Buen agüero y mejor vista
El nombre de Buenavista de Valdavia da lugar a varias interpretaciones, aunque en su origen se denominó 'Agüero de Yuso'
GONZALO ALCALDE CRESPO
Decía un escritor palentino, Paco Vighi (1890-1962), al que me hubiese gustado conocer, pues alguien le definió como «un poeta de la vanguardia, vinculado al creacionismo y al ultraísmo, juguetón, divertido, palentino de vida y origen italiano, ingeniero, profesor, habitual de las tertulias, amigo de Gómez de la Serna, Valle-Inclán, Unamuno» y otros más, que según le contó su abuela, a Buenavista «lo fundó un oculista».
Y no digo yo que no fuera así, aunque más bien pienso que el nombre se lo puso uno que, como a mí, le gustaba subirse a los altos para desde allí disfrutar de mejores perspectivas sobre los paisajes naturales y humanos. Y si usted es de esos, le recomiendo que cuando llegue a Buenavista, no deje de encaramarse a la que fuera su antigua iglesia de los Santos Justo y Pastor, por donde dicen que estuvo el castillo de Agüero, el cual prestó nombre a la villa, pues sepan que Buenavista de Valdavia no siempre se llamó así, ya que respondía al evocador nombre de 'Agüero de Yuso'.
Cuatro pedanías más forman parte de su término municipal: Arenillas de San Pelayo, Barriosuso, Polvorosa de Valdivia y Renedo de Valdivia. Y mucho es lo que por allí hay que ver, como por ejemplo la actual iglesia parroquial, que se localiza en el centro del pueblo y que está dedicada a San Juan, siendo un edificio relativamente moderno, pues se edificó en el año 1933, en el solar que ocupara la ermita de Santa Agueda.
Artista local
En su interior, destacan, en el altar mayor, las dos pequeñas tallas de sus santos patronos, San Justo y San Pastor, y una obra escultórica, de creación más reciente por un buen artista local, en la que sobre madera de 'ebanina' se representa al Padre Polanco (beato Anselmo Polanco Fontecha (1881-1939, que fuera obispo de Teruel), beatificado en 1995 y que era natural de esta villa valdaviesa. El presbiterio del templo se cubre con cúpula ciega, sobre la cual figuran pinturas murales modernas, a las que se une una pila bautismal barroca trasladada de la anterior iglesia.
Dando una vuelta alrededor del templo, veremos que se ha ajardinado un acogedor parque, y que ya a las afueras de la villa, camino de Polvorosa de Valdavia, también subsiste una pequeña ermita caminera dedicada a la Virgen del Carmen que antes lo estuvo a San Roque.
Por ponerme al corriente de cómo se desarrolla la vida en este corazón de la Valdivia, me entrevisto con Abundio Marcos Rodríguez, un hombre trabajador al que conozco desde hace años, y que lleva ya cuatro mandatos ejerciendo de alcalde, para lo cual no duda en sustraer tiempo de su actividad profesional como agricultor y ganadero. Abundio me comenta que con las inversiones del Plan E, el Ayuntamiento ha pavimentado un par de calles, pero que todavía siguen siendo insuficientes las ayudas que llegan a los pueblos pequeños, por lo que cada día se hace más difícil mantener muchas de las infraestructuras y servicios que necesitan.
Por ponerme más al corriente de cómo está el municipio, me recomienda que me dé una vuelta por algunas de las pedanías de su término, y en Renedo de Valdivia no dejo de visitar en su iglesia la afamada pila bautismal románica, una de las mejores de la provincia de Palencia, mientras en el teleclub unos vecinos se prestan para una foto. En Arenillas de San Pelayo hago lo mismo, pues de su iglesia parroquial, que formó parte de un antiguo monasterio medieval, uno no puede dejar de contemplar su portada de época premonstratense y su sala capitular. También por allí veo que la empresa Ecoalimentos Palentinos ya está instalada, y que en ella se pretende transformar y embotar los abundantes productos micológicos que de forma natural produce la zona.
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