Una mente inquieta
Isabelino García del Río emprendió su carrera como joyero en un humilde taller en Calzada
Soraya de las Sías
Isabelino García del Río cumplió un día su sueño de ser joyero en un humilde taller en su pueblo natal: Calzada de los Molinos. Dice que algunos no le perdonarán nunca que años después se marchara de la localidad, pero él asegura que siguió los designios de una mente inquieta y ambiciosa que le susurraba que en aquella época –hace cuarenta años– había que salir del medio rural para prosperar y alcanzar el éxito.
En su afán aventurero no había calculado el hijo mayor del herrero los obstáculos con los que se iba a tropezar en el camino, de los que afortunadamente supo salir airoso. Tras cumplir el servicio militar, llegó a Bilbao, donde vio un anuncio en un periódico que demandaba un ayudante de joyería. Ni corto ni perezoso, se presentó en el taller. Hizo oídos sordos a la negativa de contratarle del propietario, que requería un título oficial, e insistió en que le enseñara las instalaciones. «Vi a un joven limando, y ¡eso también sabía hacerlo yo!. Me dieron una oportunidad y me quedé allí a trabajar, haciendo las horas extras que hicieran falta porque mi sueldo de 400 pesetas no era suficiente para pagar las 600 que tenía de patrona», recuerda Isabelino, quien tras conseguir el título de oficial, recorrió durante dos años varios talleres de León, San Sebastián, Madrid, y Barcelona. En ellos asegura, sobre todo en el catalán, adquirió nuevas técnicas y conocimientos para emprender en un futuro no muy lejano sus propios diseños de joyas.
Con el aval de esta formación, regresó a Calzada y montó un pequeño y humilde taller. Hizo algunos pedidos y encargos para el último joyero barcelonés con el que había trabajado, mientras buscaba un hueco para idear su propio muestrario. ¿Qué iba a vender en el pueblo? Sabía que su clientela estaba en las capitales.
Haciendo ‘auto-stop’ llegó en un mismo día a las joyerías de Palencia, León y Valladolid. Pero no hubo suerte. «Un camionero me acercó a Salamanca. Al día siguiente, recorrí varios establecimientos hasta que finalmente la propietaria de la joyería Viuda de Almaraz, en la calle Zamora, se quedó embelesada con mis modernas creaciones. Me hizo un pedido de 22.000 pesetas. ¡Imagínate cuánto dinero era entonces aquello, una barbaridad!», señala García del Río, mientras que especifica que como no disponía de maquinaria en su incipiente taller tuvo que realizar todos los diseños de plata a mano. Una ardua labor para la que contó con la ayuda de sus hermanos, que poco a poco, con éste y otros pedidos, fueron aprendiendo el oficio.
Fue prosperando hasta llegar a regentar una fábrica en Calzada que daba empleo a cerca de una treintena de trabajadores. Posteriormente, el negocio se trasladó a Carrión de los Condes en busca de una sede ubicada en un punto relevante de comunicaciones que le facilitara la comercialización de su producto. Un cúmulo de circunstancias hizo que Isabelino dejara apartado su trabajo para sumergirse en otros negocios y facetas, como la de escultor. «Llegué incluso a presentar con un buen amigo en Lanzarote una exposición de figuras en las que había combinado la plata con la lava volcánica», apunta.
Otras facetas
Años más tarde, volvió al sector con nuevas ideas y proyectos. No solo trabajaría la plata, como hasta entonces, sino que comenzaría su incursión en el diseño de joyas de oro blanco y amarillo, de otros metales y con piedras preciosas. Diseños de alta joyería que con los años han cosechado numerosos premios y reconocimientos. «Se da la circunstancia de que además de diseñador también soy artesano. Ideo las joyas, pero también las trabajo de forma tradicional, por eso son originales y únicas», detalla Isabelino, que viaja a ferias del sector por toda la geografía española.
El éxito laboral, dice, no le ha cambiado. Sigue siendo el mismo de siempre que busca emprender nuevos proyectos cada día y que continúa enamorado de su pueblo. «De lo contrario, no seguiría acudiendo los fines de semana para reunirme con los míos, para echar esas partidas al mus o para participar en otras actividades que merecen la pena, como la creación de una corona de plata para la Virgen de la Inmaculada», apunta el joyero artesano.
A punto de cumplir 66 años, reconoce que el futuro de su taller está en manos de sus hijos. A ellos les ha enseñado que es necesario moverse y salir fuera para avanzar, para beber nuevas tendencias e innovadoras ideas, «más ahora cuando la bisutería copa todo el mercado, y cuando las creaciones que lanzan los diseñadores de moda se convierten en la principal amenaza para los tradicionales joyeros artesanos», concluye.
A ellos Isabelino les ha inculcado la necesidad de pensar y viajar. De mantenerse unidos a sus raíces, en Calzada. Donde él un día dijo que su deseo inicial de ser actor no dejaría de ser una entelequia y sería mejor arriesgarse y decidirse por otra ocupación. La de joyero no le ha ido mal. Gracias a su mente inquieta.
Atractivos Turísticos
PATRIMONIO HISTÓRICO
La iglesia parroquial conserva un grandioso retablo mayor y un artesonado mudéjar
En el recorrido por el casco urbano de Calzada de los Molinos, dividido en dos barrios por la carretera N-610, destaca la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, que en su origen pudo haber sido románica, aunque lo que hoy se aprecia sean reformas de siglos posteriores.
En el interior del templo destaca el grandioso retablo mayor, en el que sobresale un Santiago con todas las alegorías propias de los simbolismos que recuerdan a la batalla de Clavijo. También llama la atención el artesonado mudéjar del sotocoro.
En el Museo Diocesano de Palencia puede admirarse el retablo gótico de las Santas Mártires que años atrás lucía en la iglesia parroquial.
ASOCIACIONES
Semana cultural
El recorrido por Calzada continúa por la zona recreativa junto al canal La Perionda. También hay que visitar la plaza y el edificio cultural en el que se reúnen los integrantes de la asociación de jubilados Los Molinos y las socias del colectivo de amas de casa Santiago, que participan en talleres de manualidades y organizan una semana cultural en verano con diferentes actividades, entre las que destaca el teatro.
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