Olmo de Íscar participan en mejorar el pueblo y en las actividades festivas

Elena Rubio Aragoneses

Situado en un extremo del noroeste de la provincia, el término de Fuente el Olmo de Íscar marca la línea divisoria entre las cuencas del Cega y el Eresma. Un pueblo que en los últimos años está sufriendo un descenso de población donde en los meses de invierno apenas cuenta con cincuenta vecinos. Una prueba inequívoca de esta disminución quedó patente en las últimas elecciones, cuando pasó de tener un Ayuntamiento con cinco concejales a ser un Concejo Abierto.

A pesar de esta situación, los habitantes de este pueblo están muy unidos. Por ejemplo, los vecinos han participado en decorar con aperos de labranza un parque que rinde homenaje a los agricultores, han restaurado la escuela que estaba abandonada, dos plazas, han construido unos doscientos metros de acera castellana y han puesto elementos decorativos en el entorno del Ayuntamiento. Una labor digna de resaltar en un municipio donde los presupuestos son bajos y los responsables municipales tienen que trabajar duro para mejorar las condiciones del pueblo.

Precisamente este año, el Ayuntamiento de Fuente el Olmo de Íscar instalará el riego en los jardines municipales gracias a los 15.221 euros procedentes del Fondo Estatal de Inversión Local. Unas obras que crearán tres puestos de trabajo.

Fiestas

Y lo que también requiere mucho esfuerzo es organizar actividades en las que participen los vecinos. En las últimas fiestas de agosto, celebraron una cena para los socios de la agrupación Nuestra Señora de la Asunción a la que acudieron alrededor de 160 personas. Fueron muchos los que colaboraron en los preparativos de las mesas y las sillas, los que emplearon su tiempo en hacer tortillas o en hacer mezclas con el cangrejo y el paté. Participación también hubo en el concurso de baile de sus últimas fiestas al que se presentaron 15 parejas, entre las que sólo había un chico. Y hablando de música, no sólo hay verbenas en las fiestas de finales de agosto, sino también en las de San Cristóbal que se celebran el fin de semana más próximo al 10 de julio.

No es de extrañar que acudan los hijos del pueblo a celebrar esta fiesta que en los últimos años se ha vuelto a trasladar a este mes estival en vez de realizarse en otoño.

Originariamente se hacían en pleno mes de julio, pero como en otras muchas localidades de la provincia las duras tareas del campo impedían a muchos celebrar estos festejos, trasladándose al mes de noviembre. Sin embargo, en los últimos cincuenta años la vida de los pueblos ha dado un vuelco radical y son pocos los que viven en los meses que hace más frío porque se han trasladado a las grandes ciudades pero sí son muchos los que regresan en los meses de verano a reencontrarse con sus raíces.

Los 'fuenteolmeros' también se lo pasan muy bien en otras fechas del año. El pasado mes de febrero los componentes de la peña La Peguera decidieron arrancar unas cuantas carcajadas al resto de sus convecinos al disfrazarse de deportistas y simular unas olimpiadas en las calles del pueblo.

Y hablando de deportes, en esta localidad también hay un equipo de fútbol que juega en la liga regular y también celebran un campeonato entre peñas que se disputa a dos vueltas. Los ganadores de la última edición fue el equipo formado por los integrantes de El Carro y el Zulo.