Días tradicionales
Valdevacas de Montejo recuerda con una fiesta cada 15 de junio la tormenta que asoló el municipio hace años
Isabel Jimeno.
Hay más actividades, pero las fiestas patronales quizá ya no se reciben con la misma ilusión que antes, cuando suponían un verdadero cambio en la rutina diaria. Eran días de fiesta que se notaban en las casas, remozadas para estas señaladas fechas; en la suculenta comida, que un par de veces al año regresaba a los platos, y hasta en la vestimenta, que por esos días se estrenaba. Ascensión Calleja guarda estos recuerdos de su infancia en Valdevacas de Montejo, donde continúa viviendo y luchando por mejorar en lo posible el municipio que dirige desde el Ayuntamiento.
Confía en que la declaración como Parque Natural de las Hoces del Río Riaza afecte de manera positiva al municipio, uno de los tres incluidos en el área de protección. Sabe que tiene la materia prima de un enclave natural privilegiado, pero echa en falta algún emprendedor que arriesgue, apueste por el municipio y construya alguna dotación que sirva para atender a los visitantes que llegan hasta Valdevacas de Montejo, pues carece de alojamientos y solo el centro cultural hace las veces de bar los domingos, festivos y periodos vacacionales.
Pero algo no ha cambiado en las fiestas de la localidad: las fechas, el 15 de junio y el 8 de diciembre.
El frío no es impedimento para que la Inmaculada Concepción sea honrada en el festivo día del 8 de diciembre. Ahora ya solo hay dulzaina y comida conjunta de los vecinos. «Hasta cayendo chuzos de punta venía la música», comenta la alcaldesa, quien recuerda que incluso más de una vez tuvo que recogerse la nieve en la plaza para poder bailar allí.
15 de junio
También una comida reúne a los vecinos en la fiesta del Voto o ‘San 15’ como dicen algunos. Una fiesta que comenzó a celebrarse al año siguiente de la gran tormenta que en esa fecha asoló el pueblo y que, con el paso del tiempo, se convirtió en un gran día, aunque la emigración y el descenso de población hicieron disminuir la actividad, aunque no han podido con la fiesta, que se sigue celebrando cada 15 de junio.
Aunque sin santo que lleve el nombre de la fiesta, la esbelta talla de la Inmaculada Concepción y la de San Cristóbal procesionan ese día por las calles del pueblo y hasta los vecinos pujan por los palos de las andas para devolverles al interior de la iglesia, donde muchos continúan con sus ofrendas que sirven para mantener y arreglar el templo, un atractivo más de este pequeño pueblo con un gran encanto que le permite pertenecer al Parque Natural de las Hoces del río Riaza.
Valdevacas se recupera de las fiestas que organiza la asociación
Isabel Jimeno.
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Ermita de la virgen del Casuar, en las hoces del río Riaza. / Isabel Jimeno
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Valdevacas de Montejo se recupera poco a poco de los días de fiesta que ha vivido durante el fin de semana pasado. De viernes a lunes, cuatro jornadas que hacen diferente el día a día del pueblo. Con más actividades y con mucha más gente en sus casas y también en sus calles. El solitario invierno, con menos de veinte personas viviendo a diario en la localidad, en la que hay censados una treintena de vecinos, se olvida para vivir las fiestas que promueve la asociación cultural El Alto.
Es en verano cuando este numeroso colectivo, con cerca de trescientos socios, lleva a cabo la mayor parte de sus actividades, pues muchos de sus miembros no viven habitualmente en Valdevacas de Montejo.
Música rock, los sonidos más clásicos del certamen de dulzaina el sábado y los disfraces ya han pasado y solo quedan en el recuerdo y en las fotos, pensando en una nueva edición. Atrás han quedado la misa cantada por las señoras del pueblo, que han ensayado previamente con empeño para el gran día, y la procesión después del rosario de la tarde animada por las jotas y con el colorido de algún traje regional que todavía sigue saliendo del armario para tan señalada fecha.
Por la mañana, la música y las voces de los jóvenes recorren el pueblo para dar las dianas. Provistos de las viejas alforjas, hacen una parada en cada casa a recoger lo que la voluntad de cada vecino estime conveniente dar, regado por el aguardiente que nunca falta y sirve para animar aún más la mañana tras una intensa noche que comenzó muchas horas antes.
Y es que dos bailes animan las jornadas festivas con las que Valdevacas de Montejo recibe agosto. Primero, una por la tarde-noche y, luego, otra de madrugada para los incansables jóvenes. Un aperitivo y la reunión de la asociación cultural ponen punto y final a las fiestas organizadas por el colectivo, pero no a las actividades, pues esta semana también tenía programada una excursión.
En esos mismos días, las mujeres también celebran su fiesta. No es Santa Águeda, pero es la fiesta de las féminas, a la que casi no falta ninguna. Merienda, cena, buen humor, muchas risas y hasta una ronda cantando por todo el pueblo permiten pasar un buen rato a las mujeres de Valdevacas de Montejo.
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