Ampudia

Por Campos y Alcores

El castillo de Torremormojón es un sugestivo mirador para observar hasta las montañas de León

GONZALO ALCALDE CRESPO / PALENCIA

Presumen los que viven por estos pagos de que aquí se cría un frío sano, que puede parecer un contrasentido, pero que no lo es tanto, sobre todo si viesen como he visto yo algunas buenas sartas de chorizos colgadas en un balcón, acompañadas de varios piques de cerdo a los que las bajas temperaturas parece que les estaba sentando muy bien. Y eso mismo han debido de pensar una pareja de modernos que, instalados en un descapotable de ultima generación, recorrían las calles de Ampudia cuando el termómetro externo de mi coche marcaba los cero grados. Y eso, según me dice un vecino del pueblo, tampoco es tanto, pues a la hora de la verdad no es ni frío ni calor.

Con todo, un sol casi rabioso me obliga a ocultar detrás de las gafas de sol mis bonitos ojos del color de la Coca Cola, como canta Fito, el de los Fitipaldis. Y arrullado por su música y sus mejores letras, me voy a dar una vuelta por estas cinco villas que cabalgan a medio camino entre la Tierra de Campos y las prolongadas cuestas de los Montes Torozos.

Mi primera parada la hago en Torremormojón, sin atreverme esta vez a subir hasta las ruinas de su castillo. Pero lo he hecho otras veces y puedo asegurarles que es uno de los miradores más sugestivos de esta parte de la Tierra de Campos, y en días claros pueden verse desde allí hasta las montañas de Riaño, en la vecina provincia de León.

Pero casi la misma visual tendríamos si nos encaramásemos a la imponente torre de la iglesia parroquial de Santa María del Castillo, la cúspide románica más alta de la provincia de Palencia. Y ya no les digo nada si pudiesen visitarla por dentro, donde destaca su magnífico retablo mayor plateresco, obra de uno de los mejores escultores que en esta tierra hubo, Juan de Balmaseda, o el bello tríptico del maestro de Calzada.

Llegar hasta Ampudia son cinco minutos de coche. Mientras recorremos esta pequeña distancia, veremos destacar sobre el caserío del pueblo la filigrana pétrea de la torre de su Colegiata de San Miguel, conocida popularmente como 'la buena moza de Campos'. Cerca de ella, también localizaremos y podremos visitar su Museo de Arte Sacro. Pero además, Ampudia nos ofrecerá muchas más cosas para pasar la mañana, pues es una de las más importantes villas monumentales de la provincia de Palencia: su singular castillo alcázar, su imponente conjunto de calles porticadas, o el Hospital de Santa María de la Clemencia, que ejerce de Oficina de Turismo, y donde, además de aportarles información sobre cada rincón de la villa, podrán contemplar algunas de sus exposiciones.

Y si les entran ganas de comer, no van a tener ningún problema para encontrar donde hacerlo, pues varios son los establecimientos hosteleros con los que cuenta esta villa terracampina, aunque yo les recomiendo que lo hagan en la Casa Atienza o en el Mesón de Ampudia. No lo olvidarán nunca.

Pero si son parcos en el yantar y lo suyo es aquello de que con pan, queso y vino se anda el camino, no les va a quedar más remedio que aproximarse a la cercana población de Villerías de Campos, pues por allí andan los hermanos Paramio curando su afamado queso Campos Góticos. Además, ya de paso, podrán hacer una visita a la ermita del Cristo de la Salud, que dicen que es muy milagrero.
Otro tanto se dice de algunas de las imágenes que alojan los dos grandiosos templos de la relativamente próxima villa de Castromocho. Por una parte, veremos las torres gemelas de San Esteban -que se edificó en el siglo XVI-, y por otro, la torre de cinco cuerpos decrecientes de Santa María, que se rematan con un chapitel con tejas vidriadas y a la que se une su bella portada plateresca. Protegiéndola, veremos un excelente artesonado mudéjar, muy necesitado de restauración. Dentro del templo, podremos contemplar la imagen de la patrona del pueblo, que fue obra de una de las pocas mujeres escultoras barrocas nacida por estas tierras, la riosecana Luisa Ignacia Roldán, más conocida familiarmente como 'La Roldana'. Y para finalizar este recorrido por estos campos y alcores, un buen lugar para hacerlo es aproximarnos a la pequeña localidad de Boada de Campos, donde casi saldrá a recibirnos la singular torre de su iglesia gótico-mudéjar. que aloja en su interior unos buenos artesonados, joyas de la mejor carpintería de lo blanco realizada por algunos de los maestros ebanistas mudéjares que vivieron y trabajaron por estas tierras.

No lejos de ella, veremos que unos carteles nos recomiendan visitar la cercana Laguna de Boada, donde nunca mejor que en esta época podrán contemplar a un sinfín de aves acuáticas migratorias que a estas soledades de la Tierra de Campos vienen a pasar el invierno. Y si quieren saber más sobre el tema, no dejen de visitar la Casa de la Laguna de Boada, si la encuentran abierta al público.

Entre los cincuenta mejores

Ampudia ha llevado a cabo una constante e inquebrantable recuperación de su casco histórico

Gonzalo Alcalde Crespo

Circula por la red de redes de los internautas una presentación (PPS) en la que se promocionan mediante fotos los cincuenta pueblos más bellos de España, y entre los escogidos figura esta palentina villa de Ampudia. El artífice de esta presentación no ha exagerado al colocar a esta villa terracampina entre esas cincuenta poblaciones seleccionadas, pues los palentinos saben de sobra que Ampudia, junto con Aguilar de Campoo, son dos de los pueblos más representativos de la provincia de Palencia.

Como de Aguilar ya hablaremos (aunque no figure en esa lista), hoy diremos que Ampudia es un pueblo único y que no se ha ganado esta fama porque sí, sino más bien por haber llevado a cabo durante muchos años una constante e inquebrantable labor de recuperación de su casco histórico. Y por lo tanto, de su patrimonio artístico cultural y urbano, digno de encomio del que no sólo han de sentirse orgullos los ampudianos -que me consta que lo están-, sino también todos los palentino, pues de actitudes y entregas como éstas anda un poco necesitada esta tierra.

Antiguo y viejo

Los que nos movemos por lo rural sabemos que no suele ser fácil para los ayuntamientos y para quienes los presiden y gobiernan convencer a sus convecinos de que es mejor rehabilitar algo antiguo -y algunas veces hasta considerado como viejo- que construir algo nuevo y posiblemente más necesario. Vista en la actualidad Ampudia, está claro que los últimos equipos municipales de su ayuntamiento han sabido llegar a ese 'entende', pues nada más hay que darse una vuelta por la villa para percatarse de ello.

Al aproximarnos a Ampudia, desde cualquiera de los cuatro puntos cardinales descubrimos la esbelta figura de 'la buena moza de Campos', filigrana pétrea (más de 60 metros de altura) de la torre de su colegiata de San Miguel, templo de estilo gótico renacentista construido entre los siglos XIII y XVI. Junto con su Museo de Arte Sacro ubicado en el antiguo Convento de San Francisco y la fortaleza de su conocido castillo -uno de los mejor conservados de España- conforman el mejor muestrario de obras de arte que por siglos ha dejado la historia.

Y no digamos ya de su imponente conjunto de calles porticadas (Corredera, Ontiveros...), donde la planta superior de las viviendas reposa sobre postes de madera o columnas de piedra, conformando uno de los conjuntos arquitectónicos urbanos tradicionales más bellos de España. Se mantienen en pie desde el siglo XVII, aunque recientemente se han rehabilitado, no sólo para el disfrute y uso de sus vecinos, sino también para gozo de quienes les visitemos.

Por otro lado, y según destaca su alcalde Domingo Gómez Lesmes, la villa de Ampudia va a contar con un nuevo espacio cultural que se ubicará en el ya rehabilitado edificio del antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Clemencia,. El uso todavía está por determinar, pero se pretende convertir en un verdadero centro de dinamización de la villa y su comarca.

Para asegurar el progresivo desarrollo de la población y la estancia y permanencia de los visitantes, Ampudia cuenta ya con una variada oferta de establecimientos hosteleros, lo que ha facilitado que esta villa se haya convertido en pocos años en unos de los puntos más atractivos a visitar de la provincia de Palencia.

Otro pequeño rincón que no debemos de dejar de visitar cuando estemos en Ampudia es la cercana pedanía de Valoria del Alcor, pequeña población que con orgullo nos muestra su iglesia románica de San Fructuoso, el original barrio de bodegas que se excava a su alrededor, y la sencilla ermita de la Virgen de Guadalupe, que ofrecerá una excelente panorámica de la población desde una cuesta cercana.

Un paseo por el patrimonio

Ampudia apuesta por el sector turístico y la energía eólica como yacimientos de riqueza y empleo

Eduardo Plaza

Casas porticadas. El Ayuntamiento ha acondicionado los soportales y sus entornos. /E. Plaza

Pocas localidades pueden presumir de una arquitectura, tanto religiosa como civil, tan rica y variada como la que ha hecho de Ampudia un pueblo único para sus vecinos y para sus cada vez más numerosos visitantes que se acercan a descubrir esta villa, declarada conjunto histórico artístico en 1965. Según nos vamos aproximando, descubrimos la figura esbelta de su espléndida iglesia colegiata de San Miguel, templo de estilo gótico renacentista construido entre los siglos XIII y XVI, en el que destaca su torre de 62 metros, conocida como ‘La Giralda de Campos’.

Variamos muy poco nuestra mirada y divisamos su espléndido castillo. Es, sin lugar a dudas, el mejor conservado de la provincia, y aunque guarda restos del siglo XIII, su estructura actual fue levantada en la segunda mitad del siglo XV. Monumento nacional desde 1931, alberga una importante colección de antigüedades y objetos artísticos. Precisamente con el fin de facilitar sus accesos, el Consistorio ha presentado una memoria a la Junta de Castilla y León solicitando la financiación necesaria para que en verano pueda ser una realidad.
Pero antes de disfrutar de estos monumentos de excepción es obligado un paseo por las calles de Ampudia, especialmente por sus soportales, ejemplo de arquitectura castellana. Sus casas de dos alturas reposan sobre rústicos troncos o columnas de piedra desde el siglo XVII. Para que su singular belleza resista el inevitable paso del tiempo, el Ayuntamiento promovió el acondicionamiento de todas estas casas porticadas, cuyas obras se están rematando en estos momentos, aunque con algo de retraso debido a la demora de la empresa encargada de suministrar la piedra. A los propietarios de las viviendas que se ubican sobre estos soportales se les ha subvencionado con un 70% a fondo perdido para que puedan mejorarlas y contribuyan a la conservación de este enclave.

Junto a estos proyectos destinados a mantener el legado artístico de Ampudia, los vecinos demandan mejores servicios. Es el caso de la piscina municipal, en cuya reforma se está trabajando. Se pretende actuar sobre el sistema de tuberías, los filtros y el césped con el deseo de que las obras puedan estar finalizadas a comienzos de verano.

Es obvio que el uso de estas dotaciones requiere de vecinos que las puedan disfrutar. En este sentido, la edificación de nueve viviendas de protección oficial, que en dos meses estarán concluidas, es una de las medidas con la que se espera contribuir a fijar la población. El Ayuntamiento considera que son las mujeres y los niños los que asientan habitantes, además del empleo, en el que el sector hostelero ha experimentado un notable auge con cinco establecimientos de calidad reconocida.
Junto al turismo, destaca el impulso de los parques eólicos, que emplean a una decena de trabajadores que se espera que puedan llegar a 20 ó 30 en los próximos años. Lo negativo de esta industria es su impacto visual. «No es bonito pero de ello se beneficiará todo el pueblo», dice el alcalde.

Devoción esculpida

Orencio Paredes h a tallado una imagen de la Virgen de Alconada de Ampudia

SORAYA DE LAS SÍAS / PALENCIA

La devoción que los vecinos de Ampudia y de otras localidades cercanas de la comarca manifiestan a la Virgen de Alconada no se circunscribe únicamente a la romería que celebran el 8 de septiembre en el santuario mariano. Las muestras de fervor, veneración y fidelidad a la patrona se repiten a lo largo del año. La última ha venido de la mano de la Asociación de Amigos de la Virgen –constituida hace dos años con el fin último de conseguir la declaración de la fiesta como de interés turístico regional–, quien hace tiempo encargó al ampudiano Orencio Paredes, aficionado a la artesanía, una talla de la patrona.

Una figura esculpida en piedra caliza y con pequeñas oquedades que en agosto del 2006 se colocó en una capilla cercana al santuario. Esta ubicación no era precisamente casual, sino que respondía a los avatares de la historia y de una peculiar leyenda que contaba que en ese mismo lugar, en el año 1219, los vecinos comenzaron a construir una ermita a la Virgen, con la sorpresa de que las piedras que apilaban por el día desaparecían por la noche. «Esto era un signo evidente de que ella quería asentar su morada en el Valle de las Fuentes, donde se apareció al pastor Marcos y donde se enclava el actual templo», señala la literatura de entonces, que especifica que durante siglos, en señal de respeto, ese espacio «no fue utilizado en las labores agrícolas, no fue arado ni sembrado».

La nueva capilla y la nueva imagen de la Virgen de Alconada se convierten así en fiel testimonio de la historia religiosa de Ampudia para las generaciones venideras. «Mucha gente se acerca por esa zona a pasear y de detiene a rezar ante la virgen. Algunos se preocupan de su mantenimiento, de que nadie fuerce las verjas ni ocurra nada desagradable. Creo que ha sido una iniciativa que ha gustado a todos», señala Orencio Paredes, que manifiesta que las tareas de creación han sido arduas y laboriosas. «Más si se tiene en cuenta que se trata de una pieza única y que no me dedico al arte de forma profesional, sino que soy un autodidacta que ha ido aprendiendo poco a poco», agrega el autor.

Las manos, especifica, son la parte que más dudas le han acarreado, para lo que ha contado con la ayuda y la paciencia de su mujer, María Regla Romero. «Eran tan finas y pequeñas que me daba miedo trabajar directamente sobre la talla final, así que hice primero varias réplicas en madera y piedra para guiarme mejor», explica Paredes, que reconoce que el trabajo ha merecido la pena, «y es que estoy orgulloso de haber colaborado con el pueblo y de haber servido así a nuestra patrona», concluye Paredes Bodero.

Al socaire del medievo

El castillo y la colección de arte de Eugenio Fontaneda centran el reclamo turístico de la villa

SORAYA DE LAS SÍAS / PALENCIA

Exterior del castillo de Ampudia. / soraya de las sías

Si se realiza una encuesta a los vecinos de Ampudia solicitándoles que enumeren los encantos y reclamos con los que cuenta la localidad para conseguir arañar el paso de viajeros y la mirada curiosa de turistas, probablemente la mayoría coincidiría en señalar la arquitectura religiosa y civil como los principales atractivos, al margen de fiestas o tradiciones, como la romería de la Virgen de Alconada.

Un recorrido por las calles y los soportales y varias conversaciones con los lugareños bastan para confirman la idea. «No hay otro pueblo como Ampudia, que cuente con una colegiata como la de San Miguel, con un museo de arte sacro, con restos de muralla y con un castillo que llama la atención de todo aquel que nos visita», señalan orgullosos los ampudianos.
En efecto, el castillo atrapa la mirada del foráneo. La perfecta silueta que dibuja al socaire y remanso, mientras los rayos del sol pierden fuerza, será sin duda una de las imágenes más bellas de Tierra de Campos. Sin embargo, la historia y el pasar del tiempo han querido que esta estampa no fuera siempre así. En la década de los años cincuenta el castillo se encontraba en un estado avanzado de deterioro, las torres, los adarves y las almenas habían pasado a ser ruinas. Apenas quedaban rescoldos de aquel rincón y testigo de los reinos del medievo, de las órdenes de caballeros y vasallos y de las fatalidades de la magia.

Sin embargo, el empresario palentino Eugenio Fontaneda compró la fortaleza en 1960 y comenzó a restaurarla con la ayuda y respaldo de Bellas Artes, siguiendo la estructura original. Una vez devuelto el esplendor al castillo señorial, Eugenio Fontaneda quiso hacer de sus muros los guardianes perfectos de su amplia colección de arte, que comenzó a reunir en su infancia con dos monedas: dos denarios de Trajano y de César Augusto.

Un acopio de historia que ha llegado hoy en día a bastas dimensiones, en las que se puede recorrer la Edad del Bronce, a través de hachas y puntas de flechas, o la época romana, mediante las cerámicas y los adornos que predominaban en los rituales funerarios. Obras de arte sacro, entre las que destaca un calvario de Juan de Ancheta, una recopilación de armas y aparatos de música y todo un acopio de aperos de la vida castellana son otros de los atractivos de la colección.