Nieva

De blanco de Nieva

La producción de vinos Denominación de Origen Rueda ha permitido dar a conocer el nombre de la localidad

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Punto de encuentro entre el mar de pinares de las tierras segovianas y los viñedos, Nieva entremezcla en sus más de treinta kilómetros de término dos típicos paisajes de la llanura castellana, en los que el cultivo de cereal sobre el lugar en el que se asienta el municipio completa el paisaje, que puede contemplarse de un vistazo a la llegada desde la vecina localidad de Santa María la Real de Nieva.
De ancestral tradición vitivinícola, Nieva se ha hecho un hueco en el mundo de los caldos blancos gracias a la bodega que lleva el nombre del pueblo por todo el mundo. Conocido por su producción de vinos, el cultivo de la vid es muy importante en el pueblo, al igual que en otros de la zona, incluidos también en la Denominación de Origen Rueda. La producción de la variedad de la uva verdejo ocupa buena parte de las hectáreas de cultivo, en las que las cosechas de cereal comparten protagonismo; aunque son las hileras de cepas milimétricamente colocadas quienes ayudan en buena medida a mantener con vida el pueblo.

Bodega

Ahora la bodega que comercializa sus caldos con el nombre de Nieva ha realizado una gran labor para dar a conocer el nombre del pueblo y su importancia en la producción de vinos es fundamental. «Siempre es una satisfacción para todos los vecinos que el nombre comercial sea Nieva», destaca el alcalde, Miguel Ángel Antona Herranz. Pero la tradición vitivinícola no es una novedad en la comarca, que desde antaño ha aprovechado sus tierras para la producción de vino. Las bodegas excavadas en el subsuelo para elaboración de caldos por métodos tradicionales para consumo propio u otros más grandes como la del Monasterio del Parral –junto a la iglesia de San Esteban– dan fe de la fuerte tradición vitivinícola que siempre ha tenido el municipio.

Ahora, aunque el número de agricultores ha disminuido debido al envejecimiento de la población y la emigración del medio rural a las ciudades, las cepas plantadas en los campos de Nieva siguen siendo de gran importancia y ayudan en buena parte a mantener la actividad del municipio.

Servicios

Aunque el cultivo de la materia prima y elaboración del vino blanco de Nieva no emplea a muchos trabajadores durante buena parte del año, con la llegada del otoño y la época de recolección de los racimos la actividad laboral se incrementa y ha favorecido la permanencia de servicios como farmacia, centro médico, colegio, tiendas y bares, que en otros lugares cercanos han desaparecido.
Otra importante dotación que anima la vida de los nevatos en verano es la piscina, que el Ayuntamiento está remodelando para adecuarla a la nueva normativa. «Es un reto importante –apunta el alcalde– porque supone un gasto, y la piscina en Nieva es un atractivo importante para el verano», cuando la población pasa de los 350 habitantes en los que ha logrado estabilizarse a los cerca de quinientos.
Atender los servicios básicos como el alumbrado, el abastecimiento de agua y concluir la pavimentación de las calles son otros de los objetivos en constante punto de atención para el Ayuntamiento de Nieva. «Otros servicios que hay que dar son el problema», advierte Miguel Ángel Antona, que ve en la escasez de recursos municipales el mayor freno para la mejora de las dotaciones e infraestructuras, entre las que figura la conclusión del polideportivo que ya están llevándose a cabo.

Hermanos y descendientes

Nieva está hermanada con Nieva de Cameros, localidad riojana de la que procedían los repobladores del pueblo

Isabel Jimeno.

Un gran cartel amarillo a la entrada del pueblo desde la carretera CL-601 se encarga de recordar el hermanamiento que desde 1997 mantienen Nieva y la localidad riojana de Nieva de Cameros gracias a los viajes que un grupo de segovianos realizaban por otros lugares del mapa nacional. Un hermanamiento que también sirve de homenaje a los ancestros de los nevatos que ahora viven en el municipio. Y es que Nieva de Cameros es uno de los pueblos de los que procedían las gentes que entre el 1088 y el 1120, durante la Reconquista, repoblaron esta zona segoviana, y a la que deben el nombre de la localidad.

Y desde hace casi diez años, con motivo del hermanamiento entre ambos municipios, algunos de los vecinos de ambos pueblos se desplazan al otro con motivo de las fiestas patronales.

Entre las fiestas, Santa Águeda, recuperada hace unos años. Las aguederas lucen con orgullo los antiguos trajes elaborados a mano que han ido pasando de generación en generación y que el 5 de febrero muestran su esplendor mientras bailan la jota al ritmo de la dulzaina y el tamboril.

San Marcos, el 25 de abril; la Virgen del Pozo Viejo, patrona del pueblo, el fin de semana posterior al 15 de mayo, y San Esteban Protomártir, el 26 de diciembre son otras de las festividades.

Y entre fiesta y fiesta, para hacer más ameno el día a día en la localidad, las varias asociaciones que existen en el municipio organizan sus actividades.

Asociaciones

La más veterana es la asociación cultural La Unión, con casi dos decenios de historia. Actividades culturales y citas gastronómicas figuran entre sus actuaciones para los más de sesenta socios. Algo más numerosa, con un centenar de miembros, es la asociación de jubilados La Libertad, que desde hace unos siete años organiza excursiones y actos culturales. Casi el mismo tiempo lleva operando el colectivo juvenil Pino Morgas, con una especial dedicación a los asuntos medioambientales. Y un compendio de todas ellas, pues está integrada por varios miembros de cada asociación o colectivo del pueblo, se agrupa en la asociación cultural Pozo Viejo, puesta en marcha hace tres años a modo de comisión de festejos para coordinar las actividades culturales organizadas por los diversos colectivos, organizar y recuperar el espíritu de las fiestas de Nieva.

También el Ayuntamiento proporciona alternativas de ocio a sus vecinos. En el aula de formación las actividades no cesan. Cultura general, manualidades, clases de español para extranjeros, ‘patchwork’ y cursos especializados del sector ganadero son algunos de los cursos ofertados, que se completan con las clases de baile en el centro social.

Vino entre pinos y trigo

El Monasterio del Parral producía vinos hace siglos e incluso los vendía en su taberna de Segovia

Isabel Jimeno.

Desde lo alto, desde el privilegiado mirador que suponen la vecina y cercana localidad de Santa María la Real de Nieva se puede contemplar la figura que Nieva dibuja en el mapa. Aquí dos paisajes típicos segovianos se funden y se unen en este término municipal. Hacia un lado, al oeste, la vasta superficie arbórea del mar de pinares comienza su camino en Nieva. De hecho, más de la mitad del término está cubierta por la masa verde que dibujan los pinos albares y negrales, entre los que destaca un ejemplar único: el conocido como ‘Pino Morgas’, un árbol centenario cuya copa de pino piñonero puede divisarse desde lejos.

Por el otro, al sur, la llanura de la campiña segoviana, las tierras de labor, el cereal. Y entre ellas, un cultivo, el tesoro del pueblo: las vides que desde antaño han cultivado los nevatos.

Y es que a tiempos inmemoriales se remonta el cultivo de la vid en Nieva. Ahora es conocido por su producción de ricos vinos de la variedad verdejo bajo la protección de la Denominación de Origen Rueda, pero siglos atrás sus gentes ya fabricaban sus caldos. Las bodegas excavadas en la tierra están ahí desde antaño e incluso hay quien todavía, valiéndose de la viga, el canto y el sistema de palanca del lagar sigue elaborando sus vinos de manera artesanal.

Un técnica que en Nieva se domina a la perfección. No en vano, llevan haciéndolo durante siglos. Y no solo para consumo propio, pues en el antiguo Monasterio del Parral funcionaba también una gran bodega. Aquí vivían los monjes que se encargaban de gestionar las posesiones, entre ellas 15 hectáreas de viñedo, que aprovechaban para la fabricación de vino.

En Nieva cultivaban las vides, recolectaban la uva, la prensaban y la dejaban reposar para convertirse en los vinos que empleaban tanto para consumo propio de los monjes del Monasterio como para la venta en la taberna que sus hermanos tenían en Segovia. Incluso gozaban de un privilegio por el que los vinos de Nieva tenían preferencia sobre los forasteros a la hora de venderse, lo que supuso para los monjes del monasterio de este pueblo conseguir importantes ingresos por esta labor.

Desamortización
La desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, asestó un duro golpe a la orden religiosa, que se vio obligada a abandonar el Monasterio del Parral y los viñedos, aunque no supuso el fin a la producción vitivinícola. Tierras y bodegas pasaron a manos privadas, que continuaron con la producción por la que hoy es conocida Nieva.

Aún así, el viñedo pasó una etapa de decadencia de la que despertó gracias, sobre todo, al reconocimiento de la Denominación de Origen Rueda en 1980. Figura a la que también pertenece y pone límite Nieva y que permitió la apertura de una bodega en 1989 que distribuye sus vinos y lleva el nombre del pueblo por el mercado nacional, y la puesta en marcha recientemente de otra que también aprovecha la riqueza vitivinícola de la localidad.

Actividad social

Nieva concluye el nuevo centro cultural al que se trasladará el local de jubilados, recuperando así el salón de baile para las actividades de las fiestas

Isabel Jimeno.

Los recursos de un pueblo de poco más de trescientos habitantes son limitados y obligan a realizar los proyectos poco a poco, quizá más despacio de lo que tanto Ayuntamiento como vecinos quisieran, pero con paciencia y trabajo se van logrando los objetivos. Así, después de cuatro años de trámites y obras, los últimos remates dejan listo uno de los principales proyectos ejecutados en Nieva: su nuevo centro cultural. El inmueble está prácticamente listo para ser utilizado, aunque todavía quedan cosas pendientes por hacer para incrementar su utilidad

La planta de arriba todavía no está habilitada para acoger un uso aún por definir que pasa desde un posible centro de día, a sala de usos múltiples o local para jóvenes. Cuando se consiga la financiación necesaria, la intención del Ayuntamiento es continuar con los trabajos, pero por el momento ya disponen de un nuevo local al que se trasladará el centro de jubilados.

Los mayores contarán así con un local fijo y acabarán con el movimiento de enseres que debían realizar al menos dos veces al año, con motivo de las fiestas locales. Y es que la romería de la Virgen del Pozo Viejo, en mayo, y San Esteban Protomártir, en diciembre, hace necesario contar con un local cubierto para las celebraciones, por lo que el antiguo salón de baile recupera su uso obligando a los mayores a salir de él.

Pero ese trasiego tiene los días contados. En cuanto se inaugure el nuevo centro social, uno de los proyectos del Ayuntamiento, que ya piensa en las próximas actuaciones, es cambiar las viejas redes de saneamiento y agua potable, para acabar con las numerosas roturas y problemas que presentan las tuberías.

Una vez reformado el centro médico, el Consistorio de Nieva mira con especial atención a otro importante servicio: el colegio. Y es que los niños son el futuro y su atención es básica. Más de una treintena de escolares de Infantil y Primaria acuden a clase en la escuela de Nieva, que este curso cuenta con un profesor más para atender al mayor número de alumnos. Una buena noticia para este pueblo, que gracias a la llegada de algunos inmigrantes y al regreso de algunos matrimonios con hijos ha visto incrementar su población infantil y también el conjunto del padrón.

«Nos estamos manteniendo, que es una suerte», apunta la alcaldesa, María Luisa Gorgojo, una de esas hijas de pueblo que, después de años fuera, ha regresado a vivir a Nieva. «Se prevé que la población se mantenga», señala la regidora de este pueblo que tiene en el cultivo de la vid y la producción de vinos uno de sus pilares económicos destacados.

La superficie de viñedos cultivados al amparo de la Denominación de Origen vinos de Rueda aumenta y Nieva ya cuenta con dos bodegas en las que se elaboran estos caldos blancos con la uva verdejo como la principal variedad. Un sector cada vez con más peso e importancia que da vida y lleva el nombre de Nieva más allá de la provincia.

Vinos patrimoniales

Nieva es conocida por sus 'caldos' pero también posee importantes construcciones religiosas y civiles

Elena Rubio Aragoneses

Nieva es conocida más allá de nuestras fronteras por su vino. Unos caldos que superan los controles de calidad más estrictos y que se comercializan por todo el mercado nacional al estar dentro de la Denominación de Origen Rueda. En la actualidad existe una bodega que elabora vinos procedentes de las cepas del pueblo a partir de la variedad autóctona 'verdejo'.

Sin embargo, Nieva tiene mucho más, entre otras cosas, un rico patrimonio cultural desconocido para muchos segovianos. Entre los monumentos que posee la localidad se encuentra su iglesia, dedicada a San Esteban Protomártir. Es de estilo románico y data de los siglos XIII al XV. Está realizada en piedra y ladrillo, aunque destaca su ábside de estilo mudéjar y la gran cantidad de pequeños arcos de medio punto en ladrillo que se sitúan en la fachada. En su origen era de una sola nave, aunque ha sufrido muchas reformas y ampliaciones, entre las que sobresale la que permitió ampliar su nave inicial, cerrando la galería porticada que tenía en la fachada dando lugar a la segunda nave.

Gracias a la restauración llevada a cabo en 1999 se descubrieron las bellas arcadas románicas del pórtico exterior con sus capiteles de dragones. Todo un descubrimiento que engrandece aún más la espectacularidad de los arcos interiores. En esta iglesia también llama la atención su ábside de arquerías y su torre mudéjar de los siglos XIV y XV.

En cuanto a monumentos religiosos, en Nieva también es digna de reseñar la ermita de Nuestra Señora del Pozo Viejo, situada a unos dos kilómetros de la localidad, junto a la antigua línea férrea. Llama la atención su puerta de entrada que data del siglo XIII. Se sospecha que pudiera ser la del templo de San Benito, del desaparecido pueblo del mismo nombre.

Los visitantes también pueden contemplar en el interior de la ermita un característico arco de ladrillo, así como una balaustrada de madera que separa la nave del resto del templo. Los vecinos celebran la fiesta de la Virgen del Pozo el siguiente fin de semana al 15 de mayo. Ese día hacen una romería hasta la ermita donde después de una misa se ofrece un refresco y se hace una comida popular. Por la tarde hay teatro y juegos infantiles. Sobre las ocho se vuelve con la imagen al pueblo y a su entrada se bailan jotas a ritmo de dulzaina y tamboril hasta que entra en la iglesia unas horas más tarde.

De lo que hoy sólo se conservan ruinas es del Monasterio del Parral, situado en la calle del Cura número 30. Se construyó en el siglo XVI y de su origen conserva la fachada y el acceso al edificio a través de un arco de estilo mudéjar. En su interior existieron unas bodegas donde los monjes elaboraban un vino de gran calidad, para su consumo así como para la venta en la taberna que sus hermanos tenían en Segovia. La desamortización de Mendizábal en el siglo XIX fue un golpe mortal para esta congregación que se vio obligada a abandonar el Monasterio de El Parral y sus viñedos.

Donde hoy en día sí acuden muchos es a las piscinas de la localidad, construidas hace más de 25 años. Por este motivo, con los 62.477 euros del Fondo Estatal de Inversión Local acondicionarán y mejorarán esta infraestructura. También instalarán una báscula para camiones.

Fachadas de ladrillo y balconadas de madera

Dejando a un lado los edificios religiosos, también es digno de resaltar el Ayuntamiento de la localidad que posee un pórtico de tres arcos sobre los cuales descansa una balconada. En el centro, el reloj constituye un elemento característico además del eje de simetría.

Otros inmuebles dignos de reseñar son la vivienda situada en la Calle Puente, donde destaca su característica balconada y pórticos de madera; las viviendas de la calle Ochando, que fueron construidas en ladrillo en el siglo XIX, así como los inmuebles de la calle Posadas, en cuya portada se puede contemplar un arco de ladrillo de medio punto. Y la fachada de ladrillo de la calle Ayuntamiento, en cuya planta baja estuvo durante años el cine de la localidad para disfrute de los neveros.