Navafría

Un pulmón del Guadarrama

En pleno corazón de la sierra, Navafría tiene en el privilegiado entorno uno de sus mayores tesoros y recursos

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

De camino al puerto de Lozoya, los tejados de las casas asoman entre los árboles de la falda de la sierra de Guadarrama. Entre una frondosa vegetación y bañado por el cauce del río Cega y el agua que con en su recorrido por las caceras que surcan el pueblo rompe el silencio, Navafría se ha hecho un hueco en un entorno privilegiado, en un remanso de paz en un pueblo por el que no se pasa por casualidad. Hay que ir para encontrar Navafría. Pero esto no es impedimento para que, cada día la localidad acoja a un buen número de turistas, que hacen posible que el sector servicios sea uno de los pilares de la economía en este pueblo de menos de cuatrocientos habitantes.

Ese entorno es uno de los mayores motivos de orgullo para los navafrieños y un reclamo que son conscientes deben explotar para crear puestos de trabajo. «Es la única vía que nos queda», advierte el alcalde, Francisco Álvaro Escribano. «Es un pueblo muy acogedor y con vistas preciosas. Hay bastantes sitios a los que se puede venir a pasar el día», añade.

Lugares con encanto

Entre esos lugares con un peculiar encanto está el parque de El Chorro, un conjunto de piscinas naturales rodeadas de pinos junto a las que se puede disfrutar de la aventura de recorrer un pequeño rincón de la sierra de árbol en árbol y sin tocar el suelo y al que cada año acuden centenares de visitantes, «pero este año, desde que se prohibió hacer fuego, se ha notado que viene menos gente», apunta el regidor. También se surten con el agua del río, las piscinas del pueblo. Y es que Navafría es afortunado y el líquido elemento no falta en el pueblo.

Con incertidumbre por la repercusión que puede tener la declaración de la sierra de Guadarrama como Parque Nacional, en Navafría saben que seguir cuidando y promocionando su entorno para fijar en la medida de lo posible población y seguir atrayendo a foráneos es fundamental. «A la gente le gusta el pueblo con locura. En verano crece bastante la población, pero no faltan durante todo el año, fines de semana, vacaciones...», advierte el alcalde, Francisco Álvaro.

Fiestas

En unas semanas llegará una de las fechas marcadas en rojo en el calendario navafrieño y con ella se multiplicará sustancialmente la gente que acude al pueblo. La feria de ganado, el segundo domingo de noviembre, que surgió hace tres decenios como anticipo a la de San Andrés de Turégano, quince días después, se ha convertido en una cita ineludible para mucha gente, al igual que la feria artesanía, el último domingo de julio.

Entre ambas citas, un montón de fiestas animan la vida de sus habitantes y les hacen romper la monotonía en un pueblo que hace todo lo posible por mantener sus costumbres y celebrar las fiestas como manda la tradición.

Una de las más emblemáticas es San Sebastián, el 20 de enero. Una fiesta en la participa todo el pueblo, pero en la que los protagonistas son cuatro matrimonios de la cofradía, dos niñas y dos jóvenes, que van cambiando cada año, «pero el problema es que las niñas repiten mucho porque no hay», lamenta el regidor. Por la tarde, en más de una ocasión, los navafrieños se han tenido que abrir camino entre la nieve para subir a rezar el rosario a la ermita, montaña arriba.

También entre los árboles, en pleno corazón del Guadarrama, se encuentra el paraje de la Virgen de las Nieves, donde gracias a la donación de un fiel la imagen de la virgen volvió a la roca tras ser robada hace unos años. Los vecinos acuden a la romería el tercer domingo de junio y en unos meses, una asociación acude a montar un belén en un lugar, que como todo el pueblo, parece una postal.

Guardianas de San Sebastián

Ocho mujeres con diferente cargos militares se encargan de organizar la fiesta y acompañar a la imagen durante la procesión

Isabel Jimeno.

DCargado de fiestas llega el año a Navafría, que casi nada más comenzar el nuevo ejercicio se viste con las mejores galas para cumplir con una de las tradiciones más arraigadas y ancestrales de la localidad.
Allá por el siglo XIII comenzaron a celebrarse los actos en honor de San Sebastián que aún hoy se siguen conservando. Siglos de historia a sus espaldas que avalan su importancia. Y la tradición manda tanto que el 20 de enero sigue siendo el día de la fiesta, sin sumarse a la tendencia de trasladar las celebraciones al fin de semana.

Cada 20 de enero, ocho mujeres son las protagonistas de las celebraciones en honor de San Sebastián. Ellas, junto a sus maridos en el caso de las casadas, son las encargadas de organizar la fiesta y servir la comida al mediodía.

Quitavergüenzas, Capitana, Teniente Capitana, Palillo, Abanderada, Cuchillón, Cabo Primero y Cabo Segundo son los cargos que ejercen las cuatro mujeres elegidas cada año para llevar el peso de la fiesta.
Cuatro casadas, acompañadas por sus maridos, y cuatro solteras se reparten los cargos y deben acompañar al santo durante la procesión, primero por la mañana con ataviadas con el manto negro y, después, por la tarde, con uno blanco.

El sonido de la dulzaina tampoco falta ni por la mañana ni por la tarde durante la procesión que tras la comida festiva devuelve la imagen de San Sebastián a la ermita de su mismo nombre. Rezando por el camino, los vecinos de Navafría emprenden el camino hasta el templo no siempre fácil de recorrer.
Y es que el frío de enero no ayuda y muchas veces el día 20 llega acompañado además de hielo y nieve que complica la subida, pero no la impide para los navafrieños, siempre dispuestos a cumplir con una de las tradiciones más arraigadas en este pueblo situado en pleno corazón de la sierra de Guadarrama.
La de San Lorenzo, el 10 de agosto en honor del patrón del pueblo, es la fiesta mayor de Navafría, que también festeja un mes antes a San Cristóbal y el 2 de julio a Santa Isabel, que antes era la fiesta mayor del municipio.

Romería a 1.750 metros

Y además de todas estas fiestas, otra también muy emblemática, la de Nuestra Señora de las Nieves. Una romería que hace subir a los navafrieños a 1.750 metros de altitud, al paraje de la pradera de Navalcollado, donde se encuentra la hornacina que conserva la imagen de la Virgen de las Nieves, en cuyo honor se celebra una misa y procesión por el pinar en un día de fiesta en el que no faltan la comida y los juegos populares.

Agua, fuego y aire

Navafría cuenta con un martinete para el manipulado del cobre declarado "Bien de Interés Cultural" en 1998

Isabel Jimeno.

Vistas del municipio de Navafría. / ISABEL JIMENO

No es un gran monumento y, de hecho, para muchos, fascinados por la belleza natural que rodea Navafría, con las casas colándose entre las copas de los árboles de un frondoso pinar, puede pasar desapercibido. Pero tiene un gran valor. Tanto que en 1998 fue declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León. El Martinete de Navafría forma parte de otro patrimonio, el industrial con una larga trayectoria tras de sí. La que forma también parte de la historia de la familia Abán.

Caldereros procedentes de Soria, los hermanos Enrique y Manuel Abán son los artífices de lo que hoy constituye uno de los tesoros de la provincia. La fuerza de las aguas del río Cega a su paso por esta localidad serrana posibilitaron su asentamiento y construcción de un taller que aún hoy conserva todas sus herramientas y puede ser visitado como museo etnográfico.

En realidad, fueron dos los martinetes que aquí funcionaron y de los que a lo largo de los siglos salieron cientos de calderos, braseros y calientacamas de bronce gracias al trabajo y conocimiento que la saga de los Abán tiene del primer metal empleado por el hombre cuyo uso empezó a generalizarse con el descubrimiento de la técnica de fundición hacia el año 3500 antes de Cristo en Caldea y Egipto.

Bastante posterior es el martinete, instalado en Navafría en la primera mitad del siglo XIX. Uno, el conocido como ‘Martinete de arriba’, en lo que antes había sido una sierra de agua, en el paraje de Majalcarro, pero que fue destruido durante la Guerra Civil Española. El otro, el ‘Martinete de abajo’ sobrevivió y aún permite conocer cómo era esta actividad preindustrial que se servía de tres elementos naturales para su funcionamiento: la combinación de agua, fuego y aire que hace posible que los lingotes de bronce se conviertan en los clásicos calderos de bronce o los útiles braseros para calentar los fríos inviernos.

Ubicado a medio kilómetro del cauce del río Cega, el martinete aprovecha sus aguas para el batido y modelado del cobre. Desde una pequeña presa provista de puertas para controlar la intensidad de la corriente, una canalización conduce líquido elemento que se convierte en la energía hidráulica necesaria para mover la maquinaria del taller. La rueda del exterior, junto a la que se prepara el carbón vegetal de los pinos, se mueve con la corriente y comienza el proceso de batido y modelado del cobre. Las manos expertas del calderero, ayudadas por el martillo y el fuego que funde el metal, hacen que el cobre se convierta en los útiles que durante años la familia Abán fabricó en el martinete de Navafría.

Naturaleza en estado puro

Navafría se encuentra en un enclave privilegiado al estar situado en el corazón de la sierra de Guadarrama

ELENA RUBIO ARAGONESES

Los repobladores de estas tierras eligieron con mucho acierto hace siglos el enclave privilegiado donde construían sus viviendas, en pleno corazón de la Sierra de Guadarrama. Allí se localiza Navafría. Por eso, desde muy antiguo la denominación del lugar ha variado poco ya que como su propio nombre indica se trata de un llano con pasto al pie de la montaña.

Un lugar casi idílico donde se puede disfrutar de la naturaleza con los cinco sentidos gracias a la riqueza medioambiental que se aglutina en las treinta hectáreas de superficie que tiene el pueblo. Y es que Navafría posee el tercero de los grandes pinares de la provincia con más de 5.000 hectáreas de pino silvestre, un auténtico pulmón natural ubicado dentro del pueblo. Una naturaleza que permite realizar numerosas actividades al aire libre como rutas a caballo, senderismo, sky de fondo o tiro con arco. Los pinos son también protagonistas para atraer cada año a cientos de turistas gracias a un parque de turismo activo, que está implantado en el bosque.

La actividad consiste en ir de pino a pino utilizando los árboles como soportes ya que hay instalados juegos con pasarelas, redes, tirolinas, puentes tibetanos o lo que se conoce como saltos de Tarzán. Es decir, la diversión se encuentra en pasar de plataforma a plataforma sin necesidad de tocar el suelo. Un suelo por el que corren liebres, jabalís o corzos y por el que discurre también el agua gracias al recién nacido río Cega, donde también se crían magníficas truchas.

Precisamente el agua es el protagonista de otro de los encantos naturales de los que se puede disfrutar en el pueblo gracias a la zona recreativa conocida como El Chorro de Navafría. Allí se localiza un impresionante salto de agua que en épocas de primavera o de deshielo deja al visitante con la boca abierta al caer el agua con mayor fuerza a través de la pared de piedra.

Y de este material está hecho el otro patrimonio de la localidad, que se materializa en la iglesia de San Lorenzo. Conserva una portada de época románica bastante sencilla, aunque junto a ésta se encuentra otra cegada con un alfiz y decoración de pequeñas esferas, que datan de finales del gótico. Tiene una maciza torre de planta cuadrada, abierta con vanos dobles, rematados en arco de medio punto.

De piedra también son los conocidos como Bancos de las subastillas, situados en la plaza de la iglesia. Tradicionalmente han servido para subastar la Virgen y los Santos durante las fiestas locales, además de ser un lugar de reunión y encuentro cotidiano.

Donde también son muchos los que se juntan es en las instalaciones deportivas que posee el pueblo. Por eso, el Ayuntamiento de Navafría ha decidido destinar los 66.548 euros procedentes del Fondo Estatal de Inversión Local en la reforma del polideportivo del frontón para pistas multijuegos.

No es de extrañar que todas estas maravillas atraiga hasta la localidad a cientos de turistas que buscan disfrutar de estos encantos naturales.