Amigos de Don Miguel
Benito del Pico y Angelines Espina reciben un homenaje de la asociación cultural de Quintana
Texto y fotografía de Soraya de las Sías.
La asociación Villa Odoth de Quintana del Puente organizó el pasado día 17, dentro del programa de actividades de la semana cultural de agosto, un homenaje a los mayores del pueblo en el que se brindó un especial reconocimiento a Benito del Pico y Angelines Espina Menéndez, ambos de 79 años.
Vecinos, compañeros de la asociación de jubilados, amigos y familiares asistieron a la misa en la iglesia parroquial y a la posterior ceremonia, con la entrega de un ramo de flores y de una placa conmemorativa al matrimonio, quienes emocionados agradecieron el gesto a los integrantes de la agrupación, especialmente a Francisco López, más conocido como 'Pacopus', quien desde hace años había mostrado especial interés en que estos vecinos fueran protagonistas por un día.
«Es algo muy especial y emotivo porque compruebas el empeño, el esfuerzo y el cariño que demuestran todos los socios de la asociación a cambio únicamente de que nosotros pasemos un día feliz. Es un gesto que agradecemos de corazón, de verdad», señala Angelines, mientras su esposo irrumpe para aclarar que los nervios y la emoción le jugaron una mala pasada aquel día, pues le impidieron pronunciar el pequeño discurso que se había preparado.
Transcurrido el tiempo, y más sosegado, apunta que ha de aplaudir la iniciativa «porque supone un reconocimiento a la labor que hemos desarrollado durante tantos años en este pueblo, adonde llegamos hace décadas desde Baltanás, nuestro pueblo natal», agrega.
¿A qué trayectoria se refiere? Preguntamos. La respuesta es escueta: los 33 años que los dos han regentado el bar Del Pico, de su propiedad. Allí llegaban los forasteros que hacían un alto en el camino, que detenían su viaje por la carretera N-620, primero, y después por la autovía A-62 para toparse con la gastronomía castellana más tradicional. Allí acudían también obreros que trabajaban por la zona, e incluso empleados del polvorín de Palenzuela, de la colonia infantil General Varela o de la yeguada militar de Cordovilla la Real.
Y entre todos los clientes, uno especial: Don Miguel, como ellos dicen. Como ellos recuerdan a Delibes, al escritor vallisoletano que durante doce años pasó por su establecimiento. «Venía con su hermano y con sus hijos al coto de caza que tenían alquilado en la localidad de Santamaría del Campo, que pertenece ya a la provincia de Burgos a pesar de estar aquí cerca. Su plato preferido era la carne con patatas, además de las chuletillas de lechazo a la brasa que teníamos como especialidad de la casa», explica orgullosa Angelines, mientras recuerda que después jugaban una partida a las cartas, al mus especialmente. «Tenemos muchos recuerdos de Don Miguel, de aquel día que se mojaron todos cazando y tuvimos que secar su ropa junto al horno, o de cuando nos dejó unos días a su perro Grifón, que era tremendamente feo pero muy listo para la caza», añade Benito.
El perfil que dibujan de él es el de 'un señor amigo'. El de un hombre sencillo, amable y correcto, con semblante serio, pero dadivoso y espléndido en gestos que denotaban aprecio y cercanía. «Tenía buenas palabras y atenciones para con todos nosotros. Nunca una queja o una crítica, todo lo contrario. Le gustaba disfrutar sanamente de su estancia en el pueblo, de sus jornadas de caza, y sobre todo, poder pasar desapercibido, aunque no siempre era tarea fácil», manifiesta Angelines, quien advierte de que aún guarda con mimo las postales y tarjetas que cada año les enviaba el escritor para felicitarles las fiestas navideñas. «En una ocasión, en diciembre sería también, organizó una verdadera fiesta en el bar. Lo recuerdo perfectamente, como si fuera hoy mismo. Con un brindis, con champán incluido», relata Benito, haciendo referencia a día en el que Delibes dejaba el coto de caza y se despedía de Quintana tras doce años de presencia.
La relación marcó a unos y a otros. Al escritor, que devolvió los favores recibidos mencionando en sus libros al pueblo, a aquellas citas cinegéticas y aquellas sobremesas en el Del Pico. Al matrimonio, que guarda con ilusión cada una de las obras que Delibes les firmó y dedicó particularmente. «Los he leído todos y el que más me gusta es 'La sombra del ciprés es alargada' porque es profundo, porque hacía tiempo que su mujer había fallecido y creo que lo hace notar en un relato sincero y conmovedor», opina Espina Menéndez.
Saben que la sombra de la amistad con Don Miguel también es alargada, pues a pesar de los años y de haberse retirado de la hostelería, siguen teniendo presente el recuerdo de su trabajo en el bar y de sus clientes, algunos con rostro de buen señor, con semblante serio, pero espléndido en gestos de aprecio y cercanía.
Semana cultural y recitales
S.S./PALENCIA
La asociación cultural Villa Odoth y el coro Santa Lucía son los motores culturales de Quintana del Puente. La primera organiza cada año una semana cultural en agosto con charlas, juegos, teatro, homenaje y exposiciones. El segundo, participa en recitales de música y ameniza cualquier celebración que tiene lugar en el pueblo.
Junto a la ribera del río
El día 3 de agosto los quintaneses festejan a su patrón: San Esteban. En los dos últimos años, los fieles han participado en una misa en honor al santo celebrada junto a la ribera del río. Desde allí se han dirigido posteriormente en procesión hasta la iglesia parroquial, danzando y bailando los asistentes durante el trayecto.
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