San Cristóbal de Boedo

El encanto de una joya abandonada

Su acceso directo a la autovía provoca el interés por la compra de casas en San Cristóbal de Boedo

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

San Cristobal de Boedo, desde el campanario de la iglesia.

Aseguran que en este lugar se encuentra una joya abandonada. Dicen que los techos policromados de la iglesia parroquial de San Facundo y San Primitivo son una maravilla. Y afirman que las escaleras de piedra que suben por las entrañas de la torre hasta el campanario son únicas.

Sin embargo, el estado general de conservación de algunos de los elementos del templo deja bastante que desear. De ahí que el alcalde de la localidad, Anselmo Fuente, también coincida en definir a esta iglesia como una joya abandonada que se encuentra en lista de espera para su rehabilitación.

Una joya que guarda en su interior otros tesoros, como una imagen de la Virgen con el Niño, del siglo XIII, y otra del Cristo de la Salud.

El patrimonio artístico de la localidad se completa con una fuente neoclásica, de principios del XIX, y una ermita mozárabe del año 1040, dedicada a la Virgen de la Muela.

San Cristóbal de Boedo bien puede hacer valer cada uno de
estos monumentos, pero por lo que se refiere a su futuro de lo que sí puede sacar partido es de haber conseguido que los accesos a la autovía que pasará en unos años por esta zona hayan sido situados justo frente a la salida de esta localidad.

Este detalle ha originado últimamente un importante movimiento en torno a la compra de casas. Sobre todo, por parte de algunos residentes en Santander. Un total de trece viviendas han sido adquiridas en estos meses, una vez se conoció la definitiva ubicación de esos accesos a la autovía.

Asimismo, ya se encuentra en proyectola construcción de una casa rural, con cinco habitaciones, y una posada, con dieciocho.
Todo hace pensar que este interés por San Cristóbal siga creciendo, y que con él llegue la oportunidad que muchas de las poblaciones del medio rural en Palencia esperan desde hace tiempo para poder confiar en un futuro halagüeño.

A la gran magnitud de esta obra vial también se aguarda en San Cristóbal de Boedo a que se sumen otras de menor entidad, pero de vital importancia para sus habitantes. Se trata del arreglo de la carretera entre Hijosa y Sotobañado, y del asfaltado del camino rural que une a Herrera de Pisuerga con el pueblo.

Al parecer, tiempos mejores se acercan. Aseguran que desde lo alto de la torre, en el campanario, se pueden llegar a ver.

El guardián que atesora

Los vecinos de San Cristóbal reciben con alegría la próxima rehabilitación de la iglesia

Soraya de las Sías

Las viejas historias y leyendas de la mitología recuerdan que el cancerbero era el perro de tres cabezas que guardaba la puerta de los infiernos. Ahora, sin embargo,
a medida que ha ido mermando y desapareciendo el apego a lo divino y lo mágico a la hora de explicar el origen de las cosas y de los acontecimientos, la palabra se ha ceñido a definir básicamente al portero o guardián que cuida con respeto y tesón aquello que atesora.

En esta segunda acepción y significado se encasillan muchos pobladores del medio rural, especialmente los de localidades más pequeñas, en las que el éxodo de habitantes ha sido más constante, despiadado y brutal. Es el caso de San Cristóbal de Boedo: su padrón municipal tiene registradas 35 personas, de las que apenas 18 residen habitualmente en la localidad.

Pero el hecho de ser pocos no ha causado mella en su entusiasmo y no ha frenado sus intenciones y proyectos. De hecho, nunca se han apeado de sus ideas, han defendido con orgullo lo suyo y han procurado atesorarlo y conservarlo con esmero y prudencia, sobre todo la iglesia parroquial dedicada a los santos Facundo y Primitivo.

Aseguran que el templo alberga en su interior bienes muebles de gran valor, entre los que destacan varios retablos y una pila bautismal, además de los techos y las bóvedas con yeserías barrocas de crucería estrellada. Sin embargo, los años no han pasado en balde y el edificio está deteriorado y se resiente de sus enfermedades, la humedad y la carcoma. «Siempre hemos apreciado lo poco o mucho que teníamos y hemos tratado de mantenerlo en buen estado. Por eso, hace unos años tuvimos que construir unos muros de contención para evitar el desprendimiento inminente de una pared», explica el alcalde de la localidad, Anselmo Fuente Gutiérrez.

Después de llamar varias veces a la puerta de las administraciones y de presentar numerosas solicitudes para recibir ayudas económicas y rehabilitar la iglesia, por fin la Junta de Castilla y León ha anunciado al regidor que se otorgará una subvención para el arreglo de la cubierta, las escaleras y la estructura interior de la iglesia. «Es una de las mejores noticias que nos podían dar, porque llevábamos mucho tiempo esperándolo», agrega el regidor.

No es el único templo que los vecinos de San Cristóbal miran con cariño, pues también se enorgullecen cuando hablan de la ermita de la Virgen de la Muela, a algo más de dos kilómetros del caserío, que alberga restos mozárabes y un arco triunfal de herradura con relieves de rosetas y canecillos. Hasta allí se desplazan en procesión los vecinos el segundo domingo de agosto para celebrar una misa en honor a la Virgen de la Muela y para participar en una comida de hermandad.

Para esas fechas, habrá familiares y amigos, a los que los vecinos seguirán enseñando con orgullo su pueblo y sus tesoros, los que guardan y defienden durante todo el año como centinelas, vigías y cancerberos.

San Cristóbal tendrá acceso directo a la autovía a Cantabria S.S./PALENCIA     Las máquinas trabajan en las obras de construcción de la autovía Cantabria-Meseta. / S. de las Sías Muchos de ellos añoran la etapa de esplendor en la que había más de 700 trabajadores en tres relevos. «Cuando se producían 250.000 kilos diarios de galleta, cuando una docena de vagones de materia prima llegaban al almacén y cuando cada día salían varios camiones a Madrid y otros puntos a llevar el producto», señalan Antonio Fernández y Francisco Aparicio. Sin embargo, la gallina de los huevos de oro dejó de poner. Por un motivo o por otro, aquellas fábricas que habían dado un puesto de trabajo a tantos hijos de agricultores y pastores de la comarca – «muchas veces a cambio de terrenos»– iban diciendo adiós. Tefe, Ruvil y Fontibre acabaron desapareciendo. Después llegó la crisis de Fontaneda, que sucumbió al paso de las generaciones de propietarios, a unas instalaciones obsoletas y al empuje de una economía global en la que el aroma del dinero y de la rentabilidad a costa de cualquier cosa se imponían a la calidad y la tradición. En 1996, la multinacional Nabisco compró la fábrica y la marca Fontaneda. Al poco tiempo presentó un expediente de regulación de 123 puestos de trabajo. «Esto solo era el inicio de una crisis que todos habíamos visto venir», manifiesta el grupo. En el 2002, cuando las aguas parecían estar en su cauce, la multinacional United Biscuits anuncia el cierre de la factoría aguilarense. La crisis laboral era también social y política. Era el final de la comarca. Entonces llegaron las manifestaciones masivas y los encierros, protestas tildadas de reivindicaciones justas desde algunos sectores, y de espectáculos mediáticos, desde otros. Sin embargo, aquella unión y apoyo comprometido sirvió para avanzar en pro del futuro de la factoría y por ende de muchos negocios de la localidad. La solución vino con la compra de la fábrica por parte del Grupo Siro, que después anunció la construcción de una nueva factoría, «la más moderna del mundo», según su presidente, Juan Manual González Serna. Al mismo tiempo, Galletas Gullón, a la que muchos vieron como la hermana pequeña durante años, creció de la mano de Teresa Rodríguez, y anunció su tercera fábrica en la localidad. La visión de futuro no llegó de ningún oráculo, sino de muchas personas: los que antaño lo hicieron en aquellas condiciones y los que ahora continúan manteniendo ese rico aroma a vainilla. Que menos que gracias.

Coger el último tren

Los vecinos de San Cristóbal analizan las ventajas que supondrá la autovía y el turismo para el futuro local

Texto y fotografía de José Luis de Román González.

Dos Reales. Así se denomina la casa rural que se ha inaugurado recientemente en San Cristóbal de Boedo. Como aquellas monedas que equivalían a veinticinco céntimos de peseta. Una referencia a la numismática de antaño que sus propietarios han querido vincular al estilo de decoración rústica con muebles antiguos que lucen cada una de las salas y habitaciones del establecimiento, ubicado en la parte alta de la calle Real. Allí, en una situación privilegiada, con vistas a la torre de la iglesia de San Facundo y San Primitivo, así como a la parte baja del casco urbano, donde se aprecia la grúa que dirige los trabajos de construcción de otra casa rural.

Una proliferación de negocios turísticos que el alcalde, Anselmo Fuente Gutiérrez, achaca al inicio de las obras de construcción de la autovía Meseta-Cantabria A-67 y al acceso directo que la localidad tendrá a esta infraestructura viaria. Estas circunstancias, explica, han disparado la oferta y demanda de terrenos, corrales y viejos inmuebles.

En un repaso visual al caserío, contabiliza diecisiete casas antiguas y solares que se han vendido en los últimos años, bien a hijos del pueblo que quieren pasar fines de semana y vacaciones en San Cristóbal, bien a gente de fuera que ha apostado por instalar su negocio en el pueblo.

Coches antiguos
« La casa rural que ha comenzado a funcionar, con muy buenas expectativas, por cierto, es propiedad de unos vecinos de Torrelavega que regentan en Villabermudo un establecimiento de antigüedades y regalos denominado Adobe», señala el alcalde, mientras especifica que la apuesta de este empresario es firme y seria, con nuevos proyectos e iniciativas de cara a un futuro próximo. «Su intención es adquirir unas antiguas tenadas, acondicionar todos los terrenos de forma integral y habilitar una exposición de coches antiguos. Pienso que es una buena idea, que puede atraer a más gente al pueblo», confiesa Fuente Gutiérrez.

Para ver funcionar la segunda casa rural, de una familia de Santillana del Mar con raíces familiares en la localidad, habrá que esperar unos meses. Para entonces, los viajeros que lleguen a este rincón del valle del Boedo podrán disfrutar de un ambiente relajado y tranquilo, además de un paseo por el patrimonio, por el templo parroquial, por la fuente neoclásica o por la ermita de la Virgen de la Muela, junto a las vías del tren.

A pesar de todo, hay quien muestra sus reparos y recelos. Algún vecino piensa que detrás de todo hay gato encerrado. Otros le intentan buscar tres pies al felino, y los más desconfiados temen que se lo intenten dar por liebre. En cualquier caso, los que miran con buenos ojos estas iniciativas turísticas les animan a valorarlas en su justa medida, aunque lleguen de fuera. Porque saben que aunque el viejo apeadero de la línea ferroviaria Palencia-Santander esté fuera de servicio, ésta es la oportunidad de oro que tienen para coger el último tren de futuro para San Cristóbal.

Turismo activo junto a la A 67

La autovía ha propiciado la venta de 24 viviendas y la apertura de una casa rural y un hotel

Texto y fotografía de Eduardo Plaza.

El sol todavía aguanta a última hora de la tarde porque sabe que la noche de San Juan está cerca. Las calles de San Cristóbal apenas tienen trasiego, hasta que llegamos a una nave en la que tres agricultores departen sobre sus faenas cotidianas. Dos de ellos son hermanos y viven en Herrera, pero trabajan en San Cristóbal, por lo que pasan casi toda la jornada en este pequeño pueblo. Jorge, un joven agricultor de Santa Cruz de Boedo que nos ha guiado por los pueblos de la comarca, se adhiere a la tertulia. En ella se hace referencia a las iniciativas que están cambiando positivamente las perspectivas de futuro en San Cristóbal. Una de ellas es una bonita casa rural que funciona legalmente desde mayo, aunque ya llevaba un año terminada, y que ha sido llevada a cabo por un vecino de Torrelavega, quien también regenta una tienda de antigüedades en Villabermudo. Dispone de 8 habitaciones, 16 camas y 5 camas turcas para los más pequeños, que en breve se ampliarán en otras dos o tres.

La buena acogida de este establecimiento se demostró este fin de semana con la presencia de 22 personas y con las reservas al completo confirmadas hasta septiembre. Junto a esta casa rural, otro proyecto en esta materia verá previsiblemente la luz en julio. Se trata de un hotel que superará la veintena de camas. El emprendedor de este proyecto también procede de Cantabria, en este caso de Santillana del Mar. Y es que la autovía A 67 y la salida que habrá entre Santa Cruz y San Cristóbal ha sido fundamental para este impulso y para la compra, en tan sólo un año, de 24 casas y solares del pueblo. Y por si fuera poco, un empresario de Madrid ha adquirido tres casas de la localidad con la idea de convertirlas en una residencia de ancianos, uno de los servicios más demandados en la zona. Ilusionantes proyectos para recuperar la vida perdida.

San Cristóbal se asoma a la A-67

La construcción de la autovía de Cantabria ha devuelto la vitalidad perdida en las últimas décadas a pueblos como San Cristóbal de Boedo, que se estaban quedando marginados

GONZALO ALCALDE CRESPO

Bueno, aquí estamos, con legañas en los ojos, pues la noche de San Juan ha sido larga, y eso que es la más corta del año. Entre saltar la hoguera, el 'aserrín, aserrán...' y 'buscar el trébole' se nos ha hecho de día, y por aquí andamos, por el valle del río Boedo, una de las zonas menos conocidas de la provincia de Palencia. Aunque dentro de poco será algo más conocida, pues por allí se mueven las obras de la autoría de Cantabria a la Meseta (A-67), o viceversa, que promete devolver a la vida a unos territorios que se habían quedado un tanto marginados.

Nunca este diáfano y abierto valle había conocido tan frenética actividad. Por allí andan hombres de amarillo fluorescente y máquinas de todo tipo, y eso que me dicen que ahora hay menos que al inicio de las obras. He dicho que «nunca este valle había conocido tanta actividad», bueno, pues no es del todo exacto, ya que hace un siglo hubo la misma, cuando a través de una buena parte de este viejo valle se trazó la línea del Ferrocarril del Norte, que por allí sigue discurriendo. Esperemos que no se tenga que esperar otros cien años para que pase la Alta Velocidad.

De todas formas, y esto es una propuesta mía, los de la autovía se podían tirar 'el nardo', y aprovechando que San Cristóbal es el patrono de los viajeros y caminantes para animarse a construir cerca de este pueblo que lo tiene por patrón un área de descanso, donde existiese un pequeño humilladero que lo recordase, y que a su vez permitiese a los viajeros hacer un alto en el camino, a la vez que disfrutar de estos acogedores parajes del Valle del Boedo. ¡Ahí queda la idea, por si alguien la quiere aprovechar!

Cuando lleguemos a San Cristóbal de Boedo, comprobaremos que su recogido y ameno caserío se instala sobre una pequeña loma en la margen izquierda del río Boedo, quedando separada de éste por la ya mentada línea férrea entre Palencia y Santander.

La iglesia parroquial de San Cristóbal domina sobre el casco urbano de la villa, dedicándose a los Santos Facundo y Primitivo, en la cual se han realizado recientemente algunas obras de apeo y mejora, como nos lo recuerda un cartel de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León.

El templo reparte su planta en tres naves separadas por pilares, que a la vez sustentan bóvedas de arista recubiertas con yeserías barrocas y estrelladas en el presbiterio. Dentro, varios retablos barrocos y neoclásicos forjan su patrimonio sacro, destacando el mayor y el del lado de epístola, de la segunda mitad del siglo XVII, adornado con una escultura gótica de la Virgen con el Niño del siglo XIII, a la cual hace compañía una buena imagen de un Cristo gótico del siglo XIV.

Riqueza interior

Si nos damos una vuelta por las calles de San Cristóbal de Boedo, veremos que algunas de sus casas han sido agradablemente reformadas. Me dicen que son alojamientos de turismo rural, viéndose claramente que sus propietarios han realizado un gran esfuerzo por conservar en ellas su aspecto más tradicional, intuyéndose entrañables rincones de corrales y patios que alojan palomares y aderezos propios del territorio. Vencejos y golondrinas cruzan el cielo con sus trinos y planeos, mientras -de pasada- beben agua en las cristalinas aguas de una fuente-picota neoclásica, fechada en el año 1809 y que adorna la pequeña plaza del pueblo.

Recomiendo al viajero que se anime a visitar San Cristobal, que cuando esté allí se dé un paseo aguas abajo del río Boedo, pues a poca distancia del pueblo se localiza la ermita de la Virgen de la Muela, en la cual todavía se pueden ver vestigios de su origen mozárabe, destacando su arco triunfal de herradura con relieves de rosetas, espirales y zig-zag, así como algunos fragmentos de cornisas y canecillos.
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