Riaguas de San Bartolomé

La calle de la tranquilidad

Riaguas de San Bartolomé ve en las viviendas de segunda residencia una alternativa para mantener con vida el pueblo

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Entre la sierra de Ayllón y el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza y el pantano de Linares, algo apartado, pero bien comunicado y a una hora en coche desde Madrid, Riaguas de San Bartolomé cuenta con los ingredientes perfectos para descansar. Muchos se han dado cuenta y la construcción de casas de segunda residencia, a paso lento, no para. Como en otros muchos pueblos, pocos jóvenes se quedan en la localidad y saben que en unos años su futuro pasa por convertirse en un pueblo de fines de semana, de veraneo.

«Lo que más destaca son las vistas y la tranquilidad, principalmente, es un relax para Madrid», subraya el alcalde, Jesús Rueda Rueda, que después de cuarenta años viviendo en la capital ya ha fijado su residencia habitual en Riaguas de San Bartolomé. «Esto es maravilloso, es un relax. Es otro mundo diferente a Madrid», añade encantado hasta con el clima de la zona. Atrás ha dejado los rigores del calor estival madrileño y hasta el crudo invierno no le parece tan duro. «En verano por la noche refresca casi todas, en cuanto se pone el sol. Los inviernos son crudos, pero los aguanto mejor que en Madrid. No se nota tanto del frío de fuera», advierte, el regidor, que aún así reconoce que «este año en un de los días más fríos se alcanzaron los 16 grados bajo cero».

Al otro lado de la barra del bar de la asociación está Antonio, un jiennense que un día fue a visitar a un amigo a Riaguas de San Bartolomé y se quedó tan prendado del pueblo que es mismo fin de semana llevó al pueblo a su familia y decidieron construirse allí una casa.

Junto a ellos, los vecinos de toda la vida son los que mantienen vivo el pueblo, con constantes fluctuaciones de gente por sus calles. Los 85 habitantes del censo se reducen a la mitad en invierno, el fin de semana aumentan hasta el centenar y en verano, en torno a las fiestas de San Bartolomé, el 24 de agosto, se duplican. Y ese día de fiesta, las mujeres del pueblo siguen cumpliendo con la tradición de hacer rosquillas fritas y ofrecérselas al patrón.

A la espera de que la construcción de nuevas casas reporte más ingresos al Ayuntamiento y con el deseo de lograr que se empadrone más gente para no volver a ser Concejo Abierto en las próximas elecciones, el Consistorio trabaja en la solución de uno de sus mayores problemas: la red de abastecimiento. Aunque el caudal de agua es suficiente y «no tenemos problemas», la vieja red de distribución requiere una intervención que permita acabar con el corte total del suministro a todo el pueblo para arreglar las averías. Hacer un depósito nuevo, junto al existente, es otra de las iniciativas previstas.

Otro de los objetivos municipales es dar nombre a las vías del pueblo, y es que «aquí todo es la misma calle: Cantarranas, y son calles, que no tienen nada que ver», advierte el alcalde que tiene en mente ejecutar este proyecto antes de que acabe el año y así acabar con los problemas de ubicación para quien acude al pueblo. «El cartero llega porque nos conoce a todos, pero cuando viene una persona nueva tiene problemas. Cuando viene un cartero nuevo, a lo mejor, me deja las cartas de cinco o seis vecinos para que las reparta», comenta Jesús Rueda Rueda.

Mejor asistencia

Pero si hay un problema que preocupa más es la asistencia sanitaria. Satisfechos con el servicio médico y el nuevo consultorio, el mayor inconveniente se encuentra en el traslado al centro de salud de Riaza o al Hospital de Segovia, a casi cien kilómetros de distancia.

En plena algarabía

Riaguas de San Bartolomé celebra hoy el día grande de las fiesta en honor del patrón

Isabel Jimeno.

Riaguas de San Bartolomé se encuentra inmerso en plenas fiestas. Hoy es San Bartolomé, la festividad del patrón que incluso da nombre al municipio, el día grande. Además, este año hay más motivos de celebración y se adelantaron a ayer el inicio de las actividades. El esfuerzo económico invertido ya se puede contemplar en toda su amplitud y ayer se inauguró la remodelación de la Casa Consistorial y el nuevo centro médico. Una inauguración que sirvió como un motivo más para la fiesta, que continuó con la actuación musical por la noche durante la velada.

Pero hoy es el día grande, en el que el aire de fiesta recorre las calles de Riaguas de San Bartolomé, con más gente de lo habitual. La primera cita es por la mañana. La visita al patrón es obligada y el acompañamiento durante la procesión por las calles no puede faltar. Con sus mejores galas, vecinos y visitantes salen a las calles para acudir a la procesión y danzar delante del patrón. Tampoco faltan los niños. Y es que este día los más pequeños se atavían con el traje regional para celebrar San Bartolomé.
Una obra de teatro gracias a la colaboración del programa de Difusión Cultural de la Diputación por la tarde y la orquesta hacen que la fiesta continúe por la noche.

Es jueves, pero eso no importa para que la fiesta sea igual de importante. Y es que en Riaguas de San Bartolomé no cambian la fecha de su patrón. El 24 de agosto, «caiga como caiga», subraya el alcalde, Jesús Rueda, es el día grande de las fiestas de San Bartolomé.

Fieles a mantener la tradición, el descenso de habitantes sí ha motivado que comiencen a pensar en variar de fecha otra de las fiestas: el Voto del Pueblo a Nuestra Señora de Hornuez. Siempre se ha celebrado el 9 de mayo, pero la menor afluencia de gente a un día de campo en el santuario de Nuestra Señora de Hornuez, en Moral de Hornuez, hace reflexionar sobre las ventajas de variar su celebración y dar así un nuevo impulso a esta fiesta.

Y según los datos que maneja el alcalde, todo hace pensar que la fiesta se terminará trasladando al fin de semana, pues la mitad de los censados están a favor de la variación, que facilitaría la asistencia de quienes residen fuera, con una posición aún mucho más favorable al cambio de fecha.

Otras fiestas

San Isidro, algo en declive por el descenso de población activa dedicada a la agricultura, y Santa Águeda, la fiesta que en el primer sábado de febrero torna en protagonistas a las mujeres son otras de las fiestas que se celebran en Riaguas de San Bartolomé, que hoy está en plenos festejos y mañana también con los juegos infantiles que promueve la asociación y la gran comida a base de torreznos amenizada por la música que pondrá fin a unos días con más actividad y gente de lo habitual.

Tiempos de baile

Riaguas de San Bartolomé llegó a contar con tres bares y dos salones de baile en los que se juntaban los jóvenes los domingos por la tarde

Isabel Jimeno.

No solo en las fiestas de San Bartolomé que acaban de pasar hace unos días había antes más ambiente en Riaguas de San Bartolomé, sino que el resto del año también había más gentío y motivos de diversión. El descenso y envejecimiento de la población de este municipio de poco más de setenta habitantes censados ha acabado con buena parte de las costumbres que había.

Hay cosas que han mejorado en este municipio del nordeste de la provincia de Segovia, pero lo cierto es que los más mayores echan de menos aquellos tiempos pasados en los que casi cualquier motivo servía de excusa para juntarse.

Continúan manteniendo tradiciones como la fiesta del Voto del Pueblo de Nuestra Señora de Hornuez, el 9 de mayo, un día en el que acuden a la ermita de Moral de Hornuez; las mujeres sacan sus manteos y celebran a principios de febrero Santa Águeda y San Isidro sigue siendo una fecha señalada en este pueblo de agricultores.

Pero hay cosas que han variado en este lugar en el que llegó a haber hasta trescientos habitantes, recuerda Felipe, uno de los vecinos que añora los años pasados, en los que llegó a contar «hasta tres bares» e incluso toros en las fiestas.

Pero eso quedó atrás, en el recuerdo. Ahora en el duro y largo invierno si siquiera cuentan a diario con un local donde reunirse. La vida pasa en casa en solitario, «muy triste y muy aburrida». «De doce vecinos, cuatro están solos», lamenta este veterano de Riaguas de San Bartolomé.

Mayores

La mayoría ya son mayores, los mismos que en sus tiempos de juventud, como Felipe, disfrutaron cada domingo del baile. Y es que además de tres bares, en el pueblo llegaron a funcionar dos salones de baile a los que los jóvenes acudían las tardes de los domingos a bailar. A ritmo de los típicos organillos pasaban las tardes de descanso en el campo e incluso, a veces, ellos mismos pagaban «a escote» la música en directo. La de antes, a base de dulzaina y tamboril. Y si el tiempo acompañaba, sacaban la fiesta a la calle sin más motivo que pasar un domingo divertido en Riaguas de San Bartolomé.

Un depósito para el cielo

La localidad cuenta con un observatorio astronómico con telescopio

MÓNICA RICO

M. RICO

Bajo la premisa de la dinamización del medio rural, desde Riaguas de San Bartolomé se buscó un proyecto concreto, que a la vez fuera innovador, atractivo para el turismo y con el que además se recuperara y pusiera en valor un espacio sin uso. El proyecto, que en principio no parecía viable, hoy es una realidad, y el antiguo depósito de agua se ha convertido, con mucho esfuerzo, en el observatorio astronómico de Riaguas de San Bartolomé, un espacio único en la provincia en el que vecinos y visitantes podrán disfrutar de la contemplación del cielo, sus astros y estrellas gracias a un gran telescopio y a unas instalaciones que cuentan con decenas de años y que siempre han tenido una utilidad.

Y es que el antiguo depósito suministró durante años agua a las escuelas y las antiguas casas de los maestros. La crisis del campo llevó apareada la despoblación del lugar y tanto la escuela como las viviendas quedaron sin uso, al igual que el depósito. Años después, hace tan sólo unos meses, comenzó su restauración y conversión a lo que hoy ya es una realidad: el observatorio astronómico de Riaguas, que nace con la intención de que los vecinos de la localidad lo sientan como propio y comiencen su afición al cielo. Por eso las primeras sesiones de observación se han hecho con vecinos, diferenciando por edades entre adultos y niños. Así los más pequeños pueden aficionarse a la observación del espacio desde muy temprana edad.

El funcionamiento del observatorio es sencillo. Cuenta con dos plantas, la de acceso y la superior, donde se encuentra el telescopio principal y otro auxiliar de tipo refractor. La cubierta del edificio es una cúpula giratoria de poliéster, que junto con los equipos ha supuesto la mayor inversión de esta obra. Sobre la cúpula se abren dos compuertas que permiten la entrada de luz en la zona de observación. Una de ellas es abatible y la otra deslizante. A través de ellas, Riaguas se sitúa más cerca del cielo. De un cielo claro y limpio, libre de la contaminación de las grandes ciudades, donde seguro que las estrellas quieren dejarse ver.
La iniciativa, única en la provincia de Segovia, se puede convertir en una referencia no sólo comarcal, sino también regional. A falta de su puesta en marcha definitiva, algunos centros escolares ya se han interesado por su funcionamiento. Se realizarían sesiones de grupo, bajo reserva previa, aunque debido al escaso tamaño del centro, éstos serán de unas cinco personas.

Aula de interpretación

Pero la iniciativa del Ayuntamiento sobre este observatorio no concluye aquí, ya que los proyectos continúan a su alrededor. Así, se pretende que los edificios cercanos a los que un día surtió el antiguo depósito, hoy se surtan del observatorio y tanto las antiguas escuelas como las casas de los maestros puedan convertirse en un punto de recepción de visitantes y un aula de interpretación astronómica que con la realización de distintas actividades, tratará de completar la experiencia.

Exposiciones, montajes, fotografías, proyecciones sobre astronomía o incluso una pantalla para que muchos más pudieran ver desde el centro lo que muestra el ojo del telescopio, son algunas de las actividades que se pondrían en marcha en este centro, que se complementaría al observatorio y que sería un nuevo impulso para el municipio, que ya con el proyecto principal seguro se ve dinamizado y contará con nuevas iniciativas.

Para aquellos que no puedan esperar, el municipio acogerá el próximo 17 de septiembre una jornada de observación de las estrellas.