Santiuste de San Juan Bautista

Polivalentes y polifacéticos

La asociación Actores, actrices y electricistas agrupa a los jóvenes de Santiuste de San Juan Bautista

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

La Asociación de Padres y Madres de Alumnos del CRA San Isidro, la de Amas de Casa, las mujeres integradas en la cofradía de Santa Águeda para celebrar por todo lo alto la fiesta de las féminas y la agrupación de jubilados con actividades para el colectivo de los mayores de San Juan Bautista son algunas de las asociaciones del municipio.
Y junto a ellas, en la sede que el Ayuntamiento les tiene cedida en las viejas casas de los maestros, se cuela una con un curioso nombre. Actores, actrices y electricistas es la denominación que los jóvenes santiusteros eligieron para denominar el colectivo surgido hace unos quince años.

Tres lustros en los que los integrantes se han ido renovando con la incorporación de nuevos jóvenes a la agrupación que sustituyen a aquellos que han salido del pueblo. Las actividades también han variado durante este tiempo, pero el espíritu sigue siendo el mismo: ofrecer alternativas de ocio para los vecinos de la localidad.

Ahora su principal actuación se centra en las fiestas de San Juan Degollao, en torno al 29 de agosto. Y es que en uno de los días, las actividades organizadas por la asociación Actores, actrices y electricistas son las protagonistas del programa, dirigido sobre todo a los más pequeños. Concursos de cocina,
exposiciones con los objetos realizados en los talleres que previamente se han impartido figuran entre sus actos, que van renovando en cada edición con nuevas iniciativas que les han llamado la atención en otras asociaciones.

Obras de teatro

Pero su nombre se debe sobre todo al actividad inicial que aunó los esfuerzos de los jóvenes de Santiuste de San Juan Bautista: el montaje de obras de teatro. Y es que como el propio nombre indica, ellos mismos hacen de todo: actores, actrices y electricistas encargados del montaje de la instalación, modistas que se ocupan de la caracterización y montadores del escenario en el que representarán el papel aprendido.

Y en las fiestas de San Juan Degollao tampoco faltan las verbenas y, sobre todo los espectáculos taurinos, que se remontan al año 1919, cuando por primera vez los vecinos de Santiuste de San Juan Bautista disfrutaron de las vaquillas por el campo con motivo de la festividad de San Frutos; aunque los toros se introdujeron en el programa en la pasada década de los cuarenta.

Desde entonces, la cita taurina es ineludible, como lo es también reunirse en el prado de Valdetello para degustar las sopas de ajo que elaboran dos vecinos del pueblo, tomar aguardiente y unas pastas antes antes de disfrutar de los encierros campestres para inaugurar dos de las jornadas de la fiesta, que continúan el resto del día por las calles, en los bares, en las peñas y en las verbenas que cada año atraen a vecinos de otros pueblos de la comarca.

Vino, gallos y rosquillas

Los chicos de 18 años de Santiuste de San Juan Bautista celebran en Carnaval la fiesta de los quintos

Isabel Jimeno.

Ser quintos siempre ha sido una época importante de la vida. La mayoría de edad, el sorteo para ir la mili y estrenar traje –para mucho el primero de su vida- eran motivos de celebración. Por eso, quizá, cumplir 18 años siempre fue especial en muchos pueblos y los quintos también eran protagonistas de otras celebraciones.

Hoy en día, parte de esa esencia se ha perdido. La supresión del servicio militar obligatorio puso fin a los tradicionales quintos –los que entraban en quinta para ir a la mili–, pero los jóvenes de 18 años siguen manteniendo vivas algunas de esas tradiciones, siendo los protagonistas de las fiestas y artífices de que las costumbres sigan vivas. Así ocurre en Santiuste de San Juan Bautista, donde esos jóvenes, aunque con algunas modificaciones fruto del paso del tiempo, continúan recreando la historia heredada de sus antepasados.

Una de esas fechas especiales son los carnavales. Además de los tradicionales disfraces en una fiesta para la diversión y los excesos antes de la austeridad cuaresmal, en Santiuste de San Juan Bautista también es época para que los jóvenes de 18 años tomen la calle. Antes sólo varones, pero ahora también chicas, recorren el pueblo y disfrutan del refresco que les ofrecen los padres en sus casas.

Botas y cántaras
Junto a ellos, otro ingrediente más de las fiestas: los gallos, que acompañan a los quintos. Y en un pueblo de tradición vitivinícola, con importante producción de caldos y ancestrales bodegas, no podía faltar el vino en las botas y las cántaras repletas para animar aún más la celebración en una jornada de fiesta y convivencia de los quintos, que también se unen ese día para comer y cenar juntos.
También en Semana Santa los quintos de Santiuste de San Juan Bautista tienen un papel importante. En concreto en la procesión del Domingo de Resurrección, cuando estos jóvenes que cumplen 18 años son los encargados de portar la imagen del Cristo Resucitado, ellos, y la de la Virgen, ellas, hasta el encuentro entre ambos celebrando la resurrección.

Y un año antes de llegar a esa etapa de la vida tan importante para muchos, los futuros quintos ya van entrando en ambiente con el conocido como ‘Día de la rosquilla’, también durante la Semana Santa.
Aunque en la actualidad hay años que no se celebra, la costumbre manda que ese día los chicos de 17 años recorran el pueblo rondando a las mozas, cantando bajo sus ventanas y disfrutando del refresco que ellas les ofrecen. Entre los manjares no faltan el tradicional vino y una típica rosquilla de Pascua que además da nombre a esta popular celebración en la que quienes van a quintos son los protagonistas de las fiestas de Santiuste de San Juan Bautista.

Patrimonio

La iglesia de San Juan Bautista, antes dedicada a los niños Justo y Pastor

Isabel Jimeno.

El monumento más destacado de Santiuste de San Juan Bautista es su iglesia parroquial. En la actualidad dedicada a San Juan Bautista, en otros tiempos se conoció bajo la advocación de los santos niños Justo y Pastor, de hecho, hasta el siglo XIX, la localidad se llamó Sant Yuste, es decir, San Justo. Templo de origen románico, estilo del que conserva el ábside semicircular. De esta misma época es la pila bautismal que está en el jardín próximo. En el interior del templo se conservan yeserías barrocas y un retablo de la misma época. También destaca el Cristo románico del siglo XII y la cruz procesional del XVII. Existió un convento de las Carmelitas Descalzas, aunque ya sólo queda el escudo en la facha en la que se ubicó.

Fiestas

La Virgen del Carmen y San Juan

Las fiestas mayores de Santiuste de San Juan Bautista se celebran a finales de agosto, en torno al día 29, en honor de San Juan Bautista Degollao, con gran protagonismo para la música y los espectáculos taurinos. Además, también se celebra San Juan, el 24 de junio, patrón de la localidad, y la Virgen del Carmen, el 16 de julio, la patrona. / i. j.

El Nombre

Sant Yuste hasta el siglo XIX

El nombre del pueblo ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Así, durante la Edad Media aparece como Sant Yuste, es decir, San Justo. Esta denominación se prolonga hasta el siglo XIX, pues se tiene constancia de que al menos desde hace más de cien años pasó a llamarse definitivamente Santiuste de San Juan Bautista. / i. j.

En el pasado

El Otero y Sanchón dos despoblados

Además del actual casco urbano, dentro del término de Santiuste de San Juan Bautista se localizan otros dos asentamientos hoy despoblados: El Otero y Sanchón, del que aún se conservan restos que atestigua su existencia. Además, existió un asentamiento y una necrópolis romana localizados en el conocido como pago de El Hornillo. / i. j.

La semilla de los tiempos

Pueblo de tradición agrícola, Santiuste de San Juan Bautista quiere rehabilitar una vieja bodega como museo sobre la evolución del campo

Isabel Jimeno.

El de El Olmillo es un caso atípico. Sorprende que buena parte del reducido censo esté integrado por jóvenes. Hasta 17 menores de 30 años se contabilizan entre los vecinos de esta pequeña pedanía de Aldeonte, con unas cifras de población aún menores. Son el fruto de la apuesta de José, Concepción, Marcos, Feliciana, Santiago, Teresa, Carlos, Juliana, Julio, Magdalena, José Manuel y Leonor, quienes hace unas décadas, cuando la emigración hacia las ciudades sacudió con dureza el medio rural, decidieron asentarse en su pueblo y formar aquí sus familias, numerosas en la mayoría de los casos. Y es que esos 17 jóvenes que engrosan el censo de El Olmillo son hijos de los seis matrimonios.

«Somos una pirámide de edad bastante rara para lo que es el medio rural», reconoce Cristina, una de esas jóvenes que ahora tiene ante sí el reto de decidir si, al igual que sus padres, se queda en el pueblo o su futuro estará lejos de El Olmillo. Por el momento, tras unos años de estudio y trabajo fuera, ha encontrado empleo como ingeniero agrónomo en la zona y ha regresado. «Me gustaría quedarme, estoy viendo los nichos para cuando se me acabe esto», comenta Cristina, la segunda de cuatro hermanos.

Al igual que a ella, su hermana Esther, de 20 años y estudiante de Arquitectura, también ve con buenos ojos fijar su residencia en el pueblo. «Aparte de las limitaciones de servicios, cuando tienes hijos, también tiene ventajas como la seguridad, el entorno saludable, la libertad y la tranquilidad con que se crían, la educación que te dan yo creo que también es hasta un poco diferente y las formas de ocio son menos dependientes, aquí te buscas más la vida. A lo mejor, al no tener tantos servicios, desarrollas un poco más la imaginación», comenta Cristina, quien ve bastantes ventajas en vivir en un pueblo.

Más gente para quedarse

Pero el suyo es un caso raro, pues la mayoría, aunque no quieren perder los lazos con El Olmillo, tienen sus miras puestas fuera de él. Incluso Óscar, otro de los seis jóvenes que «de momento» reside a diario en este pueblo en el que en invierno se quedan unas 35 personas, no tiene claro que su futuro pase por fijar aquí definitivamente su residencia. «Lo veo ‘chungo’», confiesa este chico de 25 años dedicado a la ganadería a quien le gustaría que hubiera «más gente». «Ahora en verano –apunta– hay más gente, pero en invierno aquí da un poco de ‘grima’ vivir. La verdad es que es triste. Aparte de mi trabajo, que me gusta mucho, no hay nadie. Estás deseando salir a Aranda, a Cantalejo... para ver gente».

Más personas es lo que también echa en falta Nuria, que sueña con encontrar un trabajo como administrativo en la zona y regresar al pueblo, aunque no tiene claro que desee formar su propia familia en el pueblo. Un caso similar es el de José Antonio, de 26 años, otro de los jóvenes empadronados en El Olmillo, pero al que su trabajo como ingeniero forestal le ha llevado a Castilla-La Mancha. «Salir de casa y no ver a nadie, ir al trabajo y volver otra vez a casa sin ver a nadie se hace duro».

También el trabajo y los estudios han llevado fuera a Gema. Ahora esta joven fotógrafa trabaja en Madrid, pero está pensando en darse a conocer en la zona para hacer algún trabajo esporádico en la zona y no perder la vinculación con El Olmillo porque “de continuo es imposible mantener aquí un negocio de fotografía».

La falta de salidas laborales cualificadas en el entorno de «una zona deprimida», la escasez de gente y las carencias de servicios son los motivos que mueven a la mayoría de estos jóvenes a ver su futuro lejos de un pueblo que, por el momento, llama la atención por el elevado porcentaje que los menores de treinta años suponen en el exiguo censo de El Olmillo.

Agricultura, ganadería y servicios

La diversificación de la economía ha permitido a Santiuste de San Juan Bautista mantener su población

Elena Rubio

Santiuste de San Juan Bautista es un pueblo con una economía muy diversificada. Hoy en día ocupa un lugar de honor en la industria vitivinícola gracias al buen hacer de Avelino Vegas, que en los años cincuenta puso los cimientos de lo que ha acabado siendo un gran grupo empresarial. Este emprendedor creó varias sociedades que hoy se encuentran presentes en todo el territorio nacional, ocupando el tercer puesto en el mercado del mosto, apostando por la Denominación de Origen Rueda y por la de Ribera del Duero.

Pero los habitantes de este pueblo no sólo destacan por sus actividades vitivinícolas. La localidad gozó de cierta fama en la comarca por sus melones negros, una producción que ha dejado paso a otra, la de los pollos. A estos trabajos hay que sumar los que se generan en el sector servicios, tres factores que han hecho que durante años esta localidad haya mantenido su población frente a otros pueblos de la provincia donde se han visto afectados por la despoblación del medio rural.

Pero Santiuste de San Juan Bautista no sólo tiene unos magníficos campos sino que también tiene un destacado patrimonio. Posee una iglesia de origen románico, de la que conserva un ábside y una pila bautismal en el jardín de acceso. Un templo que a lo largo de los siglos ha sufrido modificaciones, por lo que en su interior se puede contemplar un retablo churrigueresco y una cruz procesional de plata, usada eventualmente en funerales y que fue realizada en Segovia en el siglo XVII. Destacada es también la iglesia dedicada a San Vicente Mártir, situada en la pedanía de Bernuy de Coca. De estilo gótico mudéjar destaca por sus tres cuerpos y la alta torre con campanario.

Volviendo a Santiuste, en el casco urbano de la villa existió un convento de Carmelitas Descalzos, del que hoy tan sólo queda un escudo en una fachada. En su término municipal, en el pago de El Hornillo, también existió una necrópolis romana y dos despoblados más: El Otero y Sanchón, donde se han encontrado fósiles marinos.

Espacios naturales

En cuanto a espacios naturales, los vecinos de esta localidad tienen una zona a la que tienen una especial predilección. En dirección al camino del pinar se localiza el Molino del Amor. Ya en el siglo XVIII, se documentan dos molinos harineros, de dos ruedas cada uno, uno de ellos perteneciente a Marcos Pérez, vecino de Segovia, a quien le producía seis mil ciento sesenta y cinco reales, incluidos dos mil del molinero. Con el otro se conseguían anualmente novecientos reales.

Y dejndo a un lado los reales y volviendo a la moneda actual, el Ayuntamiento ha decidido invertir los 121.060 euros del Fondo Estatal de Inversión Local en ejecutar la calle Polideportivo.

Encierros en agosto

Las fiestas que más personas reúnen en la localidad son las dedicadas al patrón San Juan Degollado, a finales de agosto. Durante varios días, los vecinos se imbuyen en los festejos en los que no falta nada desde toques de dianas pasando por juegos para niños o verbenas. Pero sin duda, los días que más público hay son cuando hay encierros.

No sólo acuden de este pueblo sino de los de alrededor. Los encierros comienzan en el campo, en el paraje de Valdetello donde se puede disfrutar de sopas castellanas, bollos y aguardiente antes de la suelta de las reses. Luego el encierro transcurre por las calles de la localidad.

Otras fiestas principales son las de Santa Águeda, donde según la tradición se pasea a la santa con unas velas encendidas que si se apagan antes de entrar a la iglesia presagia un mal año; en San Isidro, al que se le realiza una ofrenda floral y en la Virgen del Carmen, donde durante un momento de la procesión se monta a los niños menores de dos años en las andas donde se transporta a la imagen.