Torreadrada

Por la sierra a ritmo de jota

Torreadrada confía en que la ampliación del suelo urbano permita la llegada de nuevos habitantes

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

L as fiestas de San Agustín, el 28 de agosto, se aproximan y con ellas los vecinos de Torreadrada pueden disfrutar de sus aficiones predilectas. El teatro, que incluso impulsó la creación de un grupo en la localidad, aunque ahora ya no ensaya, hará las delicias de sus gentes, quienes también podrán deleitarse con la exhibición de los pelotaris. Y es que, al igual que la afición por el chito, la pelota a mano goza de gran acogida en el pueblo. De hecho, el frontón ocupa uno de los sitios de privilegio de Torreadrada, en plena plaza, junto al Ayuntamiento.

Pero si hay algo «que se lleva dentro» es la jota. El baile típico segoviano, que a ritmo de la dulzaina y el tamboril pasea por el mundo el nombre de Torreadrada, está muy arraigado en la localidad. Por sus empinadas calles, mayores y pequeños se hacen un hueco y aprovechan los zonas más llanas para honrar al patrón con un baile. «Hay señores de ochenta años que siguen bailando», apunta el alcalde, Jesús García Gómez.

Consciente de que «hay que conservar lo que tenemos», el regidor también sabe que Torreadrada no se puede quedar anclado en el pasado y sus tradiciones pueden pervivir con la evolución de los tiempos.

Que el vino se siga elaborando de manera tradicional en las numerosas bodegas que salpican el pueblo y en las que la costumbre manda asar las chuletas de los ricos corderos churros que se crían en la zona alimentados con pastos, tomillo y romero que dan un sabor especial a sus carnes, no impide que el pueblo mire hacia un futuro ahora algo negro, pero cuyo rumbo Jesús García Gómez está dispuesto a cambiar.

Por eso uno de sus grandes retos es conseguir que las eras que rodean las casas puedan recalificarse como urbanizables para ensanchar aún mas un pueblo que, debido a la orografía montañosa y rocosa en la que se asienta, está muy disperso. «Sería un sueño conseguir la transformación de rústica a urbana», confiesa el regidor, convencido de que este paso servirá para «engrandecer el pueblo». «Sería la única salida para que nuevos pobladores hagan casa», añade.

Y es que Jesús García sueña con que Torreadrada pueda recuperar parte de ese pasado con calles llenas de gente, aunque sabe que es muy difícil.

Paisajes
Los paisajes de este pueblo asentado en una zona de sierra, la Serrezuela, en un continuo desnivel, es la mejor tarjeta de presentación de Torreadrada. «No se me olvida que la primera vez que lo vi me hizo recordar la puesta de sol que veía en las mejores películas. Son puestas de sol únicas, típicas de la sierra», comenta el alcalde a la vez que se le ilumina la mirada al hablar de las rincones de su pueblo.

La dehesa y la serrezuela, donde comen los animales los pastos, se deleitan con el tomillo y el romero y también pueden disfrutar de la sombra de los robles y quejigos, salpicados por fuentes naturales que brotan con la primavera, son unos de los grandes atractivos de Torreadrada.

Y este activo es el que el Ayuntamiento quiere explotar para frenar el sangrante ritmo de despoblación que ha hecho que en solo diez años el censo se haya reducido casi a la mitad. Aunque desde el Consistorio también son conscientes de que la ubicación – camino de la provincia de Burgos– y las vías de comunicación son un obstáculo demasiado alto que deben saltar.

Ahora, el Ayuntamiento también se debate entre los beneficios económicos y los inconvenientes que puede generar en el pueblo la instalación de siete u ocho molinos de un nuevo parque eólico que hay previsto construir a continuación de los cuarenta aerogeneradores que ya presiden la sierra de Pradales.

Danzar y actuar

La afición por las jotas está muy arraigada en Torreadrada, un pueblo que da nombre a una danza popular

Isabel Jimeno.

En los últimos tiempos la actividad ha decaído ligeramente, pero el grupo Los Enebros es el estandarte de la afición teatral que siempre ha existido en Torreadrada y que todavía mantiene encendida una pequeña llama. De hecho, en el programa de la semana cultural previa a las fiestas de San Agustín, a finales de agosto, una representación es una de las actividades que dan el pistoletazo de salida a siete días en los que los juegos infantiles, las comidas de hermandad y las exposiciones se intercalan con otras de las aficiones muy arraigadas entre los torreadradenses: la pelota a mano, los bolos y el chito.

Heredados de sus antepasados, los vecinos siguen aprovechando estos días en los que el pueblo llena sus calles para practicar esos deportes a los que ya jugaban sus abuelos. Y aunque la afición ha decaído con el paso de los años y ya no es tan frecuente ver a los pelotaris mostrando su destreza en el frontón que ocupa el centro del pueblo, ni a los señores afinando su puntería con el chito, mientras las señoras apuntaban a los bolos los domingos y festivos, en estas fechas señaladas no pierden la ocasión para sacar del baúl de los recuerdos los antiguos y preciados instrumentos y echar unas partidas.

Jornadas de unión y diversión, con premios para los que mejor lo hacen en las actividades organizadas en común por la asociación cultural Amigos de San Agustín y el Ayuntamiento, que sirven de aperitivo para los días grandes de Torreadrada, a finales de agosto, cuando se honra al patrón San Sebastián en las fiestas mayores, en las que los torreadradenses ponen en práctica otra de las grandes aficiones: la jota.
Y es que en un pueblo cuyo nombre aparece en una jota, ‘La de Torreadrada’, no podía faltar la arraigada tradición de las danzas, que los vecinos bailan sin descanso durante la hora de procesión por las empinadas calles del pueblo. Desde pequeños hasta mayores de casi noventa años se marcan unos pasos, sobre todo aprovechando las zonas más llanas del empinado perfil que dibuja la montañosa y rocosa orografía de la localidad.

Charlas, cursos de manualidades, cenas de hermandad para los más de cien socios de la asociación cultural Amigos de San Sebastián y las actividades que programa el colectivo de jubilados animan la vida en Torreadrada el resto del año, en el que tampoco faltan otras fiestas menores, pero que todavía se siguen celebrando. San Sebastián, que cuenta con una cofradía de varones, abre el calendario el 20 de enero; seguido por Santa Águeda, la fiesta de las mujeres, y San Antonio el 13 de junio, también llenan de alegría las calles del pueblo.

Mantener la vida

Torreadrada trata de fomentar la construcción para impedir que el padrón baje de los cien habitantes

Isabel Jimeno.

Al borde de ese temido abismo que supone bajar de los cien habitantes se encuentra Torreadrada. Por poco supera ese mágico guarismo del que el Ayuntamiento trata de no caerse, aunque encontrar la fórmula para lograrlo no es fácil, sobre todo, teniendo en cuenta que casi la mitad de la población ya supera los 65 años y el número de menores no es muy grande. Una media de edad que no alienta a la esperanza, aunque el alcalde, Jesús García Gómez, no tira la toalla.

Entre los proyectos que baraja «para atraer gente» figura la oferta de suelo municipal para construir chalés que den algo más de vida a este pueblo del norte de la provincia de Segovia. La tranquilidad y las espléndidas vistas y parajes de esta localidad asentada en plena sierra de Pradales, a más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar, son dos valores que trata de explotar Torreadrada para mantenerse vivo, porque lograr convertirse de nuevo en ese referente de la comarca que fue en tiempos pasados, con una buena cartera de servicios, es prácticamente inalcanzable. Aunque ya no hay ni colegio, ni cuartel de la Guardia Civil ni otras instalaciones, el Ayuntamiento trata de poner en marcha otras nuevas como el recién inaugurado salón de actos y biblioteca Doctor Teófilo Hernando. Tras tres años de obras, el pasado fin de semana abrió sus puertas en la planta baja de la Casa Consistorial en recuerdo de uno de los hijos más ilustres que ha visto nacer Torreadrada y del que los mayores guardan muchos y buenos recuerdos. «Por su pueblo daba la vida"» apunta el regidor, que con esta obra quiere «encumbrar la memoria» de este médico, hijo de doctor, discípulo de Santiago Ramón y Cajal e incluso su propio facultativo.

Ocio y cultura
Además de ese recuerdo que se quiere tributar a Teófilo Hernando con este centro, el espacio también está concebido como un lugar más para el ocio y las actividades culturales que se suma a las tres aulas del colegio que hace años sustituyeron las clases a los niños por los talleres de memoria, gimnasia o manualidades para mujeres y las reuniones de niños y jubilados. Una vez acabado este proyecto durante tantos años demandado o la remodelación y mejora de dos parques, el Ayuntamiento continúa buscando ayudas de otras instituciones para acometer otras iniciativas como construir una pista de baloncesto, hacer una nueva perforación que garantice el suministro o concluir la renovación de la red de abastecimiento de agua, una obra importante, pero muy costosa en este pueblo con seis kilómetros de calles sobre dura roca que encarece los trabajos. Todo sin perder de vista la meta principal de que Torreadrada no siga perdiendo población.

La jota con nombre propio

Tradición y devoción se unen en el baile que se denomina 'de Torreadrada'

MÓNICA RICO

Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora. :: M. RICO

Quién no ha escuchado la jota que dice «Ay que sí, que sí, ay que no, que no, si tú tienes huerto, jardín tengo yo». En la provincia de Segovia, a buen seguro todos los vecinos no sólo la habrán oído decenas de veces, sino que sus pies habrán acompañado su ritmo en multitud de ocasiones.

Aunque se trata de un tema en el que el estribillo pervive y las estrofas varían, los entendidos en la materia recuerdan que en la versión original se nombra la localidad de Torreadrada. No podía ser de otra forma, puesto que esos compases forman parte de la 'Jota de Torreadrada', que aunque también nombra a otros municipios de la provincia, lleva el nombre del municipio que hoy nos ocupa. Este tema recuerda que la ribera es para el vino, Valtiendas para la cebada 'y para bailar la jota, el pueblo de Torreadrada'. Y como tantas otras veces, la cultura oral popular no se equivoca.

Así, la principal tradición que se mantiene desde siglos atrás es el baile de la jota, que se realiza en todas y cada una de las fiestas y demostraciones culturales de los vecinos, destacando en sus fiestas principales, en honor a San Agustín, al que los vecinos rinden especial devoción. Además de numerosos vecinos bailando durante la procesión que transcurre por las calles del municipio con la imagen del Santo en andas, durante esas fechas no podía faltar una exhibición de jotas. Además, este año, tal y como anunció el alcalde, Jesús García Gómez, en el programa se mezclarán otras tradiciones como los partidos de pelota y novedades, como una exhibición ecuestre con caballos y ponys, que espera hacer las delicias de todos los vecinos de la localidad y de los cientos de hijos del pueblo que regresan al municipio para celebrar estas fechas en armonía.

Pero esa no es la única novedad que los vecinos se encontrarán en el municipio, ya que el Consistorio tiene prevista la pavimentación de la entrada del pueblo, desde la carretera hasta la plaza, una actuación que se podrá realizar gracias a una subvención de 36.000 euros que ya no hará falta destinar a la mejora de las redes de saneamiento de agua, puesto que éstas ya se han renovado prácticamente en su totalidad, tal y como destaca el regidor.
«El anillo del pueblo antiguo está terminado y lo nuevo ya se realizó con otras condiciones y otros materiales», explica.

Otras de las obras también concluidas en los últimos meses fueron retejos en los principales edificios municipales, como son el Ayuntamiento, las escuelas y La Panera, edificios con necesidades y que hace más de medio siglo que no se arreglaban.

Sin embargo aún queda un gran proyecto, que el alcalde tiene prevista desde hace años, consistente en la realización de una perforación hasta un acuífero subterráneo y poder llevarlo directamente hasta el depósito de la localidad, con la finalidad de abastecer a la población durante el verano, especialmente en los meses de julio y agosto, cuando los vecinos se multiplican. Aunque el municipio no suele tener problemas de agua, en años en los que el número de lluvias es menor y existen menos reservas, el abastecimiento a tantos vecinos es muy complicado, por lo que la perforación sería la solución a los problemas.

Patrimonio

Aunque hoy apenas cuenta con un centenar de habitantes, Torreadrada es uno de esos municipios que ha visto como el despoblamiento del medio rural hacía mella en él. De su patrimonio etnográfico aún se conservan elementos como el viejo molino, los lavaderos, la famosa fuente de los seis caños y algunas bodegas soterradas.

Sin embargo el municipio puede presumir de espacios naturales. Se trata de un pueblo rocoso, de sierra, con unas vistas fenomenales desde las que observar la dehesa, donde aún hoy pastan las vacas y las fuentes. «Es un lugar prodigioso, donde supervisar la naturaleza», asegura el alcalde.