Cozuelos de Fuentidueña

La tradición y el "boom" inmobiliario

El mercado inmobiliario de casas de segunda residencia se mueve a buen ritmo en Cozuelos de Fuentidueña

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

En el pueblo no alcanzan a conocer los motivos exactos que desde hace un tiempo han hecho despertar el mercado inmobiliario en Cozuelos de Fuentidueña. Las casas viejas ya en desuso se han comenzado a vender gracias a la demanda de gente que incluso sin vinculación a este pueblo en medio de la comarca de Tierra de Pinares llega a la localidad en busca de tranquilidad. Su presencia apenas se deja percibir en las calles del pueblo que, eso sí, están renovando en buena parte su aspecto. «Incluso hacen casas para luego venderlas», apunta el alcalde, Francisco Javier García Sanz, sorprendido con el extraño ‘boom’ inmobiliario que ha llegado a la localidad.

Y es que mientras la gente del pueblo sale en busca de un puesto de trabajo, otros llegan a la localidad para descansar. El martilleo de los albañiles ajustando los ladrillos interrumpe el silencio de las calles, que gracias a los veraneantes recuperan el ruido. «Es muy duro vivir en los pueblos, sobre todo en invierno, porque sales a la calle y no hay gente ni para hablar», lamenta el regidor, que ve «pocas posibilidades de que la población crezca porque no hay medio de vida porque la agricultura cada vez necesita menos gente».

En Cozuelos de Fuentidueña saben bien cómo un pueblo va a menos. Y es que Javier García recuerda que en el último decenio la localidad ha perdido cerca del 40% de la población, pasando de los trescientos habitantes que había hace diez años a los 170 que ahora integran el padrón. La emigración, unida a los escasos jóvenes que optan por fijar su residencia en el pueblo hacen que la población caiga sin freno.

Costumbres diferentes

Pese a las dificultades, los habitantes de Cozuelos de Fuentidueña siguen manteniendo las tradiciones, sobre todo religiosas, con una marcada diferencia entre los usos de los hombres y los de las mujeres. Ellos juegan a la pelota y al chito y ellas prefieren los bolos y la petanca.

Como en muchos pueblos, las mujeres ocupan los primeros bancos de la iglesia y los varones prefieren las últimas filas. Y son los hombres que integran la Cofradía del Santísimo los encargados de sacar en procesión por el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción la custodia cada tercer domingo de mes, mientras las mujeres permanecen sentadas en los bancos de este templo que si por el exterior no llama la atención, dentro de los muros guarda un precisos artesonado labrado en madera.

Tradición y fiesta se mezclan en La Minerva, el último domingo de julio, en honor de una diosa pagana convertida en fiesta religiosa. También los nuevos tiempos se han unido a las fiestas y desde hace unos años los jóvenes organizan una fiesta en agosto para animar la época estival. La velada nocturna y una gran paellada para quinientas personas se han convertido en una cita ineludible para los vecinos.

Lo pagano y lo religioso

Cozuelos de Fuentidueña celebra el último fin de semana de junio las fiestas de la Minerva, diosa griega a la que se rinde culto cristiano

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Plaza Mayor de Cozuelos de Fuentidueña, con la Casa Consistorial al fondo.. / Isabel Jimeno

Diosa pagana de la mitología griega, Minerva se ha convertido en motivo de celebración religiosa en Cozuelos de Fuentidueña, que el último fin de semana de junio celebra las fiestas en su honor, antes reservadas al viernes posterior al Corpus.

Tres días de intensos festejos en los que lo lúdico y la devoción cristiana se funden para romper la monotonía de este pueblo dedicado a la agricultura en el que el descenso de población ha hecho una fuerte mella durante las últimas décadas.

Tres días que se han transformado en cuatro. Y es aunque las celebraciones oficiales comienzan el viernes, los vecinos ya empiezan a caldear el ambiente en la noche del jueves con las cenas entre amigos y de peñas en las que no falta el vino de las bodegas y las copas y los bailes en el bar en una larga noche.
Pero es el viernes cuando realmente comienzan los actos de la fiesta de la Minerva en honor del Santísimo, comunmente conocida como la Minerva. La diosa pagana en cuyo honor se celebra la misa y la posterior procesión por las calles del pueblo marca el inicio de la jornada. El volteo de campanas, el silencio roto por los cánticos piadosos y las jotas se suceden durante el recorrido con el palio por las calles de Cozuelos de Fuentidueña.

Por la tarde campeonato de chito antes del desfile que, al son de la charanga, recorre las peñas para probar la limonada y decidir cuál es el mejor caldo. Sin tiempo para descansar de la primera velada nocturna, el sábado comienza con la misa de ánimas, la cita ineludible en el vermú que se repite todos los días y las actividades para los niños, que continúan durante la tarde, cuando también tiene lugar el torneo de pelota a mano por parejas, una de las actividades que más gente congrega.

‘ Silla vino’

Tampoco falta en la jornada vespertina del sábado el juego de la ‘silla vino’, variante del típico baile de la silla en el que los participantes pasean alrededor de varios asientos y cuando la música se silencia aquel que queda sin silla es eliminado, incluye además que quienes continúan en el juego debe beber un vaso de vino cada vez que se salvan.

Misa y vermú marcan de nuevo el inicio del último día, el domingo, en el que el campeonato de frontenis por parejas, la parrillada ofrecida por el Ayuntamiento para merendar y la última verbena, aderezada con chocolate, orujo, pastas y bollos marcan el final de unos días diferentes, llenos de alegría, con mucha más gente de lo habitual en Cozuelos de Fuentidueña.

Letanías e insignias

Cozuelos de Fuentidueña celebra el último fin de semana de junio las fiestas de la Minerva, diosa griega a la que se rinde culto cristiano

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

En tiempos, fue una de las fiestas más importantes de Cozuelos de Fuentidueña, aunque con el paso de los años ha ido perdiendo peso en el calendario de celebraciones. Al menos, la Virgen del Carmen pervive, al contrario que otras celebraciones que ya han caído en desuso, como San Antón y la bendición de animales el 17 de enero; la fiesta los quintos el día de las Candelas, cuya procesión con velas se sigue celebrando, o la Cruz de Mayo, el día 3, cuando los niños engalanaban la víspera con flores y cintas de colores la cruz que había en la escuela y que luego llevaban en su recorrido por las calles pidiendo para hacer una merienda.
Aunque con partes del ritual que se han quedado en el camino, la Virgen del Carmen continúa festejándose el 16 de julio. Nueve días antes comienza el novenario en su honor, que culmina con la jornada grande de la patrona de pescadores y marineros. Ese día, todos los cofrades acuden por la mañana a misa con el escapulario de la cofradía de la Virgen del Carmen y por la tarde a la procesión por las calles de Cozuelos de Fuentidueña.
Canciones y subasta
Las canciones en su honor acompañan a la Virgen del Carmen durante el recorrido hasta llegar de nuevo a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Antes de entrar en el templo, la puja durante la subasta por los palos de las andas y por la subida al trono demuestra el fervor que en el pueblo se siente por esta virgen, que todavía cuenta con un día grande de celebración.
Y es que tal es la devoción que en Cozuelos de Fuentidueña existía ya antaño por la Virgen del Carmen que a comienzos del pasado siglo, el pueblo obtuvo un privilegio eclesiástico en 1910 sobre la cofradía de Nuestra Señora del Carmen.
Aún así, hay partes de la vieja celebración que han desaparecido, como la emotiva costumbre de cantar alrededor de la iglesia una letanía en latín los primeros domingos de mes que tenían las cofrades, que acudían con el escapulario de la cofradía puesto y, además, las mayordomas portaban las varas, conocidas como cetros, con la insignia de la Virgen del Carmen.

Años felices

El nacimiento de varios niños en los últimos tiempos ha devuelto la alegría a la localidad de Cozuelos de Fuentidueña

Texto y fotografías de Isabel Jimeno

«Casi hay más niños que nunca», exclama, orgulloso y en cierto modo esperanzado con el futuro, el alcalde de Cozuelos de Fuentidueña, Francisco Javier García Sanz, consciente de que los alumbramientos de los últimos años son positivos, pero que crecer es muy difícil en un medio rural alejado de la capital y sin más actividad que la agrícola y ganadera. Pero en los últimos años, la decisión de algunas parajas jóvenes de quedarse a vivir en el pueblo ha permitido que se vuelvan a ver niños por las calles. Cuatro que van al colegio y otros tres que todavía no tienen edad escolar son la esperanza, aunque el padrón va bajando lentamente. «Llevábamos muchos años sin tener tantos niños», subraya el regidor. «Aunque el colegio ya no le volvamos a abrir, por lo menos dan alegría», destaca Javier García.

Para esos niños pequeños, para otros un poco mayores y para todos en general Cozuelos de Fuentidueña reclama que lleguen servicios como el acceso a Internet de banda ancha. «Es súper necesario», destaca el alcalde, confiado en que este año llegue la línea ADSL. Y es que por ahora se tienen que conformar con el servicio vía satélite más caro y el anuncio de que pronto tendrán ADSL ha anulado el proyecto de Internet rural que con tantas ganas esperaban, sobre todo, los más jóvenes del pueblo.

Pendientes de ayudas

Es una de las metas del Ayuntamiento, que a la vez continúa trabajando en otros proyectos que sí dependen directamente de la gestión municipal, aunque siempre pendientes de las subvenciones y ayudas económicas de otras instituciones superiores. «Proyectos tenemos muchos, pero, sobre todo en estos pueblos pequeños, dependemos mucho de otras administraciones», explica el alcalde.

Gracias a la aportación municipal y del Proder se han podido llevar a cabo proyectos como la rehabilitación de los viejos lavaderos del pueblo. Una intervención que ha permitido recuperar dos espacios tradicionales, el lavadero de Balbis y del de la Fuente de Abajo, por donde corría el agua y las mujeres iban a lavar. Aunque ya no va nadie a lavar, el agua sigue corriendo por estos dos rincones con encanto.

También para mejorar la imagen de Cozuelos de Fuentidueña, el Ayuntamiento quiere cambiar el mobiliario infantil, sustituir los viejos columpios de metal por otros más modernos y menos peligrosos.

Continuar asfaltando nuevas calles o bacheando otras, renovar la red de abastecimiento y poner tuberías de agua potable y saneamiento a las vías del límite del pueblo son otros de los proyectos en los que continúa trabajando el Ayuntamiento de Cozuelos de Fuentidueña, mientras sigue pidiendo ayuda para rehabilitar la ermita de San Roque, uno de los monumentos de este pueblo segoviano.

Recuerdos del románico

El nacimiento de varios niños en los últimos tiempos ha devuelto la alegría a la localidad de Cozuelos de Fuentidueña

Elena Rubio Aragoneses

Desde la zona nororiental de la provincia se extendió el estilo del románico de piedra allá por el siglo XII, ya que el foco principal se estableció en la Villa de Fuentidueña. Esta circunstancia provocó que este arte se extendiera a pueblos cercanos, como a Cozuelos de Fuentidueña, donde se plasmó en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Estos maestros de la piedra hicieron un magnífico trabajo del que sólo ha llegado a nuestros días una espléndida portada y la cabecera de la iglesia porque el templo fue reconstruido en el siglo XVI.

Sobre la portada hay que destacar sus tres arquivoltas, estando la central apoyada en columnas y capiteles. Aunque el paso del tiempo no los ha perdonado, en uno de ellos todavía se puede contemplar un tema del Antiguo Testamento. Dignos de admirar también son los arcos que están decorados con rosetas de excelente calidad.

Respecto a la cabecera, se puede contemplar una bóveda de cañón apuntado que está apoya en dos arcos, uno triunfal y otro fajón, con unas arquerías ciegas que refuerzan y decoran los muros laterales. En los capiteles se pueden contemplar una lucha de caballeros, aves y un centauro disparando su arco contra una sirena pájaro.

Interior

Pero si bonito es el exterior del templo, no menos impresionante es el interior. Dentro de la iglesia se puede admirar un imponente retablo mayor de San Bartolomé, pintado en 1544 por el llamado Maestro de Duruelo, una pila bautismal románica de una sola pieza, el coro y un bello artesonado mudéjar en madera. En cuanto a orfebrería destaca una cruz procesional realizada en Segovia en 1553 y la custodia de sol que regaló en 1629 Antonio González, arcipreste de Granada, juez ordinario y cónsul del Santo Oficio.

La iglesia no es el único monumento que se conserva en Cozuelos, ya que en el pueblo se encuentran la ermita de San Roque, con un vano de entrada de medio punto y los muros de lo que se fuera la Casa Grande o Casona.

Cruces

Pero además, por la localidad también se pueden encontrar un Vía Crucis cerca de la ermita y la denominada Cruz de Olivares, ésta última relacionada con un trágico suceso. Cuenta la tradición oral que cuando se celebraba una boda los invitados del novio iban al pueblo de la novia con sus carros y ganados celebrando el inicio de la fiesta. En una de esas celebraciones el novio iba encabezando la comitiva con un caballo trotando a galope.

De repente, al animal se le enganchó la cadena de la cabezada con la herradura, por lo que cayó muerto en el acto. Por desgracia, el novio perdió el equilibrio y se desnucó. Al parecer era un caballero que se apellidaba Olivares. En su memoria se instaló la cruz de piedra.

Precisamente este material tiene mucho que ver con el nombre del pueblo. El motivo es que Cozuelos deriva del diminutivo latino 'cotiolos' que quiere decir 'piedrecitas'. La primera vez que se cita esta localidad es en 1247 como 'Coçuelos', posteriormente evolucionaría hasta el nombre actual. No será hasta después de 1845 cuando se le añadió el 'apellido' de Fuentidueña, por pertenecer a esta Comunidad de Villa y Tierra.