Villacastín

Enclave estratégico para progresar

Villacastín explota su ubicación en un cruce de carreteras para consolidar los cimientos de un próspero futuro

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Cruce de caminos. Intersección de vías de comunicación. En Villacastín confluyen tres importantes carreteras (AP-6, N-VI y N-110) y el peligro que entraña ver cómo el ir y venir de vehículos es constantes por el pueblo, partido en dos por las carreteras, pero en la localidad saben que esa peligrosidad también reporta beneficios que deben explotarse. «Siempre nos estamos quejando de las carreteras, pero creo que en vez de quejarnos, lo que tenemos que hacer es aprovecharlas y sacar el máximo provecho a esas carreteras con la que estamos a cuarenta y cinco minutos de Madrid, a una hora de Valladolid y Salamanca y a treinta de Segovia y Ávila», apunta la alcaldesa, Emiliana Lozano Jiménez. «Villacastín está en un punto estratégico y puede progresar».

Y esa estratégica ubicación se nota no solo en el constantes flujo de coches y camiones. La demanda de suelo industrial crece y, a través de Gesturcal, el próximo año comenzarán las obras para la construcción de un polígono que «Villacastín está pidiendo a gritos».

Esas nuevas empresas, junto a las existentes y el proyecto para ubicar en el municipio el Centro Integral Cárnico (CIT), hacen que las previsiones de futuro de Villacastín sean «bastante buenas» y todo apunta a que el lento crecimiento del censo pegue un acelerón. «Se prevé que la población va a aumentar considerablemente», subraya la regidora.

Ese incremento demográfico requiere la inversión en nuevas dotaciones, como la ampliación del colegio para acoger los dos primeros cursos de ESO, que ahora deben ir al instituto de El Espinar. Una biblioteca, un centro cultural y un polideportivo son otras de las demandas para atender a la creciente población joven villacastinense.

Esa base joven y las peñas son también parte del alma de la fiesta en Villacastín, donde los espectáculos taurinos tienen un peso importante en los festejos de agosto en honor de San Sebastián y la devoción se plasma sobre todo en la romería de la Virgen del Carrascal. Y la muestra folclórica en verano, aunque de creación más reciente, también goza de gran acogida, tanto entre los villacastinenses como entre los pueblos vecinos.

Con esos pueblos limítrofes, Villacastín comparte una de sus demandas más urgentes: la escasez de agua. «Se está pensando en hacer un nuevo sondeo porque estamos muy justitos», advierte Emiliana Lozano, quien considera necesario arbitrar algún sistema para garantizar el suministro tanto a Villacastín como a otros pueblos de la zona como El Espinar, Navas de San Antonio y Zarzuela del Monte. «Si no tenemos agua, no nos podemos desarrollar», señala la regidora, consciente de que las posibilidades de crecimiento no deben verse limitadas por falta de agua.

Para ver y comer

Y en ese lugar de paso que es Villacastín, muchos paran a comer y dicen que el que lo hace una vez, repite. La rica carne del ganado que pasta en el campo de la localidad es parte del secreto.
También para ver tiene cosas Villacastín. Su monumental iglesia de San Sebastián cautiva la mirada kilómetros antes de llegar al pueblo. Desde lejos, las paredes de la inmensa construcción, aparecen en el horizonte y su dibujo se hace aún más inmenso y bello cuanto más cerca está el templo. Pero el rico patrimonio del municipio es mucho más que la iglesia. Casas blasonadas, ermitas y enclaves naturales como la fresneda y la Cañada Real Soriana dibujan Villacastín.

Un rico pasado que se plasma en multitud de monumentos que convive junto a los elementos del presente y que, por las importantes vías de comunicación, dirigen al pueblo hacia un prometedor futuro.

Danza internacional

Grupos de todo el mundo participan en el festival folclórico de Villacastín

Isabel Jimeno.

Talleres para niños, exposiciones, proyecciones de películas, conferencias y jornadas de convivencia. Villacastín calienta motores desde comienzos de mes con la programación de Julio Cultural, heredero de la semana que antes se celebraba en mayo. Las actividades se suceden durante toda la semana hasta concluir con una de las con mejor acogida en la localidad: la muestra folclórica. Nació hace siete años y en su breve, pero intensa historia incluso estuvo a punto de desaparecer. Sin embargo, en los últimos años ha tomado un nuevo impulso que la sitúa como una de las citas de referencia en la villa, el remate a un intenso mes de julio.

Grupos rusos y mexicanos fueron de los primeros en llegar hasta Villacastín para deleitar a los asistentes con sus vistosos trajes y danzas típicas. Una muestra del folclore más llamativo que, año tras año, ha ido incluyendo una variedad de grupos mayor. Conjuntos con gracia, pero también otros con arraigada fama y tradición.

La Muestra Folclórica Villa de Villacastín combina sobre el escenario de la abarrotada Plaza Mayor a grupos de diferentes procedencias, siempre con los danzantes del municipio como anfitriones. Junto a ellos, otro de la región, alguno de otro punto del país y varios internacionales. Desde Rumania a Rusia, pasando por Senegal, México o diferente puntos de Sudamérica, la muestra congrega sobre el escenario una rica miscelánea de los folclores más diferentes.

Sobre las ocho y media de la tarde comienza el desfile con los conjuntos participantes, que, por turnos, se suben al escenario para interpretar sus piezas hasta la media noche.

Este es uno de los atractivos de finales de julio en Villacastín, pero no el único, también cuando el mes toca a su fin los quintos organizan una fiesta para todos el fin de semana más próximo al 25. Contratan las orquestas para hacer bailar a toda la villa y preparan algún concurso. Pero además de los jóvenes con 18 años, ese fin de semana el resto de quintas, los amigos de la misma edad, siguen cumpliendo con la costumbre instaurada hace dos decenios de reunirse para cenar juntos antes de salir a disfrutar de la verbena que deja escapar su música desde el escenario al que unos días después se subirán los grupos de la muestra de folclores.

Los otros descubridores

Una veintena de vecinos de Villacastín fue en el siglo XVI en los primeros viajes a América

Isabel Jimeno.

Plaza e iglesia de la localidad. / I. J.

Hay nombres propios como el de María de Aragón, primera esposa de Juan II, el arquitecto fray Antonio de Villacastín o Alonso Mexía Tovar, obispo de Mondoñedo y Astorga, vinculados a la historia de Villacastín por haber fallecido o nacido aquí. Pero en este pueblo segoviano que limita con la provincia de Ávila también nacieron otras personas que, aunque de manera más o menos anónima, contribuyeron a fraguar la historia de España.

Aunque lejos del mar ya en el primer viaje de Colón participaron dos segovianos. Ya el 3 de agosto de 1492, Rodrigo de Escobedo y Rodrigo Sánchez de Segovia se embarcaron en la aventura del Cristóbal Colón en su busca de una nueva hacia Las Indias. Un viaje que convirtió a estos dos segovianos en dos contribuyentes del descubrimiento de América.

Después de ellos, decenas de segovianos se sumaron a la exploración y conquista de un nuevo continente. Muchos fueron los vecinos de la provincia que cruzar en océano en diferentes viajes. De muchos pueblos salieron esos ciudadanos relativamente anónimos y una de las localidades que más gente aportó a este cometido fue Villacastín. Más de una veintena de habitantes de esta villa dejaron la tierra firme segoviana para subirse a un barco y arribar al Nuevo Mundo.

Fue sobre todo unos años después del primer viaje que realizaron las tres carabelas –la Pinta, la Niña y la Santa María– cuando los villacastinenses se sumaron al reto. Perú, Guatemala, Chile, Venezuela, Nicaragua o Río de la Plata fueron algunos de los destinos del nuevo continente que pudieron descubrir la veintena de villacastinenses intrépidos que no dudaron en sumarse a esa aventura desconocida, entre ellos incluso alguna mujer, como María Flores, que en 1513 desembarcó en América.

Pedro del Carpio, Juan Dávila, Melchor Galán, Juan García, Blas Hernández, Francisco Hernández, Andrés Hernández, Baltasar de la Iglesia, Diego Lucas, Francisco de Madrid, Baltasar de Mendieta, Juan Montero, Andrés Moreno, Antonio de Pedraza, Miguel de Pedraza Baltasar de Segura, Agustín Talando, Francisco de Villacastín y Francisco Zamorano son algunos de los nombres propios salidos de Villacastín que, según recoge Francisco Fuentenebro en ‘Segovianos en el descubrimiento de América’ participaron en los primeros viajes de exploración del nuevo continente.