Aguilafuente

El turismo como tabla de salvación

Aguilafuente se aferra a la herencia de su rico pasado para intentar mantener el pueblo con vida

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Adoquines de granito por sus calles más importantes, casas señoriales que se sobreponen al paso de los años entre nuevos edificios, las ruinas de un palacio y dos iglesias –la de Santa María la Mayor y la de San Juan– son el símbolo que aún pervive de un glorioso pasado que ahora Aguilafuente intenta explotar para mantener con vida unas calles que, como en muchos otros pueblos, cada vez tienen menos paseantes. La emigración que comenzó en los años cincuenta marcó el declive de un pueblo que en apenas treinta años redujo a la mitad el número de habitantes. De los más de 1.800 vecinos que poblaban sus casas a mediados del siglo XX pasó a menos de mil tres decenios después. Ahora Aguilafuente, que pierde una media de diez o doce habitantes al año, ronda los ochocientos, y parece que esta tendencia no tiene freno, ni siquiera con los casi doscientos inmigrantes que han fijado su residencia en la localidad.

Pero desde el Ayuntamiento se niegan a que sus calles se conviertan en un desierto y se aferran a ese glorioso pasado como tabla de salvación de la mano del turismo, con atractivos como sus importantes construcciones sacras, la villa románica y visigoda de Santa Lucía y el aula arqueológica que la representa o el Museo Florentino Trapero. Pero el estandarte turístico de la localidad es el Sinodal de Aguilafuente, el primer texto impreso en España, que aunque ahora se conserva en la Catedral de Segovia, Juan Párix lo imprimió en Aguilafuente con motivo del Sinodal celebrado en 1472 en la localidad. Un importante hecho histórico que dio fama al pueblo y al que ahora se quiere dar la dimensión que se merece con lo que es todavía un proyecto: el Museo de la Imprenta. Una iniciativa que surgió de la mano del director del Instituto Castellano de la Lengua con la que se pretende dar continuidad a la fiesta del Sinodal que comenzó a celebrarse hace dos años el primer fin de semana de agosto, como anticipo de las fiestas mayores de Nuestra Señora que se celebran el día 15. Pero además, el Museo de la Imprenta pretende convertirse en un referente cultural que atraiga a los visitantes.

Por el momento, el Ayuntamiento ya ha redactado el anteproyecto, que ha presentado a diferentes instituciones y entidades con el objetivo de recibir la financiación necesaria para hacer frente a los 90.000 euros que supone la inversión para rehabilitar y convertir el antiguo matadero en un centro multiusos con salón de actos, biblioteca y una sala dedicada a dicho museo.

Pueblo de verano
Por ahora, los turistas llegan de la mano de las casas de turismo rural que ya funcionan en el municipio y otras que hay previsto construir. «Convertido en un pueblo de verano», la verdadera explosión de visitantes se da en la época estival, cuando las calles de Aguilafuente recuperan la alegría y el bullicio con cerca de tres mil personas en sus casas. Pero que la población se triplique no supone inconvenientes para un pueblo que sabe adaptar los servicios a unas necesidades que también se triplican.

Ángel de Santos confía en que el turismo se convierta en el nuevo motor de la economía de Aguilafuente, ahora basada en la agricultura y la ganadería, aunque «la mayoría ya somos pensionistas», lamenta.

El regidor confía en que el pueblo sepa adaptarse a los nuevos tiempos. Igual que hace años fue dejando poco a poco a un lado los trabajos relacionados con la vida en el extenso pinar del municipio, como el hachero o el resinero, que ahora se recuerdan en la Feria Medieval que se organiza de manera paralela a la del Sinodal, en el siglo XXI espera que el turismo saque a flote la economía aguilucha.

Impreso en la historia

Aguilafuente volverá a recrear el primer fin de semana de agosto el Sinodal que en 1472 dio origen al primer texto impreso en España

ISABEL JIMENO / AGUILAFUENTE

1472 y Aguilafuente. Una fecha y un lugar para no olvidar. Dos datos a tener en cuenta, pues en aquel año y en este pueblo la historia de España pegó un giro importante. Y es que lo que ahora es una localidad no demasiado grande, fue el germen de la industria impresora en España. Hasta aquí, gracias al obispo Arias Dávila llegó Juan Parix, con un invento procedente de Alemania que revolucionó y popularizó la cultura. Y el Sinodal que en aquella fecha se celebraba en Aguilafuente fue el evento que primero se plasmó en un texto impreso.

Han pasado muchos años desde entonces. Varios siglos de evolución pero ese hecho sigue siendo importante, por eso desde hace cuatro años en Aguilafuente dedican unos días, como aperitivo de las fiestas mayores de agosto en honor de Nuestra Señora de la Asunción, a rememorar aquel importante evento.

De aquella incipiente y casi tímida iniciativa se ha pasado a una fecha muy arraigada entre los aguiluchos, que se echan a la calle para transformar su pueblo en el pueblo que en 1472 entró a formar parte de la historia.

En este ocasión, el 4, 5 y 6 de agosto volverán a tener como centro de vida el Sinodal. Aguilafuente se transforma en un gran escenario para recrear aquel famoso Sínodo que reunió en el municipio al obispo Arias Dávila y otros asistentes de las diócesis de la provincia y cuyas conclusiones dieron lugar al primer texto impreso en España.

La escena comienza en la plaza de la Fuente, desde donde parte la comitiva del obispo y los clérigos hacia la iglesia de Santa María, donde se celebrará la reunión emulando una jornada de aquel sínodo. De aquí, la atención se traslada a una de las casas señoriales de Aguilafuente. La Casa de los Pérez de la Torre, una construcción del siglo XVI, se transforma en el escenario en el que Juan Parix se adentra para explicar al obispo Arias Dávila los secretos de su artilugio.

Y de ahí a la calle, donde un agitador lanza pasquines, lo que le supone ser apresado por la guardia del obispo para interrogarle junto a la imprenta que utilizó. El generalizado analfabetismo y la resistencia a aprender a leer es otra de las escenas con las que se trata de reflejar el ambiente de la época, extrañada por aquel invento capaz de reproducir textos.

Fuegos artificiales, malabares, danzas, cuentacuentos y bailes medievales completan las actividades con las que por unos días Aguilafuente regresa a esa época que le ha hecho un hueco en los libros que se imprimen precisamente después de que la localidad tenga el privilegio de haberse convertido en el centro del primer texto impreso en España.

Aguilafuente proyecta crear un museo dedicado a la imprenta Isabel Jimeno.     Escenificación del diálogo entre el obispo Arias Dávila y el primer impresor, Juan Parix. / El Norte Junto a la representación teatral que retrotrae a las gente, ataviadas con trajes de época, y al pueblo a 1472, otra serie de actividades tratan de dar a conocer la situación en aquellos años y la importancia que tuvo el Sinodal en el devenir histórico. La exposición ‘Juan Parix, primer impresor en España’, ubicada en el salón de los antiguos lavaderos, muestra los utensilios utilizados en el proceso de impresión, entre ellos un réplica a escala de la imprenta del siglo XV, el origen de la imprenta en España y el trabajo que Juan Parix desarrolló en Segovia en este campo. La figura de Arias Dávila, el obispo que convocó el Sínodo y trajo la imprenta a España, es otra de las iniciativas previstas para esta cuarta edición del Sinodal que se celebrará del 4 al 6 de agosto y que, a través de paneles explicativos repartidos por las calles de Aguilafuente, permitirá también hacer una visita a los lugares y monumentos más significativos de la villa. Con el sonido de la música de época de fondo, los talleres de oficios antiguos se encargarán de mostrar el modo de vida de los ancestros de los aguiluchos, con unos trabajos vinculados fundamentalmente al pinar. Hoy casi desaparecidos y prácticamente solo utilizados como exhibición el hachero y el resinero son dos de esos trabajos íntimamente relacionados con la vida de Aguilafuente. Junto a ellos, el herrero que trabaja en la fragua, la mujer que hace encaje de bolillos o el jabonero tomarán las calles del municipio, en el que también se podrá comprobar cómo se encuaderna un libro de forma artesanal. Proyecto Pero el proyecto es mucho más ambicioso. Aguilafuente no quiere limitar a unos días el recuerdo a la imprenta, sino que persigue convertirse en un referente continúo en el mundo de la cultura con la puesta en marcha del museo de la imprenta y centro de investigación. Aunque el proyecto va por buen camino, la obtención del dinero necesario es la principal dificultad para hacer realidad esta ambiciosa iniciativa con la que el municipio quiere revitalizarse, a la vez que promociona sus atractivos, entre ellos la villa romana de Santa Lucía y el centro de interpretación sobre la misma construido en la iglesia de San Juan. La idea es convertir el antiguo matadero en museo permanente sobre la imprenta y de otras exposiciones temporales. Un centro de documentación sobre la historia de la imprenta, con biblioteca especializada en el tema y en el mundo romano como complemento al aula arqueológica que recrea la villa de Santa Lucía y centro de actividades culturales son otras de las iniciativas que componen el ambicioso proyecto para el que el Ayuntamiento de Aguilafuente ya cuenta con el apoyo del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.

De las últimas de la temporada

Los vecinos organizan y costean la fiesta del Santo Cristo de la Peña, conocida como de San Frutos

ISABEL JIMENO / AGUILAFUENTE

Las Candelas, San Blas, Santa Águeda, San Isidro y Santa Isabel son algunas de las fiestas que aún se conservan y celebran en Aguilafuente y en las que el grupo folclórico de la localidad exhibe sus danzas. Pero son otras dos las verdaderamente importantes en la villa en la que la imprenta de Juan Párix elaboró los primeros ejemplares impresos en España.

Las fiestas mayores tienen lugar en torno al 15 de agosto, en honor a Nuestra Señora de la Asunción, pero la actividad comienza días antes, con el punto álgido el primer fin de semana del mes con la recreación que, desde hace cuatro años, ponen en escena los vecinos de Aguilafuente, reviviendo aquel famoso Sínodo de 1472 cuyas actas se convirtieron en el primer texto impreso en el país.

Competiciones deportivas, juegos, recitales musicales y demostraciones folclóricas se suceden hasta que llega el día de la ofrenda floral a la Virgen, ataviados con el traje típico. Es el pistoletazo de salida a los días grandes. Los más intensos del año en la villa con actos religiosos, verbenas y festejos taurinos.

También muy especial es el fin de semana más próximo al 25 de agosto. Ese día, Aguilafuente festeja el Santo Cristo de la Peña. Pero por todos, vecinos y foráneos, conocida como la fiesta de San Frutos.

Novena

La devoción que existe en el pueblo por el Santo Cristo de la Peña es tal que son los propios vecinos quienes ahora se encargan de organizar e incluso sufragar la mayor parte de los costes de la celebración. En ella no faltan las veladas nocturnas y las celebraciones taurinas, con encierros nocturnos incluidos, que atraen las noches de ese fin de semana a decenas de jóvenes hasta la localidad para disfrutar de una de las últimas fiestas de la temporada.

Pero el fervor es, sobre todo, religioso y prueba de ello es la novena que nueve días antes los fieles rezan en honor del Santo Cristo de la Peña, las jotas que bailan durante la procesión y la ofrenda de 'mandas' que tiene lugar justo antes de devolver al trono al patrón de Aguilafuente.

Invertir, la tendencia

Aguilafuente trata de explotar sus atractivos turísticos y facilitar el acceso a la vivienda para frenar el descenso de población

ISABEL JIMENO / AGUILAFUENTE

«Acondicionar un poquito lo que se ve y ponen al día lo que no se ve». Éste es el principio que rige la actuación del Ayuntamiento de Aguilafuente, que trabaja en obras corrientes como la renovación de redes o el asfaltado de calles, a la vez que aborda otros proyectos como el arreglo de las zonas deportivas y el acondicionamiento del interior de la Casa Consistorial una vez que la mano de pintura exterior la hace lucir más bonita junto a la iglesia de Santa María, una de las joyas del rico patrimonio de la villa.
Y es que el pueblo cuna de la imprenta en España, el que en 1472 alumbró el primer texto impreso en el país, 'Las actas del sínodo de Aguilafuente', el patrimonio artístico es grande. Por eso, uno de los ejes de actuación municipal pasa por fomentar el turismo. La conmemoración del Sinodal el primer fin de semana de agosto es una excusa para que los visitantes lleguen a este pueblo segoviano de Tierra de Pinares. Pero no es la única fecha.
El turismo rural está en auge y los establecimientos hosteleros aumentan en esta señorial villa salpicada de varios palacios, dos iglesias, varias ermitas y hasta una villa romana y visigoda que el Ayuntamiento quiere acondicionar para que los restos de la necrópolis de Santa Lucía sean visitables. El turismo se convierte así en uno de los elementos para revitalizar la vida en Aguilafuente, a la vez que el Ayuntamiento sigue trabajando en otras iniciativas como la posibilidad de crear suelo industrial que facilite el asentamiento de empresas y el apoyo a las iniciativas de jóvenes emprendedores que decidan asentarse en el pueblo.
Todo con tal de frenar el descenso de población que durante los últimos años ha azotado con fuerza a Aguilafuente, aunque últimamente el fenómeno parece haberse estabilizado. «Poquito a poco, nos vamos manteniendo, que no es poco», destaca la alcaldesa, María Jesús Garrido, quien lamenta que son pocos los jóvenes que se quedan en la localidad.
Para favorecer ese asentamiento de población, una de las claves es el acceso a la vivienda. En este sentido, junto a las iniciativas privadas, el Consistorio, a la vez que trabaja en la «necesidad importantísima» de revisar las normas urbanísticas municipales, quiere facilitar terreno para la construcción de viviendas de protección oficial porque «sí hay demanda» de casas, apunta la regidora, consciente de que «no va a ser fácil» invertir la tendencia de declive poblacional en la que se encuentra Aguilafuente.

Un pasado importante

La iglesia de Santa María de Aguilafuente conserva uno de los mejores ábsides de arquitectura de ladrillo de toda la provincia

ELENA RUBIO ARAGONESES

Aguilafuente es una localidad que tiene una larga trayectoria y un importante pasado que se remonta al período romano. De aquella época ha llegado hasta nuestros días la villa descubierta en el paraje conocido como Santa Lucía.

Un hallazgo muy importante del que el visitante se puede deleitar al acudir a la iglesia mudéjar de San Juan, un centro de interpretación de esta villa romana. Por las diferentes salas de esta aula arqueológica el turista puede comprobar cómo era la decoración de esta casa, cómo vestían o como se alimentaban sus habitantes. Pero si hay algo destacado es la rica colección de mosaicos que se encontraron en este lugar y que pueden ser contemplados en todo su esplendor. Destaca el de los caballos. Además, debido al hallazgo en esta villa de una necrópolis visigoda de los siglos VI y VII, en una de las salas también se exhiben numerosos objetos funerarios.

Esta aula arqueológica se encuentra dentro de la iglesia de San Juan, templo declarado Monumento Histórico Artístico en 1982 y Bien de Interés Cultural en 1993. Es de estilo románico de piedra y ladrillo. El otro templo de la localidad es la iglesia mudéjar de Santa María. Tiene su origen en el siglo XII, con el estilo románico. De esta época se conserva su ábside, uno de los mejores de la arquitectura medieval de ladrillo de toda la provincia. En este templo también se pueden apreciar el gótico de sus portadas, destacando la que se abre a la Plaza, una joya del gótico flamígero que está presidida por el grupo escultórico de la Anunciación.

Esta iglesia tiene especial importancia porque en su interior se produjo el acontecimiento más relevante y conocido de la historia del pueblo: la celebración del sínodo convocado por el obispo Juan Arias Dávila que daría lugar al primer libro impreso en España.

Un hecho histórico tan relevante que demuestra la importancia que tenía el pueblo por aquel entonces y que se plasmó en muchos monumentos del pueblo. Al recorrer las calles de Aguilafuente se puede descubrir la Casa de los Pérez de la Torre, del siglo XVI que aún conserva un escudo de armas; la vivienda de los Señores de Ribera, del siglo XVII; la del Marques de Peñarrubias, del siglo XVIII o la casa de las Conchas, del siglo XX, cuya fachada está ornamentada a base de conchas de vieras naturales. En la villa también se localizan los restos del palacio del Marqués de Aguilafuente, Pedro de Zuñiga. Conserva parte de la muralla y los ventanales con motivos alegóricos del escudo heráldico.

El visitante que acude a Aguilafuente también puede disfrutar del museo dedicado al artista local Florentino Trapero, donde se pueden contemplar dibujos, bocetos y esculturas de pequeño y gran tamaño de este segoviano que se alzó con el primer premio en la Exposición Nacional de Escultura Policromada en 1922.

Muchos alicientes que hacen que el Ayuntamiento trabaje continuamente para mejorar el aspecto del pueblo. Gracias a los 130.263 euros del Plan E durante este año se van a realizar obras de pavimentación, se va a retejar las cubiertas de las antiguas paneras, se ampliará el punto limpio y se acometerán varias actuaciones en la piscina y en el parque.

El primer libro

Aguilafuente puede presumir de ser la cuna del primer libro impreso en España: 'El sinodal de Aguilafuente'. El volumen recoge las actas del sínodo diocesano convocado por el obispo Arias Dávila en 1472 y que Juan Párix plasmó en ese invento que trajo consigo de Alemania.

Un hecho histórico de tanta importancia que desde hace unos cuantos años los vecinos de la Villa recrean los primeros días de agosto. Se realizan diferentes representaciones teatrales por las calles que culminan con la representación del Sinodal en la Iglesia de Santa María. Un acontecimiento en el que participan todos los vecinos del pueblo con actuaciones de muy buen nivel. Esta representación es una referencia de la oferta cultural de la provincia, un espectáculo que no hay que perderse para conocer un poco más por qué Aguilafuente está impreso en la historia.

Lugar de confianza de Reyes

Los monarcas Católicos hallaron en la villa de Aguilafuente un lugar de reunión y descanso

MÓNICA RICO | SEGOVIA

Iglesia parroquial de Aguilafuente.:: MÓNICA RICO

Conocida por acoger un sínodo entre el 1 y el 10 de junio de 1472, un encuentro en el que Juan Arias Dávila, el entonces obispo de Segovia, reforma las costumbres licenciosas de la época; y ante el temor de que los acuerdos no llegasen a todos sus feligreses y religiosos, ordenó a Juan Párix utilizar la imprenta para dejar constancia de los mismos, con lo que nació el primer libro impreso en España, el 'Sinodal del Aguilafuente'. Sin embargo la historia de la localidad está cargada de personajes ilustres y visitas de monarcas, que vieron en Aguilafuente lugar de refugio y descanso.
Juan II de Castilla y su hijo, el entonces príncipe Enrique, que posteriormente sería Enrique IV, estuvieron en Aguilafuente del 17 al 19 de mayo del año 1434. Según el cronista de la localidad, Juan Jesús Díez Sanz, llegados desde Medina del Campo y camino del castillo de Castilnovo. Allí oyeron misa, probablemente en la iglesia de Santa María.

Este es sólo un pequeño ejemplo. Años después, en el año 1483 la reina Isabel La Católica estuvo en el municipio, llegada desde Madrid en dirección a Burgos. Seis años después de esta visita, autoriza la celebración de un Consejo General de la Mesta con todos los ganaderos de Castilla. En esta época era una villa importante, con alrededor de 1.200 habitantes y grandes casas importantes. Los Consejos se sucederán también en los años 1492, 1496 y 1497, lo que muestra que el lugar se había ganado los favores de los reyes. De estos Consejos cabe destacar el celebrado en el año 1492, que se celebra cuando Colón ya navegaba hacia el descubrimiento de América. Esta reunión fue presidida por Francisco de Malpartida, miembro del Consejo Real de Castilla.

Confianza mutua

En el mismo se revisaron los fraudes en el arrendamiento de los prados, algunos de ellos incluso de los propios miembros del Consejo General de la Mesta. Según señala el cronista oficial de Aguilafuente, se revisaron las cuentas del tribunal de diez años atrás, se controlaron los cargos dados, muchas veces a dedo, de doce años atrás, y se reformaron las ordenanzas existentes por otras más actualizadas. Fue uno de los más importantes consejos habidos en la historia. Otro ejemplo de la confianza que los Reyes Católicos depositaban en el municipio aparece en 1494, cuando la propia reina manda una carta al prior y al cabildo de la Catedral de Segovia para que no se castigue al Consejo de Aguilafuente por negarse a pagar impuestos. Mandó pregonar esta carta en todas las plazas de su reino para evitar la amenaza de los canónigos, que era la de pasar a cuchillo a los habitantes de la villa, incluidos mujeres y niños.

También Fernando el Católico estuvo en la localidad en octubre de 1505. Salió del Alcázar de Segovia «porque las paredes oían», según señala Díaz, en la época en la que, tras la muerte de Isabel la Católica, veía su fin en el reinado de Castilla. El rey acudió al municipio con su persona de confianza y secretario, en busca de un lugar donde pudiera estar tranquilo y donde tuviera total confianza con las autoridades y gentes de la villa, ya que en ocasiones se habían realizado favores mutuos.

Desde la villa del Sinodal escribe distintas cartas para el gobierno del Reino de Aragón, en castellano, catalán y latín, dependiendo del lugar al cual fueran destinadas, respetando los idiomas. En su mayoría se referían a nombramientos y temas económicos como la administración de las salinas reales. El mismo día que el monarca se marcha de la localidad, el 12 de octubre, se firma por poderes su matrimonio con Germana de Foix.

También se sabe que por los pinares de Aguilafuente estuvieron las cuadrillas del Empecinado, durante el tiempo en el que se atacaban las comunicaciones entre Segovia y Peñafiel.

EL NOMBRE

En algunos documentos aparece como 'Bagilafont'. Parece ser que la toponimia del lugar hace referencia a los repobladores del mismo, llegados desde la montaña santanderina, ya que el nombre primitivo significa la fuente de Bagila y Fabila fue un importante rey Godo. Nada tiene que ver con un águila, aunque el nombre actual así lo exprese.