Un plato para los pobres
Los vecinos de Villanuño luchan por mantener vivas algunas tradiciones del pasado
Soraya de las Sías
Hace algo más de medio siglo que los vecinos de Villanuño de Valdavia celebraban las fiestas de Santa Eugenia el 29 de diciembre. Junto a los sentimientos de fervor y devoción por la patrona, se unía un gesto de solidaridad con los pobres que iban pidiendo de pueblo en pueblo. Los vecinos recorrían casa por casa en busca de donativos y alimentos, especialmente legumbres. «Luego, en una vieja caldera de cobre, se cocinaba un guiso, un potaje o un tradicional cocido, que se repartía entre los lugareños y los pobres que se acercaban al pueblo por las fiestas», señala Restituto León Pérez, quien recuerda que la celebración tenía lugar en el amplio local que el señor Severiano tenía destinado para salón de baile.
Esta costumbre fue desapareciendo con el paso de los años, al mismo tiempo que las restricciones de la guerra se esfumaban y que el nivel de vida del español medio mejoraba paulatinamente, «con trabajo, con un mayor poder adquisitivo, con incluso cuatro duros ahorrados, que permitían que la gente no tuviera que acudir a las limosnas para sobrevivir», agrega Restituto León.
La ausencia de los pobres no es lo único que cambió de las fiestas. La fecha, también. «Se decidió adelantar al 29 de septiembre por el frío», señala Felisa Rodríguez León, vecina y concejal del equipo de gobierno socialista en el Ayuntamiento.
A pesar de los cambios, los vecinos han sido fieles a las tradiciones de antaño y han luchado por mantenerlas siempre vivas. De este modo, siguen festejando Santa Eugenia el 29 de diciembre con una comida de hermandad en el centro sociocultural La Laguna. «Lo que se persigue es recordar el pasado y mantenernos los vecinos unidos», manifiesta Felisa.
Olvidarse de viejos rencores y envidias y potenciar la unión de todos los vecinos parecen ser entonces las bazas que mejor deben saber jugar estos pueblos pequeños para salir adelante. Y si es con el apoyo de asociaciones, como la de jubilados y pensionistas, mejor. «Somos más de 200 socios y tratamos de estrechar lazos para poder organizan cursillos de diferentes modalidades y coordinar una cena o comida de hermandad en agosto, cuando hay más personal», explica el presidente de la asociación, Isaac Valderrábano.
Una colaboración estrecha que ha permitido rescatar de los álbumes de los vecinos una fotografía relativamente reciente, del año 2000, cuando el anterior obispo de Palencia, Rafael Palmero, visitó la localidad y tuvo un gesto de acercamiento y amabilidad con los fieles, charlando y fotografiándose con el más longevo, Florentino Tejedor Ibáñez, ya fallecido, y con el más joven, Pablo Macho Abia, que por entonces apenas tenía 2 años.
La misma colaboración que hace que la familia Tejedor abra las puertas de su casa al forastero para mostrarle algunas tallas de madera que diseña Nicolás Tejedor, ‘Colasín’, artista autodidacta que en sus ratos libres se chifla por mantener viva una de las costumbres también de antaño y dar vida a un trozo de madera y trasformarlo en la diosa Venus, un pensador, un peregrino o un cazador.
Los vecinos reclaman que se rehabilite la cúpula de la iglesia
S.S./PALENCIA
En lo alto del casco urbano de Villanuño de Valdavia, como un balcón que se asoma por el enramado de callejuelas estrechas y pindias, se encuentra la iglesia parroquial de Santa Eugenia, que recientemente ha visto cómo se acondicionaban sus accesos y entornos.
El templo, convertido en símbolo arquitectónico de la localidad, apenas es utilizado por los fieles, que han destinado la ermita como principal edificio de culto religioso. «La iglesia se encuentra muy deteriorada, especialmente la cúpula y bóveda del altar. Hay humedades y en invierno hace bastante frío, por eso se utiliza más la ermita», señalan los vecinos, que aprovechan la ocasión para reclamar al Ayuntamiento que solicite ayudas al Obispado o a las instituciones para rehabilitar la iglesia y evitar que su deterioro pueda provocar algún día un desprendimiento. «El patrimonio debe ser atendido, más teniendo en cuenta que la iglesia es un símbolo para los vecinos. De momento, los sacerdotes se han mostrado precavidos y han adelantado el altar cada vez que celebran misa en la iglesia, ya sea por la fiesta o por otra celebración, una boda, un bautizo o una comunión», agregan los lugareños.
Al margen de esta necesaria reforma en el templo, hay otras obras que el Ayuntamiento quiere llevar a cabo en los próximos meses. Se trata de la creación de una zona recreativa junto al río, en la que se habilitará una zona de paseo para los mayores, dos pérgolas como centro de reunión y conversación y una zona con columpios para que los cinco niños que hay en Villanuño –Pablo, María, Irene, Darío y Andrés– tengan un lugar donde jugar y divertirse después de regresar del colegio de la cercana localidad de Buenavista.
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