Juegos de mesa
Los pocos vecinos que quedan en Ituero y Lama se reúnen todas las tardes a jugar a las cartas
Isabel Jimeno.
|
Un vendedor lleva su mercancía hasta la plaza del pueblo, junto a la iglesia. / I. J. |
Aprovechando los pocos ratos de sol que el otoño regala, junto a su inseparable perro, compañero de paseo, Luis pasa parte de la mañana. Caminar por el bello entorno que rodea Ituero y Lama es de los pocos entretenimientos que, a sus 79 años, existen para Luis en este pequeño pueblo con algo mas de un centenar de censados y poco más de una decena de personas dando vida al centro del pueblo. Cuenta uno a uno los «once o doce» que se quedan a pasar al invierno. Repasa las escasas viviendas que permanecen abiertas.
Aunque pocos, mantienen algunas costumbres que hacen más llevaderas las épocas frías y en las que menos gente hay en Ituero y Lama. La visita del pescadero y del frutero, dos días por semana, surten de provisiones a sus habitantes, que no dudan en recorrer los tres kilómetros que separan la localidad de Villacastín para hacer la compra. «Yo he subido muchas veces andando», recuerda Constantina.
Los talleres de memoria, dos horas los lunes, y las clases de gimnasia, dos días por semana, también sirven para romper la monotonía a los pocos que siguen dando vida a Ituero y Lama. Y es que casi todos, hombres y mujeres, participan en las actividades que hacen más ameno el día a día. “No nos podemos separar”, bromea esta pareja de vecinos de esta localidad segoviana.
Y todas las tardes, «cuando acabamos de ver los culebrones», de seis a ocho y media de la tarde, cita con los juegos de mesa. Pocos días faltan a su cita con la brisca, el tute, el mus y el dominó en el local para los jubilados. Su centro habitual de reunión.
Los fines de semana la actividad se multiplica. El regreso de algunos que vienen fuera y la llegada de gente a la casa rural que hay en el pueblo animan esos días y, además del centro de pensionistas, también abre la conocida como ‘La peña’, un local social que tan sólo abre sus puertas los sábados y domingos y todos los días de julio y agosto. Allí se juntan a jugar o tomar algo. «Lo pasamos bien», apunta Constantina, que aún así, añora aquellos tiempos de juventud en los que «éste fue un pueblo majo, con mucha juventud para el pueblo que era». «Cuando tenía 18 años éramos cuarenta mozos», recuerda Luis, mientras continúa viendo pasar el día desde la plaza de Ituero y Lama.
Patrimonio
La iglesia de San Vicente Mártir, Monumento Histórico Artístico
Isabel Jimeno.
En el centro de este pueblo ubicado en una ladera, entre colinas, se encuentra su principal monumento. Como en la mayoría de localidades, se trata de su iglesia parroquial. Dedicada a Santiago Apóstol, se trata de un edificio construido en la recta final de la influencia del gótico. En el interior de este edificio con pequeño pórtico de ingreso, lo más sobresaliente es el retablo mayor de traza tardomanierista, con excelentes tallas, así como una capilla barroca fabricada en el primer tercio del siglo XVIII, dedicada a Santa Bárbara, la patrona de Ituero y Lama, con un retablo rococó. También cuenta la iglesia con una buena colección de piezas de plata, entre las que sobresalen el copón fabricado a finales del siglo XVII, un cáliz limosnero regalo de la reina Isabel II y una concha bautismal. Situadas en un alto se encuentran las ruinas de la ermita de Santa Elena, que fue otro de los monumentos de este pueblo en el que aún se pueden ver el viejo potro de herrar a los animales y el antiguo pilón al que las mujeres iban a lavar.
Fiestas
Tres celebraciones por Santa Bárbara
A Santa Bárbara están dedicadas hasta tres fiestas en Ituero y Lama. Las originales llegarán el 4 de diciembre, con una misa, procesión y refresco, aunque la fiesta importante tienen lugar a los 40 días de Pentecostés, con actos religiosos, verbenas y una gran paella. Y gracias a la iniciativa de la asociación que lleva su nombre, en verano otra fiesta, y la semana cultural, honra a Santa Bárbara. También el patrón, Santiago, cuenta con su propia celebración, aunque más modesta.
Tradición
Cinco hornos en los que se fabricaba cal
Hace tiempo que se dejó de practicar, pero durante años, la fabricación de cal fue una de las principales actividades en Ituero y Lama. Los restos de los viejos hornos que aún se conservan indican el lugar en el que trabajaban en invierno, aprovechando que las labores del campo daban una tregua. Primero había que recoger la leña para encender el horno, coger las piedras y colocarlas en los cinco hornos que había para cocerlas y convertirlas en cal, un materia muy preciada en la construcción.
Etimología
La unión de dos núcleos
Aunque es incierto, parece que el origen de la localidad se remonta a la Edad Media, en tiempos de repoblación, al parecer por gallegos, pues Lama en gallego significa pradera natural en zona húmeda. La denominación de este pueblo procede de la unión del lugar medieval Domingo Ioan de Fituero, es decir, hito de Domingo Juan, y Lama, es decir, el lugar llano abundante de fuentes y manantiales, que fue un antiguo asentamiento ya despoblado próximo al actual de Ituero.
|
|