Codorniz

Descenso sostenido

El censo de Codorniz se mantiene pese al desequilibrio entre nacimientos y defunciones

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Hace unos días vivió las fiestas de la Cruz de Mayo y ahora Codorniz se prepara para las de San Antonio, el 13 de junio. Son días en los que el pueblo incrementa un poco su actividad, no la del trabajo rutinario, que queda algo apartado, pero sí la de sus amplias calles. Son jornadas en las el número de vecinos crece, aunque ya tampoco demasiado. «Este pueblo ha perdido también verano», lamenta una de las vecinas del municipio.

Y es que la localidad no ha podido escapar de la despoblación que azota al medio rural y ya ni siquiera la época estival ayuda a recordar ese pasado, cuando hace medio siglo Codorniz vivía su época gloriosa con un millar de personas morando en sus hogares. Ahora el censo supera a duras penas los cuatrocientos vecinos. «La situación es como en todos los pueblos. Hay más defunciones que nacimientos», lamenta el alcalde, Juan Francisco Tinaquero Bajo. Aunque por ahora, con cuentagotas, el registro anota nuevas incorporaciones de niños.

Dotaciones

Pese a que cada vez son menos vecinos, el municipio se erige como uno de los más grandes de la zona y todavía mantiene servicios como bares, tiendas e incluso una mercería, en muchos núcleos ya inexistentes, que junto con los vendedores ambulantes abastecen a la población. «Todavía estamos bastante bien», apunta el regidor.

También en otras dotaciones «estamos prácticamente servidos», apunta el alcalde, aunque siempre hay aspectos que mejorar como la pavimentación de calles o la renovación de la red de abastecimiento de agua, que se está ejecutando gracias a la ayuda de los planes provinciales de la Diputación. «No hay presupuesto para hacer más cosas», advierte el alcalde.

La población cada vez está más envejecida, pero Juan Francisco Tinaquero confía en que «el pueblo se quedará estabilizado unos años» gracias a los matrimonios jóvenes que han fijado su residencia en la localidad. Aunque el regidor echa en falta más altas en el registro. «Los nacimientos son mínimos. La gente casi no tiene hijos», apunta.

Por el momento, una docena de niños de Infantil y Primaria permiten mantener abiertas dos aulas del colegio. Un centro que se encuentra a la salida del pueblo, junto al pabellón cubierto, en el camino que conduce a las bodegas que, en lo alto de una loma, pueden verse desde lejos. Son los tradicionales lagares que los vecinos de Codorniz utilizan para pisar la uva de su cosecha y elaborar sus propios caldos de la variedad verdejo, la típica de la zona.

Viñas y bodegas

Y es que, aunque con momentos de mayor auge que otros, la tradición vitivinícola tiene cierta importancia en la economía de Codorniz, incluido, al igual que otros pueblos de la zona, en la Denominación de Origen de Rueda. En los últimos años las vides han repuntado y se han plantado nuevas viñas, aunque la principal fuente de ingresos de la localidad depende de la agricultura de
secano y regadío y de la agricultura.
Un medio de vida ligado al campo y las naves ganaderas de ovino y porcino que ha condicionado el futuro de Codorniz, obligando a la emigración a sus vecinos. «En los pueblos ya está hecha la tarta y no hay sitio para que se quede más gente. Además, meter la cabeza es muy difícil», advierte Juan Francisco Tinaquero. «No teniendo industria –añade–, los pueblos están muertos», y la actividad empresarial no ha llegado a Codorniz.

Música para días especiales

La Asociación Cultural El Trébol organiza una semana cultural en agosto para todos los públicos

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Fuente y plaza de Codorniz engalanada para las fiestas. / Isabel Jimeno

El 3 de mayo Codorniz se engalana para celebrar La Cruz. Los banderines dan color a las calles del pueblo. Es un día de fiesta y la ocasión lo merece, aunque la emigración y el cambio de hábitos han restado protagonismo y afluencia de gente a este señalado día. Los festejos mayores se han dejado ahora para honrar a San Antonio, el 13 de junio, aunque desde hace unos años la fiesta se hace coincidir con viernes y sábado para que haya más gente por las calles de Codorniz, atraídos por la misa, la procesión y las orquestas nocturnas.

Ese día, de la iglesia de Santo Domingo de Silos sale un sonido especial. Son las voces de las mujeres, niñas y jóvenes, de doce a cincuenta años, que forman el coro de Codorniz. Aunque ensayan casi todos los sábados, su actuación se limita a fechas señaladas como las fiestas, Navidad, cuando se celebran comuniones o acuden incluso a otro pueblo para poner música a algún acto litúrgico.
Y como las fiestas se celebran en el municipio antes de que llegue el verano y la población de Codorniz se incremente sustancialmente, la semana cultual en la época estival es la que da alegría a estos días. La Asociación Cultural El Trébol es la encargada de gestionar estos días diferentes la primera semana de agosto.

Para los mayores, juegos de cartas y deportes autóctonos. Una cena para todos y disco-movida por la noche forman parte del calendario de actividades. Juegos, karaoke y actuaciones tampoco faltan en el programa que confecciona la asociación cultural. Un colectivo que comenzó a funcionar hacia 1990 y que está integrada tanto por gente de Codorniz como de fuera del pueblo.

Hace unos días, la Cabalgata de Reyes Magos con la entrega de regalos también llenó de alegría los rostros de los niños de Codorniz.

Inocentes mozos

Los jóvenes de Codorniz dejaron de celebrar hace cuarenta años la fieta de los Santos Inocentes

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Superados los sesenta, Hermenegildo fue uno de los últimos ‘perreros’ de la fiesta de los Santos Inocentes en Codorniz. Era todavía un mozo cuando se prestó voluntario para ejercer ese papel tan importante en una de las celebraciones más divertidas y emblemáticas de este pueblo, pero que desapareció hace ya más de cuarenta años.

Cuatro decenios sin esta curiosa fiesta, pero que sus vecinos continúan recordando con gran cariño, casi como si fuera ayer. El frío de finales de diciembre no era impedimento para pasarlo en grande durante tres días.

Las actividades comenzaban el 26, cuando las jóvenes solteras se juntaban para confeccionar las coloridas flores de papel que cosían para hacer un vistoso traje al perrero.
Y es que aunque abierta a todos, los jóvenes eran los protagonistas de esta fiesta, en la que también se elegía un alcalde y un alguacil entre los varones solteros de la localidad.

Junto a ellos, el resto se juntaba para pedir por las casas de Codorniz. Vino, productos de la recién elaborada matanza, bebidas, higos, castañas y nueces no faltaban entre los presentes que el ‘perrero’ se encargaba de recoger y luego repartía con el resto de compañeros.

Colorido traje
Ya el 27 de diciembre, el primer baile en la plaza del pueblo, en el que los mozos debían sacar a bailar a las mozas. Al igual que en el del día grande, el 28. Ataviado con su colorido traje de flores, un gran sombrero y las sonoras botas con esquilas, el ‘perrero’ ponía en más de un apuro a sus compañeros encomendándoles algunas comprometidas tareas, mientras los mozos también aprovechaban para zarandearle.

Entre uno y otro, los maitines de la festividad de los Santos Inocentes. Las campanas marcaban el inicio del día y los jóvenes debían acudir prestos a la cita, pues los tres últimos pagaban el aguardiente. Después, a misa, donde los ‘inocentes’ realizaban sus ofrendas al santo. El momento más esperado, la ofrenda del ‘perrero’, que al realizar su ofrenda abría su morral y dejaba salir y revolotear por el interior de la iglesia los pájaros que previamente habían capturado entre todos.

Y a la salida, momento en que las jóvenes debían dar dinero a los varones, que manchaban con salvados a aquellas que se resistían a pagar la forzosa voluntad. Un ritual más de la ya desaparecida fiesta de los Santos Inocentes en Codorniz.

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El Ayuntamiento de Codorniz presta especial atención a la mejora del entorno y el cuidado del medio ambiente

Texto y fotografías de Isabel Jimeno

La mejora del entorno y la conservación del medio ambiente es una de las principales preocupaciones y uno de los ejes que centran la actuación del Ayuntamiento de Codorniz salido de las urnas el pasado mes de mayo.

Los objetivos son modestos, pero afectan a detalles que ayudan a que la localidad segoviana luzca cada vez una imagen más bonita con pequeños gestos, pues la falta de más recursos económicos impide llevar a cabo actuaciones de mayor envergadura.

La eliminación de chatarra en los alrededores del pueblo o la retirada de vehículos abandonados forman parte de la actuación municipal, que en su preocupación por el cuidado del medio ambiente también está recuperando del deterioro en que se encontraba la alameda del pueblo. «Estaban los árboles caídos y se ha limpiado, pero todavía no se ha terminado...», explica el alcalde, Victoriano Gallego Armada, quien enmarca esta actuación en la renovación de las zonas verdes de Codorniz.

En esta misma línea están los espacios para el ocio y disfrute de los vecinos, como el área con columpios y bancos que el Ayuntamiento pretende instalar junto a la iglesia de Santo Domingo de Silos, en la que ya se han arreglado las campanas. Las actuaciones también se orientan a facilitar el paseo a los mayores; así, en el cementerio se han realizado unas mejoras y también se han instalado unos bancos.

El dinero manda

Aunque «mucho no se puede hacer porque no hay dinero, que es el que manda», apunta el regidor de este pueblo del que depende la entidad local menor de Montuenga, con quien mantienen una deuda histórica que poco a poco van saldando y que afecta a las arcas municipales.

Aún así, los proyectos municipales nunca faltan en un municipio como Codorniz. Uno de los más importantes es la construcción de un nuevo consultorio que sustituya a la vieja casa del médico, en malas condiciones, y es que «rehabilitarla cuesta más que hacer uno nuevo», exclama Victoriano Gallego.

Es una de las urgencias que presenta Codorniz, que también espera la llegada de más ayudas económicas que permitan renovar la mitad de la red de abastecimiento que aún no se ha cambiado en este pueblo que, con ciertas dificultades, va consiguiendo estabilizar el número de empadronados. «Se mantiene. No aumenta mucho, pero se mantiene», indica el regidor, quien confía en que nuevos negocios en marcha como una casa de turismo rural ayuden no sólo a conservar la actividad sino a llevar nuevos aires de vida a Codorniz.

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La localidad de Codorniz posee una docena de bodegas cuya función es criar y almacenar los caldos de la tierra

ELENA RUBIO ARAGONESES

Desde la época medieval en el mundo cristiano, el vino y el pan eran parte integrante de la dieta cotidiana y una de las principales aportaciones de calorías. Con el paso de los años, el hombre se ha dado cuenta como esta bebida mejora con el tiempo y unas determinadas condiciones de humedad y ventilación. Por este motivo, en cada zona se ha procurado construir estas estructuras en los puntos más apropiados.

En Codorniz se encuentran excavadas alrededor de un cerro, en el camino de la Carrehuela de los Cantos. Se construyeron a finales del siglo XIX y su función es la de criar y almacenar vino porque el pisado y prensado de la uva se realiza en los lagares. La distribución más elemental de estas construcciones responde a un esquema muy similar con entrada, cañón, bodega y uno o varios nichos. El acceso se realiza por una pequeña edificación que soporta la puerta y protege la entrada de la cueva. La parte exterior está construida con los materiales utilizados en la zona. Por este motivo, en Codorniz se pueden observar los ladrillos, dispuestos de forma que recuerda el estilo mudéjar, mientras que se han empleado los morteros de cal para los muros y las bóvedas de cañón.

En la actualidad, la actividad vitivinícola forma parte de la economía del pueblo ya que en los últimos años se han plantado nuevas vides y los 'caldos' que proceden de esta tierra tienen Denominación de Origen de Rueda.

El medio de vida de los habitantes de esta localidad también está ligado al campo y a las naves ganaderas de ovino y porcino. No obstante, esta actividad ha condicionado el futuro de Codorniz y como en otros muchas localidades de la provincia la emigración ha sido constante durante décadas.

Servicios

A pesar de que el censo ha descendido en los últimos años, el municipio se erige como uno de los más grandes de la zona al tener tiendas y bares, lo que junto a los vendedores ambulantes, hace que la localidad esté abastecida.

Uno de los retos que se ha marcado el nuevo equipo de gobierno es cuidar el medio ambiente y mejorar el entorno. Una de las actuaciones que han realizado es quitar chatarra que se encontraba en los alrededores así como retirar los vehículos abandonados. Otro de los pilares que persiguen es mejorar la vida de sus vecinos. Y lo harán con los 75.220 euros procedentes del Estado. Entre las obras que realizarán en los próximos meses destaca la pavimentación de la calle San Antonio, en la que se invertirán 50.000 euros y por el que se crearán cinco puestos de trabajo. También se destinarán unos 1.200 euros a la mejora y el acondicionamiento de la primera planta del centro social, obras en las que se empleará a otras dos personas.

El Ayuntamiento de Codorniz tampoco quiere olvidarse de la entidad local local menor de Montuenga. Por eso, destinarán casi 24.000 euros a realizar un camino de acceso al columbario. Montuenga fue incorporada al Ayuntamiento de Codorniz en 1970 y lleva varios años intentando independizarse.