El ilustrador de memorias
El sacerdote Miguel Ángel Ortiz repasa el origen de Alar del Rey con el Canal de Castilla y el ferrocarril
Soraya de las Sías.
A estas alturas nadie duda de que el sacerdote Miguel Ángel Ortiz sea uno de los mejores conocedores de la comarca Boedo-Ojeda.
El éxito del libro que publicó en 2004 con Roberto Gordaliza –centrado en el análisis de la historia, la demografía, la toponimia y el patrimonio de los ayuntamientos, entidades menores y despoblados de la zona– venía precedido de una larga trayectoria como estudioso y escritor, como ilustrador de memorias del ayer.
No en vano, al religioso, natural de Alar del Rey, se le conoce por sus cuadernillos ‘Apuntes Históricos’, en los que ha dado forma y publicado los datos e informaciones de los archivos parroquiales para revelar muchos de los avatares y acontecimientos del pasado. «De Herrera se editaron 100 números de la revista, mientras que de Alar se han sacado a la luz 40. Ha llegado el momento de cerrar este ciclo, a pesar de que sigo indagando en los fondos documentales y sigo contando con informaciones relevantes de la historia y los personajes de estas dos localidades a las que se me siento tan unido. Alar, porque es mi pueblo de nacimiento. Herrera, porque es mi lugar de adopción», confiesa el sacerdote, que recuerda que llegó a esta localidad con apenas cinco años, cuando su padre comenzó a trabajar en la fábrica de sacos La Yutera.
Detrás de estas publicaciones, dice, solo se esconde el afán de un aficionado a la historia con una sana e inquietante curiosidad por entender el futuro y mañana de la comarca a través del conocimiento exhaustivo del ayer. De este modo, asegura, se comprende la trayectoria y evolución experimentada por Alar del Rey, como villa moderna de reciente creación que aprovechó el Canal de Castilla, primero, y el impulso del ferrocarril, después, para generar su desarrollo y configurar su esencia actual de enclave estratégico entre las capitales de Palencia, Santander y Burgos.
Nueve habitantes
« Hasta el siglo XIX se puede decir que Alar es un pago o término que pertenecía jurídicamente y eclesiásticamente a Nogales de Pisuerga, como se comprueba en los archivos parroquiales, donde se especifica que en 1795 apenas eran nueve habitantes», explica Ortiz.
Las obras de construcción del Canal de Castilla se convirtieron entonces en el eje delimitador de un antes y un después, pues llegaron a la localidad varias familias que, con las del molinero y pisonero de Nogales, se convirtieron en el germen, en la semilla del fruto posterior. «En pocos años, según encontramos en los datos de los archivos, el padrón alcanza los 700 habitantes. Fue un incremento espectacular y un movimiento demográfico extraordinario», manifiesta Ortiz.
La instalación del ferrocarril en las primeras décadas de 1800 fue el impulso definitivo que le faltaba a la villa para acabar por convertirse en centro comercial de la zona, con una mentalidad moderna y abierta, con un espíritu empresarial fuerte y una amplia actividad industrial, con fábricas de galletas, harina, hilaturas, mantas y tapices. «Esto se consiguió en gran parte por la unión y la colaboración de los vecinos. Curiosamente, las familias habían llegado desde diferentes puntos de la geografía española, pero demostraron que la unión hace la fuerza», destaca el sacerdote, que concede especial importancia a la actitud ejemplar que demostraron los vecinos de Nogales. «Alar no había sido nada y pasaba a ser el centro, el referente o la cabecera, como se quiera decir. Nogales, el tocón o raíz de Alar, lo asumió con respeto, con un comportamiento ejemplar, con un apoyo impoluto a cada una de las iniciativas que se emprendían».
Este auge hizo que surgieran nuevas necesidades, como la organización del casco urbano. «La situación era un poco caótica. Había más habitantes que casas o moradas. Había que crear nuevos servicios e infraestructuras, como la propia iglesia, que se construyó en 1898 con proyecto de Francisco Reinolds. Después, entre 1914 y 1916, se llevó a cabo la segunda fase de construcción. El maestro local Julio Mazuelas construyó la torre del templo siguiendo el proyecto del arquitecto Jerónimo Arroyo», explica Migue Ángel Ortiz, en cuya memoria se almacena una ingente cantidad de cifras, fechas y datos de la historia de Alar y de la comarca que le configuran como un excelente conocedor del Boedo y de La Ojeda.
PATRIMONIO NATURAL Y ARTÍSTICO
El nacimiento del Canal de Castilla y un breve recorrido por el arte románico
El recorrido por el patrimonio comienza en la iglesia parroquial de San Cristóbal, que pudo serla del monasterio de San Millán, que en el siglo XIII pasó a depender del de San Andrés de Arroyo. De esta época, según asegura Alcalde Crespo, se conservan dos capiteles románicos del arco triunfal.
En el interior del templo se pueden admirar una buena colección de retablos, entre los que destaca el mayor, salomónico, y otro neoclásico con una talla gótica. A ellos se unen el órgano barroco y la cruz procesional, que formó parte de la exposición ‘Las Edades del Hombre’. El paseo continúa en la plaza, junto al Ayuntamiento, en la ermita de San Pedro, con fachada de sillería adornada con espadaña.
FIESTAS
Las piraguas y El Pilar
Junto a las fiestas de San Luis, Rey de Francia, los vecinos de Alar festejan el 15 de agosto la Fiesta de las Piraguas, con la convocatoria internacional para el descenso del río Pisuerga en piragua, una cita de reconocida fama deportiva. Posteriormente, el 12 de octubre, festividad del Pilar, la villa acoge una feria de productos gastronómicos y artesanos.
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