Tariego de Cerrato

De paseo hasta la ermita

Un nuevo parque, en el que será levantado un chozo, ha mejorado el aspecto de la entrada al pueblo

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

Ermita de Nuestra Señora de Garón, el lugar más carismático para los vecinos de Antigüedad.

Legar a Antigüedad es hoy más agradable si cabe, gracias a ese nuevo parque construido a la entrada del pueblo, que hace las veces de recibidor. Le han colocado en el centro la bandera con el escudo de la localidad, justo en el lugar que más adelante ocupará un chozo de piedra.

La recuperación de este entorno y de otros más ha sido una de las tareas acometidas en estos últimos dos años por la actual corporación, que continuarán próximamente con el arreglo de los alrededores de la ermita de Nuestra Señora de Garón, sin duda el lugar más carismático para los antigüedeños por el fervor que le profesan a esta Virgen.

A cinco kilómetros de distancia del casco urbano, la ermita y su entorno, zona de recreo con fuente, son el enclave de referencia para los habitantes de Antigüedad, quienes se congregan en él varias veces al cabo del año, y hacia el que caminan también cada vez que salen a pasear.

Precisamente esa carretera por la que pasean, y que llega desde Baltanás, será muy pronto ensanchada, con la supresión de varias curvas. Quizá resulten más cómodos los paseos, aunque caminar no es algo que preocupe especialmente a los lugareños, teniendo en cuenta la afición que existe en la localidad a realizar marchas de senderismo, actividad que desde el ayuntamiento va a ser potenciada con la señalización de una serie de rutas en la zona, así como con la edición de unos trípticos alusivos.

En este sentido, y ya desde hace una década, se ha consolidado la marcha anual hasta Cevico Navero, que iniciaron unos pocos amigos, y que el año pasado ya contó con la participación de más de un centenar de vecinos, que aprovechan la jornada para estrechar lazos de amistad con los ceviqueños.

Antigüedad es agrícola. Con algo de ganadería, una fábrica de coronas y muelas para pulir piedra y alguna pequeña empresa de servicios. En cuanto a los cultivos, el cereal ocupa la mayor parte de los sembrados, con algo de leguminosa y girasol.

Entre las necesidades, «alguna industria más», opina Luis Fernando Cantero, actual alcalde, quien considera que «hace falta fijar población en el medio rural, sobre todo femenina, y quizá una solución sea que las empresas se distribuyan y no se concentren en macropolígonos».
Al salir del pueblo, también te vas con esa imagen del parque nuevo en el retrovisor. Otra vez. Vuelves a mirar.

Un telegrama de aliento

Tariego de Cerrato espera la respuesta de la Unión Europea para poner en marcha un proyecto de rehabilitación de varias cuevas

Texto y fotografía de Soraya de las Sías

Goza de buen nombre y reconocimiento en las guías turísticas y gastronómicas, que le presentan como uno de los mejores rincones para saborear los placeres de las mesas cerrateña y castellana. Sus afamadas bodegas-restaurantes y sus mesones congregan cada fin de semana a centenares de paladares llegados de la capital palentina y de otros muchos puntos de la provincia dispuestos a degustar sus productos típicos, con el lechazo churro encabezando la carta. Son el principal foco de atracción turística que tiene Tariego de Cerrato, ya que, después de su cita con la gastronomía, los visitantes suelen aprovechar su estancia en la localidad para conocer otros atractivos, desde el mirador a la vega del Pisuerga y la zona recreativa en el monte Los Propios hasta el puente romano, la iglesia parroquial en honor a San Miguel o el barrio de las cuevas, en el que décadas atrás residían vecinos. «Las cuevas llegaban hasta la iglesia y en muchas de ellas habitaba gente. Sin embargo, hubo un desprendimiento de tierra y se obligó a los vecinos a desalojarlas por miedo a más derrumbes o accidentes. Entonces se construyó un albergue para todos ellos en el barrio de San Miguel», explica la alcaldesa de Tariego, Nuria Díez de Vena.

En el Ayuntamiento hay escrituradas medio centenar de cuevas. Algunas están muy deterioradas y medio derruidas, apenas se percibe su estructura original. Otras, en cambio, han sabido aguantar mejor el paso de los años y su estado de conservación es más favorable. En cualquier caso, el Ayuntamiento considera que estas construcciones han sido durante muchos años el icono visual y el referente turístico de la localidad, por lo que considera que no se pueden permitir el lujo de quedarse con los brazos cruzados y no reaccionar ante la inminente desaparición de algunas. De este modo, el consistorio ha ideado un proyecto de rehabilitación de cinco cuevas que ha presentado en el grupo de acción local Adri Cerrato Palentino. «Se intentará elegir cinco cuevas de un mismo nivel o franja que no estén en ruinas, porque los trabajos serían muy costosos, pero que tampoco presenten su mejor cara y fachada. Se seleccionarán cinco cuya situación sea intermedia para presentar una rehabilitación integral que después sirva de experiencia piloto», manifiesta la regidora.

Sobre los fines últimos que se otorgarán a las cuevas restauradas, el proyecto no establece ni especifica nada, pero se puede intuir que algunas se abran a las visitas del público para explicar de forma amena y entretenida las formas de vida que antaño imperaban en el Cerrato.

Vecinos más participativos y más implicados en la vida pública S.S./PALENCIA     Antigua torre de telégrafos en lo alto del cerro. En la ladera, conjunto de cuevas que esperan a ser rehabilitadas. ./ S. de las Sías La restauración de las cuevas es uno de los programas de intervención en el patrimonio que lleva acariciando el Ayuntamiento de Tariego desde hace tiempo, por lo que también ha presentado un estudio de viabilidad social y económica en la Unión Europea con el fin de arañar subvenciones de los fondos comunitarios para sufragar los trabajos. «Tenemos la esperanza de conseguir el apoyo de la Unión Europea. Pero también nos interesa lograr la colaboración primera y fundamental de los propios vecinos», apuntan algunos concejales de la corporación municipal, que además animan a los taraquenses a participar e implicarse más en la vida pública. «Es una lástima que algunas iniciativas no salgan adelante y se dejen perder porque los vecinos no se interesan por ellas. No estaría mal que algunos colaborasen como lo hacen las asociaciones de jubilados, de mujeres y la cultural Páramo Castro para organizar las fiestas y otras actividades», matizan. Entretanto, las cuevas excavadas en la ladera del cerro, dominadas por los restos de la antigua torre de telégrafo óptico o de espejos construida durante la segunda guerra carlista, esperan la llegada de buenas noticias para mejorar su imagen y poder recibir con su mejor cara a los visitantes que cada año se sienten atraídos por este rincón del Cerrato. Mientras, las cuevas que un día vieron cómo políticos y militares utilizaban la torre de telégrafos para mandar avisos encriptados en los conflictos bélicos, despiertan hoy a la revolución de la comunicación que deja obsoleta la parafernalia en las que se veían envueltos los mensajes. Sin embargo, siguen esperando la llegada un telegrama de aliento para Tariego que debe proceder de Europa.

Crónicas de los 60

Carlos Fernández recuerda el hundimiento de las cuevas de Tariego y el realojo de familias en barracones de madera

Soraya de las Sías

Nació en Villamuriel pero vive en Tariego de Cerrato desde hace 57 años, desde que contrajo matrimonio con Elena Valdeolmillos.
Su estancia y compromiso con la localidad, sus quince años (1960-1975) como alcalde, su trayectoria como titular de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora de las Candelas, prácticamente desde que se fundó en 1963, y su actual cargo de presidente de la asociación de jubilados San Miguel justifican que Carlos Fernández Meneses tenga un papel destacado en el relato de la trayectoria del conocido municipio cerrateño.

Entre los principales acontecimiento acaecidos, Fernández Meneses recuerda las excavaciones que se llevaron a cabo en los años setenta junto al Rollo, en la plaza del actual Ayuntamiento, o en el término conocido como El Prado. Yacimientos en los que los arqueólogos encontraron restos con los que certificaron la existencia de un importante poblado de época celtibérica, posiblemente fortificado. De aquello guarda recortes de prensa y libros, como el publicado por Lázaro Castro y Restituto Blanco, el veterinario al que todos recuerdan por su entusiasmo y afición a la historia y al arte. «Muchas de las vasijas y cerámicas que hallaron se pueden ver hoy en el Museo Arqueológico de Palencia», señala Carlos.

Su memoria retrocede en el tiempo –una década antes– para recordar los sucesos que marcaron 1961 y 1962, cuando se hundió la carretera de Hontoria y las lluvias provocaron el corrimiento de tierras y filtraciones en la ladera del castillo, en donde residían cerca de sesenta familias en las cuevas excavadas en la tierra.

Barracones y albergues
La alarma social que se creó por el peligro de derrumbe llevó al Ayuntamiento a desalojar a algunos vecinos e instalarles en barracones de madera ubicados en los terrenos que hoy ocupa el polideportivo municipal. «En cada barracón se instaló a tres familias. Algunos fueron acogidos por vecinos o amigos en las casas del pueblo, y otros simplemente se fueron», señala Carlos Fernández, que explica que posteriormente luchó para conseguir que el Ministerio de la Vivienda construyera sesenta albergues en el barrio de San Miguel para ofrecer a todas las familias un domicilio seguro. «Los albergues eran provisionales, pero con el tiempo se logró reformar los tejados y acabaron como viviendas definitivas», agrega.
Mientras, su esposa explica que son muchas las historias que se han originado alrededor de este asunto. «Hay quien ha oído cuentos chinos y tiene una imagen distorsionada de la realidad de las cuevas-viviendas. No vivían de forma mísera ni troglodita, como en algunos escritos se llegó a decir», recrimina Elena, que asegura que las cuevas se distribuían en pequeños departamentos, cuyas paredes se habían recubierto con yeso blanco, unos destinados para personas, y otros, para animales.

Los sistemas de ventilación se reducían a la puerta de entrada y pequeños ventanales. No había agua corriente y acudían a la fuente pública o al río para llenar calderos y abastecerse. «Pero son impedimentos que también existían en las casas, porque la calidad de vida de entonces no era como la de ahora. Vivir en las cuevas no era una deshonra, sino un modo de vivir como otro cualquiera, con sus ventajas e inconvenientes», matiza.

A las falacias y leyendas que se crearon contribuyeron las crónicas y el modo de hacer periodismo de entonces, con redactores que osaban vaticinar la desaparición de Tariego «arrastrado por las aguas del Pisuerga», o que se atrevían a sacar las cosas de quicio ante la llegada a la localidad del entonces gobernador civil, Fragoso del Toro, y del presidente de la Diputación, Herrero Martínez de Azcoitia. «Tariego no ha sufrido un terremoto, pero lo parece. Su base se resquebraja y se agrieta y las edificaciones se tabalean. No quisiéramos dar a este comentario aires de catástrofe, porque ya han llegado los barracones, un refugio en el que se puede vivir en paz, sin bombas por encima y sin sorpresas desagradables por abajo», rezaba una crónica, que, por si acaso, apuntaba que Tariego tenía porvenir con la concentración parcelaria y con los regadíos.
Hubo también quien tildó la situación de desastre y de tragedia absoluta, y se imaginó la iglesia derruida, aunque solo aparecieran grietas. De aquel sobresalto, Tariego de Cerrato logró zafarse y hoy es el día en que la ladera del castillo sigue firme en las vistas del pueblo, con las cuevas como testigos de aquel histórico pasado.

Quiero vivir en mi pueblo

Los jóvenes tarequenses no quieren marcharse, pero el Ayuntamiento no cuenta con suelo disponible para la construcción de nuevas viviendas

Eduardo Plaza

Cada fin de semana son muchos los palentinos que se acercan hasta Tariego de Cerrato a comer o a cenar acompañados de su pareja, grupo de amigos o familia, atraídos por la amplia oferta gastronómica que ofrece esta localidad situada junto a Venta de Baños. Y es que la hostelería, como señala el alcalde, José Luis González Rozas, «es la seña de identidad de Tariego», ya que actualmente cuenta con seis establecimientos de este tipo en los que se pueden degustar los mejores platos castellanos, entre los que la estrella es el lechazo.

El peso que ha tomado en la economía del pueblo es mucho mayor que el de la agricultura y la ganadería, claramente en decadencia. El resto de familias viven del trabajo que realizan en empresas y fábricas de Venta de Baños, Villamuriel de Cerrato o la propia capital palentina. En este sentido, los tarequenses pueden presumir de estar, en su mayor parte, formando parte de la población activa. Y precisamente los más jóvenes de Tariego quieren apostar por su pueblo y desean quedarse para iniciar su proyecto vital. Sin embargo, la mayor dificultad con la que se están encontrando es la falta de viviendas disponibles, ya que el Ayuntamiento no cuenta con suelo urbanizable para este uso, en buena parte debido a que el municipio tiene declarados ocho puntos de interés arqueológico donde, obviamente, no se pueden realizar edificaciones. Esta circunstancia, tan positiva desde el punto de vista histórico y cultural, choca con esta otra realidad.

Local cultural

Una de las principales demandas de los tarequenses se centra en la disposición de un local cultural de mayores dimensiones que complemente el actual Centro de Tarecus, en cuya planta de arriba se ubica la biblioteca, mientras que en la de abajo hay un local para reuniones, pero ya se queda pequeño para ciertos actos.

La intención del Ayuntamiento es continuar con la rehabilitación de la antigua casa donde vivían los maestros, que tras la reforma del tejado y la colocación de ventanas de 'pvc' quedó paralizada. El consistorio tiene la intención de convertir este proyecto en realidad buscando la colaboración de la Diputación y la Junta de Castilla y León. Uno de los fines que tendrían estas nuevas instalaciones sería la de acoger a los alumnos del colegio de Tariego para que pudieran realizar actividades extraescolares formativas relacionadas con la informática u otras áreas.

Por lo demás, sólo queda recordar que Tariego honra a San Miguel el próximo 8 de mayo, otra escusa perfecta para acercarse a este acogedor pueblo cerrateño.

Tariego huele a fiesta

La gastronomía de las afamadas bodegas y restaurantes atrae a numerosos visitantes

GONZALO ALCALDE CRESPO

En menos de una semana Tariegode Cerrato ya estará celebrandode lleno sus fiestas patronales deSan Miguel. Paseando por el puebloy a pesar de la pertinaz crisis,por sus calles se respiran aires defiesta. En sus bares, restaurantesy mesones, vecinos y forasteros tomanla penúltima y dicen eso de‘que sea lo que Dios quiera’, pues Tariego de Cerrato es un puebloalegre a la vez que comedido.

Desde hace ya unos cuantosaños sus afamadas bodegas y restauranteshan atraído, sobre todolos fines de semana, a un buen númerode visitantes que se acercan–y mira si es difícil llegar hastaallí para quien no sepa el camino–a este agradable rincón cerrateñopara conocer su amplia oferta gastronómica.Allí pueden degustarsealgunos de los mejores y mástradicionales platos castellanos,entre los que despunta el acreditadolechazo asado al más puro estilocerrateño.

Hablando con Ángel Gómez,propietario del Restaurante Mesóndel Cerrato, me asegura quepor ahora no ha notado la crisis,pues por su establecimiento sigueviniendo la misma clientela deotros años. Es más, me comentaque la Semana Santa pasada hasido una de las mejores que recuerda,pues la afluencia de comensalesse duplicó, por lo quehubo días en los que tuvo a másde veinte empleados trabajandoen el negocio, incluidos algunosmiembros de su familia.

Pero Tariego de Cerrato, apartede un buen yantar, nos ofrecerámás cosas para el deleite de lossentidos. Por su posición privilegiadaen la ladera de un teso al quepone sitio el río Pisuerga y en otraépoca hasta nombre –pues llegó adenominarse Tariego de Río Pisuerga–, nos mostrará una de lasmejores vistas sobre los sotos quecasi selváticamente pueblan susriberas. Comunicando éstas y facilitandoel acceso al pueblo, allí veremosun soberbio puente que algunosdicen que es romano, aunqueyo lo dudo, pues lo que allí seve más parece medieval y barrocoque otra cosa. Lo que sí que es cierto es que enese puente y durante la Guerra dela Independencia se midieron másde una vez los costillares gabachosinvasores y guerrilleros cerrateños,por lo que hubo que hacerlemás de un apeo y mejoras, comolas que habría que hacerle ahorapara que atravesarlo no sea un ¡pasimisi-pasimisa’ de alto riesgo.

Proyectos de futuro

De todo esto y de algunas cosasmás hablo con el alcalde y juez depaz de Tariego, José Luis Gonzálezy Ambrosio Escudero, respectivamente,a los que pillo envaradosen el mejor sentido del término,pues salen de una celebraciónlitúrgica oficial y ambos portanlos bastones que les identificancomo autoridades municipales.

El alcalde dice –al preguntarlepor los proyectos que tiene parael pueblo– que necesitaría mediamañana para hablarme de ellos,pero los resume en una serie deobras que va a realizar en la plazadel Ayuntamiento y en algunacalle más, así como en algunoscomplementos urbanos para mejorade la villa.

Pero su sueño, sigue diciendo,sería hacer un grupo de viviendas,pues le consta que hay demanda,ya que todavía Tariego mantieneuna población activa joven que trabajaen empresas de servicios deVenta de Baños, Villamuriel y Palencia,y a más de uno le gustaríavivir en su pueblo, pero no hay viviendasdisponibles.

Cuando casi me estoy despidiendode mis amables interlocutores,sale a cerrar la puerta de la iglesiadon Facundo, su párroco, alque conozco desde hace muchosaños, cuando por Tariego se investigabay se hablaba sobre vacceos,celtíberos y romanos, pero esa esotra historia, de la que ya hablaremosotra vez.