Monzón de Campos

Tiempo de cambios, tiempo de esperanzas

Monzón de Campos espera que se lleve pronto a cabo el proyecto de instalación de una maltera en el municipio

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

Iglesia parroquial de El Salvador, en el casco histórico de Monzón de Campos.

Los años han pasado.
La fábrica de azúcar se ve como una ciudad de metal abandonada. La que una vez hizo de Monzón de Campos dos. El pueblo de los dos puentes. Dos ríos, el Ucieza y el Carrión. Dos pasos a nivel. Que en su día tuvo dos castillos, en uno de los cuales, al cabo del tiempo, tal que un 22 de julio se constituyó el Consejo de Castilla y
León, preludio de las actuales cortes regionales.

Monzón de Campos, la que con Villajimena también va a pares, en una partida en la que todavía quedan al menos un par de manos que jugar. Ahí, junto a los puentes y los ríos. Junto a la silueta oxidada de la vieja fábrica de azúcar que hoy se disuelve lentamente en el recuerdo.

Dos años han pasado, y se puede decir que es éste un momento de cambios y de esperanzas para Monzón, que tras el cierre de la azucarera ha visto cómo el barrio que surgió al lado de las instalaciones ha quedado prácticamente deshabitado.
Los trabajadores que optaron por continuar en Ebro fueron trasladados a otras fábricas, en Miranda, La Bañeza, Toro, Sevilla y Peñafiel. Con el repentino descenso de población que ello supuso para la localidad.

Hoy Monzón de Campos, arropado en su casco histórico, aguarda las decisiones que aclaren el futuro de ese barrio de viviendas que en su día albergó a unas 150 familias. Pero, sobre todo espera a que se cumpla el compromiso de Ebro para poner en marcha las obras para la construcción de una maltera, para la elaboración de malta destinada a la fabricación de cerveza.

El proyecto, que contará con la intervención de la empresa Intermalta, ya cuenta con las licencias necesarias desde finales del pasado año. «Será una nueva etapa para el pueblo», afirma Antonio Casas, alcalde de la localidad. «Nos hace falta una industria que cree puestos de trabajo». Actualmente en Monzón se encuentra la Papelera del Carrión y la fábrica de maquinaria Mieve, entre otras empresas.
Precisamente el futuro del pueblo pasa por desarrollar un polígono industrial, así como por la recalificación de suelo para viviendas, sin dejar de lado los atractivos turísticos de la localidad, con su castillo a la cabeza, cerrado desde hace varios años, y que aguarda una serie de intervenciones en diversos puntos para un nuevo uso de sus instalaciones.

La localidad también cuenta con un completo complejo deportivo y la baza, siempre a tener en cuenta, de su cercanía a la capital. En definitiva, todo un cúmulo de posibilidades para el mañana en Monzón de Campos.

La callada por respuesta

El cierre de la azucarera aún sigue presente en los comentarios y en las decisiones de los monzoneses

Soraya de las Sías

Instalaciones de la antigua azucarera de Monzón. / Soraya de las Sías

Hace años que los viajeros de la carretera N-611 a su paso por Monzón de Campos no se topan con aquella hilera de camiones cargados de remolacha esperando para descargar en la azucarera. Hace años que los viajeros no se cruzan con aquella estampa y hace años que los vecinos de Monzón quieren dar carpetazo a este asunto, relegar al olvido el cierre de la azucarera y los perjuicios económicos que ocasionó.

Volver a hablar de remolacha pone a algunos monzoneses en el disparador. Dudan de que la empresa Ebro Puleva cumpla su compromiso con la localidad después del cierre de la azucarera y no ven con tan buenos ojos que la prometida fábrica de elaboración de malta de cerveza vaya a ser un proyecto tan próximo.

Sin embargo, ésta es la opinión expresada de tan solo unos pocos, porque la mayoría prefiere la callada por respuesta. A nadie le apetece recordar, a nadie le gusta volver a pasar un mal trago y regresar a los amargos recuerdos. Prefieren ver cómo Monzón va saliendo adelante poco a poco, con paso lento pero firme y plantando cara a la despoblación. Saben que la batalla es dura, más si cabe cuando los jóvenes son los menos, pero aún reservan fuerzas.

Se abrazan a su castillo, a su patrimonio religioso y a las posibles soluciones turísticas que pueda ofrecer. Se abrazan a la población que queda y a la mejora de sus condiciones de vida, desde los mayores que pasean delante de las piscinas hasta los niños que juegan en el parque.

Otros baluartes de desarrollo futuro, como la promoción de viviendas para atraer pobladores, están resultando más complicados. De nuevo sale a relucir la azucarera, y es que hay empresarios que aseguran que se han echado atrás porque hay interesados que no están dispuestos a vivir en Monzón: lo asocian con los malos olores de la vieja azucarera. ¿Será verdad?

Lo único que parece ser cierto es que la azucarera se ha convertido en un espíritu que vaga por cada conversación y por cada decisión de los vecinos. Pero a la hora de la verdad, cuando se les pregunta, todos prefieren el silencio por respuesta. Quizás no han renunciado aún a que su pueblo siga siendo conocido por la remolacha y la azucarera.

Trilogía de taquilla

Nicolás Villa ha emprendido un proyecto de investigación y documentación de la historia de Monzón y de la comarca

Soraya de las Sías

Concertamos la entrevista con Nicolás Villa Calvo en la sede del Centro de Desarrollo Rural Bajo Ucieza y Carrión en Monzón de Campos. El lugar adquiere y cobra relevancia porque es aquí donde este monzonense trabaja desde hace varios años y donde explica junto a Epigmenio Laso Murillo, gerente del centro, que el objetivo final que les mueve es promover un desarrollo integral del medio rural.

Conciben una idea de trabajo y avance de los pueblos que va más allá que los compromisos sentimentales que dejan los lazos de unión, que la adquisición de una antigua vivienda para pasar unas vacaciones con la familia en la tierra natal o la participación en las fiestas patronales. Han creado grupos de trabajo y programas de actividades con diferentes sectores sociales, promoviendo asociaciones culturales y lúdicas para las personas mayores o desarrollando programas de asesoramiento e información para jóvenes y emprendedores que vean el medio rural como un núcleo posible de creación de empleo.
Entienden, además, que el desarrollo debe ser endógeno, debe estar protagonizado por las gentes que residen en los pueblos y conocen los recursos que disponen de cara al mañana. «Son los habitantes del medio rural los que deben empezar a trabajar, no pueden ni deben esperar la llegada de los salvadores, de paracaidistas llegados del cielo con proyectos, remedios y soluciones sorprendentes que han generado ilusión y que en más de una ocasión se han quedado después en agua de borrajas», señala Villa Calvo.

Luchar por ello

Una perspectiva e idea de desarrollo rural integral y participativo que Nicolás intenta aplicar desde la cultura. Ha emprendido varios proyectos de investigación histórica y documentación de la trayectoria y el devenir experimentados por su pueblo y otras localidades de la comarca. No en vano, en la actualidad asegura que está finalizando un libro sobre la historia de Fuentes de Valdepero –es integrante de la Asociación de Amigos del Castillo y Monumentos y colaborador de la revista ‘Horizontes’ que este colectivo edita anualmente– y trabajando en la creación de colecciones documentales de la abadía de Husillos y del monasterio de Santa Cruz de la Zarza de Ribas. «Lo que cuenta es que se hable de estos pueblos, que los pobladores conozcan lo que tienen y aprendan a apreciarlo para luchar por ello y conseguir el apoyo de las instituciones públicas para revitalizarlo», apunta Villa Calvo, que aprovecha para reclamar la restauración y rehabilitación de este cenobio de monjes premostratenses que fundó Alfonso VIII.
Tareas de búsqueda de datos, consulta de archivos y verificación de informaciones que le roban a Nicolás tiempo, esfuerzo y paciencia, pero que no le han impedido seguir trabajando en la publicación de una trilogía sobre la historia de Monzón.

En el 2002 sacó a la luz el primer libro: ‘Mendunia.Historia documentada del Condado de Monzón’ y asegura que sigue estudiando y elaborando las dos siguientes (la segunda dedicada a la merindad y la tercera, al señorío), aunque por el momento, es impensable establecer una fecha de publicación concreta. «No puedo aventurarme», explica el escritor, que recuerda que el primer libro comenzó a escribirlo hace cuarenta años. «Era una curiosidad y un deseo que tenía de ordenar la historia y los datos, que eran dispersos y desordenados, llevando en numerosas ocasiones a confusiones», agrega Villa Calvo, que manifiesta que las leyendas de la familia Ansúrez y de la mujer de l rey Sancho, que llegó a ser reina y pasó a ser religiosa y santa, son algunas de las curiosidades que esconde el libro.

Mendunia, la primera referencia toponímica que tiene el autor de Monzón, será el título que englobe a la trilogía, con la que Nicolás no busca generar una gran taquilla, como en la gran pantalla, sino hacer extensivo el estudio y análisis de la historia de su pueblo, para luchar desde el conocimiento de las generaciones pasadas por el desarrollo presente y futuro del medio rural.

Entre el Canal y el Carrión

Monzón de Campos, junto Ribas y Husillos, intenta promociona sus distintas posibilidades turísticas

Eduardo Plaza

El río Carrión y el Canal de Castilla son los dos ejes naturales junto a los que se desarrolla Monzón de Campos. Sin embargo, en el caso del Canal, por estrictas normativas legales, su paso por el municipio no está considerado de forma oficial como tal. Por eso, desde el Centro de Iniciativas Turísticas de Monzón se ha buscado y encontrado el apoyo del resto de municipios integrados en Adeco Canal de Castilla para conseguir esta justa reivindicación. Precisamente el CIT ha aprobado la celebración de la 'fiesta del nabo' el próximo 4 de diciembre con el fin de dar a conocer el producto estrella de la localidad. En este sentido, es de destacar el principio de colaboración adoptado entre los Ayuntamientos de Monzón, Ribas y Husillos para potenciar el desarrollo turístico de la zona aprovechando sus recursos patrimoniales, culturales y medioambientales. En relación con el río Carrión, el Consistorio de Monzón espera que la Confederación Hidrográfica del Duero limpie el cauce a su paso por el puente con el fin de evitar posibles inundaciones.

Por lo que respecta a otros proyectos, la Junta de Castilla y León hará posible un centro de usos múltiples de nueva construcción que costará 850.000 euros y que contará con varias salas para actividades y una biblioteca. Habrá que esperar para verlo, pero no tanto para disfrutar de un nuevo parque que dispondrá de una pista para juegos populares, que también financiará la Junta y que estará acabado en un mes. En este apartado el Ayuntamiento no se olvida de Villajimena, entrañable pueblo donde se va a mejorar la red eléctrica y el abastecimiento.

Por otro lado, el Consistorio ha solicitado a la administración regional 17 viviendas de protección oficial (chalés), que parece le serán concedidas. Y por las solicitudes presentadas, la gente quiere permanecer aquí. Que así sea.

Un castillo con mucha historia

Monzón de Campos conserva una de las fortalezas más antiguas de la provincia, actualmente en obras

GONZALO ALCALDE CRESPO

Para despedirme de las cinco villas palentinas que hemos ido visitando durante esta semana, me he subido -como diría el poeta- a esa atalaya avizora que es el castillo de Monzón. Un excelente mirador, hoy en obras, desde el que se domina toda esta serpenteante ribera del bajo río Carrión. El castillo de Monzón es una de las fortalezas más antiguas de la provincia de Palencia, pues si la historia no miente lleva allí más de diez siglos, aunque posiblemente en origen no fuera como hoy le vemos. Algunos investigadores aseguran que el castillo más antiguo estaba más cerca del pueblo, en el alto de los Castellones, y que allí fue donde se forjó su viejo Condado.

Hoy, ese lugar no es más que un promontorio arcilloso que domina la antigua puebla de Monzón, al que servía de foso natural el cauce del río Carrión. Por allí se localizaron hace unos años algunos hogares y silos prehistóricos (Neolítico-Edad del Bronce), así como un aguamanil de bronce, que se puede ver en el Museo Británico, y un par de lápidas hebreas, que nos recuerdan la antigua aljama judía que también tuvo la villa y que hoy se encuentran depositadas en el Museo Sefardí (Sinagoga del Tránsito) de Toledo.

Y es que Monzón disfrutó de una especial importancia estratégica y económica durante gran parte de la Edad Media. Pasó en el siglo XIV de ser condado a merindad, con un territorio conformado por 97 poblaciones, llegando su circunscripción hasta las tierras de Herrera de Pisuerga.

Sin bajarnos todavía del excelente avistadero que nos ofrece el castillo, desde allí veremos que dos son los núcleos urbanos que conforman su caserío. El moderno es el barrio surgido al amparo de la ya desaparecida factoría azucarera. De sus verjas cuelgan espantapájaros confeccionados con monos de operarios, a los que acompañan pancartas con frases como: 'basurero industrial, Ebro-Basura' y otras. Y también se divisa el núcleo antiguo o histórico, que es el que descansa en el regazo de este viejo castillo.

Tampoco se nos ha de olvidar que desde 1973 la vecina población de Villajimena también pertenece a su término municipal, y que por allí hay cosas interesantes que visitar, como la iglesia de Santa Eulalia y la singular ermita, dedicada a la Virgen de Monserrat.

Tras los paisajes abiertos

Cuando ya nos hayamos cansado de divisar paisajes abiertos, bueno será que bajemos a dar una vuelta por el casco antiguo de Monzón. Allí nos espera su iglesia parroquial del Salvador, que en origen fue románica. Dentro destaca el retablo de Nuestra Señora de los Ángeles, conformado por catorce tablas pintadas con escenas de la Virgen y el Niño. En el centro y bajo un artístico dosel, veremos una bella imagen de la Virgen Madre o de la Buena Leche, de Alejo de Vahía (siglo XV), que según se cree perteneció al palacio de los marqueses de Poza, que fueran señores de la villa en el siglo XVI.

Antes de abandonar Monzón, también recomiendo dar una vuelta por el entorno de la actual plaza del Ayuntamiento. Veremos que se conservan los restos de lo que fuera el palacio o casa fuerte de los Altamira, del siglo XVI, así como parte de su patio porticado, correctamente ajardinado y acondicionado para el disfrute público, donde además también podemos recordar que el 22 de julio de 1978, y teniendo como sede este Castillo de Monzón, se constituyó el Consejo de Castilla y León, que daría origen a nuestras actuales Cortes y al Gobierno Autonómico de Castilla y León.