Un paseo por los cambios
Carmen del Prado, de 68 años y nacida en Madrid, lleva ya 35 años en Tabanera de Valdavia
LEONOR RAMOS | PALENCIA.
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María Jesús Morejón, Valle Andrés y Carmen del Prado, de izquierda a derecha, en el parque de Tabanera. :: LEONOR RAMOS |
Es un pueblo encantador no sólo por el bonito paisaje que le rodea, sino también por la simpatía y el acogimiento de sus vecinos. Que se lo pregunten a Carmen del Prado, de 68 años y natural de Madrid, que hace 35 años, y tras casarse, emprendió una nueva vida en Tabanera de Valdavia. Cuando llegó, pensó que la vida en el pueblo iba a ser parecida a la de la capital, pero se equivocó. «La vida en Tabanera es mucho mejor, y aunque al principio me costó adaptarme, porque estaba acostumbrada a otra forma de vida, los vecinos y el entorno me encandilaron enseguida», asegura. Es una más del pueblo gracias al apoyo de vecinas como María Jesús Morejón, de 62 años, y Valle Andrés, de 44 años, nacidas en Tabanera.
Con las tres comparto una agradable conversación, en la que me cuentan la historia del pueblo y las tradiciones de antaño, y en la que no se olvidan de afirmar que como en Tabanera no se vive en ningún otro sitio, porque tienen todo lo necesario para llevar una vida lo más cómoda posible. «Aquí tenemos calidad de vida, y da gusto salir por las mañanas pronto en verano a pasear y escuchar sólo el canto de los pájaros y disfrutar del paisaje», dice María Jesús. En invierno, todo es distinto por el frío, pero tanto María Jesús como Carmen y Valle encuentran algo positivo. «El frío es muy bueno para el cutis y te hace más fuerte, por eso la gente vive más tiempo», apuntan orgullosas las tres.
Cuando Carmen llegó a Tabanera le sorprendió todo lo que estaba viendo. «No estaban las calles asfaltadas, no había cocinas, ni agua en las casas, y no estaba acostumbrada a ver a tantos animales por las calles y por las casas», dice, y es que ella nunca había tocado una vaca. Vivió un cambio brusco, pero pronto se adaptó a lo que tenía. «Ahora el pueblo no tiene nada que ver al que conocí cuando llegué, ahora es mucho mejor, aunque antes también tenía su encanto», apunta.
Agua templada
Tabanera ha sufrido muchos cambios, como el resto de los pueblos de la provincia, y algo que se notó mucho fue la llegada del agua corriente a las casas. «Íbamos a lavar la ropa a una charca durante todo el año, pero teníamos algo bueno, porque como aquí nace el río, el agua salía a la misma temperatura», dice María Jesús, que recuerda cómo en invierno, y debido al contraste entre el frío y el agua templada, salía hasta vapor. «Los hombres hacían una valla trenzada de madera alrededor de la zona donde se notaba más el viento y así no pasábamos frío», cuenta. «De vuelta a casa, después de lavar la ropa en la charca, los vecinos pasaban más frío, ya que, como estaba lejos, había que ir montados en una burro», recuerda Valle, que cuando era una niña llevaba a las vacas a beber al río. «Cuando salíamos de la escuela, los vecinos nos mandaban con las vacas al río, y allí íbamos todos con los animales para que pudiesen beber», asegura.
Las tres trabajaron en el campo y con los animales, y aseguran que entonces era todo muy duro. «Cuando ahora llega el calor de verano, siempre me pregunto cómo podíamos aguantar antes tantas horas trabajando en el campo y a pleno sol», dice María Jesús. Y si había fiesta en algún pueblo de alrededor, acudían todos los vecinos sin pensar en el cansancio y en lo que les esperaba al día siguiente. Daba tiempo a todo, y ahora parece que al día le faltan horas. «Yo me levanto temprano, pero te puedo asegurar que no me da tiempo a hacer todo, y siempre me propongo limpiar unas habitaciones que tengo en casa, pero se me pasan lo días y no puedo hacerlo», dice entre risas.
Ellas lo tienen muy claro, no se quieren mover de Tabanera, e incluso María Jesús que vive fuera durante todo el año menos en verano, desearía estar más en el pueblo para disfrutar del entorno y de sus vecinos y amigos. Carmen viaja de vez en cuando a San Sebastián para ver a sus amigas y familia pero vuelve al pueblo para seguir con su agradable vida y a Valle, de momento, no se la pasa por la cabeza dejar Tabanera.
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