Creador de inventos
Pedro del Blanco recoge motores de lavadorasentre los vecinos de Villalba para hacer esmeriles
Soraya de las Sías.
Es como un ritual. Ellas entran sigilosas al templo, dispuestas a rezar. Ellos se quedan fuera, apoyados en la barandilla sobre la que se abren las vistas del río Carrión, participando en una distendida conversación mientras esperan el último repique de las campanas.
Como una pauta marcada que se repite cada domingo. Cada fiesta local que fija el calendario de Villalba de Guardo, como la del pasado martes en honor a San Isidro, cuando los vecinos salieron en procesión por las calles del pueblo, portando la talla del patrón de los labradores y entonando cánticos de alabanza para asegurar una protección sobre los campos.
Como una norma que prosigue tras la celebración religiosa. Los primeros en salir, los hombres, que regresan al balcón de los comentarios. Detrás, las mujeres, que se afanan en repartir un aperitivo entre todos los asistentes congregados en los entornos de la iglesia.
Como una directriz que dice un poco más del medio rural. Un modo de actuar involuntario que carece de interpretación rebuscada alguna para los propios protagonistas de la imagen, entre los que figura Pedro del Blanco Martínez, antiguo trabajador de Explosivos Riotinto y agricultor jubilado al que los vecinos conocen por una curiosa afición a los electrodomésticos.
A sus 78 años, se define como un amante de la electrónica que se chifla por los inventos. No en vano, con los motores de viejas lavadoras idea y fabrica esmeriles que después usa para afilar formones o azuelas. «Para afilar cualquier utensilio, salvo los cuchillos, porque el esmeril los quema», especifica Pedro, mientras muestra en el garaje anexo a su casa los motores de viejos frigoríficos que emplea como compresores para dar aire a la rueda del carretillo o del tractor. «Sale a pasear tranquilo. Como vea un motor en un vertedero, ya está el lío montado», confiesa su mujer, Melchora Pozuelos, quien aprovecha para regañarle por el desorden del almacén donde trabaja.
« No tengo tiempo para estar colocando», contesta Del Blanco, que sale airoso del aprieto, informando de que hay un vecino que se dedica a tallar en madera de roble miniaturas de antiguos aperos. «Lo tiene muy curioso, merece la pena conocerlo», señala Pedro, mientras nos convence para realizar la visita.
En un garaje nos aguarda Miguel Villacorta Ríos, antiguo obrero de Explosivos Riotinto de 65 años, que tras un accidente laboral se aficionó a la artesanía, esculpiendo pequeños trillos, cuartos y celemines, carros o arados. «Es una manera de mantener vivo el recuerdo de los años pasados», confiesa Miguel, que conserva antiguas fotografías del pueblo, como una de 1954, cuando se construyó el puente, y otra en la que se ve a un grupo de mozos villalbenses entre los que figura precisamente Pedro del Blanco, situado junto a Gabriel, al que todos conocían como Judas. «Tengo incluso los recortes de prensa que hablaban del meteorito que cayó en Villalba hace unos años», concluye Miguel, que recopila en su memoria alguna historia más.
Quizás la comparta con sus paisanos los domingos. Cuando ellas entran en la iglesia y ellos conversan junto a la barandilla. Como un ritual.
Atractivos Turísticos
PATRIMONIO HISTÓRICO
La iglesia alberga un excelente crucifijo atribuido a Alejo de Vahía
El casco urbano de Villalba de Guardo ofrece al visitante un paseo por el enramado de calles estrechas y empinadas, entre las que aparecen una fuente y un ‘monumento’ en homenaje a los herreros Ceferino y Claudio Pastor. Continúa la visita en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio sencillo de una sola nave en cuyo interior alberga un excelente crucifijo atribuido al escultor Alejo de Vahía. También destacan la talla de San Blas colocada en el altar mayor y una pila benditera.
El trayecto culmina junto al río Carrión, donde se ha habilitado un parque y una zona recreativa con espacios verdes, jardines y mesas que invitan al descanso junto al sonido de las aguas.
ASOCIACIONES
De jubilados y cultural
En Villalba de Guardo conviven dos asociaciones: la de jubilados San Roque, y la cultural de Villalba, que se constituyó en 1993, y que en la actualidad congrega a algo más de un centenar de socios. Entre sus actividades figuran los talleres y charlas que promueven a través de las Escuelas Campesinas Palentinas y una semana cultural.
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