La Matilla

Piedra sobre piedra

La Matilla trabaja en la redacción de las normas urbanísticas para facilitar el acceso a la vivienda

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.

Piedras perfectamente colocadas marcan el límite de las fincas en un laberinto de parcelas que rodea el pueblo. Muchas piedras por arriba, en el cara exterior que rodea el pueblo y que son el reflejo de lo que esconde bajo sus pies La Matilla. Cimientos excavados sobre roca y piedra que suponen una complicación más que añadir a la escasez de recursos a la hora de ejecutar cualquier proyecto.
Pero no solo las obras municipales se ralentizan por el arduo y costoso trabajo de picar en la dura superficie. Los proyectos de edificación también encuentran aquí un freno, al que se une la carencia de terrenos municipales urbanizables que cubran la demanda de suelo existente. «Es muy complicado sacar terreno urbanizable, el Ayuntamiento no tiene y, como pasa en muchos pueblos, la gente no quiere vender, si lo hacen, piden mucho. Además no tienen servicios, hay que dárselos y son carísimos, y eso limita el crecimiento. En cuanto no tengas terreno urbanizable, bloquea muchísimo el crecimiento, aunque la gente te solicite parcelas», advierte el alcalde, David García García.

Para intentar saltar este obstáculo, el Ayuntamiento de La Matilla trabaja en la redacción de las normas urbanísticas que permitan contar con parcelas en las que se pueda construir «para que, por lo menos, la gente que se quiere quedar, sean seis, siete o dos, tenga sitio para hacerlo, que no se tengan que ir a otro lugar», comenta el regidor. «Pero es complicado», matiza.

Población estable

Aunque, como muchos otros municipios, las posibilidades de crecimiento son reducidas, David García García confía en que, gracias a las industrias que hay y los proyectos para nuevas instalaciones, la población se pueda mantener, como durante los últimos años en torno a los 115 habitantes. Pero para lograrlo, el regidor tiene claro que los jóvenes dispuestos a asentarse en La Matilla deben contar con facilidades para acceder de forma asequible a la vivienda. Una asignatura en la que el Consistorio del municipio ya está trabajando para poder aprobarla.

Las dificultades para construcción también han limitado la explotación de otras posibilidades de este pueblo, a medio camino entre Sepúlveda y Pedraza, dos localidades turísticas que, de camino entre una y otra, derivan un importante flujo de vehículos por La Matilla. También quienes paran en este cuidado pueblo y con grandes superficies ajardinadas se interesan por parcelas para edificar, pero se encuentran con las mismas dificultades que los vecinos del municipio. «Mucha gente que va a la casa rural dice que es bonito y preguntan por una parcela, pero el problema que hay en La Matilla es que todo el suelo es piedra y cuando vas a hacer una obra te cuesta el triple».

Ese incremento en el coste hace que las obras municipales requieran aún mayor esfuerzo económico. «El freno para la evolución de los pueblos es la falta de dinero», advierte David García García. «Tienes que pedir hasta un préstamo para pagar una obra que te subvencionan», añade el regidor, siempre buscando líneas de financiación para ejecutar los proyectos que, sin olvidar el pasado, lleven a La Matilla hacia el futuro.

Deporte y espectáculo

Las exhibiciones de pelota a mano forman parte del programa de fiestas desde hace años

Isabel Jimeno.

Comenzó a formar parte del programa de las fiestas hace ya bastantes años y desde entonces las exhibiciones de pelota a mano son un cita ineludible a mediados de agosto en la localidad de La Matilla para los amantes de esta modalidad deportiva. Expertos pelotaris hacen las delicias de los aficionados del pueblo y también de los que llegan files a la cita, una de las primeras de este tipo en la zona.

Y además de la exhibición de pelota, también hay otros ingredientes que no pueden faltar en las fiestas mayores de La Matilla, las que en torno al 15 y 16 de agosto se celebran en honor de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque. Los actos religiosos son unas de esas cosas que se mantienen según la tradición y la misa y la procesión no faltan en las dos jornadas festivas. Aunque el grupo de danzas que hace unos años había en la localidad ya no funciona, los bailes no faltan durante el recorrido por las calles de La Matilla.

Y por la noche, más bailes a cargo de las orquestas que se encarga de contratar el Ayuntamiento. Por su parte, la asociación Bini-Bimer se ocupa de organizar otra serie de actuaciones en torno a las fiestas. Al igual que en otras actividades, en las fiestas la colaboración es mutua entre el Consistorio y la agrupación, conocida en el pueblo como la peña.

Integrada por casi el doble de socios que habitantes tiene el municipio, la asociación lleva cerca de veinte años colaborando en hacer más amena la vida de los vecinos, sobre todo en verano, cuando hay más gente en La Matilla.

Las fiestas a mediados de junio en honor de San Antonio y la Virgen del Carmen marcan el comienzo del repunte demográfico en el municipio y el inicio de la mayor parte de las actividades, que tienen su punto álgido en torno a las otras fiestas, las de agosto, en las que se llevan a cabo competiciones deportivas, juegos y actuaciones musicales y teatrales como preludio a los días grandes en La Matilla.

El sonido de siempre

Las danzas durante la procesión son uno de los momentos más esperados de las fiestas de La Matilla

Isabel Jimeno.

El grupo de danzantes de La Matilla durante las fiestas de la localidad. / I. J.

Nuevas actividades hacen que las fiestas sigan vivas, que las tradiciones se adapten a las nuevas costumbres, pero también hay momentos que en los que el paso de los años no ha hecho mella en ellos y continúan siendo tan esperados como cada año en La Matilla.

Como pueblo agrícola, en esta pequeña localidad segoviana de algo más de un centenar de habitantes continúan celebrando San Isidro Labrador y una caldereta hace que el 15 de mayo sea un día diferente al resto del año. Comienza el buen tiempo y con él las fechas importantes para La Matilla.

Hay que esperar de una a otra, pero desde que empiezan en mayo, no dejan de tener un motivo para la celebración hasta mediados de agosto, cuando tienen lugar los días más importantes del año.

Esos días en los que la población se multiplica. Y es que, como otros muchos pueblos ha visto emigrar a sus hijos, estos no dudan en volver cada año para disfrutar con las fiestas de Nuestra Señora y San Roque, en torno al 15 y 16 de agosto. Unos días en los que, también el igual que otras muchas localidades, La Matilla continúa celebrando sus festejos mayores.

La verbena nocturna, los cabezudos y los exitosos partidos de pelota a mano en los que se dan cita importantes pelotaris se cuelan en el programa. En él también hay momentos tradicionales que siguen congregando a vecinos y visitantes como la misa y, sobre todo, la procesión por las calles del pueblo al son de la dulzaina y el tamboril. Las jotas marcan el camino por las calles empedradas que ocultan bajo ellas más rocas sobre las que, con mucho esfuerzo, se levantan las casas de La Matilla.

Atractivo

Ataviados con el traje típico acompañan y danzan durante la procesión. Y es que, aunque el grupo de danzantes de la localidad ya no baila, las jotas siguen siendo una parte importante de las fiestas y un atractivo del que disfrutan los matillanos y los visitantes durante las fiestas grandes de la localidad.

Y entre San Isidro y Nuestra Señora, más motivos de alegría para romper con la monotonía del día a día. A mediados de junio, de forma conjunta, en La Matilla celebran San Antonio y la Virgen del Carmen, por la que sienten especial devoción y en cuyo honor levantaron un templo a finales del siglo XIX