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Riaza

Datos

RiazaPoblación: 2.462 habitantes.
Superficie: 149,50 kilómetros cuadrados.
Altitud: 1.190 metros.
Pedanías: Aldeanueva del Monte, Alquité, Barahona de Fresno, Becerril, Madriguera, Martín Muñoz de Ayllón, El Muyo, El Negredo, Villacorta y Serracín.
Distancia a la capital: 74 kilómetros.
Comarca: Tierras de Riaza.
Lugares de interés: Plaza Porticada del siglo XVIII. Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Manto con una colección de arte sacro. Ermita de Hontanares. En sus pedanías se puede disfrutar de los conocidos como pueblos 'amarillos, rojos y negros'.
Naturaleza: El Ayuntamiento de la localidad se está volcando en promocionar los espacios naturales con que cuenta el municipio, para lo cual han creado rutas y sendas a través de 90 kilómetros y se ha editado incluso un folleto específico.
Gastronomía: Además del tradicional lechazo asado en horno de leña, también cabe destacar el cochinillo asado, las carnes a la brasa, pescados como la trucha o el congrio y su muy rica y diversa bollería tradicional, donde juegan un importante papel los amarguillos, que se elaboran siguiendo una receta propia del municipio. También destacan tortas de chicharrones o tortas sobadas y la miel del lugar.
 Fiestas: Los vecinos celebran San Blas el 3 de febrero, Santa Águeda, el 5 de febrero, la romería de Hontanares el primer domingo de mayo, San Gregorio el 9 de mayo, San Juan el 24 de junio, la Virgen del Manto el 8 de septiembre y la Virgen de Hontanares cada año el primer domingo posterior al  8 de septiembre.
El Nombre: Antiguamente se llamaba Aldea Ferrariorum, que significa aldea de los herreros, nombre que todavía conservaba en 1139. Según los documentos, pocos años después debió cambiar de nombre, pues en 1163  ya se cita como flumen Azam, es decir, río de Haza, un nombre que fue evolucionando. En 1247 aparece como Rio Daça; y en 1258 ya como Riaça.

 

 DESCRIPCIÓN

Riaza es una de las poblaciones más importantes de esta parte de la provincia de Segovia. La villa se instala en el pie de monte de la Sierra de Ayllón, y desde ella sale la carretera que remonta el Puerto de la Quesera (1710 m.) donde nace el río Riaza y que como ya decíamos, pone en comunicación a la provincia de Segovia con la de Guadalajara. Riaza como otras muchas villas de esta parte norte del Sistema Central fue repoblada en el siglo XI, después de la reconquista de Toledo. En la Alta Edad Media, Riaza se denominaba Aldea Ferrariorum, que significa «aldea de los herreros», nombre que todavía conservaba en 1139 cuando Alfonso VII donó esta población al obispado de Segovia. Ya en el siglo XIII pasó a denominarse villa del río Aza, y en el XV fue una posesión más del condestable y valido don Alvaro de Luna.

La villa de Riaza fue un importante centro ganadero y de esquileo, como bien nos lo recuerdan sus antiguas Ordenanzas de 1457, y por estar situada en uno de los ejes trashumantes más importantes de España, en la conocida Cañada Real segoviana. En ella hubo desde el siglo XV batanes, casas de tintes y de cardados de lanas, lo que la convirtió en una de las localidades de mayor notoriedad en lo que era entonces la industria y manufactura de la lana.

Riaza, como otras villas de la provincia de Segovia es reconocida por su famosa plaza porticada del siglo XVIII, curiosamente circundada con gradas de piedra y un balaustre con forja de hierro, que siempre ha ejercido y ejerce como coso taurino donde se celebraban corridas y encierros de toros. Todo el perímetro de la plaza está rodeado por sus tradicionales viviendas de arquitectura serrana, instaladas sobre el posteado de la misma, a la que aportan un tipismo especial sus amplios corredores, balcones y sobrado, lo que termina de aportar el reconocido encanto y su particular personalidad arquitectónica.

En el centro de esta Plaza Mayor destaca el buen edificio de su Casa Consistorial, sobresaliendo por detrás de este la estampa de la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora del Manto patrona de Riaza. Es un buen edificio gótico-renacentista de planta rectangular, dentro del cual destaca su buen retablo mayor con unas espléndidas pinturas sobre tabla del llamado Maestro de Ventosilla, una escultura de madera que representa La Piedad, obra castellana del siglo XVII y una extraordinaria custodia de sol de plata realizada en México en 1752, así como una mejor imagen de un Cristo crucificado.

Recorrer la trama urbana de Riaza también tiene su encanto, entre sus calles merece la pena pasear la de Cervantes o de las Huertas, la de las Panaderías, el barrio de san Juan, etc., que cuentan con algunas casas solariegas blasonadas, como la de los Vélez de Guevara que tiene una extraordinaria capilla barroca comenzada en el siglo XVII y terminada en el XVIII, donde se pueden admirar espléndidas pinturas del pintor sevillano Lorenzo Montero Espinosa.

En el paraje del Rasero se localiza la ermita de San Roque del siglo XVI y un Via Crucis de dieciocho cruces de piedra; y a la parte norte del pueblo la de san Juan Bautista, con su bella imagen gótica. Un tanto alejada de la villa, ya en las faldas de la sierra se puede visitar la ermita de Hontanares, a la cual acuden los riazanos en romería y donde se puede disfrutar de un acogedor paraje con excelentes vistas sobre la sierra, así como de la casa del santero reconvertida en bar-restaurante.
Una población dependiente de Riaza es Alquité, uno de los llamados “pueblos negros” que nos encontraremos al salir de Riaza. La iglesia parroquial se dedica a San Pedro y en origen fue románica, destacando en ella su portada adornada por tres magníficas arquivoltas.

Otro de los pueblos negros de la Sierra de Ayllón y dependiente del municipio de Riaza lo es Becerril. En él destaca su Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de estilo románico, que conserva una buena talla románica de la Virgen. A las afueras de la población se encuentran las ermitas San Fabián y San Sebastián, y en su término podemos disfrutar de una magnífica acebeda donde también nos encontraremos con tejos, servales y fresnos.

El Muyo destaca por su característica arquitectura de pizarra. Dentro del casco urbano del pueblo destaca iglesia parroquial de los Santos Mártires San Cornelio y San Cipriano, la cual posee el tejado de teja roja, lo que la hace más llamativa entre las cubiertas de pizarra de su arquitectura tradicional.

El Negredo, con su nombre nos vuelve a recordar que estamos en los pueblos negros de la Sierra de Ayllón. Dentro del pueblo veremos la iglesia románica de Nuestra Señora de Vallehermoso y la ermita de Nuestra Señora del Rosario, patrona del pueblo.

A Madriguera y Villacorta, se les considera los mejores ejemplos de los “pueblos rojos” de la Sierra de Ayllón, donde su arquitectura tradicional realizada con el barro y la piedra roja de la zona les aporta su característico colorido. En Madriguera también podemos ver iglesia de San Pedro y una fuente de aguas ferruginosas y restos de una antigua mina de caolín. En Villacorta la iglesia parroquial se dedica a Santa Catalina, que destaca por su pórtico románico y por un artesanado mudéjar aparecido recientemente. También en Villacorta se localizan las ermitas de San Roque y la del Padre Eterno, donde se celebra romería y se disfruta de un acogedor paisaje.

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