Rincón internacional
La casa rural de Ledigos se convierte en una particular embajada y escuela de idiomas con los peregrinos
Texto y fotografía de Soraya de las Sías.
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Los peregrinos franceses posan en el albergue. |
Escondido en pleno Camino de Santiago, Ledigos ofrece al peregrino un lugar de descanso y tranquilidad, en donde da la sensación de que el tiempo se detiene al antojo de cada uno para observar, para admirar. A lo lejos, en lo alto, la iglesia de Santiago Apóstol, dominando con su espadaña el casco urbano, el enramado de casas típicas castellanas, entre las que sobresale el albergue El Palomar.
Las instalaciones llevan más de 10 años hospedando a caminantes procedentes de diferentes rincones del planeta, movidos por la religión y espiritualidad, unos, por el turismo, otros. «Vienen de todos los sitios: Argentina, México, Australia, y especialmente los países europeos», señala el propietario del albergue, Evelio Dujo Dujo, quien manifiesta que la diversidad de visitantes hace que aumente considerablemente el número de anécdotas y curiosidades. «Hay gente que no habla español y nos entendemos como podemos, aunque hay una trabajadora, Clara, que es rusa y maneja varias lenguas, y en numerosas ocasiones hace las veces de intérprete», agrega Dujo Dujo.
El idioma no es lo único que llama la atención de los visitantes, la estampa que les rodea es en ocasiones es de lo más original, según opinan los vecinos. «Una vez llegó un grupo con un carro de bueyes que cargaba una viga de madera de diez metros de larga, con la imagen de Santiago tallada. Llamaban la atención», apunta Jesús González Acero, alcalde de Ledigos, quien aprovecha la conversación para destacar la vitalidad que los peregrinos conceden a la localidad.
Mientras, en el patio del albergue descansa un grupo de peregrinos junto a una larga hilera de botas. Son 41 franceses de la zona de Lyon, pertenecientes a la Federación Francesa de Caminantes, que congrega a cerca de 3.000 asociaciones y 180.000 socios. Este colectivo participó en el 2001 en Estrasburgo en 'Eurorando', una concentración de caminantes y excursionistas de toda Europa, de donde surgió la idea de hacer el Camino de Santiago.
Diseñaron etapas para cada año, con una ruta establecida de visitas y paradas. En esta ocasión les correspondía la zona más llana y calurosa, el interior de la meseta castellana. «El paisaje es más triste, pero aún así nos encanta. Hemos estado en Frómista y en Carrión y nos hemos quedado admirados de sus templos y monumentos», señala Lydia Manzanares, una de las tres españolas que viaja en el grupo, junto con Dolores Morales y Marisol Mena. «La experiencia es fabulosa, porque además de viajar y hacer amigos, tenemos la posibilidad de volver a nuestra tierra», señala Dolores, mientras Marisol matiza que está aprovechando el viaje para intentar localizar a algún familiar.
El pasado domingo concluyeron su particular aventura y regresaron a Francia. El año que viene regresarán a España para finalizar la ruta jacobea en Santiago de Compostela. Quizás se detengan de nuevo en Ledigos, en el pueblo donde hace unos años se grabaron varias escenas de la película francesa Saint Jacques, con los peregrinos de nuevo como actores principales de este pequeño rincón internacional.
Una hilera de jardines para la comunicación
S.S./PALENCIA
Junto a la mejora de las infraestructuras -pavimentación de varias calles- y la dotación de nuevos servicios -la reciente depuradora-, uno de los objetivos del Ayuntamiento de Ledigos ha consistido en mejorar la imagen estética del pueblo de cara a los vecinos y a los visitantes que se acercan a lo largo del año.
De este modo, se han creado y rehabilitado espacios verdes y zonas ajardinadas por todo el casco urbano, especialmente en el paseo que transcurre paralelo a la carretera N-620, que une Burgos con León, que se ha convertido en una hilera de aspecto saludable, en un punto de encuentro de descanso y de comunicación.
Hasta allí se acercan algunos peregrinos hospedados en el albergue para descansar a la sombra de los sauces o para conversar con algunos vecinos del pueblo, como Honorio García o Hermenegildo Dujo, que les informan de la situación actual del pueblo y de las tradiciones que antes se vivían con arraigo, cuando había más gente.
Hasta allí se acercan también las mujeres de la asociación cultural, que se reúnen en las antiguas escuelas para realizar cursillos, participar en charlas o jugar a las cartas.
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