Datos
Distancia a la capital: 64 kilómetros.
Superficie: 14,8 kilómetros cuadrados.
Altitud: 800 metros.
Población: 184 habitantes.
Comarca: Tierras de Cuéllar.
Lugares de interés: Iglesia parroquial dedicada a San Cristóbal. Sencillo edifico que se adorna con una rústica espadaña rematada de ladrillo
Haciendo tabique con el templo también se localiza el centro cívico social de la villa. A las afueras de esta, también se puede ver la pequeña ermita del Santo Cristo. Fuente de piedra.
DESCRIPCIÓN
A mediados del siglo XIII San Cristóbal de Cuéllar se denominaba Sant Cristoval del Val, modificando su nombre ya en el siglo XX, dada su proximidad con la villa de Cuéllar, de la que tan solo dista siete kilómetros. Su casco urbano se instala en la rivera del arroyo Horcajo, hidrónimo que hace clara referencia - a los ya mentados - excelentes ajos que se cultivan en la comarca.
La iglesia parroquial como es de suponer se dedica a San Cristóbal, siendo un sencillo edificio que se adorna con una rústica espadaña rematada de ladrillo. Haciendo tabique con el templo también se localiza el centro cívico social de la villa. A las afueras de esta, también se puede ver la pequeña ermita del Santo Cristo.
FIESTAS
San Isidro Labrador (15 de mayo). San Antonio (13 de junio). Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre). Santa Bárbara (4 de diciembre).
APUNTE HISTÓRICO
San Cristóbal de Cuéllar en el siglo XIX: Conocido entonces solo como San Cristóbal, a mediados del siglo XIX, San Cristóbal de Cuéllar tenía 62 casas, además de ayuntamiento –en el que también estaba la cárcel– y escuela de instrucción primaria común a ambos sexos a la que acudían 24 alumnos. La población ascendía en aquella época a 59 vecinos que sumaban «228 almas», dedicadas principalmente a la agricultura. En la descripción del pueblo, Pascual Madoz apunta que producían «granos de toda especie, de inferior calidad», piñón, patatas, cáñamo, «rubia buena y una corta porción de vino de ínfima calidad». Tenían también ganado lanar, vacuno, mular y yeguar y dos tercios de sus vecinos salían a vender piñones y comprar granos a otras localidades.
OPINION
De Pueblo en Pueblo