Santa María la Real de Nieva

Con muchas luces

Santa María la Real de Nieva tiene que cubrir las necesidades y atender las demandas de casi 1.400 habitantes, distribuidos en catorce pueblos

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Compuesto por catorce pueblos, Santa María la Real de Nieva es algo más que la capitalidad del municipio. Miguel-Ibáñez, Pascuales, Laguna Rodrigo, Hoyuelos, Hochando, Santovenia, Aragoneses, Balisa y Pinilla-Ambroz, junto con las entidades locales de Jemenuño, Paradinas, Tabladillo y Villoslada, ponen su granito de arena para llegar hasta los casi 1.400 habitantes, casi la mitad concentrados en la cabecera del municipio, que logra incrementar poco a poco su censo, mientras el resto de núcleos, muy envejecidos, pierden población.

Catorce pueblos, con sus peculiaridades y problemas, con sus catorce fiestas diferentes, diez depósitos de agua, muchas calles por asfaltar y más de novecientas farolas para más de 1.300 habitantes «y eso daría para una población de 20.000 personas. Hay pueblos en los que hay una farola por cada dos habitantes y otros en los que cada uno toca a más de una farola. Por ejemplo, en Pascuales hay doce habitantes censados y 13 farolas», advierte el alcalde del municipio, Eusebio García González.

Muchas necesidades por atender que hacen que los proyectos municipales se dirijan por «dos caminos paralelos que no deben descuidarse. Por un lado, mantener los servicios de tal modo que todo el mundo puede aprovecharlos y, por otro, progresar».

En este sentido, el regidor santamarieño destaca el proyecto para construir un polígono industrial urbano y potenciar la oferta turística de la zona de la campiña «para que no sea gente de paso», a la vez que se promociona el Camino de Santiago de Madrid y se construye un albergue. «Se busca –añade– crear una economía diversificada que ayude a fijar población». Objetivo de todos los municipios. Y es que aunque Santa María la Real de Nieva ya cuenta con una variada fuente de empleos gracias a la presencia en la localidad de delegaciones de casi todas las administraciones, no ayuda al crecimiento demográfico. «Es nuestra gloria y nuestra servidumbre. Diariamente vienen cien personas a trabajar, pero no viven aquí. Si lo hicieran, tendríamos más ingresos y más servicios», lamenta.

Demandas

Entre esos servicios demandados, el alcalde reclama, sobre todo, infraestructuras para los más jóvenes, una vez que el pueblo cuenta con dos residencias de ancianos, una privada y otra municipal junto a la iglesia de Nuestra Señora de Soterraña, patrona del municipio, en torno a la cual giran las tradiciones santamarieñas y en cuyo honor se celebran las fiestas del 7 al 11 de septiembre.
Poner en marcha una guardería y contar con un aula para los alumnos de garantía social figuran entre los proyectos del Ayuntamiento, sin descuidar el día a día en el resto de los pueblos. Una gran extensión de terrenos a lo largo y ancho de 180 kilómetros cuadrados de la campiña segoviana, con sus diferentes características.

Iluminar la tradición

Las fiestas en honor de Nuestra Señora de la Soterraña cumplen cada mes de septiembre en Santa María la Real de Nieva con los tradicionales rituales

Isabel Jimeno.

Pedidoras y cantaoras de las pasadas fiestas de la Soterraña en Santa María la Real de Nieva / Isabel Jimeno

Han pasado cuarenta desde aquella primera edición en la que todo comenzó sin saber muy bien en qué consistía y el futuro de aquella iniciativa que el alcalde de entonces importó de su veraneo en Vinaroz. A Francisco Sanz Cubo le cautivó el desfile de aquella localidad y decidió que en Fuentepelayo se podía hacer algo similar para diferenciar sus fiestas de otras del entorno. Sin perder la esencia e importancia que los espectáculos taurinos, los actos religiosos y las verbenas tienen en el programa, el desfile de carrozas ocupa un puesto de privilegio.

Este año cumplirá 41 agostos de espectáculo y brillantez, de originalidad y de capacidad de atracción para los centenares de personas que en la tarde del sábado de las fiestas de Fuentepelayo se congregan en sus calles para ver pasar las ingeniosas creaciones en las que los fontepelayenses han puesto todo su empeño durante el verano.

Y es que mantener entretenidos a los jóvenes, que fueron los que primero empezaron a participar en el desfile, fue también uno de los objetivos iniciales del desfile. Con el paso de los años, la iniciativa cuajó en el pueblo y de las cuatro carrozas que participaron en 1966 se ha pasado a la docena que habitualmente concursa por el suculento premio que ahora se ofrece y que asciende a casi dos mil euros para el ganador y otras cantidades para los siguientes clasificados.

Aunque la tradición de montar una carroza sigue muy presente en la actividad estival de los fontepelayenses, lo cierto es que el desfile ha vivido momentos mejores, como en el 25 aniversario, cuando 18 creaciones hicieron las delicias de los espectadores, según recuerda Juan Cruz Serrano, uno de los vecinos que incluso ha escrito un libro (‘Arte sobre ruedas’) sobre esta característica tradición de Fuentepelayo.

Crítica política, social o temas de actualidad en la localidad, salpicados con una colorida dosis de ironía, risa y fantasía se mezclan en las carrozas, que desde sus inicios han variado la forma de elaborarse. Del material de desecho como madera, hierro y mucha escayola se ha pasado el ligero, cómo y rápido cartón fallero que los fontepelayenses manejan con soltura gracias a los cursos que han recibido de manos de expertos valencianos.

Cartón fallero

La nueva técnica permite hacer creaciones más espectaculares y grandes que lucen de forma grandiosa sobre las plataformas que incluso se han confeccionado para trasladar a las carrozas. Y la imaginación y profesionalidad de las carrozas ha permitido que incluso algunas (las ganadoras de 1990 y 1991, ‘Fantasía oriental’ y ‘Tierra a la vista’) desfilasen en los Carnavales de Madrid. Otras, como la representación a escala del Alcázar y del Acueducto, fueron indultadas y adornan dos rincones de Fuentepelayo.

Siguen siendo las peñas más veteranas, las que también cuentan con mayor presupuesto, las que confeccionan las carrozas más vistosas, aunque los jóvenes también se unen a la participación en la fiesta y durante el verano se afanan en construir su ‘falla’ y pensar los disfraces –un ingrediente también muy importante en los últimos años– con los que el resto del grupo animará el desfile para mantener así vivo el ‘espíritu carroceril’ de Fuentepelayo.

Social, patrimonial e institucional

Santa María la Real de Nieva basa su futuro en la oferta de servicios sociales, la vivienda, la actividad industrial y la consolidación de las instituciones

Isabel Jimeno.

Construir nuevas instalaciones de carácter social, consolidar la presencia en la localidad de las administraciones públicas que aquí operan y que constituyen un auténtico pulmón de vida y favorecer la construcción de viviendas y la instalación de empresas. Ésos son los pilares sobre los que se asienta la actividad del Ayuntamiento de Santa María la Real de Nieva, un municipio, que, como la mayoría del medio rural, pierde población, pero que quiere sacar partido a la actividad institucional y administrativa que atesora para asegurar un futuro próspero.

Para lograrlo, uno de los pasos es «consolidar las instituciones de la Junta de Castilla y León» que funcionan en el municipio y «potenciarlas», destaca el alcalde, Eusebio García González. El departamento de Agricultura reclama más espacio para trabajar y el Ayuntamiento ya le ha ofrecido una parcela para que construya allí sus nuevas instalaciones, junto con Medio Ambiente. Es una manera de asegurar la presencia de estos servicios que tanta actividad generan -diariamente acuden a trabajar un centenar de personas que no residen en el pueblo- a la vez que se recuperan los locales municipales en los que operan para nuevos usos entre los que figuran convertirse en centro de reuniones o sedes de asociaciones.

Otra de las transformaciones que pretende el Ayuntamiento es la de la antigua residencia municipal de ancianos, cerrada hace un par de años al no poder adaptarse a la normativa. El objetivo es convertir el edificio en un espacio cultural multiusos con auditorio, biblioteca, sala de juegos y hasta zona de servicios sociales para peregrinos o para atender otras necesidades aprovechando las 19 habitaciones de la residencia.

A la vez, el Consistorio también está manos a la obra para poner en marcha otra residencia y centro de día en terreno municipal, con ayuda de la Junta de Castilla y León para el mantenimiento, de gestión privada, pero reservando una serie de plazas para el Ayuntamiento y los mayores santamarieños.

Asentar población es otra de las metas de Santa María la Real de Nieva que tiene en marcha cinco «polígonos urbanos» que permitirán la construcción de unas 130 viviendas en un plazo de cuatro o cinco año, a la vez que promueve un polígono industrial de 50.000 metros cuadrados que persigue la atracción de empresas al municipio que propicien la creación de nuevos puestos de trabajo que ayuden a consolidar un futuro que ya «está asegurado», destaca el regidor.

La atención al patrimonio, uno de los grandes atractivos de Santa María la Real de Nieva, con su bella iglesia de Nuestra Señora de la Soterraña y el claustro del Monasterio de Santo Domingo, es otro de los focos de atención de este Ayuntamiento que debe atender las necesidades de los catorce núcleos de población que integran el municipio.

Catorce pueblos con problemas, demandas y características que requieren una coordinación especial a través de la asamblea de alcaldes pedáneos. Entre los mayores problemas que presentan destaca el de la contaminación del agua en algunos núcleos como Balisa o Santovenia, donde la alta concentración de nitratos obliga a realizar el abastecimiento mediante cisternas de agua potable. En otros, como Ochando, están rozando el límite, mientras que la calidad es excelente en otros más. Para que todos dispongan de suministro en sus grifos sin problemas, la Junta de Castilla y León ya trabaja en un proyecto para coger aguas superficiales que no estén contaminadas por nitratos ni arsénico.

Muchas necesidades, problemáticas, carencias y peculiaridades distintas de más de 1.200 habitantes dispersos en catorce núcleos diseminados por 180 kilómetros cuadrados que se funden en el Ayuntamiento de Santa María la Real de Nieva.

Un tesoro de siglos

Santa María la Real de Nieva posee una riqueza paisajística y monumental repartida en catorce núcleos

Elena Rubio Aragoneses

Santa María la Real de Nieva está en el corazón de la campiña. Sus llanuras y cultivos de cereal hacen de estos lugares un paisaje típicamente castellano, una zona donde el turismo no está demasiado explotado a pesar de sus numerosos rincones a descubrir. Por eso no es extraño que recientemente se hayan publicado unas rutas guiadas para descubrir el patrimonio artístico y natural de este término municipal, que engloba los núcleos de Aragoneses, Balisa, Hoyuelos, Jemenuño, Laguna Rodrigo, Miguel Ibáñez, Ochando, Paradinas, Pascuales, Pinilla Ambroz, Santovenia, Tabladillo y Villoslada.

Desde 1834, Santa María es cabeza de partido judicial por lo que tiene un juzgado de primera instancia, un registro de la propiedad y una notaria. Pero sobre todo, la villa tiene un conjunto de monumentos digno de recorrer, lo que permite descubrir al visitante la plaza de la Media Luna o la plaza de toros, construida en pizarra en el siglo XIX, una de las más antiguas de España.

Pero en la localidad destaca sobre todo destaca su iglesia que se construyó en el siglo XIV cuando el papa Clemente VII concedió las primeras bulas. Digna de ver es su portada norte con sus cinco arquivoltas decoradas con temas alusivos a la resurrección de los muertos. Su interior es también impresionante con un altar barroco presidido por la imagen de Nuestra Señora de la Soterraña y numerosas capillas con obras como la de 'Limpia Concepción de Nuestra Señora', las laudas de madera o pizarra que cubren las sepulturas de los vecinos de la villa o los dragones pintados sobre los nervios de la nave sur. Adosado al muro sur de la iglesia se encuentra el claustro donde no sólo hay que maravillarse de su construcción sino descubrir un repertorio iconográfico repartido en sus 85 capiteles.
Son motivos geométricos o vegetales y escenas de la sociedad bajo medieval donde se aprecia la actividad del pueblo llano en el mundo rural, algo que queda reflejado en el calendario agrícola. También se puede descubrir a la nobleza, con su tiempo dedicado a las cacerías, los torneos o la guerra.

Por medio de la heráldica se rinde homenaje a la Corona y a los reyes protectores como Enrique III y doña Catalina de Lancaster así como a Juan II y su esposa doña María de Aragón. El mundo religioso está representado por temas de tradición románica, como son las referencias al pecado por medio de animales fantásticos; el Antiguo Testamento por medio de Adán y Eva y el Nuevo con la Anunciación y la Huida a Egipto. También se hace eco de las actividades de los propios Dominicos, como su participación en la construcción del edificio, las liturgias, la enseñanza y la predicación. El claustro se comunica con la iglesia mediante una puerta abierta en el primer tramo de la galería norte.