Dos vidas diferentes
El abuelo de María Delgado, de 25 años, era uno de los mejores amigos de Jesús González, de 85
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De izquierda a derecha, Manuel Medina, alcalde de Villaherreros; María Delgado y Jesús González, en Villaherreros. :: LEONOR RAMOS |
LEONOR RAMOS
Es muy bonito compartir unos minutos con dos personas totalmente diferentes que tienen una misma ilusión, mantener vivo su pueblo y soñar que algún día Villaherreros vuelva a ser lo que fue hace ya muchos años. Les separan muchos años de edad, ambos han vivido cosas muy diferentes, pero María Delgado, de 25 años, y Jesús González, de 85 años, conocen de palmo a palmo los rincones de Villaherreros. El abuelo de María era uno de los mejores amigos de Jesús, que tristemente falleció hace un mes. «Conozco a María desde que era una niña y además nuestras familias siempre han tenido muy buena relación», dice Jesús.
Se llevan 50 años, una diferencia más que suficiente para poder asegurar que lo que vivió Jesús hace años en Villaherreros nada tiene que ver con lo que ha conocido María. «El pueblos ha cambiado mucho, antes por ejemplo no teníamos las calles asfaltadas y mira ahora qué bien está todo», recuerda Jesús, quien estuvo en la escuela hasta los 14 años, a pesar de que le tocó trabajar mucho en el campo ya de niño debido a que parte de su familia se tuvo que ir a la Guerra Civil. Siempre ha trabajado en el campo y cuando se jubiló estuvo trabajando de concejal en el ayuntamiento.
Ahora María conoce un pueblo diferente, con calles asfaltadas -pusieron el cemento los propios vecinos, entre ellos Jesús- con todo tipo de servicios que mejoran la calidad de vida pero con algo que antes sí había, vecinos. «El problema es que no hay trabajo y por eso la gente joven se marcha del pueblo, como me ha pasado a mí, pero espero que cuando acabe de estudiar pueda encontrar algo por aquí e instalarme en Villaherreros», dice María. Ella estudia en Palencia, está preparando unas oposiciones, y pasa los veranos en Villaherreros. «Durante los fines de semana siempre me he venido al pueblo porque siempre vuelven las amigas y amigos, así que no hace falta pensar en venir o no porque siempre hay alguien con el que salir», apunta. Si de su edad no hay nadie, María no tiene problema porque se juntan de todas las edades. «Si no hacemos eso y nos sentamos cada uno en una parte del bar no tendría sentido», dice.
Revista Voces
Hace diez años que un grupo de jóvenes de Villaherreros decidieron reinaugurar la Asociación Cultural Sin Fronteras, desaparecida durante unos años. «Me acuerdo que cerraron el bar y queríamos un local, así que le pedimos a la alcaldesa un local, pero nos dijo que era necesario tener una asociación, así que como esta ya tenía los estatutos, pues la pusimos en marcha», afirma. María tenía entonces 15 años.
Decidieron retomar la revista 'Voces', que se hacía antaño en el pueblo con historias, noticias y anécdotas ocurridas durante el año, porque la publicación sale en Navidad. «No sabes cómo esperan los vecinos esta revista y lo que colaboran con nosotros enviándonos artículos o lo que haga falta». Como dice María, «a estas alturas seguro que hay más de uno ya tiene el artículo escrito a la espera de enviárnoslo». Todo el mundo que quiera puede remitir sus noticias. Jesús conserva todos los números de la revista desde que empezó.
Relación por Internet
María y el resto de integrantes de la asociación que elaboran en la revista hablan durante el año vía Internet. «Estamos fuera la mayoría y por eso nos escribimos e-mails y vamos cerrando secciones o concretando temas y demás», apunta. Lo que ella espera es que las nuevas generaciones se encarguen dentro de unos años de la asociación y de la revista para que esta no desaparezca.
Está claro que María y Jesús han vivido cosas diferentes, pero los dos tiene claro una cosa, como Villaherreros no hay otro sitio igual. Jesús ha envejecido en su pueblo y a María no le importaría hacerlo, pero para eso el pueblo tiene que tener futuro. Ella y el resto de gente joven ya está luchando porque Villaherreros tenga futuro.
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