Un relato compartido
Emiliano Giraldo recuerda las penurias que pasó como minero antes de llegar a La Estación
Soraya de las Sías.
Aunque nació en Frechilla, en Tierra de Campos, la vida de Emiliano Giraldo Curieses está estrechamente unida al norte de la provincia, a la Montaña Palentina. Primero en San Salvador. Después cerca de Cervera, en el barrio de La Estación, un núcleo de población surgido al amparo del tren que pertenece al Ayuntamiento de Dehesa de Montejo.
Recién casado con Concepción Llorente, recuerda que durante unas navidades su suegro le propuso trabajar en la mina de cobre de Carracedo, cerca de San Salvador. Las circunstancias que pintaba la época no permitían pensárselo dos veces. No podía mostrarse ni siquiera dubitativo. «Así que me compré un buzo y comencé a trabajar en la mina», dice Emiliano.
La conversación continúa con el relato de los diez años en los que permaneció en aquella empresa. La jornada laboral comenzaba a las ocho, pero él se levantaba a las cuatro de la madrugada para ir andando o en bicicleta a la mina, para descargar a mano aquellos camiones que no podían pasar por el puente de la cola del embalse de Requejada. «En ocasiones tuve que doblar el turno porque faltaba algún compañero. Hice más horas que un sereno», señala Emiliano, que recuerda que por entonces cobraba 18 pesetas diarias y un suplemento mensual de 500. «Para caprichos, no había. Teníamos que ir con los pantalones repletos de cosidos», agrega Giraldo Curieses.
Las penurias no solo se circunscribían al ámbito de la mina. En casa, la situación no dejaba de ser, cuando menos, complicada y sufrida. Concepción debía hacerse cargo de las labores domésticas, del cuidado de sus seis hijos y de otros encargos con los que intentaba arañar unas ‘perras’ más. «No había las comodidades de ahora. Lavábamos la ropa a mano en el río, soportando frío y lluvia. Íbamos a recoger leña para calentar la estufa y arrimábamos en hombro donde fuera», explica Concepción, quien asegura que por las noches cosía o planchaba los uniformes de la mina.
El peor episodio que rememoran fue un accidente en el que Emiliano estuvo a punto de perder la vida. «Hubo un desprendimiento en la galería. Me cogió por sorpresa. Subí todo lo que pude, pero la avalancha me alcanzó. Pensé que me moría. Me pudieron trasladar a Palencia, donde estuve ingresado en la clínica Herman Blanco, donde me salvaron», relata con desazón.
Poco después, la empresa decidió trasladarle a otra explotación de León, a Collado de Cármenes. Pero reconoce que la situación y las condiciones tan pésimas de trabajo le impidieron continuar en su puesto más de 36 días. «Pillé más de cien mojaduras y me fui», afirma el minero, que regresó a San Salvador, pero esta vez a una mina de carbón.
Silicosis
Los excesos y sobrecargas de trabajo pasadas comenzaban a pasar factura. Emiliano estaba afectado de silicosis en un grado avanzado y le despidieron, con una paga por invalidez de 7.500 pesetas mensuales. Poco podía ofrecer a los suyos con aquello. Por eso, se fue a la mina de Felipe Villanueva, en el pago de Valdesgares, en el término municipal de Dehesa de Montejo. Allí comenzó a trabajar de guarda jurado.
Las cosas tampoco fueron fáciles. El matrimonio parecía arrastrar consigo una cadena de infortunios. Un buen día, la empresa dejó de pagar a los trabajadores, y con su política de actuación consiguió enfrentar a la plantilla. Hubo varios altercados y Emiliano fue agredido en uno de ellos. «Ya no pude aguantar más. El genio pudo conmigo. Salí a defender a mi esposo y pegué a un compañero. No estoy orgullosa de ello, pero así fue», lamenta Concepción.
Resueltos los enfrentamientos, Giraldo Curieses siguió trabajando en la mina hasta que cerró en 1980, cuando él decidió jubilarse definitivamente. Para entonces, el matrimonio había adquirido una casa en el barrio de La Estación, donde reside en la actualidad, recordando desde el sosiego que ofrece la estabilidad económica y emocional todos los obstáculos que han tenido que salvar juntos. «Atrás quedan los lloros y los lamentos. Podemos vivir tranquilamente y sin preocupaciones, al margen de los achaques de la edad», bromea Emiliano, que concluye señalando que ahora su trabajo se reduce al paseo vespertino. «Salimos hasta la antigua venta que había junto a la carretera, lo que ahora llamamos el corrillo de las mentiras. Nos reunimos con otros vecinos y conversamos».
Porque entre cháchara y cháchara también se cuela algún que otro relato de sacrificios como el que Emiliano y Concepción juntos han compartido.
Atractivos Turísticos
PATRIMONIO HISTÓRICO
La iglesia de Colmenares alberga una pila bautismal románica
La iglesia parroquial de San Pelayo de Dehesa de Montejo es un buen edificio de sillería de una sola nave. Destaca su portada de acceso que es románica con arquivoltas de medio punto. En su interior, se conservan varios retablos barrocos y una pila bautismal de la misma época.
El recorrido por el patrimonio continúa en Colmenares, uno de los rincones más bonitos de la zona de La Ojeda por su paisaje y su patrimonio. La villa en la que nació el conde Rodrigo Gustios cuenta con magníficas casas blasonadas del siglo XII. Destaca la iglesia de San Fructuoso, en la que se puede admirar una de las pilas bautismales románicas más bonitas y mejor conservadas de la provincia.
MEDIO AMBIENTE
Por la Tejeda
El principal reclamo que ostenta el municipio de Dehesa de Montejo para los amantes de la naturaleza que llegan a este rincón de la montaña es la Tejeda de Tosande. Se trata de una singular concentración de tejos apreciada por su gran valor ecológico y considerada una reliquia de la era terciaria por los expertos en botánica. Hay varias rutas turísticas diseñadas para conocer este paraje.
FIESTAS
Calendario
El calendario festivo de Dehesa comienza en mayo con San Isidro y continúa en junio con las celebraciones patronales de San Pelayo. Los vecinos de Vado festejan a San Sebastián, el 20 de enero, y los del barrio de La Estación a San Pedro, el 29 de junio. En Colmenares, comienzan en enero con San Fructuoso y finalizan el primer fin de semana de octubre con la Virgen del Rosario.
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