Pradales

Más puestos de trabajo que habitantes

El censo de los tres núcleos que forman el municipio de Pradales apenas supera las cincuenta personas

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Son tres núcleos de población y entre todos apenas superan los cincuenta habitantes. Con cinco censados en Pradales, algunos ni siquiera viven allí todo el año; cuatro en Ciruelos de Pradales y casi cincuenta en el núcleo más grande, Carabias, el futuro de estos tres pueblos no es nada halagüeño.

Y no es porque no haya puestos de trabajo, porque la oferta laboral del municipio supera la cifra de habitantes. Una gran industria y actividades hosteleras al pie de la autovía Nacional-I hacen posible que la actividad sea intensa en Pradales, aunque «veo difícil que crezca», lamenta el alcalde, José Benito Bartolomé, convencido de que la carretera es el pulmón que mantiene con vida el municipio.

Aunque las esperanzas de futuro son diferentes dependiendo del barrio. Una de las peores cartas en la partida la tiene Pradales. Aunque en verano su población se dispara, tan solo hay cinco personas censadas, el más joven con más de setenta años. Similar situación se vive en Ciruelos de Pradales, donde ni siquiera acude el médico. Con tan solo poco más de cuarenta personas, la mejor baza es la de Carabias.

Es aquí donde también se encuentra la Casa Consistorial, aunque la capitalidad del municipio es Pradales. Una maraña burocrática que dificulta aún más la gestión en un pequeño municipio que debe hacer frente a tres tipos de problemas, necesidades, otras tantas fiestas, alumbrados y redes de abastecimiento.

Parque eólico

Los exiguos ingresos dificultan la acometida de los proyectos, siempre de la mano de otras instituciones. Desde este año, el Ayuntamiento cuenta con una partida extra que llega a través de los seis molinos de viento instalados en el parque eólico de la sierra de Pradales (cuatro en un monte de utilidad pública mancomunado con otros pueblos y dos en terrenos municipales).

Un dinero extra bien recibido por el Ayuntamiento, aunque la ubicación de las torres también ocasiona problemas y críticas. El impacto visual, la interferencia en la recepción de la señal de televisión y el ruido de los aerogeneradores dependiendo de la intensidad del viento son la cara más negativa de la instalación, cercana a las casas de Pradales.

Las críticas hacia los molinos de viento se incrementan con la llegada de veraneantes. Y es que aunque durante buena parte del año estos pueblos permanezcan prácticamente desérticos, en verano su población se dispara. Los cinco vecinos de Pradales se convierten en un centenar, cifra que también casi alcanza Ciruelos de Pradales y que se repite en Carabias.

Intenso mes de agosto

Ayuntamiento y asociaciones se encargan de organizar las fiestas en los tres núcleos del municipio: Pradales, Carabias y Ciruelos

Isabel Jimeno.

El negro panorama que no solo dibujan las largas horas de oscuridad del invierno y las nubes se abre un claro con la llegada del verano. El calorcito invita a salir de las casas y apetece mucho más compartir un rato de ocio con los amigos, vecinos y familiares que durante estos días regresan a Carabias, Pradales y Ciruelos de Pradales. Las fiestas son un aliciente más para pasar unos días en el municipio. Y cada núcleo tiene sus propios festejos.

El calendario se abre con las fiestas de Ciruelos de Pradales el segundo fin de semana de agosto en honor de la Natividad de Nuestra Señora. San Bartolomé, en torno al 24 de agosto, es motivo de alegría en Pradales, que en esta fecha se viste con sus mejores galas para las fiestas mayores que promueve la asociación de Vecinos y Propietarios de Pradales.

La asamblea general para los más de ciento cincuenta socios (todos mayores de 18 años) marca el inicio de los festejos el viernes, un día en el que también hay una merienda popular, juegos y discomovida. Ya el sábado, los actos centrales con misa y procesión, partido de fútbol, concurso artístico en el que se subastan los trabajos donados para recaudar dinero y una verbena con dos pases: uno antes de la cena y otro de madrugada.

Campeonato de chito, concurso de disfraces, competición de bolos y una chocolatada pondrán fin a las actividades con motivo de las fiestas que organiza el colectivo, que no limita su actuación a las fiestas. La asociación también se encarga de gestionar el local que sirve como centro de reunión y de ocio y atender algunas necesidades del pueblo.

Y el mes de agosto se despide con los festejos en Carabias, el núcleo más grande. Aquí si es el Ayuntamiento el encargado de elaborar y sufragar los costosos gastos del programa que gira en torno al último fin de semana del mes, el más próximo al 29, festividad de San Juan Degollao.

El jueves, día de la víspera, la actuación que llega a través del programa de Difusión Cultural de la Diputación indicará que se acercan los días grandes en Carabias. El viernes por la tarde la música comienza a sonar con el primer pase musical en torno a las nueve. Un receso para cenar y a la una la orquesta comienza de nuevo a entonar sus acordes hasta la madrugada.

Dos pases musicales
Y es que aunque solo celebran una fiesta, lo hacen por todo lo alto, con una importante inversión en los conjuntos que animan tardes y noches, pues el sábado también hay dos pases musicales, el primero dirigido a pequeños y mayores y el segundo para los más jóvenes que aguantan una larga velada al son de la música.

También el sábado, una exhibición de pelota a mano volverá a servir de reclamo para que gentes de otros pueblos se acerquen hasta Carabias, con gran afición por este deporte.
La parte religiosa también es importante en el programa. Tras la eucaristía, la procesión al ritmo de la jota y la subasta de los palos de las andas del santo a la puerta de la iglesia, antes de que San Juan Degollao regrese a su lugar habitual. Y la gente no duda en pujar por meter al patrón en el templo que hace unos años se restauró con la aportación económica e incluso el trabajo de los propios vecinos.

Rogativas del pasado

Ayuntamiento y asociaciones se encargan de organizar las fiestas en los tres núcleos del municipio: Pradales, Carabias y Ciruelos

Isabel Jimeno.

Á ngeles y Josefa son dos de las hermanas de una familia con once hijos. De esas que había antes y ya no quedan en Pradales. Son la prueba de lo que llegó a ser en el pasado este núcleo en el que ahora tan solo permanecen dos personas durante todo el año. Una de ellas, un portugués que hace más de veinte años aterrizó en ese pequeño pueblo del nordeste de la provincia de Segovia y que aquí aguanta junto a su mujer. Son los únicos que viven a diario en un Pradales que durante buena parte del año se antoja «aburrido».

Pero en verano la imagen es diferente. Como Ángeles y Josefa, otros hijos del pueblo que emigraron regresan a un pueblo que adoran y miman con primor. Un paseo por sus empinadas calles lo demuestra.
Y es que son ellos mismos, agrupados en torno a la asociación Vecinos y Propietarios de Pradales, con más de un centenar de socios, quienes se encargan de atender el pueblo que ostenta la capitalidad del municipio, aunque el Ayuntamiento se encuentra en Carabias, el más grande de los tres núcleos agrupados.

Impulso vecinal

A través del colectivo organizan las fiestas y las actividades en honor de San Bartolomé. Pero no sólo para divertirse se unen, sino que también se esfuerzan en que su pueblo, ubicado en la ladera de la sierra de Pradales, luzca lo más bonito posible. Fueron los propios vecinos quienes rehabilitaron el viejo palomar y quienes contribuyeron a reformar la iglesia de la Visitación de Nuestra Señora. Ese templo en el que antes no falta el culto y que ahora apenas registra actividad.

Y es que con la marcha de casi todos los que aquí vivían sólo se mantienen las fiestas de San Bartolomé. Eso sí, ya no son el 24 de agosto, como mandaba el santoral, sino el fin de semana más próximo. Pero otras celebraciones solo quedan en la memoria de quienes aquí vivieron su infancia y recuerdan que antes también el Corpus era una fiesta importante que se celebraba por todo lo alto.

Sin fecha exacta, otro de los momentos destacados en la tradición ya perdida de Pradales eran las rogativas. Pendientes del cielo y preocupados por salvar la cosecha que les servía de sustento, los vecinos sacaban en procesión la imagen del Santo Cristo y detrás de la iglesia pedían que la tormenta se alejase sin descargar su temida carga sobre los campos de labor. Una tradición ya perdida que evocan Josefa y Ángeles, quienes añoran aquellos tiempos pasados ahora casi imposibles de imaginar en los que no sólo había más fiestas, sino que incluso en Pradales «había cura, dos maestros, médico…», y ahora solo quedan dos personas.

Tres núcleos, pocos vecinos

Pradales, Ciruelos y Carabias son pueblos que pertenecen a un mismo Ayuntamiento

MÓNICA RICO

Bodega de la localidad. :: M. RICO

La escasez es la tónica dominante en el municipio de Pradales. la escasez de vecinos y recursos, principalmente, aunque no de proyectos, que en muchas ocasiones se quedan en el camino por la falta de lo anterior.

Porque Pradales es un municipio que engloba a tres núcleos: el propio Pradales, Carabias y Ciruelos. Sin embargo, entre los tres apenas sí superan el medio centenar de habitantes, con una población además muy envejecida, lo que augura un futuro bastante oscuro para sus habitantes, que, sin embargo, cuentan con empleo y luchan por frenar la despoblación.

Se da la curiosidad además de que cada uno de los tres núcleos perteneció a una Comunidad de Villa y Tierra, una situación que se mantiene a medias. Carabias perteneció y aún se mantiene en la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo; a Ciruelos le corresponde la jurisdicción de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, al igual que hace cientos de años y se sitúa como el único pueblo de esta mancomunidad que pertenece a un municipio que se encuentra fuera de la misma; Pradales recibía sus servicios a través de la extinta Comunidad de Villa y Tierra de Montejo, por lo que posteriormente se unió a la de Maderuelo.

Iglesia de la Visitación, en Pradales. :: M. RICO

Por lo tanto, entres núcleos dependientes de un mismo Ayuntamiento, para algunas cuestiones institucionales son uno y tienen intereses comunes, mientras que algunos servicios ofrecidos por las mancomunidades les vuelven a separar.

Aunque Pradales ostenta la llamada 'capitalidad' del municipio y es el que se nombra, su población estable no supera los cinco vecinos. Una cifra aún menor nos encontramos en Ciruelos, mientras que Carabias es el mayor de los tres núcleos en lo que a número de habitantes se refiere. Sin embargo sus cifras tampoco son muy halagüeñas, ya que son poco más de 40 censados, aunque entre los habitantes sí que se cuenta con algún niño, la tónica general es la de una población más envejecida.

En los meses más duros del invierno, Pradales y Ciruelos parecen prácticamente deshabitados. Pasear por las calles supone escuchar el silencio, únicamente roto por el ruido de las aspas de los molinos del parque eólico Piedras del Alto, instalado junto a una de las laderas de Pradales, en la denominada sierra de Pradales, también conocida como La Serrezuela.

Si en invierno es complicado incluso encontrar a algún municipio paseando por las calles, en verano ocurre lo contrario, especialmente durante este mes de agosto, cuando se celebran las fiestas en los tres núcleos.

En busca de la calma y la tranquilidad del pueblo, son muchos los que regresan estos días tanto a Pradales como a Ciruelos y Carabias. En el primer caso, los vecinos pasan de ser menos de medio docena a un centenar, lo que en ocasiones produce algunos problemas respecto a servicios de abastecimiento.

La población se multiplica y con ella la vida, que durante algunos días del invierno parece desaparecer por completo en estos lugares. Ahora niños y jóvenes corren por las calles, los mayores pasean y charlan y el sonido de las aspas de la estación eólica se cubre con murmullos, gritos y risas.

Muchos de estos habitantes han construído en los municipios su segunda residencia y tal vez, en un futuro, regresen al pueblo que en algunos casos les vio nacer y crecer, para devolverles la vida que hoy le prestan durante unos pocos días en verano.

Otra de las oportunidades puede llegar de la ubicación del municipio, muy cercano a la carretera A-1, lo que supone más posibilidades de negocio, aunque este no es uno de los problemas, ya que Pradales cuenta con distintas industrias y numerosos empleos, pero los que trabajan en el lugar en su mayoría se trasladan a vivir a núcleos mayores con más ocio y servicios.